Paco Puche
14/10/2015Némesis, alado equilibrio de la vida,
diosa de oscuros ojos, hija de la Justicia
(…) ¡Tú que quebrantas la soberbia humana
y a los hombres arrojas al Tártaro!
Mesocrates de Creta
Poco se sabe de la magnitud global del mesotelioma.
En particular, de muchos países en desarrollo.
(Aunque) el subdiagnóstico y subrregistro
de mesotelioma es también un problema
importante en los países desarrollados.
Por lo tanto, nuestros valores deben
considerarse como estimaciones conservadoras”
Eun-Kee Park y otros
El amianto empezó a usarse en el mundo de forma industrial a partir de 1900, y entre 1970 y 1990 alcanzó sus valores máximos. En total, en el siglo XX, se han extraído y usado más de 172 millones de toneladas. Pues bien, en 2011, en el relevante trabajo de siete investigadores de Universidades de Japón, Taiwán y Gran Bretaña, con cuya cita abrimos este trabajo (en adelante Park), se parte de la afirmación rotunda de que sabemos muy poco acerca de la magnitud de la tragedia del mesotelioma, cien años después.
Unas notas cualitativas acerca de la Némesis del mesotelioma.
Obviamente, el que durante tanto tiempo se haya podido mantener silenciado el efecto demoler del amianto en el mundo, que aún hoy en día siga sin prohibirse en más de cien países, y de que haya jueces que en sus sentencias todavía “crean” que los animales domésticos pueden ser la causa de un mesotelioma responde a lo que hemos denominado los activistas del amianto como una conseguida “conspiración de silencio”.
Porque aunque desde 1950 ya se conocía la relación casual del amianto y el cáncer de pulmón, y desde 1960 la que hay entre el amianto y el mesotelioma seguimos sin prohibir, sin saber, sin desamiantar, sin hacer justicia a las víctimas, sin preocuparnos.
El mesotelioma, esta rara forma de cáncer causada específica y únicamente por la exposición al amianto es difícil de diagnosticar, tiene muy mal pronóstico, y va en aumento. Además, no guarda relación alguna con el tabaco por lo que no se le puede echar la culpa de producir este cáncer específico, como ha sido el expediente habitual para silenciar el problema.
Pero el mesotelioma ha emergido en esta trágica historia del amianto como una respuesta de Némesis, la diosa que se encarga de castigar la desmesura humana, en este caso empresarial, como la señal inequívoca de que el amianto mata y de que no hay ya forma de seguir mintiendo. Decir mesotelioma, es decir exposición al amianto y solo a ese mineral, y es enfrentarse a los 40 años de la primera exposición a un probable cáncer intratable. Némesis señala con el dedo acusador de la justicia a las pocas multinacionales que se ha lucrado con este asesinato en serie, como ha sido calificada la actuación de uno los magnates de la industria, Stephan Schmidheiny por la justicia italiana.