Ébola. Dossier

Leigh Phillips

The Lancet

24/08/2014


La economía política del Ébola

El Ébola es un problema que no se resolverá, porque no es rentable hacerlo.

La revista The Onion acierta, como siempre, con su "cobertura" del peor brote registrado de Ébola, y el primero en África occidental, que ha infectado ya a 1.779 personas y matado al menos 961. "Según los expertos: para la vacuna del Ébola falta por lo menos que mueran 50 personas blancas" decía su descarado titular del 31 de julio.

Nuestra explicación abreviada es que si las personas infectadas con el Ébola fueran blancos, el problema estaría resuelto. Pero no se menciona el papel del mercado en la negativa de las dos compañías farmacéuticas a invertir en investigación y el estudio de las condiciones sobre el terreno creadas por las políticas neoliberales que agravan e incluso facilitan los brotes.

El racismo es sin duda un factor. Jeremy Farrar, un especialista en enfermedades infecciosas y jefe de la fundación Wellcome Trust, una de las mayores organizaciones benéficas de investigación médica del mundo, declaró al Toronto Star: "Imagínese un territorio como Canadá, Estados Unidos, o Europa, y que 450 personas estén muriendo de fiebre hemorrágica viral. Simplemente sería inaceptable - y es también inaceptable en África Occidental ".

Señaló que se había proporcionado en una situación de emergencia una vacuna experimental desarrollada en Canadá contra el Ébola a un investigador alemán en 2009, después de un accidente de laboratorio. "Movimos cielo y tierra para ayudar a un técnico de laboratorio alemán. ¿Por qué es diferente cuando se trata de África Occidental?"

Pero no se resuelve el problema del Ébola porque no se espera ganar dinero con ello. Es una enfermedad poco rentable.

Han muerto alrededor de 2.400 personas desde que el Ébola fue identificado por primera vez en 1976. Las principales compañías farmacéuticas saben que el mercado de la lucha contra el Ébola es muy pequeño, mientras que los costes de desarrollo del tratamiento siguen siendo significativos. Desde un punto de vista puramente cuantitativo, algunos podrían (tal vez con razón) estar en contra de centrarse demasiado en ésta enfermedad que mata a un número mucho menor que, por ejemplo, la malaria (300.000 muertos desde el comienzo del brote de Ébola) o la tuberculosis (600.000).

Las limitaciones económicas que retrasan el progreso de desarrollo de un tratamiento para el Ébola también explican por qué las compañías farmacéuticas se resisten al desarrollo de un tratamiento para esas enfermedades, así como para muchas otras.

En la última década ha habido un enorme avance en la investigación de terapias para el Ébola, por lo general en el sector público o a cargo de pequeñas empresas de biotecnología con financiación pública significativa, con un abanico de opciones de tratamiento que incluye productos a base de ácido nucleico, terapias con anticuerpos, y una serie de posibles vacunas, cinco de los cuales han protegido con éxito a primates no humanos contra el Ébola.

Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE UU, ha estado diciendo claramente las últimas dos semanas en la prensa que quiere entrevistarle que una vacuna contra el Ébola está al alcance de la mano, si no fuera por la racanería de las empresas farmaceúticas.  

"Hemos estado trabajando en nuestra propia vacuna contra el Ébola, pero nunca pudimos conseguir que ninguna empresa se interesara por ella", dijo a USA Today. "Tenemos un posible vacuna, se la hemos suministrado a monos y va bien, pero las compañías farmacéuticas carecen de incentivo para desarrollar una vacuna contra pequeños brotes cada treinta o cuarenta años. Esa es la verdad”, añadió a Scientific American.

Casi todo el mundo que conoce el tema, dice que el know-how está ahí. Pero los brotes son tan raros y afectan a tan pocas personas relativamente que no es rentable, no vale la pena, a las grandes empresas farmacéuticas.

"Estos brotes afectan a las comunidades más pobres del planeta. Aunque producen una enorme alarma, son eventos relativamente raros" declaró a Vox Daniel Bausch, director del departamento de infecciones emergentes de la Unidad de Investigación Médica Naval Seis (NAMRU-6), un laboratorio de investigación biomédica en Lima, Perú. "Así que si nos fijamos en el interés de las empresas farmacéuticas, no hay gran entusiasmo por desarrollar un medicamento contra el Ébola través de la fase uno, dos, y tres de las pruebas y conseguir una vacuna contra el Ébola que utilizarán tal vez unas pocas decenas de miles o cientos de miles de personas".

John Ashton, presidente de la Facultad de Salud Pública del Reino Unido , escribió un vitriólico artículo en el dominical del Independent denunciando "el escándalo de la falta de voluntad de la industria farmacéutica en invertir en investigación para producir tratamientos y vacunas, algo a lo que se niegan porque el números involucrados es, en sus términos, tan pequeño que no justifica la inversión. Esta es la bancarrota moral de un capitalismo que funciona en ausencia de un marco ético y social".

Esta situación no es exclusiva del Ébola. Durante treinta años, las grandes compañías farmacéuticas se han negado a participar en la investigación de nuevas clases de antibióticos. Debido a este "vacío de descubrimientos", los médicos creen que dentro de veinte años careceremos de medicamentos eficaces contra las infecciones rutinarias. Así que muchas de las técnicas médicas e intervenciones quirúrgicas desarrolladas desde la década de 1940 dependen de contar o no con una protección antimicrobiana eficaz. El aumento en la esperanza media de vida que la humanidad ha experimentado en estos años dependía de muchas cosas, pero sin duda no habría sido posible sin los antibióticos. Antes de su desarrollo, las infecciones bacterianas eran una de las causas más comunes de muerte.

En abril de este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó por primera vez un informe sobre la resistencia a los antibióticos en todo el mundo, concluyendo que estamos ante "niveles alarmantes" de resistencia bacteriana. "Esta grave amenaza ya no es una predicción futura, está ocurriendo ahora mismo en todas las regiones del mundo y tiene el potencial de afectar a cualquier persona, de cualquier edad, en cualquier país", advierte la OMS.

La razón de ello es sencilla, como las propias empresas admiten: simplemente no tiene sentido para las empresas farmacéuticas invertir cerca de $ 870 millones (o 1.800 millones si se tiene en cuenta el costo de capital) en un medicamento aprobado por los reguladores sanitarios cuando sólo lo van a utilizar un número limitado de personas un puñado de veces en su vida cuando sufren una infección, en comparación con la inversión de la misma cantidad en el desarrollo de fármacos muy rentables para enfermedades crónicas, como la diabetes o el cáncer, que los pacientes tienen que tomar todos los días, a menudo por el resto de sus vidas .

Cada año en los EE.UU., de acuerdo con el CDC, unos dos millones de personas sufren infecciones con bacterias resistentes a los antibióticos. 23.000 mueren como resultado.

Vemos una situación idéntica con el desarrollo de vacunas. La gente compra medicamentos para el asma o la insulina, por ejemplo, durante décadas, mientras que las vacunas por lo general requieren sólo una o dos dosis. Desde hace décadas, muchas compañías farmacéuticas han abandonado no sólo la investigación y el desarrollo de vacunas, sino también la producción, hasta el punto de que en 2003 los EE.UU. comenzaron a experimentar escasez de la mayoría de las vacunas infantiles. La situación es tan grave que el CDC mantiene un sitio web público de seguimiento de la escasez de vacunas y retrasos de producción.

Pero al menos con respecto al Ébola, allí donde el mercado se niega a proporcionar la vacuna, el Departamento de Defensa interviene y deja a un lado los principios de libre mercado, en interés de la seguridad nacional.

El virólogo Thomas Geisbert de la facultad de medicina en Galveston de la Universidad de Texas declaró a la revista Scientific American que tiene grandes esperanzas en la vacuna VSV, una de las opciones más prometedoras contra el Ébola:

“Estamos tratando de conseguir los fondos para hacer los estudios en humanos ... pero realmente depende del apoyo financiero para las pequeñas empresas que desarrollan estas vacunas. Los estudios en humanos son caros y requieren una gran cantidad de dólares del gobierno. Con el  Ébola, hay un pequeño mercado global. No es un gran incentivo para que una gran empresa farmacéutica desarrolle una vacuna contra el Ébola y va a requerir financiamiento del gobierno”.

William Sheridan, director médico de BioCryst Pharmaceuticals, que desarrollo la medicina experimental anti-viral BCX4430, describe la difícil situación financiera que enfrenta la investigación y el desarrollo del tratamiento para el Ébola: "Simplemente no interesa a una empresa importante".

Pero para una pequeña empresa como la suya, el gobierno federal respalda la investigación y se ha comprometido a comprar partidas del medicamentos contra el Ébola como una medida preventiva contra el bioterrorismo. BCX4430 es también co-desarrollado con el Instituto del Ejército de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas de EE.UU. (USAMRIID). "Hay un mercado, y el mercado es el gobierno de Estados Unidos", dijo en su entrevista con NPR .

USAMRIID, junto con la Agencia de Salud Pública de Canadá, también está apoyando el desarrollo de ZMAPP, un suero de anticuerpos monoclonales producido por una pequeña empresa de biotecnología con sede en San Diego, MAPP biofarmacéutica, que fue administrado la semana pasada a dos médicos estadounidenses, Kent BRANTLY y Nancy Writebol, que trabajan con el grupo misionero cristiano evangélico La Bolsa del Samaritano.

Ambos habían enfermado en Liberia, mientras trataban a pacientes infectados con el Ébola. La situación de Brantley había deteriorado rápidamente, y se había despedido por teléfono de su esposa. Una hora después de recibir el suero experimental, el estado de Brantley había mejorado, según las informaciones, su respiración y las erupciones mejoraron.

A la mañana siguiente, fue capaz de ducharse por su cuenta, y cuando llegó a los EE.UU. después de ser evacuados de Liberia, fue capaz de bajar de la ambulancia sin asistencia. Writebol también  está "de pie y caminando", después de su llegada a Atlanta desde la capital de Liberia.

Debemos ser extremadamente cautelosos y no sacar conclusiones de esta evolución de ambos casos y afirmar que el suero ha curado a los misioneros. Contamos con un tamaño de muestra de sólo dos casos en este "ensayo clínico", sin grupos comparativos neutrales o de control. El suero no se había probado nunca en seres humanos por razones de seguridad o eficacia. Y como con cualquier enfermedad, un cierto porcentaje de pacientes se recuperan por sí solos. No sabemos si ZMapp fue la causa de la aparente recuperación. No obstante, no es descabellado afirmar que abre grandes esperanzas.

Dos de los anticuerpos de ZMapp fueron originalmente identificados y desarrollados por investigadores del Laboratorio Nacional de Microbiología en Winnipeg y en Defyrus, una compañía de “biodefensa” con sede en Toronto, que tiene financiación del Programa de Seguridad y Vigilancia para la Defensa canadiense. El tercer anticuerpo en el cóctel fue producido por MappBio en colaboración con USAMRIID, los Institutos Nacionales de Salud, y la Agencia para la Reducción de las Amenazas para la Defensa. Las empresas se asociaron después con Kentucky Bioprocessing de Owensboro, una compañía de producción de proteínas que fue adquirida a principios de este año por la empresa matriz de RJ Reynolds Tobacco, para producir medicamentos a partir de plantas de tabaco genéticamente modificadas con los anticuerpos.

Al enterarse del papel del Pentágono y el Ministerio de Defensa de Canadá, algunos han comenzado a elucubrar teorías conspirativas. De hecho, ZMapp parece ser una tormenta perfecta de némesis populares: ¡OGM, las grandes tabacaleras, el Pentágono e inyecciones que se parecen un poco a las vacunas!

Pero la financiación del Departamento de Defensa no debe considerarse solo nefasta. Más bien, es la evidencia de la superioridad del sector público como motor de la innovación.

Sin embargo, no todas las enfermedades no rentables son motivos de preocupación bioterroristas para los militares. ¿Y por qué  puede el sector privado escoger los campos de investigación más rentables y dejar al sector público los demás?

Si la industria farmacéutica es estructuralmente incapaz de producir aquellos productos que son requeridos por la sociedad, a causa de su imperiosa necesidad de beneficios, y el sector público (en este caso bajo la apariencia de los militares) siempre tiene que rellenar los huecos dejados por estos fallos del mercado, el sector debería ser nacionalizado, permitiendo que los ingresos procedentes de los tratamientos rentables se destinaran a subvencionar la investigación, el desarrollo y la producción de tratamientos no rentables.

De esa manera, ya no tendríamos que discutir incluso si la prevención de la malaria, el sarampión, la poliomielitis deben ser o no prioritarias; podríamos luchar a la vez contra las enfermedades más conocidas y contra las más raras. No hay garantía de que al abrir el grifo de la financiación pública se consigan de inmediato éxitos, pero por el momento, las compañías farmacéuticas privadas ni lo intentan.

Esto es precisamente a lo que se refieren los socialistas cuando hablan de que el capitalismo se convierte en un obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas. Nuestra preocupación no es simplemente que la negativa de las grandes farmacéuticas a investigar tratamientos, vacunas para enfermedades tropicales desatendidas y antibióticos de I + D es grotescamente inmoral o injusta, sino que la producción de un cuerno de la abundancia potencial de nuevos bienes y servicios que de otra forma podrían beneficiar a nuestra especie y expandir el reino de la libertad humana se bloquea debido al letargo del libre mercado y su escasa ambición.

Volcarse en una vacuna o medicamento es importante. Pero hacerlo sin prestar atención también al deterioro de la salud pública y la infraestructura en general en toda África Occidental, y las condiciones económicas generales que contribuyen a aumentar la probabilidad de brotes de enfermedades zoonóticas, como el Ébola, es lo mismo que sacar el agua con un cubo de un barco agujereado que se hunde.

El filogeógrafo y ecologista Rob Wallace ha descrito bien cómo las políticas neoliberales han creado las condiciones ideales para la epidemia. Guinea, Liberia y Sierra Leona son algunos de los países más pobres del planeta, ocupando el número 178, 174, y 177 de los 187 países en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU.

Si se produjera un brote de este tipo en los países del norte de Europa, por ejemplo, algunos de los cuales cuentan con la mejor infraestructura de salud del mundo, probablemente la situación estaría bajo control.

No es simplemente la falta de hospitales de campaña, de prácticas higiénicas apropiadas en los hospitales existentes, la ausencia de unidades de aislamiento estándar y el número limitado de profesionales de la salud altamente capacitados que son capaces de localizar a cada persona que pueda haber estado expuesta y aislarlos. Y que un mejor apoyo intensivo es una condición crucial de mejores resultados, sea cual sea el tratamiento disponible. La propagación de la enfermedad también se ha visto agravada por la crisis de las estructuras gubernamentales básicas, que de otro modo serían capaces de restringir el movimiento de manera más amplia, gestionar las dificultades logísticas, y coordinarse con otros gobiernos.

El epidemiólogo y especialista en enfermedades infecciosas Daniel Bausch, que trabajó en tareas de investigación cerca del epicentro del brote actual, describe en un documento publicado en julio en la revista de la Biblioteca Pública de la Ciencia Neglected Tropical Diseases cómo fue "testigo de este desarrollo; en cada viaje de vuelta a Guinea, en cada largo viaje desde Conakry a la región de la selva, la infraestructura parecía deteriorarse cada vez más: la carretera pavimentada era peor, los servicios públicos se recortaban, los precios aumentaban, los bosques se reducían y aclaraban".

Wallace señala que, como en muchos otros países, los gobiernos occidentales y las instituciones financieras internacionales han alentado y aplicado programas de ajuste estructural que exigen la privatización y el recorte de los servicios públicos, la eliminación de aranceles, mientras que los agronegocios del Norte sigue siendo subsidiados y se imponen cultivos para la exportación a costa de la autosuficiencia alimentaria. Todo ello conduce a la pobreza y el hambre, y, a su vez, a la competencia entre los cultivos alimentarios y los de exportación por el capital, la tierra y los insumos agrícolas, lo que conduce a una mayor concentración de la propiedad de la tierra, en particular de las empresas extranjeras, que limita el acceso de los pequeños agricultores a tierra.

El Ébola es una enfermedad zoonótica, es decir, una enfermedad transmitida de animales a humanos (o viceversa). Alrededor del 61% de las infecciones humanas a largo de la historia han sido zoonóticas, como la gripe, el cólera o el VIH.

El principal factor en el crecimiento en nuevos patógenos zoonóticos es el aumento del contacto entre los humanos y la vida silvestre, a menudo por la expansión de la actividad humana en zonas virgenes. Como el ajuste estructural neoliberal expulsa a la gente de la tierra, sin ofrecer además oportunidades de empleo urbano, Wallace señala que estos campesinos sin tierra penetran cada vez más "en el bosque para ampliar las zonas cultivables, así como las especies animales cazables, o para encontrar madera para hacer carbón y más profundamente en las minas para extraer minerales, aumentando su riesgo de exposición al virus del Ébola y otros patógenos zoonóticos en estos lugares remotos".

Como Bausch señala: "Los factores biológicos y ecológicos pueden conducir a la importación del virus desde la selva, pero es evidente que el paisaje sociopolítico dicta donde se desarrolla: si acaba siendo un caso aislado o dos o un brote grande y sostenido".

Estos resultados son el efecto predecible del desarrollo desordenado, peligroso y no planificado de zonas que se sabe que son el origen de contagios zoonóticos, y sin el tipo de apoyo de infraestructuras y el ethos igualitario que permitió, por ejemplo, la eliminación de la malaria en el sur de EE UU después de la Segunda Guerra Mundial por el CDC en una de sus primeras misiones.

Durante estos últimos meses, el peor brote de Ébola en la historia ha puesto de manifiesto la bancarrota moral de nuestro modelo de desarrollo farmacéutico. La lucha por un sistema de sanidad público en Estados Unidos y la lucha paralela contra la privatización de la sanidad en el resto de Occidente han sido siempre sólo la mitad de la batalla. El objetivo de estas campañas solo podrá realmente alcanzarse cuando se organice una nueva campaña: la reconstrucción de la industria farmacéutica internacional como un servicio del sector público, y revertir las políticas neoliberales que socavan indirectamente la sanidad pública.

Podríamos aprender de los grupos de activistas contra el VIH / SIDA de finales de los 80 / principios de los 90, como ACT UP y el Grupo de Acción para el Tratamiento, y, en la década del 2000, Treatment Action Campaign de Sudáfrica, que combinaba la acción directa y la desobediencia civil contra las empresas y los políticos con un conocimiento científico riguroso de la enfermedad.

Pero esta vez, necesitamos una campaña, más amplia, que abarque no sólo una enfermedad, sino la panoplia de los fallos del mercado en el desarrollo de vacunas, el “vacío de descubrimiento” de antibióticos, las enfermedades tropicales desatendidas, y todas las enfermedades ligadas a la pobreza. Necesitamos un activismo basado en la ciencia que tenga la ambición a largo plazo, pero alcanzable, de la conquista democrática de la industria farmacéutica.

Necesitamos una campaña así para destruir las enfermedades no rentables.

Leigh Phillips es un periodista y escritor de divulgación científica que colabora con Nature, Guardian, Scientific American y el Daily Telegraph.

https://www.jacobinmag.com/2014/08/the-political-economy-of-ebola/

Ébola: un fracaso de la acción colectiva internacional

Cuando un niño de 2 años de edad enfermó el 6 de diciembre de 2013 en la región Guéckédou de Guinea, nadie sabía que su enfermedad marcaba el inicio del mayor y más complejo brote de Ébola que el mundo haya visto jamás. A mediados de agosto se han registrado 2.240 casos y 1.229 muertes en Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona. Pero la OMS cree que estas cifras pueden ser muy inferiores a las reales, ya que el número de muertes e infectados aumenta rápidamente en Liberia y Sierra Leona. El 8 de agosto, después de una reunión de dos días del Comité Internacional de Regulación Sanitaria de Emergencia, la OMS declaró el brote una "emergencia de salud pública de importancia internacional". No se debe a que el brote tenga potencial pandémico. No lo tiene. Si el Ébola llega a países de ingresos altos y medianos, se contendrá rápidamente. La OMS declaró la emergencia para intensificar la respuesta nacional, regional, e internacional en el epicentro del brote en África Occidental, reconociendo que constituye un "acontecimiento extraordinario".

Sigue siendo difícil controlar el brote. Los trabajadores sanitarios se enfrentan a numerosos problemas de una magnitud a la que no han tenido que hacer frente cuando luchaban contra el Ébola en el pasado en África central y oriental. Ello implica sistemas sanitarios increíblemente débiles, con poco personal, equipos escasos y pobres instalaciones, lo que hace la vigilancia de la enfermedad, el aislamiento y la atención de apoyo prácticamente imposibles sin ayuda externa. Los altos niveles de temor y desconfianza ante la enfermedad y los profesionales sanitarios también ha provocado la huida de los pacientes de los hospitales y que las comunidades escondan a los enfermos. Además, la circulación transfronteriza entre los tres principales países afectados ha facilitado la propagación en una enorme extensión. Todos estos factores han hecho el seguimiento efectivo de los contactos, que es crucial para la contención, extremadamente difícil, especialmente en las zonas remotas y rurales.

Aunque la OMS dirige ahora la respuesta internacional a la crisis, ha reaccionado inicialmente con lentitud a la hora de intervenir al fuerte nivel que se necesitaba. Su preocupación no coincide con la de otro jugador importante en este brote: Médicos Sin Fronteras (MSF). El 24 de junio, MSF declaró que el brote estaba "fuera de control", que sus equipos habían alcanzado el límite de lo que podían hacer, y pidió un despliegue masivo de recursos para la región. La OMS tardó en lanzar su plan de respuesta conjunta hasta el 31 de julio, haciendo un llamamiento a los donantes de US $ 71 millones y el despliegue de varios cientos de técnicos sanitarios en el oeste de África. Pero la OMS no es la única culpable de no haber actuado rápidamente. Los estados miembros y los donantes son responsables también. La OMS ha experimentado severos recortes presupuestarios en los últimos años. Su presupuesto para responder a las crisis y los brotes se redujo en un 50% desde 2012-13 ($ 469 millones) a 2014-15 ($ 228  millones). La crisis muestra la importancia de mantener niveles suficientes de financiación multilateral para la OMS, el único organismo internacional capaz de coordinar la respuesta a una crisis de salud de dimensiones globales.

Hay otras lecciones de este brote, incluyendo la necesidad de una mayor inversión en el fortalecimiento del sistema de salud. Los sistemas sanitarios frágiles son incapaces de responder cuando surge una situación de emergencia repentina y rápida. Las experiencias de las comunidades del pobre funcionamiento de los sistemas sanitarios también podría explicar parte de su desconfianza durante esta crisis. El Banco Mundial ha comprometido $ 200 millones de dólares para hacer frente al brote y reforzar los sistemas sanitarios en África Occidental, pero se necesitan más inversiones de otras fuentes para desarrollar sistemas sanitarios suficientemente fuertes en la región.

No existe vacuna ni cura para el Ébola. Este brote ha impulsado el interés en los tratamientos en desarrollo. Los Institutos Nacionales de Salud de EE UU están preparando lo más rápido que pueden la fase de ensayos en humanos de una vacuna experimental. La semana pasada, un comité de ética de la OMS decidió que se podían utilizar medicamentos no probados en este brote. Sin embargo, como se ha comentado, probablemente existiría hoy una vacuna si el Ébola afectase a un gran número de personas en los países de altos ingresos, de manera que la investigación y el desarrollo de tratamientos fuesen financieramente atractivos para las empresas: una situación que John Ashton, presidente de la Escuela de Salud Pública del Reino Unido, ha descrito como "la bancarrota moral del funcionamiento del capitalismo en ausencia de un marco ético y social".

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE UU estiman que el brote va a durar por lo menos otros 3-6 meses. El 15 de agosto, MSF, que cuenta con cerca de 700 trabajadores sanitarios sobre el terreno, ha calificado el esfuerzo internacional para contener el brote de "peligrosamente inadecuado"; sigue siendo necesaria la movilización inmediata y masiva de recursos humanos y técnicos para la región, no sólo para hacer frente a la epidemia, sino también para reconstruir los sistemas de salud que están colapsando. La comunidad internacional debe mostrar su compromiso colectivo y la solidaridad mundial que han estado ausentes en el inicio de este brote para acabar con él. Si no lo hace, permitirá que se produzca un desastre sin precedentes en África Occidental.

Para la recolección sobre el Ébola de Lancet ver http://www.thelancet-ebola.com/

The Lancet es una reconocida revista médica publicada en el Reino Unido.

http://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(14)61377-5/fulltext?elsca1=&elsca2=email&elsca3=

Traducciónes para www.sinpermiso.info: Gustavo Buster


Fuente:
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