Carta abierta a los funcionarios de inteligencia tras el caso Snowden

AAVV

15/12/2013

 

Algunos de los más relevantes “filtrasecretos” (los llamados whistleblowers) de las agencias de inteligencia angloamericanas se dirigen a sus antiguos colegas todavía en activo para incitarles a seguir su conciencia y revelar las ilegalidades de las que puedan ser testigos.    

Después por lo menos de acontecido septiembre de 2001, los gobiernos occidentales y las agencias de inteligencia se han esforzado denodadamente por ampliar la envergadura de su propio poder, a la vez que erosionaban la privacidad, las libertades civiles y el control público de las medidas políticas. Ha resultado que lo que solían considerarse fantasías paranoides, orwellianas, propias de chalados, no son, ahora que sabemos de Snowden, ni la mitad de la historia.   

Lo que resulta verdaderamente notable es que se nos lleva avisando durante años de que estas cosas seguían adelante: la vigilancia al por mayor de poblaciones enteras, la militarización de la Red, el fin de la intimidad. Todo se hace en nombre de la "seguridad nacional", que se ha convertido más o menos en un mantra para vallar el debate y asegurarse de que los gobiernos no sean llamados a capítulo – que no puedan ser llamados a capitulo –, pues todo se hace a obscuras. Leyes secretas, secretas interpretaciones de leyes secretas por parte de tribunales secretos sin supervisión parlamentaria alguna.

En líneas generales, los medios de información le han prestado a esto escasa atención, aun cuando había cada vez más filtrasecretos, gente valerosa y con principios, que daban un paso al frente. La persecución sin precedentes de quienes cuentan la verdad, iniciada por la administración de Bush y gravemente acelerada por la administración de Obama, ha sido en su mayor parte ignorada, mientras se incrimina a un número sin parangón de gente bien intencionada con graves acusaciones por permitir tan solo que sus conciudadanos sepan lo que está pasando.

Una de las amargas ironías de nuestra época es que mientras que John Kiriakou (ex-agente de la CIA) está en la cárcel por haber levantado la liebre sobre la tortura norteamericana, los torturadores y quienes les incitaron andan sueltos.   

De modo semejante, Chelsea (nacido Bradley) Manning, fuente de WikiLeaks, fue imputado – entre otros delitos graves – de auxilio al enemigo (léase: a la opinión pública). Manning fue condenado a 35 años de cárcel, mientras que quienes planificaron la ilegal y desastrosa guerra de Irak en 2003 todavía reciben tratamiento de dignatarios.

Numerosos ex-funcionarios de la NSA [Agencia Nacional de Seguridad] han dado un paso adelante en la última década, revelando un monumental engaño, ingentes ilegalidades y abusos de poder en la mencionada agencia, y entre ellos están Thomas Drake, William Binney y Kirk Wiebe. La respuesta consistió en un 100% de persecución y un 0%  de rendición de cuentas por parte tanto de la NSA como del resto del estamento gubernamental. Filtrar los secretos de las facciones de poder no es cosa divertida de hacer, pero pese al pobre historial de los medios occidentales, los filtrasecretos siguen siendo la última vía abierta a la verdad, al debate equilibrado y al sostenimiento de la democracia, ese frágil constructo al que se dice que Winston Churchill llamó "la peor forma de gobierno, con excepción de todas las demás".

Desde el verano de de 2013, la opinión pública ha sido testigo de un giro en el debate sobre estos asuntos. Eso se explica por una persona valerosa: Edward Snowden. No sólo destapó la retahila de abusos perpetrados por el gobierno sino que se aseguró de proporcionar un alud de documentos que lo demostraban a unos cuantos periodistas dignos de confianza. Todavía se escucha el eco de sus acciones por todo el mundo…y aún quedan muchas revelaciones por hacer.

Por cada Daniel Ellsberg, Drake, Binney, Katharine Gun, Manning o Snowden, hay miles de funcionarios públicos que van todos los días a a su trabajo de espiar a todo el mundo y servir información cocinada o inventada a la opinión pública y los parlamentos, destruyendo todo aquello por lo que, como sociedad, aspiramos a preocuparnos.

Algunos de ellos pueden sentirse bien dispuestos respecto a lo que hacen, pero muchos de ellos son bien capaces de escuchar a su Pepito Grillo interior por encima de las voces de sus líderes y políticos deshonestos, y las de la gente cuyas comunicaciones íntimas pinchan.

Ocultos en oficinas de diversos departamentos del Estado, agencias de inteligencia, cuerpos de policía y fuerzas armadas hay docenas y docenas de personas que se sienten muy trastornadas por eso en lo que se están convirtiendo nuestras sociedades: como mínimo, en tiranías en potencia.

Tú eres uno de ellos.

Y piensas que:

● Minar la democracia y erosionar las libertades civiles no es lo que pone explícitamente en tu contrato laboral

● Te has criado en una sociedad democrática y quieres que lo siga siendo 


● Te enseñaron a respetar el derecho de la gente corriente a tener vida privada  


● Lo cierto es que no quieres un sistema institucionalizado de vigilancia estratégica que dejara a la temida Stasi verde de envidia, ¿verdad?

Con todo, ¿por qué tomarse la molestia? ¿Qué puede hacer una persona? Pues bien, Edward Snowden os mostró lo que puede hacer una sola persona. Si sobresale como filtrasecretos se debeo tanto a la gravedad de los delitos y malas prácticas que ha divulgado a la opinión pública como al volumen en sí de pruebas que nos ha dejado hasta ahora…y aún queda. Pero Snowden no tendría que haber destacado él sólo, y las suyas no deberían ser las únicas revelaciones.  

Podéis ser parte de la solución; proporcionar a periodistas de confianza, bien de  medios a la antigua (como este diario), o de medios nuevos (como WikiLeaks) documentos que prueben que donde trabajáis se están llevando a cabo actividades ilegales, inmorales, despilfarradoras.  

Las cifras HACEN la fuerza. No seréis los primeros – ni los últimos – en seguir vuestra conciencia y permitirnos que sepamos lo que se hace en nuestro nombre. La verdad se abre paso y no se puede detenerla. Los políticos deshonestos habrán de rendir cuentas. Está en vuestras manos quedar del lado bueno de la historia y acelerar el proceso.

El valor es contagioso.

Nota del t.:

[1] John Kiriakou, antiguo analista de la CIA, para la que trabajó entre 1990 y 2004, entre otros puestos como jefe de contraterrorismo en Pakistán. En una entrevista realizada en 2009 se convirtió en el primer funcionario gubernamental en confirmar el uso de la tortura por ahogamiento simulado (waterboarding) en los sospechosos de pertenecer a Al Qaeda. Entre 2009 y 2011 fue investigador del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. En 2012 fue acusado de filtrar información clasificada a varios periodistas, por lo que fue condenado a 30 meses de cárcel, pena que cumple actualmente en el penal de Loretto, en el estado de Pensilvania.     

Peter Kofod, músico danés, participó en las acciones de escudos humanos durante la guerra de Irak en 2003.  
Thomas Drake, ex-funcionario de la NSA norteamericana, reveló en 2006 al diario The Baltimore Sun informaciones sobre el disfuncional Trailblazer Project de recogida de información de la NSA. Fue procesado en 2010 de acuerdo con la Ley de Espionaje (Espionage Act), pero el caso fue desestimado.  Daniel Ellsberg, legendario activista de derechos civiles, se hizo célebre por haber filtrado en 1971 al New York Times los llamados Papeles del Pentágono, que revelaban la envergadura de la implicación de los Estados Unidos en Vietnam. Doctor en Economía por Harvard, es también conocido por la denominada “paradoja de Ellsberg” en el ámbito del a teoría matemática de la decisión. Katharine Gun trabajó como especialista en chino mandarín para el GCHQ, el centro de control y espionaje de comunicaciones británico. Filtró un correo electrónico sobre los planes norteamericanos para espiar a las Naciones Unidas y fue acusada por ello de acuerdo con la Ley de Secretos Oficiales (Official Secrets Act). Jesselyn Radack, exfuncionaria del Departamento de Justicia norteamericano, es directora de la sección de seguridad nacional y derechos humanos del Government Accountability Project [proyecto de vigilancia de la transparencia y responsabilidades del Estado], organización que representa a los filtrasecretos. Ray McGovern, activista político y antiguo analista de la CIA entre 1963 y 1990. Recibió la Medalla de Distinción de Inteligencia que devolvió en 2006 en protesta por el uso de la tortura por parte de la CIA.  Coleen Rowley, agente del FBI retirada, testificó ante la comisión investigadora del 11 de septiembre acerca del tratamiento erróneo dado por el FBI a la información sobre los atentados.

 

Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón

 

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Fuente:
The Guardian, 11 de diciembre de 2013

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