Luciana Castellina
14/04/2019
El domingo, en el teatro Quirino de Roma, se presentará la lista «La sinistra», que lleva la insignia de los grupos parlamentarios europeos Gue/Ngl e Izquierda Europea. En resumen, la Izquierda europea, la que hace cinco años en Italia se vistió con la «marca» de la Otra Europa de Tsipras, que superó la barrera del 4% al elegir a tres eurodiputados, y que representó la única oposición de izquierda a la gran coalición de PSE y PPE. Entre las promotoras, Sinistra italiana, Refundación comunista, Transform y La otra Europa; entre las candidatas, también la perenne Luciana Castellina, que decidió aceptar la invitación de Alexis Tsipras para estar en la lista de Syriza por Grecia.
La entrevista la realizó Riccardo Chiari.
Luciana Castellina, ¿puede explicar la génesis de esta candidatura a las elecciones europeas de mayo?
Ayer me llamaron por teléfono y me dijeron que una gran mayoría de Syriza había decidido invitarme como una personalidad relevante en la izquierda continental. También es una candidatura de solidaridad con Tsipras, quien en estos años no pudo hacer más de lo que ha hecho por su país, al que estoy muy apegada.
Sí, Grecia para ti siempre ha significado mucho.
Sí, tengo una relación profunda con Grecia desde principios de la década de los sesenta, cuando trabajé en Paese Sera. Luego volví de la mano de Rinascita, y en 1967, cuando se produjo el golpe de estado de los coroneles, también fui arrestada. Inmediatamente después del golpe, el partido comunista griego se dividió, incluso antes que nosotros con lo del manifesto, también hubo una parte del partido que rompió sus lazos con Moscú. Fue el comienzo de un viaje que, con el paso de los años, llevó al nacimiento de Syriza. Puedes comprender cuan ligada me siento a esta experiencia.
Desde entonces tus viajes a este país han sido frecuentes.
Piensa que años más tarde volví, con un subterfugio, cuando el rey Constantino intentó a su vez un golpe de estado. Al principio había apoyado a los coroneles, luego se dio cuenta de que había cometido un grave error así que intentó volver al poder. En esa ocasión volví a Atenas y, desde que me expulsaron en el 67, volví como Luciana Reichlin. Pero solo para descubrir que el contragolpe había fallado y que el rey estaba protegido en Roma. En ese momento fui expulsada una vez más. Pero desde entonces la relación con los griegos se ha ido convirtiendo en algo verdaderamente especial.
Así que es una relación que lleva durando décadas.
Mira, estos días estoy en Lecce, en el Festival de Cine Europeo. Pero para Semana Santa vuelvo a Atenas, decidieron darme un premio por lo que hice en los años ochenta, cuando era coordinadora europea del Movimiento por el Desarme, un gran movimiento que luchó contra las instalaciones de misiles. Aquí en Italia estaban en Comiso, y muchos italianos todavía recuerdan cuántas manifestaciones se organizaron para no permitir que se mantuviera. Pero había otras bases de misiles en toda Europa, y por supuesto también en Grecia. Fueron las primeras batallas civiles de ámbito continental, para recordarlas se ha organizado una gran conferencia internacional. Me invitaron y me darán este premio; no hace falta decir que estoy orgullosa de ello. También será la mejor manera de abrir la campaña electoral.
¿Una campaña electoral que deberás afrontar en ambos frentes?
Por supuesto, no haré campaña solo en Grecia, sino también aquí en Italia. No será fácil, incluso aunque la mía sea una candidatura simbólica, habrá mucho trabajo por hacer. Pero, te repito, nunca podría haber dicho que no. Durante cincuenta años he estado yendo y viniendo de Grecia, y con Tsipras se ha creado una relación especial. En estos años ha sido atacado tanto, incluso por ese inconsciente de Varoufakis, pero a fin de cuentas ha sido un estadista en el mejor sentido de la palabra, y ha hecho mucho por su pueblo y por toda la izquierda continental.