Cataluña: memoria antídoto

David Fernàndez

06/10/2019


Ya saben donde hemos aprendido -antología del montaje de ficción- a no creer la primera versión oficial.

 

"Primero se inventaron la figura del terrorista desarmado
y acabarán inventándose la del terrorista pacífico"

August Gil Matamala


La frase la pronunció el admirado August 2009 -August escuela, August dignidad, August refugio-. Nos remitía al penúltimo macrojuicio político, el sumario 18/98, contra la izquierda abertzale civil. Fueron 18 meses de vista oral, en medio del asombro de unos observadores internacionales que remacharon: "Creíamos que veníamos a un juicio sin pruebas y nos hemos encontrado con un juicio sin delito". La cosa, pues, viene de lejos. Y va para largo. En 2009, el relator especial de la ONU para la garantía de los derechos humanos en la lucha contra el terrorismo, Martin Scheinin, reportaba sobre el Reino de España: "Una pendiente deslizante;  se ensancha cada vez más y, al final, introducen delitos que no tienen relación con el terrorismo". Hace dos lunes nos deslizábamos por esta pendiente sin fin y comprobábamos como se estiran interesadamente -razón de estado- determinados chicles. El lunes 23 volvió a ser un día gris en que llovía la memoria. Puertas reventada de hoy que nos llevaban a puertas reventada de ayer, quien sabe si a las de mañana. Memoria antídoto contra los legisladores del olvido, del silencio y del garrote; cuando sabemos ya más por viejos que por diablos. Memoria herida. Memoria cicatriz también.

Un día de 1997, de madrugada, pudimos escuchar en Catalunya Radio: "Desarticulada Acción Radical Catalana". Nadie había oído hablar nunca de esas siglas. Tiempo después -siempre tiempo después, este es el fraude concreto- lo entendimos: no habíamos oído nunca el nombre porque nunca había existido. El bautizo y la invención se hicieron en comisaría -déjà-vu invariable-: en la Vía Laietana. Y sus fundadores eran dos agentes de policía camuflados, a quien nunca detuvieron por asociación ilícita. Está todo documentado, impunidad incluida. Lo pueden leer en Quan els malsons esdevenen realitat (Cuando las pesadillas se convierten realidad), de David Bassa. Pesadillas otra vez, sobra decirlo. Un día, ya del 2002, bajo la dictablanda de García-Valdecasas y cuando perdíamos inocencia en cada colada, nos levantamos con idénticos titulares espectaculares: "EBAN, por sus siglas catalanas: Comando Barcelonés de Liberación Nacional". Volvía a ser una fantasía policial criminal y el acta fundacional se firmó, de nuevo, en un despacho policial de la Vía Laietana. No hubo ni juicio para tres jóvenes gracienses que estuvieron 1.050 días bajo una petición de 10 años de prisión por terrorismo. Hay cosas que no cambian -los gobiernos sí, la policía no, como diría Costa-Gavras-: el inspector que escribía literatura policial entonces es el mismo -ahora ascendido- que hace tres años ofrecía dinero, como candidato a confidente, a un militante libertario. Pueden ver incluso las imágenes y el audio de las reuniones. Lo documentó la 'Directa'.

Un día, en 2007, también nos levantamos con Núria Pòrtulas presentada mundialmente como terrorista anarquista. Estuvo cuatro meses encarcelada. El día de la detención, un portavoz ecosocialista de Interior dijo en caliente en la radio: "Vaya a saber qué había allí [...]. ¿Qué hubiera pasado si hubieran puesto un artefacto explosivo?" ¿"Vete a saber"? El Supremo aclaró que no tenía nada -y también aclaró, de paso, que quien tampoco tenía nada, excepto mentiras, era el portavoz de Interior-. Poco después -operación Pandora (10 detenidos en el 2014), operación Piñata (38 detenidos en 2015) - nos presentaron en sociedad los terroristas GAC: todas las causas fueron sobreseídas. De acuerdo. Al Nahuel -16 meses preso- lo acabaron procesando y absolviendo por enaltecimiento del terrorismo por haber piara: "Goku vive, la lucha sigue". Goku, sí, han leído bien. Dragon Ball. Y más aún: las detenciones de los 11 del Raval en 2008 - "mejor por exceso que por defecto", dijo el consejero de Interior- como síntoma y enfermedad. Y una portada alarmante del todo: "19-G", como sinónimo de 11-S o 11-M, en un hipotético atentado en el metro de Barcelona. Siete años después, el diario que infló la bola reconocía la acusación falsa: la editorial responsabilizaba todos menos a ellos. Curioso. ¿Dónde radica el problema? En la distancia entre quince días y seis años. Porque en febrero de 2008 en El Periódico sólo debían leer The Guardian, dos semanas después de las detenciones, para entender el tinglado: "«Terrorist» group who turned out to be the president's men". "El grupo" terrorista "que acabaron siendo hombres del presidente [Musharraf]": Scotland Yard y el Foreign Office concluyendo que toda la información era ridícula. Daría risa si no hiciera llorar, porque once personas inocentes estuvieron encarceladas seis años, a pesar de que la mentira se había desvanecido 2.175 días antes. En 2005 Juan José Millás ya había escrito lúcidamente: "Hay una solución y es calificar de terrorista la definición de terrorista". Tal cual.

Memoria de ayer, por favor. ¿O no nos detuvieron a Tamara "por terrorismo" hace nada y se la llevaron a la Audiencia Nacional y ahora todo ha decaído en desórdenes en un juzgado ordinario, mientras Adrià Carrasco continúa en el exilio? Ahora ya saben donde hemos aprendido -antología del montaje de ficción- a no creer la primera versión de los oficiales del oficio de mentir. Un día, tan cercano como el 22 de septiembre pasado, Carmen Calvo, vicepresidenta de todo un gobierno, tuvo la vergüenza humillante y dolorosa de afirmar -obligatorio pedir su dimisión- que la Transición se produjo "sin un solo roce de violencia, excepto ETA". Es decir, que hizo desaparecer -doble muerte- los muertos de Atocha, los obreros de Gasteiz, Javier Verdejo, Miquel Grau y Yolanda González. 188 asesinados desvanecidos por la ley del olvido gubernamental. Inventar violencias ajenas y esconder violencias propias -ya hay más de 100 policías imputados por la violencia del 1-O- es un clásico, al que nadie es inmune. Como ninguna idea es inmune -atención- al peligro de terminar acosando periodistas cuando trabajan.

Un periodista navarro -¡milagro, milagro! -, un escritor sevillano -rompamos tópicos estúpidos- y un centro catalán de defensa de los derechos humanos -a quien no agradecemos lo suficiente la tarea- han hecho la mejor síntesis. Arturo Puente: "La situación hoy en Cataluña es que hay 16 personas encarceladas en dos casos diferentes, todas ellas por delitos que conllevan la violencia más grave que se puede cometer. Pero cero víctimas, cero atentados y cero armas". Isaac Rosa: "Es probable que en unos meses las operaciones de la Guardia Civil y la Audiencia Nacional queden en poco o en nada (sobran precedentes). Pero el objetivo ya está logrado: titulares como «terrorismo» e «independentismo» en la misma frase. Marco fijado, que luego no hay quien desclave". Centre Irídia: "Había un guión preestablecido. Lo de estos días tiene más que ver con una operación política y mediática que no con el derecho. Implica la construcción del enemigo y la degradación del derecho". Fin de las citas.

Acrónimos desconocidos de terrorismos inexistentes. ¿ERT? ¿Equipo de Respuesta Táctica? No lo puedo saber, en la trampa habitual de que todo está bajo secreto de sumario, reventado por aquellos que la han de preservar escrupulosamente mientras banalizan el terrorismo. Sí sé, sin embargo, que el único equipo de respuesta táctica organizado que conozco es el dispositivo de estado, represivo y demofòbico, de cara a contener la respuesta civil, masiva y solidaria contra la sentencia que nos caerá pronto. No conozco ningún otro más: reuniones, briefings, diseños, presupuesto, comandos de madrugada, helicópteros, relatos hiperbólicos y ficciones que derivan en realidades encarceladas. Puede ser, en definitiva y en pie de paz, que sí que seamos culpables: de no ser inocentes. Y de no creer más en la mentira hecha gobierno.

periodista y activista social.
Fuente:
https://www.ara.cat/opinio/David-Fernandez-Memoria-antidot_0_2319368187.html
Traducción:
Roger Tallaferro

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