China en la economía y en la política mundiales. Entrevista

Gilbert Achcar

30/08/2005

La revista electrónica  holandesa grenzenloos.org entrevistó hace unos días a Gilbert Achcar, un crítico de "las ilusiones de quienes creen que China acabará siendo 'una nueva URSS' en un mundo renovadamente bipolar".

¿Qué piensas de las previsiones, de acuerdo con las cuales China se convertirá en unas décadas en una superpotencia, capaz de desafiar a los EEUU a escala planetaria?

Esos pronósticos se basan habitualmente en las actuales tasas de crecimiento chinas, pero no es nada seguro que China pueda seguir manteniendo esas tasas durante varias décadas, por no decir nada respecto de la improbable estabilidad social del estado chino en una época en que las crecientes desigualdades allí registradas habrán de acabar produciendo cada vez más tensiones políticas. Se ensancha, además, el hiato entre los gastos militares de los EEUU y los de China; aumenta año tras año, en vez de reducirse. Los EEUU gastan más que todo  el resto del mundo junto, y miran con ojo avizor a todos sus potenciales rivales, China entre ellos, a fin de mantener su posición dominante. Pronósticos como los que tú mencionas sirven ahora mismo sólo para que Washington y el Pentágono justifiquen el gigantesco presupuesto militar de los EEUU. La verdad es que, hoy por hoy, hay una sola "superpotencia" (con numerosos estados vasallos), que son los EEUU, los cuales siguen un curso agresivamente imperialista dañino para el conjunto de la humanidad.

¿Qué significa la integración de China en la economía capitalista global?

Hay varios aspectos. Mencionare sólo algunos especialmente importantes: cuanto más decisivo vaya siendo el papel cumplido por China en el mercado mundial capitalista, tanto más dependiente será ese mercado de la situación de la economía china, y tanto más importante se hará entonces la estabilidad de China para el capitalismo global. China se ha convertido tanto en gigantesco mercado como en un gigantesco exportador. Entra ahora en una categoría completamente distinta de la Irán, por ejemplo. Washington se alegraría de una desestabilización de Irán, que no necesariamente perjudicaría alas exportaciones iraníes de petróleo. En cambio, una China seriamente desetabilizada induciría una muy peligrosa crisis en la economía capitalista global. Por otra parte, China se hace crecientemente dependiente no sólo del mercado norteramericano, sino de la buena marcha de la economía de los EEUU, puesto que dispone ya de considerables cantidades de dólares, bonos y empréstitos, y empieza a entrar en el mercado norteamericano de valores. Eso significa también que el gobierno chino se sentirá cada vez más solidario del sistema capitalista global –en contra de las ilusiones de quienes creen que China acabará siendo "una nueva URSS" en un mundo renovadamente bipolar. En realidad, China pertenece más que Rusia a la cumbre G-8 de los países ricos.

¿Qué significa la creciente presencia norteamericana en el Mar Caspio y en el Asia Central para las relaciones entre China y los EEUU?

La perspectiva que yo he descrito sólo se ve amenazada por la conducta misma de los EEUU. Los chinos tienen un fuerte orgullo nacional y les disgustan los estorbos y las interferencias norteamericanos en lo que consideran sus derechos soberanos, entre ellos el problema de Taiwán. Consideran –con razón—que la conducta de los EEUU es "hegemonizante". Creen fundadamente que los norteamewricanos están allí con el propósitos de rodearles. La presencia militar nborteamericana en el Asia Central desde la guerra de Afganistán en el flanco noroccidental de China se ve desde la perspectiva de Beijing como el brazo occidental de una tenaza, cuyo brazo oriental está constituido por las fuerzas de combate norteamericanas desplegadas en Japón y en Corea del Sur. Por lo demás,  las fuerzas militaresen el Asia Central se hallan en el centro de la masa continental que une el corazón de la Rusia europea con China, y apunta claramente contra la colaboración miliitar entre Beijing y Moscú que empezó a fraguar tras el desplome de la URSS. Finalmente: a través de la presencia norteameicana en el Mar Caspio se consigue adicionalmente el control directo estadounidense del petróleo en el golfo pérsico, asegurando a Washington la llave a unas fuentes de carburantes decisivas para China, lo que incrementa la vulnerabilidad de China en relación con la posición de dominio de los EEUU.

Si China se convierte en una potencia capitalista con ambiciones imperiales (cuando menos, regionales), ¿qué posición matizada habrán de adoptar los socialistas internacionalistas respecto del estallido de un eventual conflicto con los EEUU?

Hoy por hoy resultaría totalmente falso colocar a China en la misma categoría "imperial" de los EEUUU, incluso reduciendo ese "imperialismo" a una escala regional. Las exigencias territoriales chinas son en lo esencial –al menos, desde el punto de vista chino— tienen todas que ver con asuntos de soberanía nacional. La China ha conocido en los siglos XIX y XX una amarga experiencia opresión por parte de las potencias occidentales, y se ve a sí misma en un proceso de reparación de ese pasado. Piénsese lo que se quiera de Taiwán y del derecho a la autodeterminación de su población, debería resultar evidente para cualquier socialista que, aun cuando resulte discutible la legitimidad de la reclamación de China sobre la isla, esta cuestión cae definitivamente fuera de las competencias de Washington. En una eventual confrontación entre los EEUU y China por Taiwán, Beijing actuaría convencida de su derecho a recuperar la soberanía sobre un territorio usurpado, mientras que en la posición de los EEUU no podría verse sino la voluntad de hacer valer una hegemonía imperial global. En tal caso, los antiimperialistas no pueden ser neutrales, sino que su acción debería dirigirse prioritariamente con los EEUU.

Traducción para www.sinpermiso.info: Amaranta Süss

Gilbert Achcar es un escritor y activista político antiimperialista de origen libanés radicado en Francia, colaborador asiduo de revistas como Le Monde Diplomatique  y Monthly Review y respetado analista de política internacional.

Fuente:
Sozialistische Zeitung, agosto 2005

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