Cuando las Fuerzas de Paz de la ONU cometen atrocidades, alguien debe actuar

Rosa Freedman

07/12/2014

Explotación sexual, abuso infantil, corrupción y tortura. Estos son solamente algunos de los múltiples crímenes cometidos por las Fuerzas de Paz de las Naciones Unidas.

Tales abusos revisten el potencial de debilitar e incluso deslegitimar el trabajo de las Naciones Unidas, dado que a día de hoy son con frecuencia no detectados o no castigados. Va impregnando una cultura de la impunidad, en gran medida a causa de las deficiencias en las leyes que regulan las operaciones de mantenimiento de la paz.

Las tropas de las Fuerzas de Paz de la ONU ostentan inmunidad legal frente al enjuiciamiento en el Estado receptor. En principio, el país que envía las tropas al Estado receptor debe enjuiciar a sus soldados por los crímenes que cometan allí. Sin embargo en la práctica, buena parte de estos países no poseen las leyes precisas para emprender juicios por actos cometidos fuera de su territorio. Otros fracasan sistemáticamente en hacer valer su obligación de enjuiciar. Las Fuerzas de Paz de la ONU tienen esencialmente vía libre para salirse con la suya tras cometer crímenes terribles, pues saben que este vacío jurisdiccional les proporciona impunidad.

Las actividades de mantenimiento de la paz no fueron previstas por los creadores de la ONU. Hoy en día suponen una parte fundamental del trabajo de la organización. Cuando un país se sume en el caos, tropas del ejército, policías y personal civil de Estados miembros de la ONU son reclutados para contener el conflicto, proteger a los civiles, llevar a cabo actividades de construcción de la paz y apoyar a los gobiernos nacionales en la reconstrucción posbélica del estado.

Hasta 300.000 miembros del personal de mantenimiento de paz se encuentran operando en países alrededor del mundo. Mientras esas tropas trabajan para manejar situaciones de crisis con buenos resultados la mayor parte del tiempo, se han dado casos de gran resonancia en los que han sido acusados de violar los derechos humanos.

Han sido acusados de explotación sexual de mujeres en el Congo, de estar implicados en tráfico sexual en Bosnia y Kosovo, de abuso de menores en Costa de Marfil y Haití, así como de corrupción, robo, conducción bajo los efectos del alcohol y homicidio.

Las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU han evolucionado de operaciones de “soldados sobre el terreno” [“boots-on-the-ground operations” NdT] a complejas misiones durante las pasadas dos décadas de cambio de la política global. No obstante las normas que rigen su trabajo se han desarrollado de forma ad hoc, caso a caso. Como resultado, existen diferentes leyes rigiendo las acciones de diferentes categorías de personal de mantenimiento de la paz. Si bien se ha producido cierto movimiento reformista, en particular respecto de cuestiones muy específicas como violencia sexual, ha habido un cambio muy pequeño en la práctica a causa de numerosas razones políticas y prácticas.

La ONU ha intentado afrontar el problema mediante análisis y recomendaciones pero su éxito ha sido escaso. Sin embargo, ha surgido una nueva oportunidad que podría marcar la diferencia. El Grupo de Alto Nivel sobre las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas se ha reunido por primera vez, lo que podría conducir a una revisión de las leyes que regulan las Operaciones de Mantenimiento de la paz y a la erradicación de la cultura de la impunidad.

Por desgracia, los signos hasta el momento no han sido buenos. Cuando durante el verano se discutió por primera vez acerca de este Grupo de Alto Nivel, existía cierta esperanza de que abordara los abusos cometidos por el personal de mantenimiento de la paz. Sin embargo pronto se hizo evidente que los Términos de referencia del Grupo serían amplios e imprecisos. Se le atribuye la tarea de supervisar cuestiones como “la naturaleza cambiante del conflicto” o “derechos humanos y población de civiles” pero no menciona asuntos específicos o el marco legal que rige en tales operaciones. El Grupo es libre para interpretar los términos como considere, por lo que sus miembros pueden fácilmente decidir ignorar el problema.

Haciendo que la ley funcione para la gente

Una cuestión es segura, el mantenimiento de la paz debe cambiar. Por el momento, el derecho penal internacional aborda únicamente los atroces crímenes de genocidio, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y delitos de agresión. Esta legislación es demasiado amplia como para afrontar gran parte de los abusos cometidos por el personal de mantenimiento de la paz.  El derecho internacional humanitario afecta solamente a las partes en los conflictos armados. No rige sobre buena parte de las personas involucradas en la construcción de la paz que se desarrolla tras el conflicto.

Sin embargo, podría ser más factible el uso del derecho internacional de los derechos humanos para enjuiciar a aquellos que cometen atrocidades. La legislación de protección de los derechos humanos es un mecanismo sólido para hacer frente a los problemas sistémicos que permiten al personal de mantenimiento de la paz escapar al castigo, dado que la ONU está sujeta a las obligaciones de derechos humanos.

El derecho de acceso a la justicia, por ejemplo, puede ser usado para contrarrestar los problemas de responsabilidad que emergen cuando el personal de mantenimiento de la paz es acusado de algún delito. El sistema actual supone que el país que envía efectivos retiene la jurisdicción sobre sus tropas, incluso si éstas han cometido crímenes graves. Si el país decide no  emprender acciones frente al acto, éste quedará impune.

Podría ser también posible emplear el derecho internacional de los derechos humanos para abordar cuestiones de transparencia, preservación de pruebas y derechos de las víctimas.

El Plan de Acción de la ONU “Los Derechos en Primer Lugar” [Rights Up Front], de 2013, podría constituir la base perfecta para un nuevo enfoque. Este documento fue publicado tras los fracasos de la ONU en Sri Lanka, y recuerda a toda su plantilla la necesidad de asegurar que los derechos humanos se sitúan en primer plano en todas las actividades de la ONU. Un enfoque basado en los derechos humanos respecto del mantenimiento de la paz supondría abordar la causa en su raíz y puede dar lugar a cambios en legislación y políticas con el fin de armonizarlas con el derecho internacional de los derechos humanos existente. Esto acabaría con años de pequeños ajustes superficiales  y supondría la realización de cambios sistémicos, necesarios para fortalecer la legitimidad y credibilidad de las operaciones de mantenimiento de la paz.

Sería negligente por parte del Grupo de Alto Nivel ignorar la necesidad de revisar las leyes que rigen el mantenimiento de paz de las Naciones Unidas.

Seria asimismo negligente no plantearse adoptar un enfoque basado en el derecho,  respecto de estas actividades.

La amplitud y ambigüedad de los Términos de referencia deja mucho margen de maniobra para investigar y analizar estos esenciales y difíciles problemas, siempre y cuando se tenga la voluntad de hacerlo.

Rosa Freedman es profesora en la Birmingham Law School desde 2011. Ha escrito numerosos artículos académicos y participa en investigacioness para diferentes ONG. Ha publicado dos libros: The United Nations Human Rights Council: an early assessment (2013) y Failing to Protect: The UN and Politicisation of Human Rights (2014).

Traducción para www.sinpermiso.info: Andrea Sancho Torrico

 

Fuente:
https://theconversation.com/when-un-peacekeepers-commit-atrocities-someone-has-to-act-34317

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