¿Cuántos diputados británicos trabajan para Israel?

Jonathan Cook

12/01/2017

 
Hay que felicitar a Al Yasira por su investigación encubierta, que ha dejado a la vista algo que la mayoría de nosotros podría haber adivinado: que algunos miembros del personal de la embajada de Israel en el Reino Unido – no nos andemos con rodeos: agentes del Mossad – trabajan con políticos y activistas políticos de relieve en el Partido Conservador y en el Laborista para subvertir dichos partidos desde dentro e inclinar la política exterior británica de modo que beneficie a los intereses de Israel, más que a los británicos.    
 
No se puede, la verdad, culpar a Israel de que haga esto. La mayoría de los estados promueven sus intereses lo mejor que pueden. Pero se puede y se debe sacar a la luz y abochornar a los políticos británicos que colaboran con Israel y dañan aún más la democracia representativa británica.
Y no es que no se les pueda identificar fácilmente. Hacen publicidad incluso de a qué se dedican. Son miembros de asociaciones como Conservadores Amigos de Israel [Conservative Friends of Israel – CFI] o Laboristas Amigos de Israel [Labour Friends of Israel – LFI]. Dominan los grupos parlamentarios de ambos partidos, pero especialmente el conservador. De acuerdo con cifras de los CFI, hasta un 80% de los diputados “tories” pertenecen al grupo de Amigos de Israel.  
 
En otros tiempos nadie habría dudado en tratar de “traidores” a políticos británicos que actúan en interés de una potencia extranjera y muy posiblemente reciben una contraprestación financiera por ello. Y sin embargo, tal como demuestran las grabaciones realizadas en secreto por Al Yasira, espías israelíes como Shai Masot pueden fácilmente reunirse y conspirar con una ayudante muy de confianza de un parlamentario conservador para debatir cuál es el mejor modo de “bajarle los humos” al viceministro de Exteriores, Alan Duncan, por sus críticas a los asentamientos ilegales de Israel en los territorios ocupados. Maria Strizzolo, asistente del diputado Robert Halfon, sugiere maquinar un “pequeño escándalo” para perjudicar a Duncan.
 
Masot y los servicios de inteligencia de Israel no pueden influir en la política británica por medio del Partido Laborista en la oposición, pero eso no les impide tomarse un interés entusiasta en los diputados laboristas. A Masot se le grabó hablando con la presidenta de Laboristas Amigos de Israel, Joan Ryan, acerca del “mucho dinero” – más de un millón de libras – que ha recibido del gobierno israelí para enviar otra tanda más de diputados laboristas a viajes a Israel con todos los gastos pagados, donde serán tratados a cuerpo de rey e instruidos por altos funcionarios para que adopten posturas todavía más favorables a Israel. Los LFI son conocidos por enviar a Israel la mayor proporción de diputados en este tipo de viajes.


¿Tiene esto efectos sobre la política interna británica? ¡Vaya si los tiene! Israel no es una organización benéfica.
 
Buena parte de los que han estado haciéndole la vida imposible al líder laborista, Jeremy Corbyn, pertenecen a los Laboristas Amigos de Israel. Son los mismos diputados que llevan hablando de una “crisis de antisemitismo” en el Partido Laborista – sin pruebas tangibles en las que basarse  – desde que Corbyn se convirtió en líder del Partido. ¿Seguían los dictados de su conciencia? ¿De verdad temían que una epidemia antisemita anduviera asediando su partido? ¿O jugaban a una política profundamente cínica para echar a un líder que apoya hacer justicia a los palestinos y al que el gobierno derechista de Israel, que no tiene interés alguno en llegar a la paz con los palestinos, considera malas nuevas para Israel?
 
La investigación de Al Yasira no lo ha mostrado todavía, de modo que solo podemos atenernos a los fragmentos publicados hasta ahora por la misma Al Yasira o bien a las filtraciones adicionales proporcionadas por el Mail on Sunday.
 
Vale la pena escuchar a un ministro “tory” en el gobierno del recientemente malogrado David Cameron, que escribe de modo anónimo en el Mail on Sunday. Avisa de un doble revés a la política británica provocado por Israel y sus partidarios británicos, que empieza a acercarse al daño infligido por Israel al sistema político norteamericano.
 
El gobierno británico sesga su política exterior para evitar molestar a donantes judíos, afirma. Mientras tanto, los diputados actúan como agentes de una potencia extranjera  –  lo que asume generosamente sin querer – en vez de como representantes del pueblo británico. Olvidándonos ya del Derecho internacional, estos políticos ni siquiera promueven intereses británicos.
 
Esto es lo que escribe el ministro:
 
“La política exterior británica está enfeudada con la influencia israelí en el centro de nuestra política, y quienes están en posiciones de autoridad han ignorado lo que está sucediendo”.
 
“A lo largo de los años, los CFI y los LFI, han trabajado con – e incluso para – el gobierno israelí y su embajada de Londres para promover la política israelí y desbaratar la política israelí y las medidas de los ministros que tratan de defender los derechos de los palestinos”.
 
“Hay muchos países que tratan de imponer a otros sus puntos de vista, pero lo que resulta escandaloso en el Reino Unido es que en lugar de resistir, sucesivos gobiernos se han entregado a ellos, han aceptado dinero de donantes y han permitido que el tráfico de influencias israelí configure la política y determine incluso el destino de los ministros”.
 
“Todavía hoy, si llegara a revelar mi identidad, me vería sometido a un aluvión implacable de maltrato y difamación…”

 
Parece ya claro que hay gente del Partido Conservador y del Laborista que ha estado trabajando con la embajada, la cual los ha utilizado para demonizar y despedazar a los diputados que critican a Israel; un ejército de tontos útiles de Israel en el Parlamento.
 
Se trata de algo políticamente corrupto y diplomáticamente indefendible. La conducta de algunos diputados ha de quedar al descubierto como una infiltración nociva y engañosa de nuestra política por parte de agentes inconscientes de otro país….
 
Necesitamos una investigación completa sobre la embajada de Israel, los vínculos, acceso y financiación de los CFI y LFI. Ya es raro que esté yo de acuerdo con un ministro de un gobierno conservador, pero para esa investigación no hay tiempo que perder.  
 
Nótese también que se trata de una recusación de los medios británicos que Al Yasira, en lugar del cuarto poder británico, haya sido quien ha revelado los movimientos de Israel para subvertir el sistema político británico. Y no es que los reporteros de la BBC,  el Guardian, el Times y el Mail no hayan tenido a ministros como el arriba mencionado quejándoseles durante años de las interferencias de Israel. Entonces, ¿por qué no enviaron hace ya mucho a equipos encubiertos para revelar esta colaboración entre Israel y diputados británicos?  
 
Durante semanas hemos tenido noticias de los supuestos esfuerzos de Rusia y de Putin para subvertir las elecciones norteamericanas sin un atisbo todavía de prueba, y basándose en alegaciones centrales contra los rusos de que han ocasionado perjuicios en las elecciones al divulgar información veraz acerca de los desaciertos del Partido Demócrata. Los diplomáticos rusos han sido expulsados sobre la base de estas afirmaciones sin pruebas y el presidente Obama ha prometido adoptar otras medidas encubiertas contra Rusia.
 
Y aquí tenemos documentadas las pruebas de que el gobierno israelí tramaba en secreto con diputados británicos “amigos” cómo echar a un ministro del gobierno. Si eso no es una interferencia en el sistema político británico, no sé yo lo que es. Así que igualmente, ¿aparecerá esta historia a lo largo de semanas en los medios del Reino Unido o se archivará y se olvidará rápidamente?
 
¿Exigirá el gobierno británico alguna otra medida más allá de la retirada de Masot ? Parece improbable. El Foreign Office ya ha distribuido un comunicado en el que declara que, tras la destitución de Masot, considera el  caso cerrado.
 

periodista británico y único corresponsal extranjero residente en Nazaret (desde 2001), ha sido distinguido por organizaciones de medios como Project Censored y con galardones como el Martha Gellhorn Special Prize for Journalism. Sus artículos han aparecido en publicaciones como The Guardian, The Observer, The Times, The New Statesman, The International Herald Tribune, Le Monde diplomatique. Counterpunch y Electronic Intifada.
Fuente:
Dissident Voice, 8 de enero de 2017
Traducción:
Lucas Antón

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