Ecosocialismo. Ecología y demografía: co-modificar la doble relación entre el hombre y la naturaleza y entre los humanos

Daniel Tanuro

05/03/2020

El capitalismo verde es una contradicción en los términos. Cuanto más avanza la crisis ecológica, es más evidente que medidas radicales anticapitalistas constituyen la única estrategia posible para superarla. Por ello, el negacionismo climático, aunque totalmente superado por la ciencia, atrae cada vez más a los responsables de decisión burgueses y a los directores de empresa del mundo entero.

Lógicamente, la total irracionalidad del negacionismo climático les parece a estas personas un medio muy racional de defender la lógica capitalista irracional de la acumulación. Con toda evidencia, esta resistencia de los Trump [Estados Unidos], Bolsonaro [Brasil], Morrison [Australia] y sus consortes, aumenta el riesgo de enormes catástrofes, que amenazan la existencia de centenas de millones de pobres, sobre todo en los países pobres.

En este contexto, las tendencias cínicas neo-malthusianas, tienen muy probablemente gran recorrido ante sí. Su despliegue irá a la par del ascenso de ataques racistas, neo-colonialistas y contra las mujeres. Para enfrentarse a este problema ideológico clave, no basta con decir que la Tierra podría alimentar a once millardos de habitantes, o más, ni recordar que la energía solar basta para satisfacer las necesidades humanas; tampoco basta con decir que la población, aunque constituya un elemento de la ecuación del entorno -la ecuación de Kaya1 por ejemplo, en el ámbito climático- no puede contribuir a resolverlo pues la transición demográfica2 es un proceso demasiado lento que no permite responder con urgencia. Necesitamos más que esto. Necesitamos un relato positivo.

Parte importante de este relato habrá de consistir en valorar que el número máximo de personas que pueden sostenerse con un modo de producción no es el único parámetro del debate demográfico. Otro parámetro, por lo menos tan importante, es el número mínimo de personas necesarias para hacer funcionar un modo de producción. ¿Cuántas personas necesitamos para restaurar los ecosistemas, salvar la biodiversidad, estabilizar el clima y reparar las heridas sociales de las políticas neoliberales? En otras palabras, ¿cuántas personas necesitamos para gestionar racionalmente el metabolismo social humanidad-naturaleza, sabiendo que otra relación entre hombre y naturaleza implica otra relación entre los humanos?

Dar ejemplos concretos puede modificar considerablemente el contenido ideológico del debate sobre la población. Tomemos por ejemplo la cuestión de la pesca y comparemos la pesca industrial con la artesanal bajo diferentes ángulos: empleos; energía; clima; eficiencia; biodiversidad marina; subvenciones desembolsadas por la colectividad; etc. Las cifras son sorprendentes.

La pesca industrial y la artesanal capturan cada año el mismo tonelaje de pescado destinado al consumo humano: unos treinta millones de toneladas. La primera, que recibe entre 25 a 27 millardos de dólares en subvenciones, emplea a 500.000 personas, consume 37 millones de toneladas de carburante, devuelve al mar entre 8 y 20 millones de toneladas de animales muertos y transforma otros 35 millones en aceite o alimento para animales; La segunda que solo recibe entre 5 a 7 millardos de subvenciones, emplea a 12 millones de personas; consume 5 millones de toneladas de carburante y apenas transforma ningún pescado en aceite o alimento para animales.

Además, la eficacia comparada de ambos sistemas, no tiene parangón: ¡entre 1 y 2 toneladas de pescado por tonelada de carburante para la pesca industrial; entre 4 y 8 para la pesca artesanal!

Se puede hacer el mismo tipo de comparación para la agricultura (agroindustria versus agroecología); la ganadería (sobreproducción industrial de carne versus cría a pequeña escala y cambio de régimen alimentario) y la producción forestal (extractivismo basado en monocultivos y al pillaje de los ecosistemas versus explotación ecológica de los bosques). La comparación puede ampliarse al terreno de las políticas sociales (políticas neoliberales destructivas basadas en el lucro y el patriarcado versus políticas de cuidados realizados igualitariamente por mujeres y hombres, destinadas al bienestar de la población. La conclusión general es clara: un modo de producción ecosocialista es bueno para el clima, para la biodiversidad, para el empleo, para la salud y la sociedad en su conjunto y bueno también para las finanzas públicas. El paso a esta política no exige un descenso de la población sino una ruptura con la absurda lógica capitalista y productivista de dominación y de acumulación para el beneficio.

Desde luego, esto no implica que el número de personas en la Tierra pueda crecer infinitamente: la transición demográfica puede y debe ser acelerada, en cierta medida mediante reglas democráticas, sociales y feministas (ante todo, una buena seguridad social que garantice pensiones correctas para todos y todas y el respeto pleno del derecho de las mujeres a controlar su fertilidad, incluyendo el derecho al aborto. Esto no significa tampoco que haya automáticamente trabajo suficiente para todos y todas: se impone una reducción muy radical del tiempo de trabajo dado que no debemos en absoluto producir menos. Según algunos investigadores, en los países de la OCDE, 6 horas semanales, ceteris paribus es el máximo compatible con el límite de 2ºC de calentamiento3.

Introducir el segundo parámetro en el debate sobre la población (el número mínimo de personas necesarias en un modo de producción concreto) permite dejar la postura defensiva y pasar a la ofensiva: ¡una vida mejor es posible para los seres vivos en la Tierra, humanos o no!

Notas:

1Elaborada por el economista japonés Yoishi Kaya a comienzos de los 90, esta ecuación vincula las emisiones antrópicas de dióxido de carbono con parámetros de tipo demográfico, económico y energético

2La transición demográfica es el proceso histórico mediante el cual una población pasa de un régimen demográfico caracterizado por una tasa de mortalidad, o sea la relación entre el número anual de muertes y la población media total en un período y en un territorio dado y una tasa de natalidad, relación entre número anual de nacimientos y la población media total durante el año, elevadas, a un nuevo régimen con tasa de mortalidad y de natalidad, bajas.

3Frey, Philipp, “The ecological limits osf work, Autonomy, April 2019 [http://autonomy.work/wp-content/uploads/2019/05/The-Ecological-Limits-of-Work-final.pdf.]

 

Ingeniero agrícola, ecologista y activista socialista valón, es dirigente de la LCR-SAP del Reino de Bélgica.
Fuente:
https://alencontre.org/ecologie/ecosocialisme-ecologie-et-demographie-co-modifier-la-double-relation-entre-lhomme-et-la-nature-et-entre-les-humains.html
Traducción:
Ramón Sánchez Tabarés

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