El AIPAC recibe a Bibi, y Bibi recibe al Ku Klux Klan de Israel

Harold Meyerson

17/03/2019

A quienes se han determinado demostrar la cuestionable afirmación de que el sionismo es racismo tenemos hoy que añadirles el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.

Lo cual suscita la pregunta de por qué algunas organizaciones proisraelíes norteamericanos — a ti te estamos mirando, AIPAC (American Israel Public Affairs Committee) — querrían marginar el apoyo de los norteamericanos a Israel invitando a Netanyahu a sus congresos (está previsto que Bibi se dirija a la reunión anual del AIPAC el 24 de marzo en Washington, D.C.).

El anuncio de Bibi la semana pasada de que se había impuesto para que se unieran tres partidos de la extrema derecha, de modo que juntos logren suficientes votos para entrar en la Knesset [el Parlamento israelí] en las próximas elecciones israelíes y voten, por tanto, a favor de que continúe como primer ministro, ha erizado de un modo sin precedentes el vello de los judíos de los Estados Unidos. La mayoría de los judíos norteamericanos hace mucho que está hasta el gorro de Bibi y sus políticas y demagogia anti-dos-estados, anti-palestinas, pro-Trump, pro-Orban, etc., etc. Pero el estamento judío norteamericano de la vieja escuela se ha pegado como una lapa a Bibi.

Pero la última maniobra ha demostrado ser demasiado hasta para ese estamento. El punto de ruptura de ese estamento fue que la Banda de los Tres Partidos de Ultraderecha de Bibi incluyera a Otzma Yehudit, que es el nuevo nombre del viejo partido del difunto rabino Meir Kahane, que estuvo detrás de los ataques violentos a críticos de Israel, tanto en Israel como en los EE.UU., entre cuyos miembros se contaba el asesino de 29 palestinos durante el rezo en su mezquita, y cuyos actuales miembros están a favor de la expulsión de Israel de todos los no judíos, y la criminalización de las relaciones entre judíos y árabes. Con su vieja denominación, el grupo de Kahane figuraba en la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado.

Este es ahora el partido que Bibi quiere traer a la Knesset a fin de que pueda votar por mantenerle en el poder, aunque, tal como se espera de modo inminente, el fiscal general de Israel le impute toda una serie de actos de corrupción.   

Esto ha sido excesivo para grupos y personas que han sido reflexivamente favorables a Bibi sin que importara lo que ha hecho. El AJC (American Jewish Committee ) emitió un comunicado que condenaba a Otzma Yehudit y afirmaba que no llegaría a acuerdos con sus miembros aunque acabaran formando parte de la Knesset. El AIPAC metió baza declarando en un tuit que apoyaba la condena del AJC. Malcolm Hoenlein, veterano líder de los Presidentes de las Principales Organizaciones Judías, le imitó cautelosamente comentando a  Associated Press que la acción del primer ministro había causado “gran preocupación” entre los judíos norteamericanos.

Dicho todo esto, todo lo que dijeron los grupos arriba enumerados trataba de ser una de cal y otra de arena. Ni el AJC ni el AIPAC condenaron o mencionaron siquiera a Bibi en sus comunicados, sólo a Otzma Yehudit. Pero no había nada nuevo o diferente respecto a Otzma Yehudit que hubiera provocado esta controversia. La única cosa nueva y diferente fue la decisión de Bibi de tratar de llevarlos a la Knesset y, según espera él, a su coalición de gobierno. En sus declaraciones, no obstante, “Netanyahu” era el nombre que no se atrevían a pronunciar.

Por cierto, no todos los grupos judíos norteamericanos condenaron la maniobra de Bibi. The Zionists of America, un grupo de ultraderecha, uno de cuyos financiadores es Sheldon Adelson, reprendió en realidad al AIPAC, al AJC y a numerosas organizaciones judías norteamericanas más, con gran énfasis, por su anuncio condenatorio (esto puede suscitar la pregunta de si condenar a la inmensa mayoría de los grupos judíos norteamericanos, por no mencionar la política de la inmensa mayoría de judíos norteamericanos, es una forma de antisemitismo, pero no entraremos en eso).

La pregunta inmediata ante el AIPAC es por qué, considerando todo esto, todavía figura Bibi en su programa de oradores para su congreso nacional de marzo. Y para todos los políticos norteamericanos que de modo habitual asisten a las reuniones anuales del AIPAC, la pregunta es por qué iban a presentarse en una concentración que prevé la aparición de un líder nacional que se ha llevado a su redil político a la versión israelí del Ku Klux Klan.

columnista del diario The Washington Post y editor general de la revista The American Prospect, está considerado por la revista The Atlantic Monthly como uno de los cincuenta columnistas mas influyentes de Norteamérica. Meyerson es además vicepresidente del Comité Político Nacional de Democratic Socialists of America y, según propia confesión, "uno de los dos socialistas que te puedes encontrar caminando por la capital de la nación" (el otro es Bernie Sanders, combativo y legendario senador por el estado de Vermont).
Fuente:
The American Prospect, 26 de febrero de 2019
Temática: 
Traducción:
Lucas Antón

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