El último corresponsal español en Berlín y la prensa española. Entrevista

Rafael Poch

20/01/2013

 

Carmela Negrete: Alguna vez se imaginó que llegaría a ser el último corresponsal de un diario español en Berlín? ¿Cuál es el principal problema que ve en el modelo periodístico que está muriendo?

Rafael Poch: Tras el despido de dos colegas, soy, efectivamente, el último corresponsal de un medio privado que trabaja aquí en condiciones laborales decentes de contrato, sueldo, etc. En Pekín donde trabajé del 2002 al 2008, éramos dos los corresponsales en esa categoría sobre un total de quince. En Moscú, donde trabajé entre 1988 y 2002, prácticamente todos los corresponsales españoles estábamos en condiciones laborales satisfactorias. La evolución refleja la degradación general de los últimos veinte años. Su consecuencia es trabajar peor. Cuando a un empleado le pagas mal y le precarizas, el resultado es que trabaja peor sea haciendo noticias o en una cadena de montaje. Eso es universal. Viví en Alemania hace treinta años y me parece que ya no hay mucho rastro de la ética alemana del buen  trabajo en el sector precario. Hablan de competitividad y abonan la economía del baratillo (Ramschökonomie).

- El principal periódico espanol El País ha despedido a 129 trabajadores, entre ellos varias de las plumas más conocidas del medio, Canal 9 de Valencia va a despedir a 1.295 periodistas y en Telemadrid serán unos 900 trabajadores, el 80% de la plantilla.... 

El País fue el mejor diario español en los años setenta y ochenta. Era un diario de centro-izquierda de ámbito global y considerable  raigambre en el ámbito iberoamericano. Poco a poco fue haciéndose más de derechas y perdiendo calidad. Ignoro el motivo. Hace 40 años Le Monde era un gran diario, con una visión independiente y muy francesa del mundo. Como El País, con los años, se disolvió en un mainstream con muy poco valor añadido. Ha habido un agringamiento general del periodismo europeo. Hoy domina una mentalidad mucho más uniforme en las redacciones europeas: todos dicen más o menos lo mismo; de Obama, Venezuela o Irán, hablan de “proceso de paz” de “tender la mano”, de “lucha contra el terrorismo” y en general se comulga con el proceso general de gran desigualdad que impulsa la globalización. En ese proceso, los periodistas son meros tornillos de una máquina monstruosa en la que la información, que moldea nuestras opiniones y actitudes políticas, está en manos de empresas, es decir de estructuras jerárquicas fundamentalmente antidemocráticas que se sostienen sobre la publicidad empresarial. Una democracia digna de tal nombre debería cambiar eso de la misma forma en que en el pasado introdujo el voto femenino o las leyes de incompatibilidades... Sobre los despidos de periodistas, no son una desgracia mayor que los despidos de obreros o de funcionarios que esos mismos periodistas muchas veces han justificado o comprendido disciplinadamente. Por eso, seguramente, mucha gente en España percibe el lloriqueo de los periodistas despedidos con un punto de schadenfreude. No lo justifico, pero es comprensible.  

- ¿Qué diferencias ve entre la televisión pública alemana y la española? Qué futuro ve a la prensa en España y en Alemania? ¿Qué diferencias observa?

La española es más sectaria. Cuando cambia el gobierno, cambian las disciplinas, sobre todo cuando gana un gobierno conservador y medio país deja de ver la tele. Zapatero hizo algo por cambiar eso pero el PP lo ha restaurado. En Alemania la disciplina es más suprapartidista. Hay una manipulación (meinungsmache) más de establishment. La programación de entretenimiento es igualmente lamentable. Y en la televisión privada suele ser aún peor. Pero canales como Arte o la televisión pública francesa (TV5 Monde) sugieren que una televisión que  no sea basura es posible...

- Este año cerró el periódico Público, considerado el único diario de izquierda, ¿no hay lectores de diarios de izquierda en España? 

Creo que son mayoría. Es un problema de dinero. Público abrió una pequeña ventana de pluralismo. Por desgracia no estaba muy interesado en la información internacional. Lo que hace falta en España son diarios alternativos que rompan con el paradigma empresarial que secuestra la información.

- Los redactores de dicho diario se han organizado en una cooperativa y han sacado un nuevo medio mensual impreso, La Marea. Otro grupo salido de dicha redacción ha creado el diario online eldiario.es, Cree que pueden tener éxito?

La pregunta forma parte del futuro de España y de Europa, ¿van a tragarse los españoles y los europeos esta involución sociolaboral sin rechistar, o vamos a entrar en un ciclo rebelde? Lo que hemos visto hasta ahora es, al mismo tiempo, esperanzador e insuficiente. Hay mucho narcisismo online y mucha protesta difusa que debe concretarse en compromiso y programas de transformación. Hace falta una refundación ciudadana de Europa a partir de sus naciones, es decir una reconquista de la esfera económica y financiera que la política ha ido cediendo al capital en las últimas décadas. Para eso una información más libre e independiente es crucial.

Rafael Poch (Barcelona, 1956) es el corresponsal de  La Vanguardia en Berlín. Durante veinte años fue corresponsal en Moscú y en Pekín. Antes estudió historia contemporánea en Barcelona y Berlín Oeste, fue el corresponsal en España de 'Die Tageszeitung', redactor de la DPA en Hamburgo y corresponsal itinerante en Europa del Este (1983 a 1987). La entrevista la realizó Carmela Negrete Navarro para la Junge Welt, que ha facilitado a SinPermiso el original en castellano de la misma.

Fuente:
http://www.jungewelt.de/2013/01-10/006.php

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