El salario mínimo, la renta básica y el Banco de España: pura técnica económica o quousque tandem abutere, panda de degenerados, patientia nostra?

Daniel Raventós

09/06/2019

En fecha ya tan lejana como el 1 de febrero de 2001, la Revista de Libros, publicaba una reseña de mi libro El derecho a la existencia escrita por Luis. M. Linde. Como algunas personas saben, unos años después este economista ocupó el cargo de gobernador del Banco de España entre 2012 y 2018. En aquella lejana reseña quedaba claro que no le había gustado absolutamente nada la propuesta de la renta básica que se defendía en el mencionado libro. Para hacerse una idea más o menos proporcionada de las cosas, será oportuno recordar que la larga reseña se titulaba “¡Todos al subsidio!”. Toda una proclamación de intenciones. Y con la pretensión, según el exgobernador del Banco de España, de situarse en una perspectiva puramente técnica, no política. La política debe dejarse a un lado cuando se trata de economía (sic). “¡Todos al subsidio!”: no hace falta mucha penetración analítica ni una imaginación desbocada para captar la posición de Linde, ¿verdad?

Crítica basada en la pura técnica económica, y por tanto no había el más  absoluto adarme de política. Como cualquiera puede corroborar por los informes del Banco de España y de sus gobernadores. No es la política que los anima, sino el más entregado desinterés intelectual para ilustrar a la ciudadanía. Nada más que pura técnica económica. Como cuando el exgobernador declaró en abril de 2015 que las medidas que castigaban a la población “no eran austeridad sino patriotismo”. Un ejemplo meridianamente claro de neutralidad técnica, en donde la política como podemos apreciar no cuenta. Porque cualquier sabe que las medidas de austeridad eran neutras: todos debían sacrificarse para el bien de la patria (sic).

Para alguien que fue algunos años después gobernador del Banco de España resulta completamente comprensible que considerase que la renta básica era una medida completamente nefasta. Lo diré de otra manera: me resultaría extraño lo contrario. Linde, por el contrario, argumentaba que lo único que podía defenderse eran medidas de subsidios condicionales. Algo en lo que salvo matices están de acuerdo PSOE, Ciudadanos, PP, Unidas Podemos, ERC, Catalunya en Comú y tutti quanti. Aunque entre ellos discutan sobre los matices de la condicionalidad, el acuerdo de fondo es muy grande: contra la incondicionalidad. Hasta aquí todo es conocido y sin mayor interés intelectual. Lo novedoso y, en parte, lo que ha motivado estas breves líneas es que Luis M. Linde acaba de hacer unas declaraciones en el incomparable marco del 30 encuentro empresarial que se celebró en la Seu d’Urgell en la que participaron más de medio millar de empresarios —y nadie debería ser tan mal intencionado para interpretar que era el mejor marco adecuado para hacer estas declaraciones, simplemente casualidad circunstancial, pues hubiera podido hacerlo antes una asamblea de medio centenar de sin techo o de despedidos en un cierre de empresa—. Estamos hablando de técnica económica, no de política.

El exgobernador declaró ante esta reunión con alta densidad demográfica de empresarios que “la renta básica universal, no la renta de inserción, no las ayudas justificadas (¿por quién?, sea preguntado sin ánimo de ofender), la renta universal en sentido puro estricto, el hecho de que todo ciudadano tiene derecho a la renta básica con independencia de su edad, de su nivel de renta, como cuando hacemos un DNI, eso es un disparate absoluto y monumental”. Muy claro, sin ninguna ambigüedad: las ayudas condicionadas, las de pobres, las de insuficiencia de rentas. Son las buenas, al margen que la larga experiencia con ellas diga todo lo contrario. ¡Da igual la realidad! Los subsidios condicionados para Linde son los justificados. Nada de política, pura técnica económica.

Sería pura malicia relacionar aquellas declaraciones de Linde por parte del que esto escribe con las que acaba de publicar el Banco de España según el cual el salario mínimo de 900 euros “destruirá 125.000 empleos.” Otra sentencia basada en la pura técnica económica, sin el más  pequeño  asomo de intencionalidad política. Como cualquiera puede corroborar de la forma más intelectualmente neutra. Siguiendo el hilo de razonamiento del ilustre técnico, proponer una medida que suponga trabajo semiesclavo podría crear muchos puestos de trabajo, por poner un mero ejemplo. Las empresas se sentirían más predispuestas a invertir, los costos laborales se reducirían aún más y los derechos de los trabajadores, ya muy menguados, al ser suprimidos mejoraría la confianza en la economía y de la inversión extranjera… ¡Que marco más incomparable para que se creasen puestos de trabajo! Pura técnica económica, sin más.

Así funciona el mundo, ¿verdad? Quousque tandem abutere, panda de degenerados, patientia nostra?

 

es editor de Sin Permiso, presidente de la Red Renta Básica y profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona. Es miembro del comité científico de ATTAC. Sus últimos libros son, en colaboración con Jordi Arcarons y Lluís Torrens, "Renta Básica Incondicional. Una propuesta de financiación racional y justa" (Serbal, 2017) y, en colaboración con Julie Wark, "Against Charity" (Counterpunch, 2018) traducido al castellano (Icaria) y catalán (Arcadia).
Fuente:
www.sinpermiso.info, 9-6-19

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