Elecciones en Irlanda: castigo a los partidos pro-austeridad

Anne McShane

05/03/2016

Las elecciones generales de 2016 han creado una situación única para la clase política irlandesa.  La coalición de gobierno del Fine Gael / Partido Laborista ha sufrido un duro castigo, pasando de un porcentaje total combinado de 56% - y una mayoría indiscutible en el Dáil - a solo un 32%.  Por primera vez, el Fine Gael y el Fianna Fáil están contemplando una "gran coalición".  Y ese leal lugarteniente de la clase capitalista, el Partido Laborista, ha sido humillado también.  El voto combinado de FF, FG y laboristas fue el 91,3% en 1982. Ahora, es inferior al 60%.  Más del 30% del electorado ha votado a otros partidos.

La clave de la crisis es la profunda hostilidad a la ofensiva austeritaria de los últimos ocho años.  El gobierno saliente se jactó de forma continua de cómo le había dado la vuelta a la economía.  Omitió decir que cualquier recuperación que pudiera producirse (que es de un tipo muy provisional y lento, incluso según sus propios economistas) se ha logrado sobre las espaldas de la clase obrera.  Desde el colapso ignominioso del 'tigre celta' en 2008, dos gobiernos sucesivos han supervisado una importante "reestructuración económica" - en otras palabras, cortes masivos.  Los trabajadores de los servicios públicos y los beneficiarios de asistencia social fueron los primeros objetivos en 2008, con 4 mil millones de euros en drásticos recortes de salarios, pensiones, prestaciones por hijos y bienestar social.  Hospitales, escuelas, trabajadores desempleados y las familias fueron las victimas de semejante cirugía.  En su discurso sobre el presupuesto en diciembre de 2009, el ministro de FF para las finanzas, Brian Lenihan, se jactó de que lo peor había pasado: "Ahora hemos doblado la esquina." Una mentira descarada.

Ha habido ocho presupuestos entre 2008 y 2014, que han sumado un total de 18.500 millones de euros en recortes de gastos públicos y 12 mil millones de aumento de impuestos.  El gasto en sanidad se ha reducido en un tercio, mientras que los desahucios han dado lugar a un enorme estrés social y personas sin hogar.  Los propietarios han aprovechado para subir los alquileres - mientras que el gobierno ha recortado las ayudas para alquiler de viviendas.  Es una situación intolerable para más de dos millones de adultos y niños que reciben algún tipo de asistencia social.  Las cifras muestran que el 30% de la población está ahora oficialmente bajo el umbral de la pobreza, incluidos dos tercios de las familias monoparentales (1). Mientras tanto, de acuerdo con un reciente informe de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, en Irlanda los ricos se han hecho más ricos. "Hay una brecha considerable entre los más ricos y los más pobres: el 20% superior de la población gana casi cinco veces más que el 20% inferior" (2).

El FF / Coalición Verde pidió el voto al país en febrero de 2011 y sufrió lo que fue descrito por el Irish Times como "la peor derrota de cualquier gobierno desde la formación del estado en el año 1922".  Fianna Fáil perdió 51 escaños y el Partido Verde desapareció electoralmente.  El mes de noviembre anterior el Gobierno había adoptado un "plan nacional de recuperación” , con el compromiso de reducir el gasto público en 10 mil millones  y aumentar la recaudación fiscal otros 5 mil millones de euros con impuestos adicionales.  Eso fue a cambio de un rescate de 67.500 millones de euros del Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, de los que  35 mil millones de euros fueron directamente a los bancos.  Esto provocó una ira tremenda entre la población.

En respuesta, el líder del Partido Laborista Eamonn Gilmore se comprometió a poner fin a la crisis y asegurar que los pobres, los desempleados y las familias "normales" no sufrirían más.  Se comprometió a renegociar el acuerdo con la troika, declarando que sería "laborismo o Frankfurt" - y él no daría marcha atrás.  Su partido sería la voz de los trabajadores en coalición con el Fine Gael.  Sobre la base de este compromiso, el Partido Laborista más que duplicó su voto - al pasar de 17 a 37 escaños, y convertirse en el segundo partido más grande.  La mayoría de esos escaños estaban en zonas obreras urbanas.

Pero después de sólo unos días en el gobierno, fue evidente que el Partido Laborista había mentido.  Gilmore no se enfrentó a Angela Merkel o al FMI.  En lugar de ello, su partido se unió con entusiasmo al FG en la aplicación del acuerdo de la troika, la imposición de cinco años de dolor y dificultades para una clase obrera que ya sufría.  Fue un ministro laborista, Alan Kelly, quien se hizo cargo de aplicar lo que ahora se ha convertido en su talón de Aquiles: los odiados impuestos sobre el agua.

Resistencia

Los últimos ocho años han visto enormes estallidos de resistencia.  Las protestas comenzaron a finales de 2008 - en primer lugar los pensionistas y después  grupos locales comenzaron a organizar manifestaciones periódicas contra las condiciones del rescate.  La primera gran manifestación - de 120.000 personas - tuvo lugar en febrero de 2009 y los trabajadores del sector público lanzaron una serie de huelgas nacionales, con la participación demás de 250.000 funcionarios en noviembre.  Por desgracia - pero como ocurriría con frecuencia - esta militancia fue vendido por la dirección sindical a cambio de conversaciones con el gobierno y la patronal.  Además, el derecho de huelga fue suspendido por cuatro años con el "acuerdo colectivo del servicio público", con el compromiso de cooperar con el programa de reformas.  En una segunda manifestación nacional de más de 100.000 funcionarios en noviembre de 2009, los líderes sindicales fueron interrumpidos y abucheados.  Pero para entonces ya habían dejado de preocuparse por las bases - y se habían puesto a la tarea de devolver al Partido Laborista al gobierno (3).

Con la derrota de los trabajadores del sector público, el movimiento de protesta fue contenido hasta finales de 2011. A continuación, los estudiantes comenzaron a rebelarse con ocupaciones y manifestaciones.  Las personas volvieron a las calles a principios de 2012, con airadas protestas a nivel nacional ante las conferencias del FG y los laboristas.  Se organizó el boicot masivo contra un nuevo impuesto directo, el impuesto por hogar, que en última instancia resulto incobrable.  Se hizo evidente en 2013 que la recaudación del impuesto era imposible sin llevar a la mitad del país a los tribunales.  Esa lección aprendida, su sustituto, el impuesto sobre la propiedad, se impuso a través de retenciones fiscales.

2014 fue el año del impuesto sobre el agua.  Esto provocó una revuelta de masas, con manifestaciones, ocupaciones y la organización de los comités de calle y edificio para impedir la instalación de contadores de agua.  Han tenido lugar piquetes en los pueblos y ciudades de todo el país desde 2014 y aún continúan.  Es una guerra de desgaste, con la compañía Irish Waters siendo expulsada de varías ciudades, así como de partes de Cork, Dublín y Limerick.  Los activistas han sido detenidos y algunos todavía están a la espera de juicio por obstrucción a la medición de los contadores de agua.  Como resultado, las protestas se han extendido a los tribunales, con cientos de personas acudiendo a los juicios para mostrar su solidaridad.

La dirección del Partido Laborista ha tomado un gran interés en la caza y captura de los transgresores.  El actual líder Joan Burton es el principal testigo de cargo en un juicio de alto perfil contra Paul Murphy, la Alianza contra la austeridad (Socialist Party), diputados, y otras 33 personas acusadas de cargos inflados e histéricos de "detención ilegal".  En noviembre de 2014 el chófer del coche oficial de Burton fue rodeado por manifestantes en Jobstown y la Gardaí (policia) fue llamada para disolverlos.  En las elecciones generales el Partido Laborista perdió sus dos escaños en Jobstown: una réplica apropiada.

Tal es la hostilidad contra este impuesto que incluso Fianna Fáil incluyo el compromiso de abolirlo en su programa electoral.  La formación de una gran coalición con el Fine Gael se complica por esta promesa y la masiva perdida de credibilidad que sufriría FG.  Los que ya han pagado están exigiendo el reembolso de la tasa.  Tanto el Fianna Fáil como el Sinn Féin han dicho que no habrá ninguna compensación, pero esta cuestión no va a desaparecer si se suprime la tasa.

Derecho a cambiar

La Campaña Derecho al Agua (R2W) se puso en marcha en abril de 2014 a iniciativa de los sindicatos Unite y Mandate, junto con el Sinn Féin, el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP), el Partido Comunista de Irlanda y el Partido de los Trabajadores (WP).  Desde el principio ha estado dominado por SF, en particular, a través del portavoz principal de R2W, Brendan Ogle, un funcionario de Unite.  Ogle ha estado particularmente enfrentado al Partido Socialista (SP) desde el principio y sólo ha soportado al SWP si se comportaba con aduladora sumisión.

El principal objetivo de R2W hasta las elecciones generales fue convocar manifestaciones nacionales en torno a grandes consignas.  A pesar del boicot de masas y la organización de piquetes en las calles, se ha negado una y otra vez a llamar a un boicot de los cargos, o a apoyar la acción directa local.  Ogle afirma que distintos componentes de R2W no apoyan los llamamientos a hacer objeción a la ley.  No hay duda de SF es el principal obstáculo.

A finales de 2014, R2W anunció que iba a dejar de convocar manifestaciones dada la proximidad de las elecciones generales, nuevo objetivo de la campaña.  Se declaró que era hora de elegir a los políticos que "promulgasen las leyes que necesita la gente que les eligen para representarlos" (4).  R2W celebró dos reuniones nacionales en mayo y junio de 2015. Estos eventos, engañosamente titulado "conferencias", no eran nada que se les pareciera.  Dos de los tres llamados pilares de la campaña - los grupos políticos y los sindicatos - fueron autorizados a enviar a sus propios delegados.  Pero el tercero, el "pilar comunitario", no disfrutó de dicha representación.  A los grupos locales no se les permitió elegir sus propios delegados, Ogle y sus aliados escogieron a dedo quienes serían.

R2W se transformó en Right2Change - una campaña para elegir una lista de diputados.  Se adoptó un "documento marco fiscal" para defender un aumento de "más de 9 mil millones euros en el gasto público en cuatro años".  Al parecer, esto "ayudará a crear una sociedad más justa, igualitaria, con una mayor inversión en puestos de trabajo, así como en nuestros sistemas de salud, educación y vivienda, que carecen constantemente de recursos".

Se elaboró una lista de 100 candidatos, dominada por SF - y no sólo porque es el componente mayor.  En Change, una publicación producida por Right2Change para su distribución gratuita, los candidatos del SF son los número uno en todas las listas.  Me han dicho que se trataba de un "error administrativo", pero incluso si es eso, denota una cierta mentalidad.  Esta impresión se vio reforzada por la aparición de Gerry Adams en la plataforma de una manifestación organizada por Right2Change el 20 de febrero, la semana antes de las elecciones.  Se le dio una oportunidad única - que no se concedio a, por ejemplo, los candidatos del SWP de Right2Change – situándole a él y a su partido como la solución para el movimiento apenas unos días antes de la votación.

Ganancias significativas

La situación de la izquierda era cuanto menos extraña en el período previo a esta elección.  La Alianza de la Izquierda Unida (United Left Alliance), que había conseguido cinco diputados en 2011, se había derrumbado a causa de disputas internas en 2013. Clare Daly y Joan Collins, dos de los cinco diputados originales, se presentaron en la lista 'Independientes por el Cambio' en esta ocasión.  La alianza People before Profit (La gente antes que los beneficios), liderada por el SWP se integró en Right2Change, pero también participó como parte de un bloque con la Alianza contra la austeridad (Anty-Austerity Alliance) impulsada por el SP (que se quedó fuera Right2Change).  Este bloque - AAA / PBP – presentó 31 candidatos.  Seis han sido elegidos, con el SWP obteniendo dos nuevos escaños en el Dáil.  Esto supone un gran impulso para la izquierda, y la pone a la par con el Partido Laborista en el nuevo Dáil.  Otros tres candidatos estuvieron muy cerca de conseguir escaños.

Hay que esperar que los compañeros Daly y Collins (reelegidos) se reincorporarán a la izquierda organizada en el Dáil, ayudando a formar un bloque de ocho diputados.  Esto significaría un aumento de los derechos de intervención y proporcionaría un instrumento más eficaz para la defensa de la clase obrera en la cámara.  Los resultados de la izquierda muestran que hay espacio para un partido de la clase obrera y que es urgente e imprescindible actuar juntos.

La izquierda se ha opuesto constantemente a la austeridad y también ha estado en la vanguardia de la campaña por la abolición de la prohibición constitucional del aborto.  Esto le ha proporcionado gran cantidad de apoyo entre los jóvenes y las mujeres - muchos de los cuales participaron en el referéndum que para la legalización del matrimonio homosexual.  Sin exagerar, hoy existe sin duda un sentido de la laicidad mucho más asertivo en la sociedad irlandesa.  La impopularidad de la Iglesia aumenta hasta tal punto que la posición de los partidos mayoritarios sobre el aborto está completamente fuera de sintonía con el electorado.

Mientras tanto, el Sinn Féin ha incrementado significativamente su voto, gracias a los esfuerzos de Right2Change y la falta de un partido de la clase obrera.  Ahora tiene 27 escaños - no tan lejos de FG con 49 y FF con 44, aunque el recuento aun no ha terminado.  Gerry Adams rechaza una coalición con FF, a pesar de que anteriormente no había descartado esta posibilidad. Después de haber visto el colapso del Partido Laborista, ha afirmado que el Sinn Féin no será el socio minoritario de un gobierno de coalición.  Le vendría estupendamente una alianza de los dos partidos mayoritarios (FF-FG), ya que ello proporcionará una clara oportunidad para construir el SF como el partido de la oposición.

El SF no es un partido de la clase obrera, pero ha tenido éxito a la hora de aumentar su apoyo en ausencia de dicho partido.  El Sinn Féin está bastante más a la derecha que Syriza en Grecia y no defiende ninguna versión de socialismo.  La AAA ha sido muy crítica con el SF por negarse a descartar una coalición con Fianna Fáil, pero ahora los compañeros del SP en la AAA se encuentran bajo una gran presión para dejar de lado esa crítica.  En lo que se refiere a Adams y su equipo de dirección, el SF es la única alternativa y todos los grupos de izquierda deberían ayudar a construirla.

Notas

 1 . www.irishexaminer.com/viewpoints/analysis/irelands-austerity-success-is-no-model-for-greece-340662.html.

2 . www.oecdbetterliFéindex.org/countries/ireland.

3 . ‘Old loyalties under threat’ Weekly Worker December 2 2010.

4 . ‘Desire to take power triumphsWeekly Worker January 1 2015.

Feminista y socialista irlandesa, abogada residente en Cork.
Fuente:
http://weeklyworker.co.uk/worker/1096/austerity-parties-punished/
Traducción:
Enrique García

Subscripción por correo electrónico
a nuestras novedades semanales:

El responsable de tratamiento de tus datos es Asociación SinPermiso y la finalidad del tratamiento es hacerte llegar nuestras novedades. Puedes ejercer tus derechos en materia de protección de datos contactando con nosotros*. Para más información consulta nuestra política al respecto (*ver pie de página).