Mujer y familia: tengo miedo de este obispo neoliberal

Gabi Horak

06/05/2007

El FPÖ [siglas del Partido Liberal de Austria] afirma: La familia es un padre, una madre, un niño, y punto. El obispo Andreas Laun, asiente y bendice. Un comentario de Gabi Horak.


He pensado bastante sobre si escribir o no este artículo, sobre si estas persistentes y caducas ideas merecen recibir tanto espacio. Sin embargo al final me he decidido a hacerlo para tener presente y mostrar a los lectores las barbaridades que se pueden llegar a decir en el parlamento en sólo una tarde. Tenemos que confrontarnos una y otra vez a las consignas antifeministas, para no creer erróneamente, desde nuestra zona feminista protegida, que nuestro trabajo está cerca de finalizar.

El FPÖ había invitado al parlamento a Barbara Rosencranz y al obispo Andreas Laun para que hagan una presentación y discutan sobre el tema “Política Familiar liberal: una feminidad sin complejos y una maternidad feliz no son incompatibles”. Se citan algunos estudios durante la tarde. Por supuesto son los estudios correctos con los resultados correctos. (“Esto enfurecerá a las feministas”). Comienzan con las investigaciones científicas del cerebro, donde el “amor de la madre” (Laun) es considerado un estímulo para el desarrollo cerebral. El miedo y el estrés debido a la separación de la madre conllevarán “perjuicios mentales y corporales”. Acaba diciendo: Los niños pequeños, que han sido separados de la madre, son muy nerviosos, perturbados, enfermos. Una mujer del público llega incluso a afirmar (cita un estudio de los años 50), que los niños “abandonados” se convierten después en asesinos. A la mujer "abandonante", a la que se le ha obligado a cumplir a la vez los papeles de madre y trabajadora, está extenuada, y por ello a menudo es una adicta a las pastillas, o está en peligro de suicidarse…

La mujer cerca de mí se levanta y dice: "Los matrimonios homosexuales" no pueden considerarse como una familia. La familia es un padre, una madre, un niño, y punto. E incluso llega a decir que "el concepto de las familias unifamiliares" ha sido inventado por aquellos que desean "la destrucción sistemática de la familia". El obispo Laun está por supuesto de acuerdo con la señora. Añade que hay personas que piensan que "donde hay niños hay familia". "Entonces Hansel, Gretel y la bruja mala también son una familia". Risas en el público. Y, como no podía ser de otra manera, el caballo de batalla de Laun, el diabólico aborto, tampoco podía faltar. Los niños son nuestra “materia prima, ¿cómo podemos aniquilarlos?” La maternidad es un regalo de Dios, una gran vocación. Amén.

El ginecólogo o ginecóloga abortista no sólo no tiene ningún sentido de la moral, sino tampoco de la economía, pues “mata” al cincuenta por ciento de sus clientes potenciales. Y por si eso no fuera suficiente, también hay una ministra de política familiar, que reparte condones a los chicos de 13 años. Laun: “Uno se pregunta, ¿pero qué está pensando? Es una vergüenza para Austria que una mujer así sea ministra”. Con esto, como con todas las otras declaraciones que se realizan esta tarde, ¡viene un asentimiento y un caluroso aplauso del público!

Con respecto al público: La media de edad de los asistentes rondará los cincuenta anos. Hay pues muchas señoras y señores muy mayores, aparte de los ideólogos habituales del Partido Liberal de Austria (Gudenus está sentado detrás de mi y grita una y otra vez "bravo, bravo"). Los asistentes aplauden con entusiasmo, sobre todo algunas comparaciones y "hechos" increíbles que el obispo menciona durante su intervención. “Se exige demasiado a las mujeres cuando se les pide que hagan bien dos tareas de tal magnitud”, dice el obispo, porque los hombres tampoco tienen que hacerlo. Un comentario del publico: “El padre debe seguir siendo el padre y no convertirse en una segunda madre".

Por supuesto, en un acto de FPÖ no podía faltar el tono xenófobo. Y para eso el obispo también es el hombre indicado: "Queremos nuestros propios niños y no unos importados. Porque amamos a Austria, y queremos segur siendo nosotros mismos". Aplausos entusiasmados y gritos de bravo del público. Estoy asustada. Al final el obispo agradeció la invitación, en la que "ha podido discutir sobre este tema con personas razonables". Queda la pregunta: ¿Por qué no me he levantado y le he desmentido, u objetado, o al menos reído con desprecio? En primer lugar, debo confesar, no me he atrevido. En una sala llena a rebosar de ideólogas e ideólogos de derechas, con el obispo en la tarima, preferí permanecer sentada. Además: ¿Que habría aportado mi intervención entre esta gente? Es realmente aterrador que estas personas ocupen asiento en el parlamento como representantes del pueblo, y sobre todo, que cada vez sean más.

Gabi Horak es una activista política feminista austríaca que escribe regularmente en la revista an.schläge.

Fuente:
an.schläge, abril 2007

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