Política en almoneda. Entrevista con la ex-recaudadora de fondos del Partido Republicano de EEUU

Nicole Sexton

06/04/2008

Nicole Sexton era una avispada empleada en la Oficina del Servicio Nacional de la Casa Blanca cuando fue por vez primera contagiada por la fiebre de la adicción a la política del Distrito Federal y por la creencia de que el gobierno podía hacer “reales” un buen número de “grandiosas ideas”. Pasó entonces al secreto y harto lucrativo mundo de la recaudación de fondos en Washington, el que se dedicó 15 años de su vida llegando a ser uno de los recaudadores de fondos más importantes del Partido Republicano.

Gradualmente, empero, fue desilusionándose con todo el sistema. Y hoy, tras ayudar a los Republicanos a ganar la mayoría en el Senado en 2002-2005 en calidad de de directora de finanzas del Comité Senatorial Republicano Nacional, Sexton ha hecho lo que muy pocos recaudadores de fondos en activo están dispuestos a hacer: dejarlo. Ahora trabaja para la campaña ONE, tratando de concienciar de los problemas del SIDA y de la crisis de la pobreza extrema en todo el planeta.

Autora del libro de próxima aparición Party Favors [Favores de partido] –una narración en estilo de ficción de su experiencia como una de las personas con información confidencial mejor conectadas del GOP [Great Old Party, por sus siglas en inglés: denominación popular del Partido republicano; NT]—, Nicole Sexton concedió una entrevista para los periodistas de The Nation Christopher Hayes y Te-Ping Chen para hablar de su visión de un mundo del que se habla tan poco como el de la recaudación de fondos en la política, para reflexionar sobre lo que anda aquí en juego  y sobre la dificultad de definir prioridades cuando tu política está en almoneda.

Dígame, si yo aspiro a la Casa Blanca y la contrato a usted, ¿cuál es el proceso? ¿Qué me dice usted?

Lo primero será ver su agenda personal de contactos. Montaremos un equipo financiero con la gente que cree en usted; caben ahí desde el propietario de una charcutería al presidente de un banco. Es la base, y tendrá que construir su lista de donantes a partir de ella. Tendrá que recibir también el apoyo del Comité Nacional Republicano del Congreso y de las organizaciones del partido en los distintos estados federados, y ellos le suministrarán recursos o contactos, a través de los cuales conseguir dinero.

¿Y si lo que quisiera es ser congresista? Quiero decir: no conozco a ningún presidente de banco. Lo más probable es que no consiguiera llegar tan lejos.

Cualquiera tiene a alguien cercano que sabe quién tiene una buena agenda de contactos personales. O usted conoce a alguien que es un broker en el marcado de valores o un banquero o que, de una u otra forma, a través de la actividad empresarial, está conectado con gente... El grueso de la gente para la que acabé trabajando... bueno, uno pocos procedían de la Casa, pero la mayoría venían de una posición de Gobernador o habían estado en el sector privado, de modo que eso no representaba una desafío insuperable para ellos.

Cuando usted trabaja para un candidato, qué clase de dinámica se da entre usted y su cliente? ¿Cómo es la relación?

Como recaudador de fondos, probablemente tienes con el candidato la relación más íntima de todo el equipo de campaña. Acabas conociendo a sus amigos, sus ambientes. A veces resulta duro. A algunas personas con las que he trabajado realmente les gusta recaudar dinero y no lo sienten como un ejercicio de presión extorsionadora, pero a otros termina por hacérseles insoportable.

¿Qué es lo normal?

Que no puedan soportarlo. Es toda una tarea. La mayor parte de las veces, en el caso de los senadores, las llamadas están preconcertadas, de modo que los donantes saben que vas a llamar, y tú sabes que conseguirás la donación. Pero aun así, quieren regalarte los oídos con sus opiniones sobre la guerra, o sobre una concreta legislación en curso o sobre una legislación pendiente. Después de todo, y no puedes pasarlo por alto, pagan por tu tiempo. No iría tan lejos como para decir que se truecan dólares por leyes, pero desde luego tienes que prestarles oídos. Es parte del trato.

Háblenos un poco de la psicología del donante. Me parece que hay muchas razones por las que se puede dar dinero: afinidad ideológica, vínculos personales o sociales...

Vínculos personales o sociales, o porque es un buen negocio. Y si estamos hablando de cheques millonarios, lo más común es que se trate de buenos negocios. Muchos grandes contribuyentes a las campañas firman cheques en los pasillos por esta razón.

¿Qué le convierte a uno en un buen recaudador de fondos?

Una buena agenda de contactos. Sentirse cómodo pidiendo dinero. Y luego, si eres un buen recaudador de fondos y eres listo, saber a quién dirigirse. Si, por ejemplo, eres el recaudador de un Senador que está en el Comité de Petróleo y Gas, le pasarás 25 números telefónicos para que haga otras tantas llamadas a gentes activas en esa industria. Los senadores consiguen un montón de dinero, y el recaudador de fondos se lleva un porcentaje del total.

¿Hay una norma en la profesión?

El diez por ciento. Aunque ahora mismo mucha gente está cargando un 15%. Algunos se llevan también un monto fijo mensual, normalmente 5.000 dólares, y luego van a porcentaje sólo en las mayores donaciones. O si eres un recaudador de fondos que no te dedicas precisamente a grandes donaciones, sino que sólo gestionas el correo directo o la porción de captación de fondos por Internet, te llevas un porcentaje del total. Todo se hace por porcentajes.

¿Qué cuesta una campaña en Missuri? ¿15 millones? ¿20 millones?

Yo diría que entre 12 y 15 millones.

De modo que puedes hacerte con 1,5 millones.

No es inaudito. La gente se hace con un montón de dinero. Eso ha complicado mucho todo el negocio.

¿Porque demasiado dinero va a parar de la campaña a los bolsillos de los consultores?

Demasiado va a parar a la caja de gasto. Ahora mismo tenemos asesores en finanzas y medios de comunicación comprando segundas residencias gracias a sus cuotas: y se trata de dinero procedente del tipo que dona 50 dólares y trabaja como dependiente en unos grandes almacenes. A medida que progresé en mi carrera, fui viendo cada vez más dinero y más apropiación indebida de fondos y más desprecio por los donantes. En el mundo político de hoy, a menos que puedas gastarte 2000 dólares para acudir a una recepción en la que aparecerá el candidato, las probabilidades de que puedas siquiera llegar a estrechar la mano del candidato o preguntarle algo son prácticamente cero. A mí esto me abrió los ojos, percatarme de la total desconexión entre el individuo y el cargo electo. No pasa con todos los políticos, pero a mí me bastó para no querer seguir siendo parte de eso.

¿Por qué?

Me sentía irrespetuosa y sucia. Veo a un montón de gente trabajando en el sector, y están consumidos por el ansia, no de recaudar fondos para el candidato, sino para sí mismos. Es un sector poco conocido, no regulado, y nadie habla de él porque nadie se va o lo deja. ¿Pero cómo puedes ser fiel a tus propias convicciones, si estás continuamente en busca de nuevos clientes? No hay el menor compás moral aquí.

¿Por eso lo dejó?

Sí. Porque terminó siendo más un juego de cifras y de cuántas casillas adelantabas que de real comprensión de lo que era la ideología. Y llegué a tener graves reservas respecto de algunos candidatos a los que tenía que ayudar a seguir en el cargo. Sentía que les importaban un higo sus electores, o que se servían de su posición en ventaja propia... Creo firmemente en la limitación de mandatos. El dulce perfume del poder es intoxicante. Hay que replantearse todo el sistema.

¿Qué quiere decir con eso?

Primero, debería haber límites al período de tiempo que un candidato puede captar fondos. Ahora mismo, Hilary está recaudando fondos para su carrera desde hace al menos seis años. Y en algún momento el dólar se convierte en algo mucho más importante que el tipo de dirigente que pretendes ser.  Por eso las llaman las primarias verdes [el billete de dólar es de color verde; T.]. Deberíamos exigir a las cadenas de televisión que ofrecieran cierta cantidad de espacio gratuito para los candidatos, y creo que debería ponerse un límite a la cantidad de dinero propio que un candidato o una candidata puede invertir en campaña. Hay un montón de cambios que podrían hacerse, pero todos llevarían a lo mismo: a erradicar el negocio de la recaudación de fondos y a quitarles el dinero a las cadenas televisivas y a los consultores que ganan fortunas. Nadie luchará por eso.

¿Qué piensa de los pequeños donantes de Obama?

Es bonito. Obama es el único cuyas operaciones de recaudación de dinero empezaron modestamente y fueron creciendo de manera consistente.

¿Qué potencial cree usted que tiene Internet como un sumador de pequeñas donaciones? Y más allá de Obama, ¿se puede conseguir juntar un buen montón de dinero por Internet?

Desde luego. Yo creo que Internet substituirá al correo directo; ya está haciéndolo entre los Demócratas. Los Republicanos todavía están apegados al correo directo, pero eso cambiará. Si se fija en Huckabee, verá que ni siquiera tiene un director de finanzas, y mire lo lejos que ha llegado (...)

Nicole Sexton ha sido durante 15 años una de las más destacadas recaudadoras de fondos para campañas electorales del Partido Republicano en EEUU. Profundamente decepcionada con esa actividad, ahora trabaja en el sector público voluntario en tareas humanitarias.

Traducción para www.sinpermiso.info: Ramona Sedeño

Fuente:
The Nation, 1 abril 2008
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