Carta a una amiga sobre la situación política en la Argentina

Hugo Moreno

22/06/2008

París, 15 de junio de 2008

Mi querida amiga,

Comprendo y comparto tus sentimientos frente a la situación tan difícil (casi dramática) que vive el país desde marzo. Con mi mensaje precedente solo quería poner el acento en la necesidad de racionalizar la discusión. Este conflicto/enfrentamiento está socavando los principios de una sociedad democrática. Ese es el problema de fondo, y lo que me preocupa, en particular leyendo una infinidad de mensajes, bromas, etc., de un contenido más que dudoso, hasta grosero e insoportable. Pues lo peor es remplazar el pensamiento crítico con la inventiva, el insulto, la descalificación.

El gobierno tiene, por cierto, una responsabilidad mayor en el conflicto (el lockout) de las organizaciones agrarias. Trató mal el asunto de entrada, en particular dejando de lado las instituciones ; luego al no separar la paja del trigo (los grandes y los pequeños y medios productores). El impuesto  (o retenciones móviles) tendría que haberse discutido en el congreso, y aplicarse a diferentes niveles. Eso está claro, como claro está que se trata de una medida legítima y justa : la disputa por la extraordinaria renta agraria y las fabulosas ganancias de los grandes grupos. El gobierno de Cristina Kirchner tenía (y tiene) la legitimidad y la legalidad que le acordó el 46 % de los votos hace apenas seis meses. Que con este conflicto estén dilapidando este capital político, es probable, pero es otra cosa.

El monopolio de los medios, la prensa, TV, etc., en manos de la derecha conservadora, salvo excepciones, contribuyó a crear el clima actual. Es suficiente leer los editoriales de La Nación y Clarín.  "Los Montoneros en el poder", frecuente en la pluma de Mariano Grondona, el amigo y defensor de los militares, y el mensaje de miedo que transmiten, reemplazan el raciocinio. Se agregan los miles de mails nauseabundos que circulan. Ahí se juntan, paradoja nada extraña, desde la ultraderecha y la ultraizquierda; desde la Sociedad Rural y las "señoras gordas" del Barrio Norte y Recoleta, hasta los pequeños y medios productores agrarios, sectores importantes de las clases medias, incluídos algunos populares. Alfredo de Angeli, el jefe entrerriano de la Federacion Agraria, con sus discursos incendiarios y el "estamos en guerra", o el delirio de Elisa Carrió acusando a los “K” de fascistas, es una expresión de esta confusión.

Este es un gobierno de centro/derecha. Si se analiza con precaución la política económica, puede deducirse que tiene poco de progresista. Su modelo económico, en lo esencial, no difiere del establecido hace tiempo, salvo que la coyuntura, a partir del 2003, fue y sigue siendo favorable. El crecimiento económico es notable, con la creación de más de un millón de empleos, aunque no se traduzca en una mejor y más justa distribución de la riqueza. Los sectores sociales más golpeados siguen marginados. Sin embargo, partiendo de una base social y política muy restringida (recordemos que Néstor Kirchner fue elegido apenas con el 22 % de votos), encaró medidas significativas : la limpieza de la cúpula militar, de la policia, la depuración la Corte Suprema, la defensa de los derechos humanos, la abolición de las leyes de amnistía (dictadas por Alfonsín y Menem), etc. Esto no se puede desvalorizar, cualquiera sea la opinión que se tenga del gobierno y sus componentes.

Los impuestos a las fabulosas ganancias del agro - en particular de los diez grupos que controlan más del 80 % de la explotación y la exportación -, son absolutamente legítimos. Otra cosa es lo que haga el Estado con las sumas recaudadas. El "tren bala", por ejemplo, es un error garrafal, o mejor dicho un negociado que no tiene nombre. Y así muchos otros, como los beneficios acordados a las empresas petroleras y mineras, por ejemplo. Pero de ahí a cuestionar la legitimidad hay una diferencia notable. La Sociedad Rural (que otrora nombraba los presidentes y que representa siempre el núcleo de la clase terrateniente-financiera) no se equivoca en identificar enemigos. Esta vez,  puso en marcha un proceso que quizá se le escapó de las manos. En particular, con la movilización de los otros sectores, entre ellos  los representados por la Federación Agraria. En algunas provincias del interior, como en Córdoba, se agregó el malestar y el descontento por cuestiones concretas regionales (entre ellas, la elección del gobernador en elecciones viciadas y probablemente fraudulentas).

Felizmente, el descrédito y la debilidad del poder militar, no permiten que se repitan historias del pasado. En otras ocasiones (que conocemos y pagamos muy caro desde 1930) un clima semejante, facilitó las peores aventuras y tragedias. En ese sentido, los "cacerolazos" recientes me hicieron recordar aquellos que precedieron al golpe de Pinochet en 1973... La situación no es la misma, cierto es. Pero las señales y alertas de una crisis mayor son evidentes. Y las crisis, vale recordarlo,  tienen siempre una salida, no siempre la mejor.

Argentina es una sociedad desarticulada, atomizada, golpeada desde hace décadas. El problema no es solo económico, sino social, político, moral. Por encima de la sociedad pasó la dictadura militar, y luego Menem, que apagó la luz. Habría que preguntar a los diez millones de pobres e indigentes qué piensan de las "retenciones", del "conflicto agrario" y/o del gobierno, etc. Están en otra, tratando de sobrevivir, en medio del “cambalache” que con fuerza (y actualidad) “pinta” el tango de Discépolo. Mientras tanto, y a pesar del lockout, los grandes pulpos agrarios y exportadores – Cargill, Aceitera General Deheza (la del senador Urquía cooptado por el kirchnerismo), Bunge, Dreyfus, etc.- siguieron y siguen exportando (más de 10.000 millones de dólares en lo que va del año, con una fabulosa ganancia a pesar del aumento de las retenciones). Ellos no son los perjudicados. Ahí están los hechos y los datos que lo demuestran. Los que pagan “el pato” de la fiesta son siempre los mismos : los sectores más desprotegidos de la sociedad, que soportan el desabastecimiento y la carestía de la vida.

De la crisis actual es probable que se consolide un nuevo bloque conservador. La Nación habla del “partido del campo”... Ese es un temor que comparto : que vuelva la ultraderecha troglodita al poder. Ya lo tenemos a Macri en Buenos Aires (y a Berlusconi y Sarkozy, en Italia y Francia...) Y si los trogloditas vuelven (o los "gorilas", como les decíamos), los tiempos no serán benéficos para las clases subalternas, los pobres, los que no tienen nada y que ni siquiera encontrarán mercado para vender su fuerza de trabajo. Saldrán ganando los mismos de siempre, hoy embarcados en una “patria sojera” cuyas consecuencias pagarán, en todos los niveles, las generaciones futuras.

Para terminar, decir que los "K" son una "tiranía" o identificarlos con el “fascismo”, cualquiera sean (y son) sus defectos, errores, sectarismos, no tiene sentido alguno. Las definiciones no son inocentes. De ellas se deducen llamados a la acción. Contra una tiranía o un peligro fascista, vale levantarse, nada más ni nada menos. Pero contra un gobierno elegido democráticamente, con instituciones que funcionan (aunque mal), no tiene sentido alguno. En resumen, no tengo simpatía por los "K", pero mucho menos por los otros. Muchísimo menos. La tentativa de desestabilización institucional – que existe, a diferencia del fantasma del “golpe” – está protagonizada por los viejos grupos de la derecha conservadora, incluida la iglesia, pero también por  los “caciques” y los burócratas de un peronismo descompuesto. Por ese lado, también puede haber un real peligro. La inexistencia de una izquierda (y el delirio de los grupúsculos), deja un vacío inmenso. Un gran ausente en esta crisis mayor es el movimiento de los trabajadores urbanos y rurales. Por ahora, al menos, hay un silencio sorprendente. ¿ No será presagio de tormentas en ciernes ? En todo caso, el combate por una alternativa política que levante las banderas de la justicia social – el viejo grito de libertad, igualdad y fraternidad – siempre está a la orden del día. Y este combate se da en todos los terrenos, en la economía, la política, la cultura, la ética.

Un  fuerte abrazo, Hugo.

Hugo Moreno, miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso, es docente-investigador en Ciencias políticas de la Universidad de Paris 8.

Transcripción y traducción para www.sinpermiso.info: Julio Antonio Feo y Hugo Moreno

Fuente:
www.sinpermiso.info, 21 junio 2008

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