70 años de una resistencia portentosa: la Bolsa de Bielsa republicana

Daniel Raventós

13/07/2008

En el séptimo aniversario de la proclamación de la República española y en plena guerra entre las tropas republicanas y las fascistas, sucede un hecho militar curioso y trágico. Producto de la ofensiva lanzada semanas atrás por los que combatían bajo la bandera bicolor rojigualda, una División republicana, la 43, queda aislada en el Alto Aragón, en la provincia de Huesca. Al norte, el Pirineo central y Francia, al Este, Oeste y Sur, el ejército franquista. La población más importante de esta zona aislada es Bielsa, que da entrada al valle más alpino del Pirineo, Pineta. Este pueblo, con un censo que en la actualidad sobrepasa en poco las 500 personas, da nombre a esta situación militar conocida por Bolsa de Bielsa. En la Bolsa hay también otros pueblos como Lafortunada, Puyarruego, Tella, Gistaín, Plan, Javierre, Chisagües, Parzán… Pueblos más o menos escondidos entre valles y montañas de una belleza imponente, la más alta de las cuales es el gran Monte Perdido con 3.355 metros sobre el nivel del mar. Pueblos, valles y montañas que ahora hace 70 años fueron incorporándose a los territorios de ocupación franquista a medida que pasaban las semanas.

Desde abril hasta el 14 de junio de 1938, la División 43 protagonizó una resistencia legendaria. En condiciones de inferioridad militar de todo tipo (aproximadamente con la mitad de tropa que la que dispone la soldadesca franquista, 4 morteros frente a 36, 7 cañones frente a 24, sin contar la descompensación de la fuerza aérea que dejará a Bielsa sin ninguna casa con techo poco antes de la retirada definitiva, en represalia por la aniquilación de la compañía de esquiadores franquistas), lograron resistir dos meses. Más aún, infligieron cuantiosas bajas a los fascistas en distintos choques armados a lo largo de estos dos meses.

Es tan importante esta resistencia de la División 43 para la República, que viene sufriendo en los meses previos muchas derrotas, que Juan Negrín, jefe entonces del Gobierno republicano, y Vicente Rojo, jefe del Estado Mayor Central, entre otros, viajan a Bielsa a mediados de mayo de 1938, en reconocimiento al  papel militar de resistencia que se está desarrollando en aquellas tierras pirenaicas aragonesas. La Vanguardia, un periódico entonces de la Barcelona republicana, dedica varias páginas a lo largo de estas semanas a la lucha de la División 43, cuya resistencia no duda en calificar de "gesta".

Pero las condiciones son duras y la desconexión con el grueso del territorio republicano un gravísimo inconveniente que resultará imposible de mantener. Las tropas de la rojigualda intensifican cada vez más su ofensiva para acabar con esta resistencia. Antonio Beltrán Casaña, de sobrenombre L'Esquinazau (en aragonés esta palabras designa al espinazo, y un antepasado suyo la utilizaba a menudo para referirse a un duro día de trabajo) es el jefe de la 43 División y, por los hechos conocidos, un mando de inteligencia natural grande, querido y respetado por las tropas. El jefe de la 43 División tenía por entonces 41 años, y a los 19 ya había participado con las tropas de Pancho Villa en el asalto de Columbus. Acabó muriendo en 1960 en México, después de una vida de leyenda. L'Esquinazau intenta más de alguna vez enlazar con el territorio fiel a la tricolor, pero todos los esfuerzos quedan abortados.

Finalmente, cuando la resistencia es ya imposible, se decide la evacuación de la población civil, más de 4.000 personas, por distintos collados pirenaicos de más de 2.000 metros de altitud sobre el nivel del mar (la comunicación con Francia por carretera, mediante el túnel de Bielsa-Aragnouet, no se realizó hasta 1976). Para quienes no conozcan las condiciones meteorológicas de estas alturas de los Pirineos, habrá que puntualizar que a principios de junio, aún hay mucha nieve y las temperaturas nocturnas pueden bajar con mucha facilidad a varios grados bajo cero.

Las tropas exhaustas de la 43 División no son bien acogidas por la Francia oficial. Son las fuerzas de solidaridad, de sindicatos y organizaciones populares, que les dan el calor (y los generosos alimentos) que no les ofrecen las autoridades. La Francia oficial exige a las tropas regresar "con Franco o con la República". Si con Franco, se les ofrece un coche-cama a Irún, si con la República, habrán de ir en un tren de mercancías a Port Bou. Se pregunta uno a uno, el resultado es: 6.889 milicianos optan por viajar en mercancías a Port Bou, con la República, para seguir resistiendo a los rebeldes; 411 hombres y 5 enfermeras eligen viajar en coche cama a Irún, con los fascistas. Así, pues, más de un 94% elige seguir empuñando las armas en defensa de la República, menos de un 6% prefiere ir con la España ultranacionalista de Franco.

De estos sucesos se han cumplido recientemente 70 años.

El primer día de julio, por razones que ahora poco importan, tuve que pasar con mi hermano Sergi por el estratégico collado pirenaico fronterizo conocido por los franceses como Port Vieux, por los de habla española como Puerto Viejo y por la gente del lugar como Puerto Bielho. Está exactamente a 2.378 metros sobre el nivel del mar. Al sur se encuentra el Reino de España, al norte está la República de Francia. En todos los puntos que alcanza la vista, esta forma de belleza inhóspita e inigualable: montañas inmensas, muchas de ellas de más de 3.000 metros. Allá encontramos una placa de mármol con esta inscripción, sin firma:

"A cuantos cruzaron este puerto para romper el bloqueo de 'la Bolsa de Bielsa' por defender la libertad frente al fascismo.
En honor a la población civil altoaragonesa y a la 43 División republicana.
Dignidad, memoria y paz.
Puerto Bielho 1938-2008"

Pues eso, memoria.

Daniel Raventós es miembro del Comité de Redacción de SINPERMISO. Su último libro es Las condiciones materiales de la libertad (El Viejo Topo, 2007).

Fuente:
www.sinpermiso.info, 13 de julio de 2008

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