Se llegó al pico de las emisiones de dióxido de carbono

Joan Martínez Alier

03/05/2009

En mayo de 2008 se anunciaba que la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera había alcanzado una cifra récord a nivel mundial, 387 partes por millón (ppm) según las mediciones realizadas desde el Observatorio Mauna Loa, en Hawai (Estados Unidos). Esto significaba un aumento del 30% en un siglo, desde la concentración de 300 ppm que Svante Arrhenius conocía al escribir en 1895 los primeros artículos científicos sobre el aumento del efecto invernadero. Es más, entre 1970 y 2000, la concentración aumentó unas 1,5 ppm al año, pero desde 2000 hasta el 2007 el crecimiento medio había sido de 2,1 ppm. A principios del 2008, estábamos dirigiéndonos a toda velocidad a una concentración de 450 ppm en 30 años más. Pero la crisis económica supone afortunadamente un cambio de tendencia.

En el mundo y por coincidencia en España, el pico de emisiones de CO2 se alcanzó en el 2007. La concentración todavía subirá (ya no tan rápido) pues las emisiones superan mucho las que pueden ser absorbidas por los océanos, los suelos y la nueva vegetación. Según el Panel Internacional del Cambio Climático deberíamos reducirlas lo más pronto posible a menos de la mitad de las actuales. Ese objetivo está lejos de lograrse, pero bienvenida sea la noticia de que el pico de las emisiones ha sido alcanzado. No sabemos todavía si este pico mundial será el definitivo o si será un pico en una cordillera de picos que lleve a un desastre climático. En España, el pico de emisiones de dióxido de carbono de 2007 será definitivo, lo más probable es que nunca más vayamos a alcanzar esos niveles.

En España

Las emisiones de gases de efecto invernadero crecieron en 2007 un 2,1% respecto al año anterior, por lo que España superaba ya en un 52,6% las emisiones de 1990, año de referencia en el Protocolo de Kioto. Podíamos crecer 15% bajo la burbuja europea, y habíamos crecido 52,6%.

Las emisiones españolas de CO2 bajan en el 2008 y 2009 gracias a la crisis económica. El recorte de producción en el sector eléctrico, la reducción del consumo de petróleo y el aumento de energía eólica y la presencia mayor del gas en centrales de ciclo combinado, explican la baja de entre el 5% y el 6% de emisiones en el 2008. La producción industrial cayó en diciembre de 2008 un 19,6% respecto al mismo mes del año anterior. Se prevé que la producción de cemento baje en España de 50 a 30 millones de toneladas al año.

El parón de las industrias les llevó a finales del 2008 a la venta masiva de derechos de CO2 que recibieron gratis del gobierno español en abril, dentro de la normativa europea. La crisis ha producido una abundancia de permisos. Por eso bajó el precio del CO2 en España e internacionalmente. Eso es malo en el sentido que quita incentivos a la producción de las energías renovables. El gobierno debería restringir los permisos en el 2009.

Hay que notar que el mercado de permisos de carbono es un mercado totalmente artificial, ya que la oferta de permisos depende de la voluntad política de restringir las emisiones, no bajándolas al nivel necesario, sino dentro de lo tolerable económica y políticamente.

En España, la reducción total de emisiones puede rondar el 6% en el 2008. Y puede preverse que la disminución en el 2009 sea otros 8% (por la crisis económica y por ser por ahora un buen año hidroeléctrico). La reducción del consumo de energía permite además una sustitución más rápida entre fuentes de energía que favorezca la conservación, la energía eólica y la energía solar, siempre que los precios sean algo sensatos (es decir, que no se subsidie el carbón). Es absurdo que en una situación como la actual se impulse centrales termoeléctricas de lignito, como la prevista en Mequinenza.

El gobierno español se precipitó en 2008 al decir que compraría permisos de emisión de CO2 de países europeos a los que les sobran permisos. Se llama "hot air" a los permisos sobrantes en países del Este cuyas economías decrecieron tras 1990 y cuya eficiencia energética aumentó después del cambio político (Rusia, Ucrania, Polonia). Con las generosas cuotas que en Kyoto en 1997 nos auto-adjudicamos los europeos (para España, aumento de 15% respecto a 1990), también aparecerá ya hot air en Europa occidental y hasta en España en algunos años, si sigue la crisis. Eso va contra el esfuerzo continuado en disminuir las emisiones.

Hacia Copenhague

Habrá una disminución del PIB en Estados Unidos, la Unión Europea, otros países europeos y Japón en 2009. En Estados Unidos, en los nueves meses desde agosto del 2008, ha bajado el consumo de gasolina no menos del diez por ciento. En el 2008 y 2009, puede estimarse una baja de las emisiones de esos países (que en conjunto abarcan más del 40 por ciento del total de emisiones) de 5 por ciento al año. Eso es realmente alto en comparación con los objetivos hasta ahora barajados.

Pero por un problema de censura mental, ni el IPCC ni el Informe Stern ni la Comisión Europea habían contemplado escenarios de decrecimiento durante dos años de la economía mundial seguidos, tal vez, de estancamiento a la manera de Japón.

Las economías de Sudamérica, que en la época neoliberal se reprimarizaron, volcándose a la exportación de materias primas (bajo el liderazgo del presidente Lula) están pagando ahora un precio alto. Su crecimiento ha sido interrumpido por la crisis. En el 2009, al haber empeorado la relación de intercambio para los productos primarios cuyos precios han bajado a la mitad desde agosto del 2008 (carbón, petróleo, mineral de hierro, cobre, y también la soja), las economías de América latina no crecerán. Al contrario,  decrecerán un poco. La relación de intercambio  (precios de exportaciones en comparación con precios de importaciones) bajarán , se estima, un 15 por ciento.

El aumento de emisiones en la India estará en proporción al crecimiento de sus economías, que será tal vez de un 5 por ciento en el 2009. En la India, las emisiones de CO2 están muy por debajo del promedio mundial (15 % de la población mundial con 4% de las emisiones). En China, el crecimiento económico parece que será del 7 por ciento, las emisiones crecerán bastante pero un poco menos que la economía. Las emisiones de China per capita se acercan al promedio mundial y en conjunto es ya el país con mayores emisiones. Pero al hacer la cuenta se ve que el descenso de emisiones en los países ricos no será compensado por el aumento en China, India y algunos otros pocos países cuyas economías crezcan. Por tanto habrá un descenso de las emisiones mundiales.

¿Cómo será esto recibido en la reunión de cambio climático de Copenhague en diciembre del 2009? ¿Se reconocerá que la crisis económica en los países ricos ha tenido ese efecto beneficioso? ¿Se elogiará el decrecimiento económico de los países ricos? ¿Se tomará un compromiso de mayores reducciones en el futuro, incluso si se recupera el crecimiento económico?

Joan Martínez Alier es catedrático de teoría económica en la Universidad Autónoma de Barcelona y uno de los fundadores de la investigación internacional en economía ecológica.

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Fuente:
www.sinpermiso.info, 3 mayo 2009

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