Mientras el SPD se adhiera a los recortes sociales, se asegura su autodestrucción y es responsable de la división de la izquierda en Alemania. Entrevista

Oskar Lafontaine

06/09/2009

Entrevista realizada por Cordula Eubel y Stephan Haselberger para Tagesspiegel.

Señor Lafontaine, ¿qué es lo que distingue a un buen político?

 (Ríe) No se ofenda usted, pero la pregunta es un poco pedestre. No pasa nada, si usted no se ofende, entonces aún podrá seguir preguntando. Para distinguir a un buen político existen diversos criterios: un buen resultado electoral, contenido político, credibilidad. ¿Qué significa tener credibilidad? Sin credibilidad no se puede tener durante mucho tiempo buenos resultados electorales. ¿Debe un político cuya posición ha modificado admitirla y justificarla para seguir siendo creíble? Desde luego. ¿Conoce usted la historia del señor K de Bertolt Brecht? Éste se encuentra con alguien que le dice: “No ha cambiado usted nada.” Entonces Brecht escribe: “Oh, dijo el señor K., volviéndose blanco.” 

 A [Franz] Müntefering, el secretario general del SPD, también le gusta explicar esta historia.

Su cambio de postura es en cambio el acercamiento a la Agenda 2010, los recortes a las pensiones y el apoyo a las operaciones militares. No se puede decir que el cambio le vaya muy bien. Un buen político presta también atención a las señales del electorado. Y no es algo que el señor Müntefering parezca demostrar por el momento.     

 En cualquier caso, también usted ha modificado su posición, aunque no lo reconozca. ¿Por qué?

 ¿Qué posición he modificado yo?

 La de la política reformista del SPD. Su entonces compañero Joachim Schwarzer afirma que todo contra lo que usted lucha (Agenda 2010, pensiones a partir de los 67, la reducción de las tasas impositivas más elevadas) ya se encontraba en su programa electoral del SPD de 1998.

Eso son cuentos para infantes. Puede que el programa fuese un compromiso entre Schröder y yo, pero quien diga que la Agenda 2010 y la renta a los 67 estaban en el programa electoral del SPD de 1998 tiene problemas de memoria. De hecho, en el primer mes del gobierno roji-verde revertimos la reducción de pensiones de la administración Kohl. Después, como figura en el programa, corregimos     los errores de este gobierno con una protección contra el despido improcedente, la Schlechtwettergeld [1] y el pago continuado del salario durante las bajas laborales por enfermedad. Del mismo modo, dificultamos considerablemente el establecimiento de los trabajos basura y los despidos de los trabajadores pluriempleados, y luchamos contra los vacios legales que permitían la evasión de impuestos. También reforzamos los impuestos ecológicos y las tasas a las transacciones internacionales. El BDI [Bund der Industriellen – Patronal de los empresarios industriales] me llamó por ello “los grilletes de Schröder”. Porque quise regular los mercados financieros y poner fin al dumping de los impuestos a escala europea el tabloide británico The Sun me llamó el hombre más peligroso de Europa. ¿Y pretende usted que yo haya cantado a las maravillas del neoliberalismo?    

 Tras las elecciones de 1998 usted ha explicado que se dio una “correctura necesaria” en las ayudas por desempleo. “Queremos que el Estado social lleve sus bienes y servicios a la gente que los necesita.” ¿En qué se diferencia del Hartz-IV?

Ocurría a menudo que se abusaba de las ayudas por desempleo a través de las esposas de los  autónomos (Selbstständigen), que se empleaban por poco tiempo y entonces cobraban las ayudas por desempleo. No tiene nada que ver con el Hartz-IV [2]. Hay, empero, un punto importante en el que me corregiría. Entonces favorecía la reducción de los costes salariales laterales. Después, cuando leí al ordoliberal Alexander Rüstow [3], quien también consideraba las contribuciones del trabajador en el trabajo social no como otra cosa que como salario (Arbeitgeberanteil bei den Sozialbeiträgen nichts anderes als Lohn), aprendí que la reinvidicación de una reducción de los Lohnfortzahlung no es otra cosa que la reinvidicación de una reducción salarial. Y una reducción salarial es algo que nunca se ha de apoyar. 

 En su libro El corazón late a la izquierda [edición española: Barcelona, Paidós, 2000], que tras su dimisión...

 Ahora usted procederá a hacer un recuento del pasado. Eso me pone de los nervios. Yo quería hablar con usted del futuro...

 En eso estamos de acuerdo. En su libro justifica la negativa del SPD a trabajar conjuntamente con el antiguo PDS, entre otras razones, por su rechazo al euro, su posición crítica a la OTAN y por considerar sus promesas sociopolíticas imposibles de financiar. ¿Qué ha cambiado desde entonces?

 Es usted un tipo duro. Le respondo de todos modos: hoy La Izquierda acepta el euro. La OTAN se ha convertido en una alianza para la intervención militar y lleva a cabo guerras contra el derecho internacional. El reproche hacia la imposibilidad de financiar las propuestas del PDS era excesivo. Si tuviésemos la media de impuestos en Europa, dispondríamos de más de 100.000 millones en el erario público. Si tuviésemos los impuestos fiscales de los daneses, la mano visible de Alemania se llevaría 350.000 millones de euros más. 

 La Izquierda promete en la campaña electoral más servicios sociales y programas de inversiones, que costarían al menos 200.000 millones de euros. ¿Le parece eso financiable?

 Con los impuestos sobre la renta de Dinamarca o Suecia tendríamos miles de millones para llevarlo a cabo. Somos el único partido que ha hecho una propuesta financiera comprensible. No nos espanta vincular los recortes de impuestos a los trabajadores y pequeñas y medianas empresas con fuertes subidas de impuestos para los acomodados y quienes más ganan. Impuestos a los millonarios, impuestos a las transferencias bursátiles, un impuesto más elevado a las herencias, un incremento de los tipos impositivos a las rentas más elevadas y una mayor tasación de las compañías conducen a la justicia impositiva y a que haya el dinero suficiente en el erario público.

¿Puede ser que su discurso en la crisis no haya calado?

Lo ocurrido es más bien lo contrario. Nuestra propuesta de poner a los bancos bajo control estatal ha sido asumida por el profesor [Hans-Werner] Sinn [presidente del Ifo Institut für Wirtschaftsforschung – Instituto Ifo para la Investigación económica], uno de los exponentes del neoliberalismo. Del mismo modo que la demanda de un paquete de estímulos económicos. La propuesta de ampliar las ayudas a los desempleados ha sido reconocida por el profesor Franz, presidente del consejo de expertos económicos (Sachverständigenrats). Nuestra propuesta de fiscalizar a los acomodados, la reconocen ahora la DIW (Deutsches Institut für Wirtschaftsforschung – Instituto alemán para la investigación económica) y el profesor Bofinger, experto en economía. Nuestras propuestas serán reconocidas, pero por desgracia no se implementarán.

¿Por qué entonces no saca provecho de ello la Izquierda en las encuestas de opinión?

Porque muchos medios de comunicación se dedican a propagar prejuicios y clichés sobre La Izquierda, como los que contienen sus preguntas. Entonces sólo me queda citar a Elisabeth Noelle-Neumann [4]: “Con un periodismo que cierra filas los mecanismos de defensa no son sino abrogados y el individuo no puede eludir la influencia de los medios de comunicación de masas”. La editorial Springer, que quiere combatir por todos los medios las declaraciones de los presidentes y vicepresidentes de La Izquierda, no se encuentra sola en esta labor.

Señor Lafontaine, las encuestas dan un 22% de intención de voto al SPD: ¿le embarga la alegría o la tristeza?

No puedo alegrarme de eso. Si el SPD sigue siendo tan débil, triunfarán [Angela] Merkel y [Guido] Westerwelle [líder del liberal FDP].

¿Qué pasará si el actual SPD aterriza por debajo del 25 por ciento?

No soy profeta. Pero un partido cuyos resultados electorales vayan camino de encontrarse por debajo de la mitad de los que tenía hace diez años debería preguntarse si debería haber hecho otra cosa, a nivel personal y de contenido. Un partido popular es para mí solamente el partido que representa los intereses de la mayoría de la población. Y ése no es claramente el caso del SPD actual. Sólo debe usted ver los resultados: salarios en declive, pensiones en declive, servicios sociales en declive.    

¿Sería útil una coalición roji-roja [SPD-La Izquierda] en el Sarre para preparar una coalición federal de cara al 2013?

No creo que una coalición a nivel de un estado federado esté ligada a la política federal. Se trataría únicamente de la evidencia de que también en el Oeste es posible un gobierno entre el SPD y La Izquierda.

¿Votaría La Izquierda al candidato del SPD Heiko Maas para el cargo de presidente del Sarre, aunque el SPD no votaría a Oskar Lafontaine?

Si el SPD es más fuerte que nosotros, nosotros no tenemos ningún problema. Que el SPD en Turingia y el Sarre sólo quiera trabajar con nosotros, cuando nosotros no podemos hacer presidente a su candidato, no deja de ser un acto infantil.

¿Hasta qué punto son aún responsables de la división de la izquierda alemana?

No debe usted confundir la causa con el efecto. El nuevo partido de La Izquieda es ua respuesta a los recortes en los servicios sociales y las guerras contra el derecho internacional. Mientras el SPD se adhiera a ello, se asegura su autodestrucción y es responsable de la división de la izquierda en Alemania.

 

Notas de traducción:

[1] Schlechtwettergeld (literalmente: “dinero por el mal tiempo”) fue en Alemania una operación de la oficina de trabajo para el sector de la construcción entre 1 de noviembre al 31 de marzo que garantizaba una compensación salarial por los días en que no se había podido trabajar a causa de las malas condiciones climatológicas. Esta medida fue introducida en 1959 y sustituida en 1996. [2] «Hartz IV fue un programa de contrarreforma y desmontaje del Estado social alemán amparado por el Canciller socialdemócrata Schröder en los años de su coalición gubernamental con los Verdes. Conviene observar que el programa lleva el nombre de su autor, Peter Hartz, un alto ejecutivo de la empresa Volkswagen que, para mayor y ulterior descrédito de esa contrarreforma de signo neoliberal, se vio envuelto luego en diversos escándalos de corrupción, siendo acusado de ellos y condenado en sentencia firme por el alto Tribunal de Braunschweig.»  Nota de traducción de Amaranta Süss a Elmar Altvater, “Alemania: el acertijo de las coaliciones políticas”, Sin Permiso, 10 de febrero de 2008. [3] Alexander Rüstow (1885-1963), sociólogo y economista alemán. Considerado como uno de los ideólogos del ordoliberalismo -corriente de pensamiento fundada por un grupo de políticos y economistas alemanes durante la década de 1930-1940, ligada a la Escuela de Friburgo- y de la economía social de mercado que transformó Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. [4] Elisabeth Noelle-Neumann (1916) es una politóloga alemana. Su contribución más celebre es el modelo de la espiral del silencio -cómo la opinión pública puede influir en las opiniones y acciones individuales-, detallado en Die Schweigespirale. Öffentliche Meinung – unsere soziale Haut. (Múnich, Langen-Müller, 1980). Hay traducción española: La espiral del silencio (Barcelona, Paidós, 1995)

Oskar Lafontaine es el portavoz parlamentario de La Izquierda en el Bundestag.

 

Traducción para www.sinpermiso.info: Àngel Ferrero

 


Fuente:
Tagesspiegel, 16 agosto 2009

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