La obra de Dios demanda una fe ingente. ¿Primera santa australiana?

Peter Cochrane

14/02/2010


El primer milagro que se atribuye a la intercesión de Mary MacKillop (1) fue la curación de una mujer que sufría una leucemia. Milagro que, conocido en 1961, fue aprobado por el Vaticano en 1971 y “oficialmente documentado” en 1993.

El papa Juan Pablo II la beatificó en Sídney en 1995. Este año aconteció un segundo milagro cuando ella intercedió a favor de otra mujer de Sídney con un cáncer de pulmón inoperable. Esta semana, los medios de comunicación, junto con la familia de Kathleen Evans han celebrado su “milagrosa” recuperación. Su continuada buena salud es en realidad una buena noticia, pero ¿qué es un milagro? El sitio web de las hermanas de San José en el norte de Sídney (donde Mary MacKillop está enterrada) dice: “un milagro es generalmente la curación de una enfermedad orgánica de forma que puedan aportarse pruebas científicas del hecho.”

No puede haber pruebas científicas de que una persona muerta, Mary MacKillop, tiene el poder de intercesión con Dios y que ¡además! lo ha persuadido para hacer algo. No solamente la iglesia propone que su procedimiento es “científico”, sino que informa de que miles de horas han sido empleadas en el examen de las pruebas “documentales y anecdóticas” de la vida de Mary para dar fe al acontecimiento. Tribunales de obispos, médicos y otros en Sídney y Roma participaron en interrogatorios rigurosos acerca de esta “prueba”.

La santificación precisa de milagros así como de buenas obras. Las pruebas, se nos dice, deben mostrar que tales portentos han sucedido. No hay evidencia disponible para probar que ello ha sucedido, sin embargo la iglesia católica insiste que ha logrado expertos “médicos” así como teólogos para confirmar el milagro. 

Se nos asegura que inmensas cantidades de documentación y un examen profundo y exhaustivo ha llegado a tal conclusión más allá de la duda. Pero la documentación es en gran parte secreta. Así que no podemos pues constatar cómo estos documentos acreditan la vida hacendosa de Mary después de su muerte.

La blogosfera está que bulle con los comentarios, algunos divertidos, otros contundentes. Un blogger argumenta que si un buen número de pacientes enfermos de cáncer rezan a Tiger Woods, seguramente alguno de ellos se curará. ¿Gracias a Tiger Woods? Los expertos preguntan por qué estos milagros médicos parecen confinados al cáncer y no se extienden a otras situaciones como la pérdida de extremidades o de la vista.

Si una iglesia quiere convertir a alguien en santo, quizás ello no es un asunto para nadie fuera de esta iglesia. Pero cuando esta iglesia invoca a la ciencia y a la erudición histórica entonces tenemos el derecho a examinar la cuestión rigurosamente. La ciencia debe ser defendida contra los estafadores, y en este caso la apropiación por parte de la iglesia de la etiqueta “ciencia” es grotesca. 

Parece que la iglesia es reacia a reconocer la apreciación médica de la poco frecuente recuperación de enfermedades terminales, es decir la “remisión espontánea” o “regresión”. Ha sido objeto de examen científico ocasional a lo largo de décadas, empezando (hasta donde yo conozco) en 1966 con Spontaneous Regression of Cancer (Regresión espontánea del cáncer) de W.H. Cole y T.C. Everson.

Admitieron que las causas de la remisión no son claras. También escrutaron hipótesis, entre las que incluyeron la mediación inmune, los factores hormonales y genéticos. Notaron que la fiebre a menudo parece desempeñar un papel.

La frecuencia de esta forma de aplazamiento es conjetural. La proporción más comúnmente citada es un caso entre 60.000-100.000, pero otros piensan que es más frecuente.

Coloquialmente, podemos llamarlo el fenómeno de “uno-entre-un-millón". Sucede esto también en otro sentido, demasiados casos de pacientes de “uno-entre-un-millón” sufren un efecto mortal o debilitante a causa de un medicamento o de una vacuna. ¿Son también esos fenómenos consecuencia de la acción divina?

No tengo experiencia médica. Simplemente quiero observar que existe un reconocimiento clínico de las remisiones espontáneas. Como tantos misterios médicos, este fenómeno estará sometido durante mucho tiempo a la observación sistemática, a hipótesis, a experimentaciones, a una mejor comprensión y, eventualmente, a una explicación racional.

Lo que estamos viendo no es un milagro, sino un misterio. En tiempos medievales, muchos misterios fueron atribuidos a los milagros. A lo largo de los años, uno por uno, los “milagros” de todo tipo han sucumbido a la explicación racional.

Sin embargo aún hoy la iglesia está trabajando a destajo para reinstaurar el medievo. No quiero que los considerables logros mundanos de Mary MacKillop se pierdan en chorradas. Sí que se puede honrar su vida y su trabajo, pero la iglesia debería poner fin a su campaña en favor de lo sobrenatural y poner su tiempo, dinero y esfuerzo en la investigación contra el cáncer.

Nota de los T.: (1) Monja que vivió de 1842 a 1909, cofundadora de la orden de Las Hermanas de San José del Corazón Sagrado. Es la primera y única persona beatificada de Australia y se espera que se declarará santa este año de 2010, extremo que la convertirá no solamente en la primera santa australiana sino en la primera santa excomulgada (en 1871, supuestamente por insubordinación al Vaticano).

Peter Cochrane es un historiador australiano autor de varios libros. El último es Colonial Ambitions

Traducción para www.sinpermiso.info: Julie Wark y Daniel Raventós

Fuente:
The Sydney Morning Herald, 14 enero 2010
Temática: 

Subscripción por correo electrónico
a nuestras novedades semanales:

El responsable de tratamiento de tus datos es Asociación SinPermiso y la finalidad del tratamiento es hacerte llegar nuestras novedades. Puedes ejercer tus derechos en materia de protección de datos contactando con nosotros*. Para más información consulta nuestra política al respecto (*ver pie de página).