Albert Bachmann, un maestro de espías, muere a los 81 años

William Grimes

15/05/2011

Albert Bachmann, el espía suizo menos eficaz, pero más colorido, cuyo temor de una invasión soviética le llevó a crear un servicio de inteligencia y una fuerza guerrillera desconocida para al gobierno suizo en la década de 1970, murió el 12 de abril en Cork, Irlanda. Tenía 81 años.

 En un anuncio impreso en el periódico de Zurich Tages-Anzeiger, su familia dijo que murió después de una breve enfermedad.

 El Sr. Bachmann, quien tenía el rango de coronel, le trajo glamour a la profesión de espionaje suizo cuando lideró la inteligencia militar suiza que, aunque fue un periodo relativamente breve, estuvo lleno de acontecimientos. Un comunista en su juventud, se convirtió en un detractor del comunismo después de la toma soviética de Checoslovaquia en 1968, que él consideraba como el ensayo general para una invasión a gran escala de Europa occidental.

  Después de haber sido designado para dirigir la inteligencia de Suiza en 1976, Bachmann creó el Proyecto 26, un ejército secreto de 2.000 combatientes de la resistencia entrenados para la guerra de guerrillas contra las tropas soviéticas en el caso de una invasión.

  Para garantizar la supervivencia del estado suizo, compró Liss Ard, una finca de 200 acres cerca de Cork, a servir de refugio y sede de un gobierno en el exilio y, en el sótano de una de las dos casas jorgianas, una bóveda de reservas de oro de Suiza.

  Sus defensores consideraban al Coronel Bachmann como un visionario audaz. Otros estaban de acuerdo con el agente de inteligencia que describió a su antiguo jefe como "un Boy Scout glorificado que veía el mal en todas partes y que creía que sólo él poseía la verdad absoluta acerca de la defensa nacional".

 El Coronel Bachmann cayó en desgracia luego de enviar a uno de sus agentes, un consultor de gestión llamado Kurt Schilling, a espiar a las tropas austriacas mientras realizaban maniobras cerca de la ciudad de St. Pölten, en noviembre de 1979.

 Nunca estuvo claro cual era la necesidad de secreto, ya que el gobierno austriaco había invitado a observadores de todo el bloque del Este a observar las operaciones. Sin embargo, el Sr. Schilling, equipado con mapas, binoculares y una libreta, se pasó varios días husmeando cuarteles militares y puestos de mando antes de que la policía austriaca lo detuviera.

  Apodado "el espía que vino del emmental", en referencia a los quesos más famosos de Suiza, el Sr. Schilling fue sometido a juicio por espionaje. Su misión, dijo a la corte, era la de medir la capacidad del ejército austriaco de resistir un ataque soviético.

  El asunto resultó muy embarazoso para Suiza, y el coronel Bachmann fue suspendido. Investigaciones posteriores de sus actividades expusieron el Proyecto 26 y otras iniciativas relacionadas.

  Todas tomaron por total sorpresa al ministro de defensa suizo, Georges-André Chevallaz, que las halló tan extravagantes que sospechó brevemente de que Bachmann fuera un doble agente.

  El Coronel Bachmann se vio obligado a renunciar de inmediato, con lo que cayó el telón sobre uno de los capítulos más intrigantes de la historia de la guerra fría.

  El Proyecto 26 continuó, bajo distintos nombres, hasta que fue finalmente disuelto en 1990, después de que el gobierno suizo declarara que se trataba de una organización clandestina que operaba fuera del control parlamentario o gubernamental.

  Alberto Bachmann, conocido como Bert, nació el 26 de noviembre de 1929, en Albisrieden, ahora parte de Zúrich, donde su padre era un pintor de brocha gorda. Entró en el negocio de la imprenta y se unió a las Juventudes Libres, la organización juvenil del Partido Laborista de Suiza, de tendencia comunista.

  Después de tomar un brusco giro a la derecha política, realizó su servicio militar obligatorio y encontró de su agrado al ejército. Ascendió a través de los rangos de los servicios de inteligencia, a pesar de su falta de educación formal. Él solía decir que era el único oficial de estado mayor con bigote y un tatuaje en el antebrazo.

  En 1969 Bachmann volvió a causar un gran revuelo al aparecer como autor principal de Defensa Civil, una introducción a la resistencia popular en caso de invasión; se imprimieron 2,6 millones de copias que se distribuyeron en toda Suiza. Su cubierta de color rojo, y la identificación de los izquierdistas e intelectuales como enemigos internos, le valió comparaciones despectivas con el Libro Rojo de Mao.

  Sin inmutarse, se embarcó en una misión secreta propia a Biafra, que en la época luchaba por separarse de Nigeria. Allí, por razones oscuras, operó como agente encubierto como un inglés de clase alta llamado Henry Peel, uno de los varios coloridos nombres que gustaba usar en su trabajo de espionaje. En los servicios de inteligencia alemanes, con quienes los suizos compartían la información, lo conocían como Mano Negra.

  Después de ser ascendido a coronel y nombrado jefe de la inteligencia militar, Bachmann asumió la supervisión de la Oficina Ha, un servicio de inteligencia no oficial creado durante la Segunda Guerra Mundial, y el Servicio Especial D, una fuerza de resistencia similar a las unidades secretas creadas en muchos países de la OTAN, que eran entrenadas para acosar a un ejército de ocupación. Esa fue probablemente la inspiración para el Proyecto 26.

  Con energía e imaginación –quizá demasiada de esta última– el Coronel Bachmann entrenó a sus agentes especiales en las artes de la fabricación de bombas, puntería, encriptación, asesinato y, en deferencia a su antigua profesión, la impresión de folletos. Se confiaba a guías de montaña la tarea de arrear a importantes funcionarios a través de los Alpes.

  Después de haber sido forzado al retiro en 1980, el coronel Bachmann se trasladó a Cork, donde se desempeñó como agente inmobiliario.

  "Él era un personaje increíble con un gran sentido del humor, pero mucha gente pensaba que era un banquero jubilado y no un oficial de inteligencia", le dijo un residente local a The Irish Independent.

 William Grimes escribe regularmente en The New York Times

 Traducción para www.sinpermiso.info: Antonio Zighelboim

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Fuente:
New York Times, 7 de mayo de 2011
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