¿Quién es el pagador de Europa?

Rafael Poch

29/05/2011

La queja alemana sobre el peso de su contribución al fondo de rescate del euro, oculta que en realidad es menor a la de otros países.

¿Quien es el gran pagador de la Europa en crisis? Ciertamente no el contribuyente alemán. Sin embargo ese engañoso mensaje es repetido, una y otra vez, por muchos medios de comunicación y políticos, alemanes. La idea de que "los alemanes son los que más pagan" está firmemente anclada incluso en la opinión pública europea. En Alemania la queja resurge en cada debate sobre fondos de rescate a países en dificultades. En Europa es un asunto político de primer orden, porque erosiona el mismo eje de la Unión Europea y enrarece el ambiente.

En ningún país de Europa el tema de la contribución nacional es tan importante como en Alemania. Su base es que, como mayor economía de la eurozona y por su mayor población, Alemania es la que mas dinero aporta en cifras totales al fondo de estabilización del euro. En cifras reales, que son las que cuentan, no es así.

La parte del PIB que Alemania dedica al fondo la sitúa en el décimo puesto europeo. En contribución per cápita los alemanes están en el sexto puesto, sobre diecisiete países, y hasta los españoles (y los malteses, portugueses, eslovenos e italianos) pagan un poco más que ellos. Pero tanto el gobierno como los medios de comunicación, sostienen activamente la idea de que "somos los pagadores de Europa", lo que a su vez alimenta dicha queja. La actitud alemana en temas de rescate no se entiende sin desenmarañar este embrollo populista.

En números absolutos es verdad que Alemania es la que paga más. Es una cuestión de tamaño de economía y de población. Alemania representa el 30% de la economía de la eurozona y con 80 millones de habitantes es el país más poblado. Por eso su depósito en efectivo al mecanismo de estabilidad del euro (21.700 millones) y sus garantías (168.300 millones) son las mayores.

Según su población el mayor pagador de la eurozona es Luxemburgo, un paíos que no se queja, con 398 euros por habitante. Alemania queda muy lejos, con 265 euros por habitante, en el sexto puesto sobre diecisiete. Según el porcentaje de su PIB dedicado al esfuerzo común, aun más atrás: Alemania se va al décimo puesto, con Malta como líder y por detrás de Portugal, Estonia, Eslovenia, Italia y España. Tanto el criterio de la población como el del rendimiento de su economía, están más cerca de la realidad que las cifras absolutas.

La diferencia es que en ninguno de esos países mencionados se escucha una queja contra el pago o contra una Unión Europea como "unión de transferencias" (Transferunion) término central del debate alemán sobre Europa, que el comisario Joaquín Almunia ridiculizó en su última visita a Berlín.

Francia, que tiene un 20% menos de población que Alemania, contribuye al fondo con 16.300 millones en efectivo y 126.400 millones en garantías, Italia con 14.300 millones y 111.100 millones, respectivamente, y España lo mismo: 9500 millones en efectivo y 73.800 millones en garantías. Y no hay un debate nacional.

Si a eso se añade que el dinero de los rescates se cobra unos suculentos intereses, y que Alemania, y con ella todos los países creditores de Grecia, Irlanda o Portugal, no hacen un mal negocio, la queja del gran pagador es aun más ambigua.

"Mucho más allá del debate de quien paga el 30% del presupuesto comunitario para ayudar ahora a Portugal, ayer a Irlanda y anteayer a Grecia, y que si Europa no debe ser una "unión de transferencias", tenemos que tener una visión más amplia", dijo el Comisario de Competencia, Joaquín Almunia en el foro bilateral hispano-alemán celebrado a principios de abril en Berlín.

"Somos los pagadores de Europa", titula el tabloide Bild, con el que se alimentan espiritualmente millones de alemanes. "Tanto si Grecia se mantiene en el euro como si no, Europa tendrá que pagar las gigantescas deudas del estado quebrado, y eso significa que será el contribuyente alemán el que pagará", insiste el tabloide. En relación a los pocos alemanes que Merkel está situando en los puestos económicos de responsabilidad, Der Spiegel, reproduce esta semana el tópico; "Alemania pone el dinero, mientras que los nombramientos se los lleva Francia". Pero el asunto se contagia: también un semanario mucho menos turbio y de cierta tradición intelectual como Die Zeit, se suma al absurdo.

"El nuevo fondo de rescate del euro será de 700.000 millones –Alemania cargará con el 27%- La distribución de la carga beneficia a los países más pobres de la UE", anuncia en titulares el semanario de Hamburgo, que pertenece a la prensa alemana de calidad. La clase política, especialmente en la coalición de gobierno, alienta claramente esta contaminación con su propio discurso, como recordó la propia Merkel la semana pasada con sus declaraciones sobre las excesivas vacaciones de los europeos meridionales, que en realidad son inferiores que las de los alemanes.

Jürgen Habermas, el número uno de los filósofos alemanes vivos habla de una "berlusconización de Alemania". El filósofo presenta a la canciller Angela Merkel, que en su primer mandato en coalición con los socialdemócratas tuvo un papel digno, como una "euroescéptica" que ha erosionado la "vocación europea" de aquella "Alemania cooperativa" citada en su día por Hans Dietrich Genscher. Ahora sólo está pendiente "del siguiente éxito electoral", dice Habermas. Más allá de los reproches concretos contra países particulares, la constatación es que el populismo también se abre paso en Alemania. El país no es excepción, sino norma en el actual contexto europeo.

El tema es un dato político central de la actual crisis política de la Unión Europea. Por un lado la queja está pudriendo la actitud del alemán medio hacia la UE, por el otro crea un profundo malestar y resentimiento contra la propia Alemania en Bruselas.

Rafael Poch, amigo y colaborador ocasional de SinPermiso, es el corresponsal en Berlín del diario barcelonés La Vanguardia.

Fuente:
La Vanguardia, 28 mayo 2011

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