La germanofobia regresa a Europa

Jörn Kabisch

27/11/2011

Angela Merkel, Wolfgang Schäuble, terroristas neonazis, turistas ebrios en Mallorca... una nación de más de 80 millones de personas es periódicamente reducida a un estereotipo que oscila entre una admiración y un odio idénticamente ingenuos. Culpar exclusivamente a los alemanes de la crisis en el sur de Europa es la última maniobra táctica de los medios de comunicación y políticos españoles. El objetivo es, claro, exonerarse a sí mismos de su propia responsabilidad en el estallido y la gestión de la crisis económica. No lo tienen difícil: los alemanes son en la historia contemporánea occidental –previa cosificación– el objeto de odio más amado. Jörn Kabisch resumió para Freitag esta historia.

Los dos hombres semidesnudos son hoy solamente una curiosidad heráldica. En el viejo escudo de armas prusiano se enmarca el águila negra, el ave que ha sobrevivido a la historia en el actual escudo de la República Federal Alemana. Los dos barbudos sostienen dos garrotes, unos hierbajos por toda ropa. Podría decirse que son la primera representación del “alemán feo”. Las dos figuras proceden de la mitología alemana: salvajes selváticos investidos de una fuerza hercúlea.

Que la casa real prusiana escogiese al Hércules germánico para representarla parece hoy más bien una broma porque, doscientos años después, la imagen sigue viva, pero en un sentido completamente negativo. En la Primera Guerra Mundial apareció ya la imagen del huno teutónico y tras la Segunda es inevitable la del “nazi eterno” cuando aparece el tema del “alemán feo”. Convencidos, suavizadores, negacionistas históricos, denunciantes o personalidades totalitarias: todo encaja con el resentimiento antialemán. El sádico pedante de origen germánico, encarnado por vez primera por Gert Fröbe en 1965 en Goldfinger, pasó pronto al inventario habitual de Hollywood.

A comienzos de los años setenta la figura se convirtió en el hombre del saco de la izquierda alemana. Una década después Otto Köhler escribió en konkret una columna titulada “El alemán feo” (Der hässliche Deutsche). Con la Reunificación y las agresiones de la extrema derecha en los años inmediatamente posteriores –palabras clave: Hoyerswerda, Mölln, Solingen– el estereotipo se actualizó. Duró unos cuantos años, luego apareció en la arena política sólo esporádicamente. 

En último lugar, la gente habla de alemanes feos para referirse a los jugadores de fútbol de su selección debido a su modo de juego especialmente agresivo, sin cultura de juego.

Jörn Kabisch escribe regularmente para Freitag

 

Traducción para www.sinpermiso.info: Àngel Ferrero

 

 


Fuente:
Freitag, 24 de noviembre de 2011
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