Cómo Israel legitima torturar palestinos hasta la muerte

Charlotte Silver

03/03/2013

Cisjordania entera está de luto por el fallecimiento de Arafat Jaradat, torturado hasta la muerte en una prisión israelí,  que deja una viuda embarazada y dos hijos [AFP]

Seis días después de que Arafat Jaradat fuese arrestado por el ejército israelí y el Shin Bet, esta muerto. Entre la fecha de su detención - 18 de febrero - y el día de su muerte - 23 de febrero - su abogado Kamil Sabbagh se reunió con Arafat sólo una vez: en frente de un juez militar en el centro de interrogatorios del Shin Bet de Kishon.

Sabbagh ha informado que cuando vio a Jaradat, el hombre estaba aterrorizado. Arafat dijo a su abogado que tenía un dolor agudo tras ser golpeado y obligado a sentarse en posturas en tensión con las manos atadas detrás de su espalda.

Cuando se anunció su muerte, el Servicio de Prisiones israelí declaró que Arafat - que deja una viuda embarazada y dos hijos - murió de un paro cardíaco. Sin embargo, la autopsia posterior no encontró coágulos de sangre en su corazón. De hecho, la autopsia reveló que Arafat, que había cumplido 30 años este año, tenía una buena salud cardiovascular.

Lo que la autopsia final si encontró , sin embargo, fue que Jaradat había sido golpeado repetídamente en el pecho y el resto del cuerpo y tenía un total de seis huesos rotos en su columna vertebral, los brazos y las piernas, los labios lacerados, y su rostro magullado.

Las torturas que Arafat sufrió antes de morir a manos del Shin Bet israelí es la que habitualmente experimentan muchos palestinos que pasan por las cárceles de Israel. Según la organización de defensa de los derechos de los prisioneros Addameer, desde 1967, han muerto un total de 72 palestinos como consecuencia de torturas y otros 53 por negligencias médicas. Menos de un mes antes de que Jaradat fuese asesinado, Ashraf Abu Dhra murió bajo custodia israelí en un caso que Addameer defiende fue resultado directo de una negligencia médica.

La impunidad legal del Shin Bet, como se conoce al Servicio de Seguridad General (GSS), y sus técnicas de tortura ha sido bien establecida. Entre 2001 y 2011, 700 palestinos han presentado denuncias ante la Fiscalía del Estado israelí, pero no se ha abierto una sola investigación penal.

En una publicación sobre la tortura en 2012  de Adalah , Bana-Shoughry Badarne, un abogado y Director Jurídico del Comité Público contra la Tortura en Israel, escribió: "La impunidad del GSS es absoluta".

El Tribunal Supremo de Israel ha sido extravagantemente útil a la hora de  garantizar la impunidad del Shin Bet y su impermeabilidad ante el derecho internacional, lo que facilita la tortura generalizada y letal.

En agosto de 2012, el Tribunal Supremo de Israel rechazó las peticiones presentadas por las organizaciones de derechos humanos israelíes Adalah, la Asociación por los Derechos Civiles en Israel y PCATI exigiendo que el fiscal general de Israel, Yehuda Weinstein, lleve a cabo investigaciones penales sobre cada denuncia de tortura contra el Shin Bet .

Y en la primera semana de febrero, dos semanas antes de que Arafat fuese asesinado, el Tribunal Superior de Justicia rechazó la petición de Adalah de acceso a los video y grabaciones de audio de todos sus interrogatorios del GSS a fin de cumplir con los requisitos de la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura ( CAT) de la que Israel es signatario.

En mayo de 2009, el UNCAT condenó a Israel por eximir al Shin Bet de grabar en audio y video sus interrogatorios y señaló que esta forma de control es una medida preventiva esencial para prevenir la tortura. Sin embargo, a pesar de esta advertencia, en 2012 el Knesset amplió la exención al Shin Bet otros tres años más.

El Estado de Israel  sostiene que tiene razones de “seguridad nacional” para incumplir con este requisito básico de grabar los interrogatorios, de manera que sus técnicas de interrogatorio no se hagan públicas.

Arafat fue asesinado bajo tortura. La tortura es habitual. Sin embargo, lo que sigue no es rutina: al conocerse su muerte, miles de palestinos, ya unidos en solidaridad con la dura lucha de los presos palestinos en huelga de hambre, respondieron inmediatamente. Al menos 3.000 presos rechazaron sus comidas, miles de personas salieron a las calles de Gaza y tuvieron lugar masivas protestas en toda Cisjordania. Aunque el Estado de Israel continúa desplegando su arsenal mortífero de las armas para reprimir a los palestinos, la banalidad de la maldad de este régimen es, como siempre lo será, eclipsada por la imperiosa voluntad de autodeterminarse de los palestinos.

Charlotte Silver es periodista, graduada en la Universidad de Stanford y vive entre San Francisco y Cisjordania.

Traducción para www.sinpermiso.info: Enrique García

 

Fuente:
http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2013/02/201322511744515745.html

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