Ucrania: Las razones detrás de las protestas EuroMaidan

Petro Pustota

01/12/2013

Después de más de dos décadas de ofertas siempre frustradas de asociar a Ucrania con la UE, la crisis económica y política del proyecto neoliberal europeo se ha encontrado con la horma de su zapato en la Cumbre del Partenariado Oriental de Vilnus: la Federación rusa ha hecho valer su derecho de veto en lo que considera su “zona de influencia” y ha movilizado a los sectores de la oligarquía post-soviética actualmente en el gobierno para bloquear la firma de los Acuerdos de Asociación UE-Ucrania. La respuesta ha sido la importante movilización en la calle de EuroMaidan, que, sin embargo, no ha sido capaz de alterar la decisión gubernamental. Las elecciones presidenciales de 2015 establecerán la correlación de fuerzas entre las opciones geopolíticas que dividen al país desde su independencia, sometido al doble chantaje de la UE y Rusia, como explica Petro Pustota. SP

Los recientes disturbios sociales masivos en ciudades de Ucrania y en la diáspora ucraniana son estructuralmente comparable con la "Revolución Naranja" de 2004. Las protestas en los albores del nuevo milenio se debían a la rotación de las élites políticas. En ese momento los dos candidatos presidenciales claramente apoyaban ciertas orientaciones de política exterior en sus declaraciones previas a las elecciones. Debido a factores geopolíticos duraderos existía una ventana de oportunidad para un cambio externo, opuesto a los viejos principios de la Nomenclatura. La vieja burocracia era bastante moderada a la hora de aplicar el vector de las reformas liberales occidentales. Las razones para ello se pueden encontrar tanto en la esfera política como la económica. Las razones políticas se atribuyen al legado profundo de la convivencia dentro de la URSS con Rusia y otros socios estratégicos de Europa Oriental. Los factores económicos suelen explicarse consecuentemente haciendo referencia al intenso comercio de productos básicos con los estados post-soviéticos vecinos. Si volvemos a la situación actual, el reciente movimiento social llamado EuroMaidan surge de otro dilema de política exterior que ha resultado ser una manifestación de la misma lucha geopolítica.

Desde marzo de 2012, con la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la UE, la elección de la orientación externa de Ucrania se ha convertido en un juego de suma cero entre Occidente y Rusia. Económicamente sin duda carece de una base constructiva, ya que de acuerdo a la lógica clásica es preferible al comercio con los vecinos. Por lo tanto, la elección de un vecino a expensas de otro simplemente contradice el principio de la ventaja comparativa para Ucrania. En un enfoque más amplio, las tensiones geopolíticas también han sido parcialmente resueltas. En marzo de 2013 tuvieron lugar las conversaciones ruso-alemanas relativas a la simplificación del régimen de visados de la UE. Además, se debe recordar que Rusia ingresó en la OMC en agosto de 2012, y que fue apoyada por Alemania. Así pues, los hechos demuestran las ventajas de optar por un diálogo abierto con Rusia para la comunidad económica internacional. En ese caso, Ucrania no habría sido un objeto de lucha entre las partes. Sin embargo, el hecho es que al final tiene que elegir entre un acuerdo de Asociación con la UE y la Unión Aduanera con Bielorrusia, Kazajstán y Rusia. Con todas las limitaciones mencionadas, ello tiene que ver no sólo con factores económicos, sino también factores geopolíticos tangibles.

Los medios de comunicación suelen concentrarse en la dimensión política interna de los cambios entre las elites, que siempre tiene (en el sentido de Guy Debord) un tinte de sociedad-espectáculo. Sin embargo, cada transformación en el sentido de un cambio geopolítico presupone en primer lugar el cumplimiento de determinadas exigencias económicas. Tanto la "Revolución Naranja" como EuroMaidan representan un proyecto de modernización de estilo occidental. Y este exige cambios de liberalización del mercado, que rompan la dependencia de la planificación centralizada y de una productividad basado en incrementos de oferta a favor de la innovación tecnológica y la apertura a la IED (inversión extranjera directa). Estas transformaciones están implícitas en el Consenso de Washington de 1989, originalmente dirigido a los estados latinoamericanos.

La fachada ideológica del (neo) liberalismo y la "sociedad abierta" ha implicado lógicamente una conversión estructural fundamental en la esfera económica. Sus pilares son la austeridad fiscal y una política monetaria expansiva, en línea con los esfuerzos del thatcherismo y la Reaganomics de impulsar una recuperación del lado de la oferta en sus países. Lógicamente, estas políticas fueron ejecutadas a expensas temporalmente de los resultados microeconómicos. Las consecuencias devastadoras para las familias en el caso de las economías anglosajonas han sido parcialmente compensadas por las nuevas posibilidades financieras surgidas de la desregulación económica. Otro aspecto es que la liberalización de los mercados financieros se produce cuando el capitalismo ha agotado las formas de extraer plusvalía a partir de las fuerzas de producción. La fuente de renta liquida que queda es la especulación financiera y la creación de la consiguiente burbuja.

Si se transpone el mismo plan a la realidad de Ucrania, uno puede preguntar evidentemente cómo se van a compensar las pérdidas de los hogares producidas por las políticas neoliberales en una economía atrasada según los estándares de la OCDE. La razón de plantear esta hipótesis es el reciente informe del FMI que exige el ajuste fiscal y la relajación monetaria antes mencionados como condiciones para la ratificación de un Acuerdo de Asociación UE-Ucrania. Principalmente, del lado fiscal, el "aumento significativo por adelantado de las tarifas de gas y calefacción para los hogares", y en la esfera monetaria tipos de interés bajos favorables para la entrada de IED y poca inflación, con el objetivo de impulsar las exportaciones. Las condiciones son cuanto menos dudosas, en primer lugar, desde el punto de vista de los resultados micro-económico en términos de una demanda deprimida. Si las empresas y la inversión extranjeras no son capaces de contribuir a la competitividad de las industrias nacionales "a través de un aumento de la productividad y por lo tanto de un aumento de los salarios, pueden causar una macro-recesión. Este temor se basa en los altos niveles de corrupción locales ( posición 144 ª en la clasificación mundial de transparencia y buena gobernanza) que puede convertirse en un serio obstáculo para la transparencia y equidad de las licitaciones, así como para la recaudación de ingresos públicos vía el pago de impuestos por las empresas.

La otra alternativa que tiene Ucrania – la participación en la Unión Aduanera - no parece tener tampoco muchas ventajas. La economía rusa basada en la exportación de materias primas y energía,  con su relativamente baja tasa de crecimiento de la productividad no puede proporcionar aumento de los salarios de los ucranianos ni mejores resultados macroeconómicos. Además, los exagerados precios del gas ruso que Rusia hace pagar a Ucrania ya han convertido en la comidilla de todo el mundo. Como consecuencia de ello, también se ha importado gas recientemente de Alemania y Austria. Teniendo en cuenta las nuevas posibilidades en política exterior, que pueden producir un cambio político en las elecciones presidenciales de Ucrania en 2015, el vector ruso es bastante anacrónico para la mayoría de los votantes locales, ya que no promete ningún plan estructural que mejore la situación social de Ucrania.

Esto probablemente ha dotado de gran parte de su credibilidad a los manifestantes EuroMaidan, que aspiran a una integración en Europa duradera, de la que se les ha privado temporalmente después de que el gobierno de Kiev suspendiese la redacción del Acuerdo de Asociación. Por lo tanto, ya que los manifestantes no están considerando de manera prioritaria las exigencias económicas de un movimiento geopolítico hacia Europa, sino que lo que les mueve es la imagen abstracta de sus estándares de vida más altos; o en el mejor de los casos, los ejemplos de progreso económico de Estonia y Polonia. El freno al Acuerdo de Asociación también da una oportunidad a todos los partidos de la oposición que siguen haciendo hincapié en la prioridad de los objetivos nacionales por encima de los partidistas. En consecuencia, existe cierta incertidumbre sobre cómo el actual gobierno defenderá sus propias posiciones, siempre y cuando el tema de la puesta en libertad de la ex primer ministra Tymoshenko deje de ser una condición importante para la ratificación de los Acuerdos.

Ucrania se ha visto doblemente constreñida por la necesidad de dialogar a la vez con Occidente y con Rusia, a pesar de que ambas opciones sean mutuamente excluyentes. No es que haya sido una sorpresa, pero en vísperas de la Cumbre del Partenariado Oriental en Vilnius las circunstancias han cambiado de repente. Por supuesto, las exigencias del FMI parecen querer repetir los "éxitos" de las medidas de austeridad impuestas a Grecia y España para combatir la crisis del euro. Pero, al menos, se puede saber en que consisten esas políticas neoliberales. En cambio, las conversaciones entre el presidente ucraniano Yanukovich y su colega ruso Putin están cubiertas por un velo de misterio. Lógicamente, de los dos  chantajes que la UE y Rusia han hecho a Kiev, quizás sea preferible aquel que establece sus propias intenciones explícitamente, por muy insidiosas que estas puedan ser en realidad. Además, la potencial alianza entre la UE y Ucrania parece servir de palanca para otra rotación de élites. Los participantes de EuroMaidan parecen satisfechos con esa perspectiva.

Petro Pustota es el heterónimo de un analista político de izquierdas ucraniano

Traducción para www.sinpermiso.info: Enrique García

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Fuente:
http://www.criticatac.ro/lefteast/euromaidan-protests-in-ukraine-01/

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