Sobre grandes desigualdades, libertad republicana y renta básica. Entrevista

Daniel Raventós

Àngel Ferrero

08/12/2013

Defiendes la aprobación de una Renta Básica (RB) como una medida de izquierdas. ¿Por qué de izquierdas ?

La RB ha sido defendida desde posiciones políticas de izquierdas y de derechas. Con muchas variantes. Estas afirmaciones son fácilmente comprobables echando un vistazo a la multitud de textos y textitos que se han ido escribiendo a lo largo de las últimas tres décadas. Por tanto, defender la RB sin más no informa mucho de la posición política de quien la defiende. En cambio, la concreción, es decir, cómo se financiaría, de qué cantidad (o criterio de cantidad), qué efectos redistributivos de las rentas tendría, qué parte de la población ganaría y qué parte perdería... es lo que nos informará de si la RB defendida es de izquierdas o de derechas. Ahora bien, hay que decir que a pesar de que podemos encontrar mucha diversidad política, los defensores de la RB son en general gente políticamente de izquierdas. Personalmente, defiendo una RB que suponga garantizar la existencia material de toda la población, que implique una gran redistribución de la renta de los más ricos al resto, lo que implica una reforma fiscal para financiarla, y que forme parte de una política económica que impida que unas minorías (multinacionales, bancos, iglesias...) interfieran a voluntad en la existencia material (y, por tanto, en la libertad) de la gran mayoría. Efectivamente, es una concepción de la libertad que entronca con la milenaria tradición republicana. Para esta concepción de la libertad, las grandes desigualdades no permiten la libertad de todos. A medida que los grandes poderes privados son más fuertes, su capacidad para interferir en la existencia material de una gran parte de la población es cada vez mayor. Interferir en la existencia material de las personas, es interferir en su libertad. Y las grandes desigualdades que hacen posible esta interferencia están creciendo de una forma que resulta difícil de concebir. Por citar solamente algunos de los datos recientes que he podido consultar. El informe acabado de publicar de UBS Wealth-X and UBS Billionaire Census 2013, indica que en el Reino de España hay 22 milmillonarios que acumulan una fortuna de 74.000 millones de dólares, unos 55.000 euros al cambio de finales de 2013, lo que equivale a más del 5% del PIB del Reino. Sí, solamente 22 personas. A escala mundial, los datos son todavía más desproporcionados. Los 2.170 humanos que en el 2013 atesoran 6’5 billones (trillones en inglés de los EEUU) de dólares (lo que representa un 60% más desde el año 2009, en cuatro años de crisis) disponen de la misma fortuna que representa todo el PIB mundial menos el de la China y los EEUU. Esta desigualdad creciente empieza a preocupar, y no deforma altruista precisamente, a muchos de sus propios beneficiarios.

Has acentuado la diferencia respecto a otras propuestas. ¿Cuáles son?

Bueno, la RB tiene como una de sus características más distintivas la de ser incondicional. Nótese que esto distingue esta propuesta de todos los subsidios condicionados que existen en varios Estados: subsidios de paro, subsidios para pobres como las rentas mínimas de inserción (cada vez más escasas) de las comunidades autónomas del Reino de España, o de forma más centralizada en Francia, subsidios para personas con carencias físicas o psíquicas... Para tener derecho a estos subsidios debe cumplirse alguna condición o conjunto de condiciones: ser pobre, estar parado, tener algún determinado grado de invalidez... Todas estas prestaciones monetarias son condicionales. ¿Qué problemas tienen los subsidios condicionados? Algunos de estos problemas son muy importantes y suficientemente conocidos. Uno de grave es que los subsidios no universales tienen altísimos costes administrativos en proporción al presupuesto general del programa condicionado. En cambio, la RB representaría una simplificación administrativa de forma obvia porque al no precisar de controles, no hay costes para gestionarla. Otro problema muy citado en la literatura académica es que los subsidios condicionados pueden promover las llamadas trampas de la pobreza y del paro. Se trata de un mecanismo que se autoalimenta y que estimula la persistencia de la pobreza. Estas trampas aparecen por el hecho de que las cantidades monetarias de los subsidios condicionados no son en general acumulativas, es decir, que son subsidios complementarios a una renta ya existente y hasta un umbral establecido. De ahí la inexistencia de estímulos para aceptar ocupaciones a tiempo parcial o de cualquier remuneración. A diferencia de los subsidios condicionados, la RB no constituye un techo, sino que define sólo un nivel básico, a partir del cual las personas pueden acumular otros ingresos. Hay más, pero estos son unos problemas muy importantes de los subsidios condicionados. La RB resulta en comparación muy favorablemente situada.

Los críticos de la RB aseguran que sería mejor promover el pleno empleo. ¿Por qué no lo cree posible?

Sí, disponer de puestos de trabajo dignos y decentemente remunerados para toda la población que quiera estar en el mercado laboral me parece un objetivo fantástico. Imaginemos una situación en la que el índice de paro está por encima de los dos dígitos, muchos puestos de trabajo sufren de unos salarios indecentemente bajos, las condiciones laborales son muy precarias... Bueno, no hay que imaginar demasiado, miremos a nuestro alrededor en la misma Unión Europea, para no ir más lejos. Ante una situación así no creo que sea ni inteligente, ni útil decir que “lo mejor sería promover el pleno empleo”. Sin ni siquiera entrar en si esto es posible sin cambiar muchos aspectos de la política económica que se practica, hay unos respuesta de los defensores de la RB que espero que todos los partidarios de la plena ocupación acepten: hasta que no se consiga el pleno empleo la gente tiene que vivir. Doy por supuesto que ni el más fanático defensor de la plena ocupación puede llegar a afirmar que es cuestión de unos pocos años. Y aún mucho menos que esta plena ocupación sea con trabajos dignos y decentemente remunerados. Y mucho menos aún con una duración del tiempo de trabajo de 15 horas semanales, como Keynes se atrevió a predecir que sería la jornada laboral, un siglo después, en una conferencia de 1928, impresa en 1930 [1]. Única previsión de las que hizo en esta conferencia que erró.

Hay otro argumento que, dada la situación actual de desempleo masivo, queda quizás en un segundo plano, pero que para mí sigue teniendo importancia: con una RB los trabajadores tendrían mucha más libertad que ahora para aceptar o no un puesto de trabajo. En todo caso, no aceptarían trabajos de semiesclavitud. Más de una vez he recordado que algunos economistas como Michael Kalecki habían insistido en que la principal herramienta de que ha dispuesto y dispone el gran capital para disciplinar a la clase trabajadora es la existencia de una población excedente o ejército industrial de reserva. Con la crisis, esta población excedente es cada vez mayor. Con una RB esta herramienta de disciplina quedaría muy debilitada. Este es el componente subversivo de la renta básica o, para ser más modestos, lo que la hace insoportable para los amigos de las grandes desigualdades sociales y del capitalismo neoliberalmente existente.

También se critica a menudo su incondicionalidad, una crítica que has tenido que refutar varias veces...

Desgraciadamente, sigue habiendo mucha confusión al respecto. La característica de incondicionalidad tan propia y distintiva de la RB suele “descolocar” a algunas personas. “¿También deben percibirla los ricos? ¡qué despropósito!”, es una forma muy habitual de expresar esta perplejidad. Si se comprende que aunque la perciba toda la población, no todos ganan, la perplejidad desaparece (o debería hacerlo para quien entiende realmente la propuesta). En todas las propuestas serias de financiación de una RB que pretenden redistribuir la riqueza y acabar con la pobreza, los ricos salen perdiendo. Pero esta es sólo una parte de la cuestión porque la incondicionalidad de la RB hace que, como decíamos antes, muchas de las críticas que pueden ser correctas dirigidas a los subsidios condicionales justamente por su condicionalidad, no son correctas dirigidas contra la RB. Precisamente por su incondicionalidad.

Una RB ¿no eliminaría los incentivos materiales para trabajar?

Imagino que te refieres a “trabajar asalariadamente” o, más en general, “remuneradamente”, porque hacerlo domésticamente o voluntariamente también es trabajar. Vayamos por partes. En primer lugar hay que decir que el problema hoy es uno muy diferente: mucha gente quiere trabajar a cambio de un salario y no puede. Adicionalmente, hay que considerar que el trabajo doméstico y el voluntario se realizan de forma gratuita, de forma no asalariada. Existen muchas razones para suponer que una RB no provocaría en absoluto una retirada masiva del mercado de trabajo. Diré solamente tres. En primer lugar, lo que la mayoría de la gente busca en el trabajo, además de ciertos ingresos, es un reconocimiento social, sentirse útil, incluso cierta autorrealización. Se trata de objetivos que pueden alcanzarse en trabajos no asalariados, como el voluntario, pero también en determinados trabajos asalariados. En segundo lugar, aunque la gente sólo persiguiera la remuneración, el deseo de obtener mayores ingresos tiene que ver con muchos factores de tipo social y cultural, y si tal deseo no desaparece en la actualidad incluso con salarios medios y altos, nada hace suponer que desaparecería con una RB que, aunque pudiera garantizar una subsistencia digna, no permitiría demasiados lujos. En tercer lugar, es preciso recordar que el problema más urgente del trabajo en las sociedades actuales radica en el hecho de que el mercado laboral “de calidad” está saturado y es cada vez más esquelético y, por tanto, excluye a buena parte de la población. En este sentido, el que algunas personas decidieran dejar sus trabajos-basura o mal pagados para dedicar unos años de sus vidas a formarse, a establecer una familia o forma de convivencia del tipo elegido, a colaborar con organizaciones dedicadas a la solidaridad o a emprender otros proyectos personales, los cuales podrían implicar trabajar de manera no asalariada, no debería ser contemplado como una posibilidad necesariamente preocupante. Al contrario, esto liberaría a mucha gente de la presión de encontrar un empleo a cualquier precio, lo que, además, obligaría a los empresarios a ofrecer condiciones más atractivas para algunos empleos. Por las razones aportadas en una pregunta anterior, no es esa la situación en una época de crisis y de paro en donde la gente está más dispuesta a trabajar por menos salario que en una situación de mayor bonanza.

La realización de horas extraordinarias por parte de muchos trabajadores, por una parte, y el ejercicio de actividades remuneradas por parte de personas jubiladas anticipadamente, por otra, constituyen dos realidades concretas (o más ajustado a los hechos es decir que constituían dos realidades concretas muy generalizadas antes de la actual crisis económica) que apuntan a que esta supuesta contracción de la oferta de trabajo remunerado como consecuencia de la introducción de una RB debe ponerse en duda. En primer lugar, es bien sabido que mucha gente ha realizado y realiza horas extraordinarias. Por definición, las horas extraordinarias son horas trabajadas una vez terminado el horario laboral regular. Tampoco resulta una novedad afirmar que mucha gente hace horas extraordinarias, no porque no tenga cubiertas las necesidades básicas, sino porque pretende alcanzar niveles superiores de consumo, o sencillamente porque aspira a una mayor holgura económica. En segundo lugar, hay que señalar que muchos de los trabajadores que aceptaron las jubilaciones anticipadas que muchas grandes empresas ofrecían a finales del siglo XX y muy a principios del actual con la intención de reducir la plantilla, a pesar de contar con ingresos en ocasiones nada despreciables, realizaban posteriormente trabajos remunerados. Entonces, si muchos trabajadores realizan horas extraordinarias y buena parte de los (pre) jubilados siguen cubriendo tareas que obtienen remuneración en el mercado laboral, nada invita a pensar que con una RB la gente no querría realizar trabajos remunerados.

Podría considerarse que la exposición precedente es un cúmulo de hipótesis y suposiciones y que, en realidad, se desconoce lo que conllevaría la introducción de una RB. Sucede, sin embargo, que algunos estudios que se han realizado arrojan alguna luz sobre el tema. En efecto, algún estudio constata sólo una pequeña retirada del mercado de trabajo por parte de algunos trabajadores con empleos mal pagados y desagradables, pero para encontrar otro mejor. Los temores catastrofistas sobre una sociedad de vagos y ociosos es algo más cercano al mundo de la suposición, en algunos casos claramente interesada, que al de la realidad.

En el Reino de España se debatió en el Parlamento su aprobación. ¿Por qué fracasó la votación?

Se debatió dos veces en el Parlamento español. Y anteriormente en el de Cataluña, y también se ha debatido en otros parlamentos autonómicos del Reino de España. En el parlamento español se discutió gracias a ERC y a IU-ICV. La derecha lo tuvo claro, por eso votó en contra. Creo que la derecha percibe rápidamente los peligros de la RB para sus intereses (el aumento del poder de negociación de los trabajadores, el desmantelamiento de la principal herramienta de que ha dispuesto y dispone el gran capital para disciplinar a la clase trabajadora, es decir, la existencia de una población excedente, como se comentaba antes, el incremento de la libertad real de gran parte de la ciudadanía para disponer de más opciones para planificar sus vidas...) y por tales motivos votó unánimemente en contra. La izquierda, por notable contraste, está más dividida en cuanto a la valoración global de la RB. Hay quien valora más, entre la izquierda, ¡los subsidios para pobres! Realmente esa realidad es un problema. Que los grandes sindicatos mayoritarios en el Reino de España (menos en Euskadi y Galicia), CCOO y UGT, valoren más un subsidio para pobres que la RB denota una parte del problema al que me refiero. Y lo que más me duele, es que las veces que he tenido ocasión de discutir con dirigentes sindicales sobre la RB, más que argumentos expresan prejuicios en su contra. Creo que estos son elementos, aunque la posición de los sindicatos sería un elemento sólo indirecto, que explican por qué se ha votado en contra cada vez que se ha discutido en el Parlamento español. Y hay un hecho más general: la RB aún no es conocida por gran parte de la población.

¿Puede aprobarse una medida como esta en tiempos de crisis?

La pregunta puede referirse a si es viable económicamente, pero también puede referirse a si es viable políticamente. Que es viable económicamente no tengo ninguna duda por los estudios de microsimulación que hemos hecho Jordi Arcarons, Lluís Torrens y yo a partir de muestras estadísticamente significativas de IRPF. Ya se ha hecho público el último estudio [2] que da resultados que más de uno encontrará inesperados. Viable políticamente es posible si se cambia el sector social al que debe favorecer la política económica. La economía no es independiente de la política. Los ricos han ganado con las medidas económicas que se practican desde hace lustros. La mayoría de la población, por el contrario, está perdiendo. Me parece bastante razonable pensar que una política económica diferente a la actual y favorable a la mayoría de la población no rica, no puede venir de la mano de los partidos políticos que han gobernado los principales Estados de la UE en las últimas décadas. Pensar lo contrario me parecería, cuando menos, poco racional. Hace pocas semanas leía la última novela de la trilogía que Petros Markaris ha escrito sobre las consecuencias sociales de la crisis griega, magistralmente explicada aunque el pretexto sean los casos que debe investigar el comisario Kostas Jaritos. En un momento dado, un policía sugiere a un colega que se debería investigar quizás determinada cuestión entre los círculos de los “antisistema”, y el primero le contesta que quizá esto ya no tiene sentido puesto que “la mitad de la población griega hoy es antisistema”. Por eso creo que, más que nada, la suerte de la RB en el Reino de España y en cualquier otra lugar dependerá, como toda medida social que pretenda ser seria y no mera especulación más o menos ingeniosa, de la calidad de sus análisis y, principalmente, que pueda ser evaluada por parte de gran parte de la población como una de las medidas capaces de hacer frente a su situación social. El destino de la renta básica dependerá, en fin, del número de personas que quieran defenderla y estén dispuestas a luchar por ella, porque a pesar de que la RB no beneficie sólo al conjunto de la clase trabajadora, como dije en una entrevista a una revista brasileña [3], una RB podría unificar la lucha de los trabajadores alrededor de un derecho que los beneficia a todos no importa cuál sea la situación de su actividad específica, al tiempo que daría mucho más aire para resistir los ataques a las condiciones de vida y trabajo que está sufriendo la gran mayoría de la población.

(Esta entrevista, realizada por Àngel Ferrero, se publicó originalmente en catalán en la revista La Directa. Está previsto que se publique otra versión en la revista alemana Junge Welt. La ofrecida ahora, con las notas añadidas, es una versión ampliada de las dos precedentes).

Notas:

[1] Citado en Robert Skidelsky y Edward Skidelsky (2012): ¿Cuánto es suficiente? Qué se necesita para una ‘buena vida’.” , Crítica, Barcelona.

[2] Jordi Arcarons, Daniel Raventós y Lluís Torrens (2013): “Un modelo de financiación de la Renta Básica técnicamente factible y políticamente no inerte”, Sin Permiso, edición electrónica del 1-12-2013: http://www.sinpermiso.info/articulos/ficheros/RBnoinerte.pdf.

[3] “Renda Básica e o sonho da liberdade”, entrevista realizada por Patricia Fachin para la brasileña Revista do Instituto Humanitas Unisinos (disponible en http://www.ihuonline.unisinos.br/index.php?option=com_content&view=article&id=3289&secao=333). En castellano, Sin Permiso, edición electrónica del 27-6-2010: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3432.

Daniel Raventós y Àngel Ferrero son miembros del comité de redacción de Sin Permiso.

 

Traducción para www.sinpermiso.info: Roger Tallaferro

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Fuente:
La Directa, 20 de noviembre de 2013

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