El Salvador: Victoria electoral del FMLN

Elaine Freedman

20/04/2014


Un militante del FMLN dijo el 2 de febrero, en la primera vuelta: “Por un pelito no les ganamos”. Y el 9 de marzo, en la segunda vuelta: “Por un pelito les ganamos”. Así fue de disputada la Presidencia de la República. Pero el FMLN ganó, con el mayor número de votos para un partido en la historia electoral del país. Y ARENA no recuperó El Salvador.

El 9 de marzo, antes de las 9 de la noche, el Tribunal Supremo Electoral dio los resultados que daban como próximo Presidente y Vicepresidente de la República al FMLN y a su fórmula: Salvador Sánchez Cerén y Oscar Ortiz. Los resultados eran muy estrechos: el FMLN ganaba con un 50.11% de los votos y ARENA perdía con el 49.89%. Pero en la segunda vuelta se gana aunque sea por un voto. Y la diferencia de 6 mil 364 votos dejó cerrada la contienda. 


Un prolongado pulso electoral

El 1 de octubre de 2013, El Salvador despertó nuevamente en campaña electoral, esta vez para la Presidencia. Un mes después, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) dio por cerrado el período de inscripción de candidatos y confirmó la participación de 4 partidos y una coalición de 3 partidos. Competirían el FMLN, ARENA, la Fraternidad Patriota Salvadoreña (FPS), el Partido Salvadoreño Progresista (PSP) y la coalición “Movimiento de Unidad”, integrada por el nuevo partido GANA y los tradicionales PCN y PDC.

Los candidatos ya se habían definido en 2012. En abril de ese año quedó firme la candidatura de Salvador Sánchez Cerén y en agosto ARENA formalizóla de Norman Quijano. La candidatura de Antonio Saca quedó como “gallo tapado” hasta la consolidación de su coalición, Unidad, que logró hasta febrero de 2013.

En 2012 y en los primeros meses de 2013 las encuestas auguraban una batalla difícil para Sánchez Cerén y el FMLN. Quijano llevaba la delantera como candidato, aunque el FMLN gozaba de igual o mayor simpatía como partido.

Según la encuesta de finales de 2012 del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de la UCA, Quijano iba adelante en intención de voto con 25.6%, mientras a Sánchez Cerén le favorecía el 16.1%. En los medios de comunicación y en las pláticas de pasillos y cafetines, se repetía sin cesar que “Sánchez Cerén no podía ganar”. Decían que un ex-comandante del FMLN tenía “mala imagen”. Le criticaban por no ser un buen orador y porque ser “profesor” no era tan distinguido como ser “doctor”. También lo ninguneaban por su edad y por sus rasgos de indígena. Todas las críticas giraban alrededor del hecho de que Sánchez Cerén no representaba los valores de un modelo donde el “envase” vale más que el contenido. El candidato del FMLN no era un “galán” y a pesar de que la sociedad tanto pregona los “valores humanos”, no parecían dispuestas a apostar por “un hombre sincero”.

El FMLN posiciona a su candidato

A lo largo del año 2013 el FMLN se dedicó a posicionar a su fórmula presidencial, en particular a Sánchez Cerén. Circuló masivamente el documental “Salvador mi historia”, dado a conocer por primera vez en el lanzamiento de la formula en noviembre de 2012.

Aparecieron también dos libros de su autoría, complementando su autobiografía, publicada en 2008. En “El Buen Vivir en El Salvador” y “El país que quiero”, el candidato del FMLN explicaba sus ideas fundamentales para gobernar el país.

Al finalizar 2013 salió otra obra, “En el corazón del pueblo”, destacando la calidad humana de la esposa del candidato, Margarita Villalta. El trabajo territorial del partido se enfocó en las virtudes humanas del candidato y en la consulta ciudadana para elaborar el programa de gobierno se destacaba su autoría.

Esta estrategia resultó exitosa. Según la encuesta del IUDOP de mayo de 2013, el candidato del FMLN se ubicaba en el primer lugar de las preferencias electorales con un 36%; Saca, el candidato de Unidad, tenía 28% y Quijano había bajado a un tercer lugar con 24.9%.

ARENA: pleitos internos y corrupción

Durante 2013 los pleitos internos de ARENA fueron el pan de cada día. Entre enero y abril, 5 de sus 33 diputados abandonaron su bancada legislativa.

El ex-presidente del COENA-su máximo órgano de dirección-, el magnate cafetalero José Antonio Salaverría manifestó: “Me retiré de ARENA por una diferencia con Paco Flores”, refiriéndose a Francisco Flores, ex-Presidente de la República entre 1999 y 2004, después presidente honorario de ARENA y convertido luego en asesor principal de Quijano, cargo en el que fue señalado como responsable de escandalosos casos de corrupción.

Otro ex-presidente del COENA, Walter Araujo, representante de este partido en el Tribunal Supremo Electoral, también se fue alejando gradualmente de ARENA, hasta que, en declaraciones separadas, tanto él como la dirigencia del COENA se desconocieron.

Las revelaciones de actos de corrupción durante los distintos gobiernos de ARENA, especialmente en el de Francisco Flores, se hicieron cada vez más claras y constantes. 2013 inició con el escándalo de la venta de energía geotérmica, conocido como CEL-ENEL, que culminó en noviembre, cuando el fiscal acusó a 21 personas, incluyendo a 7 ex-funcionarios de la administración de Flores por el delito de peculado o por complicidad en la estafa.

Unos meses antes, la Fiscalía había girado órdenes de captura para 17 personas implicadas en una red de corrupción que operaba en la construcción de la carretera, inicialmente llamada Diego de Holguín y rebautizada como Bulevar Monseñor Romero al ser completada e inaugurada por Mauricio Funes. Jorge Nieto, ex-Ministro de Obras Públicas en la administración de Antonio Saca, encabezaba la lista, acusado de los delitos de peculado, incumplimiento de deberes y estafa agravada. Nieto se convirtió en prófugo y, a pesar de una alerta roja de Interpol, siguió burlando la justicia hasta hace poco. El ex-ministro de Seguridad Pública y dirigente de ARENA Hugo Barrera -también señalado-, respondió acusando al anterior Ministro de Obras Públicas, David Gutiérrez, de haber cometido un robo aún más grande con los fondos de esa carretera. Con Gutiérrez entraron en una dinámica de denuncias y contradenuncias que sólo alentó el desprecio popular contra el partido de la derecha.

El caso flores-taiwán

La gota que rebalsó el vaso fue el caso de una donación del gobierno de Taiwán entregado al propio Francisco Flores para atender a víctimas del terremoto de 2001 y para combatir el crimen organizado.

Todo comenzó cuando el Presidente Funes denunció que Flores estaba siendo investigado en Estados Unidos por lavado de dinero. Inicialmente, se habló de 10 millones de dólares, pero el gobierno de Taiwán aclaró que habían entregado unos 25 millones. La Asamblea Legislativa creó una Comisión Especial para investigar el caso y Flores, entonces asesor principal de la campaña de Norman Quijano, compareció dos veces. Reiteradamente manifestó haber entregado esa donación a los destinatarios, aunque nunca pudo identificar quiénes eran. Decía no recordar exactamente las diferentes donaciones que había recibido en cheques emitidos a su nombre y hasta habló de entregar esos fondos en “saquitos de dinero”. A la tercera sesión de la Comisión, Flores ya no llegó. En una carta explicaba: “Colaboré con la Comisión en dos largas sesiones, las preguntas son ya repetitivas y las he contestado hasta el cansancio. No tengo más que contestar”. La Policía buscó a Flores para llevarlo de nuevo ante la comisión legislativa, pero hasta inicios de abril parece haber corrido la misma suerte que el donativo: no aparece por ningún lado.

Los pleitos internos de ARENA y el involucramiento de sus dirigentes en actos de corrupción, incluyendo a Quijano -a quien se acusó de recibir como “favor” del entonces Presidente de ANDA, Carlos Perla, la construcción de un pozo en una de las propiedades de su ahora ex-esposa, con dinero proveniente de la cooperación del gobierno de Japón- fueron afectando más y más a ARENA.

Las encuestas de primera vuelta acertaron

Casi todas las encuestas de 2014 le daban un importante margen de ventaja al FMLN, 8-14 puntos sobre ARENA.

Unidad, el partido de Tony Saca, que había repuntado en el primer semestre de 2013, se estancó después y en vísperas de las elecciones estaba muy abajo. Por mucho que quería presentarse como “un candidato nuevo” con respuestas para todos los males del país, Saca no logró superar lo que el pueblo ya conocía: su vergonzosa trayectoria como presidente del COENA y como Presidente de la República.

El 2 de febrero se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Participó un 55% de la población empadronada. El FMLN quedó en primer lugar, con 1.315,768, votos (48.93% del total de votos válidos) ARENA quedo en segundo lugar, con 1.047,592 (38.96%;) Unidad ganó 307,603 votos (11,44%). El PSP, 11,314 (0.42%) y la FPS, 6,659 (0.25%).

Las encuestas acertaron, también anunciaban que ningún partido ganaría en una primera vuelta. Y así fue. Aunque el FMLN ganó con la mayor cantidad de votos conseguida por un partido en la historia electoral de El Salvador, la legislación establece que si ningún partido logra el 50% más uno de los votos en la primera vuelta se realiza una segunda vuelta entre los del primero y segundo lugar. Al FMLN le faltaron unos 27 mil votos para ganar el 2 de febrero.

Por qué no acertaron en la segunda vuelta

La segunda vuelta electoral fue el 9 de marzo en una jornada muy tranquila. El FMLN ganó a ARENA por 0.22%.

Obtuvo casi 180 mil votos más que en la primera vuelta (13.7% de aumento), pero ARENA aumentó su votación en casi 450 mil votos (42% de incremento). El FMLN ganó en 7 departamentos y ARENA en 7. En la primera vuelta la diferencia había sido otra: 13 departamentos a favor del FMLN y 1 para ARENA. La participación electoral en la segunda vuelta también subió: votó un 60% de la ciudadanía empadronada.

El escaso margen con que triunfó el FMLN fue la gran sorpresa de la jornada. Con la excepción de la Mitofsky, todas las encuestas daban al FMLN una ventaja de 10–16 puntos, indicando que una segunda ronda le beneficiaría notablemente.

Como con toda sorpresa, las causas son múltiples. Hay que reconocer que la hegemonía cultural-ideológica en El Salvador la sigue teniendo la derecha. En temas religiosos, en la construcción del género, en el manejo de temas como el del aborto y el del respeto a las opciones sexuales, se notan pocos avances en nuestro país. La sumisión sigue siendo característica principal en las relaciones personales, laborales y sociales y la “no confrontación”, en lugar de justicia, es considerada la base de la armonía y de la paz.

Desde esta perspectiva, optar por un cambio, por un partido que se declara socialista y por un candidato que, además de ser ex-comandante guerrillero, se caracteriza por su humildad y sencillez, fue un acto de rebeldía y conciencia de parte del pueblo mayoritario que le dio su voto al FMLN.

Los resultados tan ajustados también indican que existe un gran bloque de la población que aún no logra emocionarse con un cambio, aun cuando objetivamente ese cambio ya le haya beneficiado en el período 2009-2014. La gran mayoría de votantes del El Salvador pertenecen a las clases dominadas, porque ésa es la composición social de este país. Muchas son personas beneficiadas por los programas sociales del gobierno de Mauricio Funes y en general, ven mal al partido ARENA por sus niveles de corrupción.

Sin embargo, mucha de esta franja del pueblo votó por ARENA en la segunda vuelta. Prevalece aún entre ellos lo que Paulo Freire llamaba la conciencia mágica: sentirse impotentes para salir de problemas que les aplastan, considerarse inferiores ante el poder, captar la realidad pasivamente y aceptarla sin comprenderla. Esperan la solución de la suerte, del destino, de lo alto, de lo sobrenatural. Ese modo de estar en el mundo es herencia de la lejana conquista y del tradicional autoritarismo.

La campaña del miedo

Fue ésta la población más vulnerable a la campaña del miedo que organizó ARENA, reorientada así para la segunda vuelta por su estratega J.J. Rendón.

Para la primera vuelta, la campaña del miedo giró alrededor de la violencia de las pandillas y de la tregua entre las maras, que cumplió dos años el 9 de marzo. ARENA responsabilizaba al FMLN y al Presidente Funes por haber “pactado con los delincuentes”, y pregonaba, contra las estadísticas objetivas, que la violencia social había aumentado en el país. Presentaba a Norman Quijano como el único que podía actuar con audacia contra los criminales.

En la segunda vuelta este tema dejó de ser eje de la campaña. ARENA analizó que había sido un error que les había afectado. Y reorientó el miedo en dos direcciones. Una de ellas, el miedo a perder el trabajo.

El miedo a perder el trabajo

Después de la primera vuelta, el Ministerio de Trabajo y Previsión Social recibió 215 denuncias de empleados cuyos patronos estaban coaccionándolos para orientar su voto. En 213 casos se les obligaba a votar por ARENA y en 2 casos por el FMLN.

Un pueblo con una conciencia crítica desarrollada podría recibir amenazas de sus patrones, incluso recibir dinero a cambio de comprometer su voto, y aun así, votar libremente el día de los comicios. En elecciones anteriores se supo de trabajadores coaccionados, que fueron obligados por sus jefes a mostrarles una foto de cómo marcaron su papeleta, lo que daba más peso objetivo a la coacción. En esta elección, el TSE prohibió el uso de cámaras o celulares en los centros de votación. Esto quitaba fuerza al miedo infundido, pero no le quitó efectividad.

El “miedo venezolano”

El otro miedo fue generado por la manipulación que ARENA hizo de la crisis actual en Venezuela. En diciembre de 2013, J.J. Rendón, quien preside una empresa líder en guerra psicológica contra los procesos progresistas y revolucionarios latinoamericanos, un experto en “rumorología”, entró como asesor de campaña de ARENA. Era de esperar que los sucesos venezolanos, a partir de la embestida de la contrarrevolución iniciada el 12 de febrero, serían usados en la campaña contra el FMLN. Los hechos de violencia protagonizados por la derecha venezolana para truncar la revolución bolivariana fueron hábilmente manipulados por los medios de comunicación para resucitar los viejos fantasmas anticomunistas y construir en el imaginario colectivo la idea de que una victoria del FMLN resultaría en un escenario de caos, violencia y escasez.

El caso ferrari

Otra obra del rumorólogo venezolano fue el caso Ferrari. En vísperas de la segunda vuelta, ocurrió un accidente automovilístico, en el que el millonario Eduardo Kriete destrozó el carro de lujo que conducía en la noche. Este hecho coincidió con una cirugía que se le hizo al Presidente Funes. Aprovechando el morbo popular, ARENA montó una campaña mediática en base a montajes fotográficos y especulaciones vagas para hacer creer que el pasajero del Ferrari no era Kriete, sino Funes y como Kriete había huido indemne del Ferrari, dijo que el fugado había sido Funes, que terminó en el quirófano. ARENA acusaba al Presidente de alcohólico y drogadicto. Posteriormente dijeron que Kriete era el chofer y Funes el pasajero.

Con la complicidad inescrupulosa de los medios de comunicación de la derecha, dedicó doce días y millones de dólares a sembrar en el pueblo salvadoreño el rechazo moral al Presidente. Posteriormente, Kriete asumió su responsabilidad y eximió a Funes, pero el daño ya estaba hecho. No en balde dice el dicho “Calumnia… que algo queda”.

El voto por unidad fue voto por ARENA

¿En qué población impactó la campaña del miedo de ARENA? Sobre todo, en la población que había votado por Unidad en la primera vuelta. Una población mayoritariamente conservadora, tradicional, poco activa políticamente y de escasos recursos.

Después de la primera vuelta, Antonio Saca y los otros dirigentes del Movimiento Unidad se aliaron con el FMLN. Se comenzaron a ver en el país banderas de Unidad acompañadas, y posteriormente reemplazadas, por banderas del FMLN. Saca se alió discretamente con el FMLN por pragmatismo político. No podría haberse proyectado como una fuerza pujante de la derecha si se aliaba con ARENA para la segunda vuelta. Pero la población que votó por Unidad ni era base orgánica de este nuevo partido ni tiene un pensamiento político.

Podemos suponer que la gran mayoría de los 307,603 votos que captó Saca en la primera vuelta, así como los 17,973 del FPS y PSP -partidos de militares, ex-militares y paramilitares- se canalizaron hacia ARENA en la segunda vuelta.

ARENA “en pie de guerra”

A pesar de la credibilidad y el respeto de los que goza el Tribunal Supremo Electoral, ARENA negó haber perdido. El domingo por la noche, Quijano se declaró ganador y “en pie de guerra”. Cometió el delito de sedición al llamar la Fuerza Armada a “estar atentos” ante un posible fraude electoral, atrevimiento que le ganó un comunicado del Alto Mando castrense en el que rechazaba la incitación a violar el orden constitucional inmiscuyéndose en el proceso electoral.

Siguiendo el modelo de la derecha venezolana, un estilo inédito en la derecha salvadoreña, ARENA movilizó durante más de una semana en las calles a grupos virulentos que denunciaban el supuesto fraude electoral. Sin éxito, intentaron arrastrar al Fiscal General de la República a esta campaña y alentaron de nuevo el miedo acusando a la Dirección de Centros Penales de haber sacado de las cárceles a miles de privados de libertad para que votaran ilegalmente. Se retiraron dos veces del escrutinio final e interpusieron un amparo en la Sala de lo Constitucional, su aliado más fiel en la institucionalidad del Estado, para que declarara “inconstitucionales” las elecciones.

En los grandes medios de comunicación, propiedad de la oligarquía o aliados de ella, los berrinches de ARENA acapararon los titulares. Y hasta inicios de abril el pueblo no había visto un solo titular en los periódicos de mayor circulación que proclamara a Sánchez Cerén como ganador y futuro Presidente de la República.

¿Hasta dónde llegará arena?

Los reclamos de fraude hechos por ARENA fueron rechazados por los observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) y por los de la Unión Interamericana de Organismos Electorales (UNIORE). La Organización de las Naciones Unidos (ONU) expresó su confianza en el TSE salvadoreño, alabó la transparencia del proceso electoral y pidió respetar y hacer respetar el trabajo que realiza el TSE como máxima institución en materia electoral del país.

ARENA siguió con su campaña y amenaza con montar un “gobierno paralelo” e insistió en que no reconocería la legitimidad del gobierno del FMLN. Sin embargo, en la última semana de marzo, después del reconocimiento que dio al resultado electoral el Departamento de Estado de Estados Unidos, ARENA reconoció la victoria del FMLN.

¿Cuáles amenazas son reales y cuáles son vacías? La amenaza de un golpe de Estado estilo Honduras es un escenario improbable. Aunque existen aún militares y ex-militares con ansias de cerrar el camino de la democratización, ya no controlan la totalidad de la estructura de Defensa. Un golpe de Estado al estilo venezolano con el esquema de la intentona actual, también es poco realista, porque la derecha salvadoreña que históricamente ha actuado con la represión abierta y con los escuadrones de la muerte no tiene una tradición de lucha de calle al estilo fascista. Aunque cuentan con los recursos económicos para mantener a gran número de gente en las calles, las probabilidades de que esa gente mantenga su beligerancia y su persistencia son mínimas. ¿Y el esquema del golpe de Estado en Paraguay? En 2012, una maniobra de la fracción mayoritaria de la derecha parlamentaria paraguaya terminó sacando a Fernando Lugo de la silla presidencial. Esto no sería posible en este primer año del nuevo gobierno del FMLN, porque ARENA no cuenta con una mayoría legislativa. Pero para lograr una cosa así pondrá seguramente todos sus recursos en función de asegurarse una mayoría en las elecciones legislativas y municipales de marzo de 2015. Sin embargo, el pueblo salvadoreño no es el pueblo paraguayo y cuenta con una larga trayectoria de lucha de masas y de lucha armada. Cuenta también con un partido fuerte y fortalecido y con un movimiento social que cierra filas con el FMLN cuando se trata de enfrentar a la derecha económica y política.

El desafío es “ganarnos
el corazón y la mente”

Los desafíos para cualquier gobierno que empieza son múltiples. En el caso del FMLN, que no sólo pretende administrar el sistema sino transformarlo, los desafíos son mayores.

El gobierno de Mauricio Funes fue concebido por el FMLN como un gobierno de transición. En su periodo se lograron posicionar las fuerzas populares en la institucionalidad del Estado, se encaminó un proceso de reformas sociales, se refrenaron las privatizaciones y se le recortaron uñas a la corrupción estatal. Pero no se avanzó en la labor de transformación estructural de la sociedad.

En su autobiografía, “Con sueños se escribe la vida”, Sánchez Cerén plantea: “Para nosotros es indispensable llegar al gobierno, pero no es suficiente.Es necesario preparar las condiciones que hagan posible que emprendamos verdaderas transformaciones estructurales, capaces de superar las causas que dan origen a la injusticia social, a la pobreza y al sistema político autoritario. Me estoy refiriendo a ganar el corazón y la mente del pueblo, elevar su conciencia revolucionaria mediante una intensa y sistemática lucha de ideas y propuestas concretas de soluciones a sus problemas y sufrimientos, construyendo una extensa, ramificada y poderosa organización popular, concertando y movilizando un amplísimo sistema de alianzas sociales y políticas, vinculando profundamente al FMLN con un creciente movimiento social. En fin, logrando un gran vuelco de correlación de fuerzas a nuestro favor como la fuerza revolucionaria capaz de transformar el país para bien de la gente”.

Por supuesto, éste es precisamente el panorama que provoca tanto terror y tanto pataleo rabioso a la derecha salvadoreña e internacional. El hecho de que reaccionen con tanta beligerancia al triunfo del FMLN es signo del temor a que este gobierno pueda parir un proceso que ponga en jaque la hegemonía de las clases dominantes.

La gobernabilidad, definida por el Banco Mundial como “un estilo de gobierno caracterizado por un mayor grado de cooperación e interacción entre el Estado y actores no estatales en el interior de redes de decisiones mixtas públicas y privadas”, se compatibiliza difícilmente con un proceso de avance revolucionario.

La gobernabilidad, así entendida, es la máxima expresión de la funcionalidad al sistema tradicional de poder, mientras que la revolución es la transformación radical del sistema de poder y organización de una sociedad.

El FMLN tiene la responsabilidad de garantizar las dos cosas. Tarea difícil en cualquier caso, más difícil aún tomando en cuenta que el pequeño margen de su victoria electoral no abona a una correlación de fuerzas favorable.

Las alianzas de funes
y las nuevas alianzas

En su libro “FMLN: a la Presidencia de la República con Salvador Sánchez Cerén”, José Luis Merino, miembro de la Comisión Política del FMLN y estratega del partido, explica que uno de los principales frenos que tuvo el gobierno de Funes para avanzar en mayores y más profundos cambios fue el abanico de alianzas que les permitió sacar a ARENA del gobierno el año 2009. El Presidente Funes era un aliado, no un miembro orgánico. También fueron aliados una serie de personajes y organizaciones sociales y políticas de distintas corrientes políticas e ideológicas que integraron el Movimiento “Los Amigos de Mauricio” y otros, que por diferentes razones compartían el deseo de sacar a ARENA del Ejecutivo. En las alianzas siempre hay concesiones que se hacen a fuerzas diferentes, no a fuerzas iguales. En el caso de Funes, las alianzas implicaron que los ministerios del gabinete económico no quedaron en manos del FMLN y no impulsaron cambios de mayor envergadura en las reglas del juego. Merino plantea que la actual fórmula presidencial, compuesta por dirigentes de la izquierda, cambiará de manera importante el contenido de las concesiones hechas a los aliados.

En su balance del año 2013, el Equipo Maíz señala “una treintena de alianzas del FMLN con partidos, organizaciones sociales, grupos de profesionales, iglesias y sectores empresariales”. Estas alianzas fueron claves para ganar en la primera y segunda vuelta. Y probablemente serán claves para el desarrollo del programa de gobierno del FMLN en los próximos cinco años (2014-2019). ¿Qué frenos le pondrán al programa democrático, revolucionario y socialista del FMLN? Es difícil saberlo.

La elevación de la conciencia

Sánchez Cerén posiciona la elevación de la conciencia como un desafío importante del proyecto revolucionario. Es crucial incidir en la conciencia mágica para que las personas entiendan que sus acciones tienen implicaciones en la realidad. Lo dice así Marcos Rodríguez, Coordinador del Diálogo de País del FMLN desde abril de 2013, quien actualmente labora en el plan de gobierno. Parafraseando a Schafik Handal en una recién entrevista publicada en el medio digital “La Página”: “Nosotros somos socialistas en el partido. Y El Salvador va a ser socialista cuando la gente lo quiera, no antes.

La formación política e ideológica de la sociedad es un desafío mayor para las fuerzas populares. El 20 de enero de 2010, el Diario “El Mundo” publicó en su portada “Encuesta: población rechaza socialismo”. Y en letras más pequeñas: “Encuesta de la Universidad Tecnológica revela que el 78.9% de los salvadoreños rechaza el socialismo del Siglo XXI” creaban así la imagen de que la ideología del FMLN era antagónica a la voluntad popular. Esta imagen es falsa porque elude el hecho de que la “voluntad popular” es una construcción cultural alimentada por las fuerzas hegemónicas del país y del mundo a lo largo de más de 500 años.

Jamás una revolución se ha hecho con el consenso del 100% de una sociedad ni con la participación activa del 100% de las clases dominadas, porque precisamente transformar esa conciencia es objetivo de los procesos revolucionarios. Esa conciencia es punto de llegada, no punto de partida.

Pero como los procesos son dialécticos y la vía actual, de lucha electoral, requiere un aval permanente más amplio que otras vías, la construcción de una conciencia alternativa se convierte en tema de primera importancia.

ARENA no recuperó 
El Salvador

La consigna de campaña de ARENA era altamente ilustrativa de sus propósitos y sus preocupaciones: “Vamos a recuperar El Salvador”. Para la oligarquía, tener El Salvador era tener rienda suelta para una acumulación continua. Era controlar los tres poderes del Estado. Para sus representantes en el Estado era tener un cheque en blanco para la corrupción.

Pero no recuperaron El Salvador. El camino para transitar a una sociedad más justa sigue abierto. El sábado 15 de marzo, cientos de miles de salvadoreñas y salvadoreños se encontraron en una fiesta popular en el Redondel Masferrer, corazón de la oligarquía, para celebrar que durante cinco años más, seguirá siendo “el turno del ofendido” en el Pulgarcito de América.

Elaine Freedman es educadora
popular, corresponsal de la revista Envío en El Salvador

Fuente:
http://www.envio.org.ni/articulo/4822

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