La revisión de artículos en las revistas científicas

Adam Marcus

Ivan Oransky

20/07/2014

Los editores de revistas deben reconocer las limitaciones del actual modelo de revisión de pares y adoptar la revisión entre pares post-publicación

Las noticias de que Peter Chen, un investigador en ingeniería de Taiwan, se las arregló para trampear el sistema de revisión entre pares y colar en impresión al menos 60 publicaciones en una sola revista ciertamente nos plantea serias cuestiones sobre la integridad de los procesos por los cuales las editoriales científicas revisan los artículos. Esas dudas se robustecen si se considera que no es la primera vez que un científico intenta algo similar.

En 2012, un ingeniero químico coreano fue sorprendido haciendo trampas en el proceso de revisión entre pares y fue forzado a retirar 28 artículos (ya había retirado otros 7 por diversas razones, sumando un total de 35). El gigante editorial Elsevier retiró 11 artículos el mismo año en lo que calificó de ataque a su sistema de publicación editorial. La editorial Springer tuvo también al menos dos casos de retirada tras ser descubierto que los artículos habían sido revisados “entre pares” por uno de los mismos autores.

Esto hace un total de más de 100 retiradas por revisiones entre pares falsas como resultado de vulnerabilidades en los sistemas editoriales de los editores. Para ser justos, esto representa sólo una mínima fracción de los 1,4 millones de artículos publicados por revistas científicas cada año.  Pero las retiradas de artículos por todo tipo de motivos, desde el error honesto al plagio hasta la pura y simple falsificación de datos, van en aumento.

El número de retiradas de artículos en la primera década del siglo 21 fue 10 veces mayor que en la última década del siglo 20. Y esto no incluye un par de reincidencias especialmente voluminosas, como la de Chen, la del psicólogo social holandés Diederik Stapel (con 54 artículos retirados) y Yoshitaka Fujii cuyas 183 retiradas aproximadamente lo convierten en el peor de los infractores.

¿Qué lleva a los científicos a cometer fraude? El tema común a todas estas historias es que los investigadores sienten gran placer en publicar artículos y que éstos sean citados porque esta es la moneda para la obtención de un puesto fijo o de subvenciones. Sin embargo no está claro, como señala un estudio de la revista “PLOS Medicine”, si el crecimiento de las retiradas de artículos “refleja un incremento de los artículos defectuosos publicados o un incremento de la ratio por la cual los artículos defectuosos son retirados”.

No todas esas retiradas pudieron ser anticipadas con una mejor revisión entre pares o con un escrutinio más estricto por parte de los editores. Pero en algunos casos se hubiera podido con programas de búsqueda de plagio como “CrossCheck”, o incluso con Google, que según nuestra experiencia se ha probado bastante útil como un sistema de primer filtro para identificar malos usos.

El problema es más complejo cuando se trata de encontrar evidencias de resultados falsificados o imágenes y cifras manipuladas. Aunque el ojo humano no es particularmente bueno en captar imágenes no fiables, sofwares emergentes pueden recoger signos de manipulación de imágenes como reversos, rotaciones, duplicados u otros trucos comunes.

Entonces, ¿Qué hay que hacer? Ninguna revista, impresa o en internet, tiene ninguna excusa para no usar herramientas de detección de plagio en cada manuscrito que reciban. Lo mismo se puede aplicar para sistemas primitivos de detección de imágenes cuando se hacen maduros.

Otro desarrollo prometedor es el aumento de las revisiones entre pares post-publicación, que se han hecho posibles hace pocos años por la disponibilidad de artículos online. Colaboradores de PubPeer, por ejemplo, han encontrado signos de resultados defectuosos o falsificados llevando a la retirada de algunos artículos.

Algunos críticos de PubPeer – que permite comentarios anónimos – y webs relacionadas han aducido que son poco más que nidos de difamación. Pero PubPeer está de hecho cuidadosamente moderada y es difícil discutir sus resultados. En un caso de 2013, un artículo en la prestigiosa revista “Journal of Biological Chemistry” fue retirado después de que un comentarista en PubPeer hiciera algunas preguntas sobre las imágenes del artículo.  Y el último mes, los autores de un artículo en “Current Biology” retiraron su artículo tras una avalancha de comentarios en PubPeer, y un comité universitario decidió que había habido manipulación de imagen.

El importante caso de dos artículos sobre células madre retirados recientemente de Nature, se podría decir que la revista científica más prestigiosa del mundo, demostró lo que podría convertirse en una narrativa común y también una actitud común entre los editores. Nature intentó defender que aunque la revisión entre pares a posteriori sin duda había descubierto serios problemas en el artículo, no fueron esos los problemas que obligaron a retirarlo.  Esto último, dicen, requiere una investigación universitaria. Pero no hubiera habido tal investigación si los revisores post-publicación no hubieran identificado los errores que los revisores de Nature no percibieron.

La revisión entre pares post-publicación no necesita reemplazar a la tradicional revisión entre pares. Pero si los editores no empiezan a reconocer las limitaciones de las revisiones actuales y adoptan plenamente el modelo de revisión entre pares post-publicación – que después de todo, es el que mejor refleja la constante autocorrección por la que la ciencia quiere ser conocida – puede que lean muchos más titulares sobre análisis en PubPeer de los que lo leen sobre artículos de Nature o Science.

Adam Marcus es editor gerente en “Gastroenterology and Endoscopy News”. Ivan Oransky es el director editor global de “MedPage Today”. Ambos son cofundadores de “Retraction Watch”.

 

Fuente:
The Guardian, 14 de julio de 2014
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