“El 40% del pescado que se vende proviene de la pesca ilegal”. Entrevista

Paul Watson

16/08/2015

En 1977 fundó Sea Shepherd, una ONG para defender a los animales marinos con métodos controvertidos. A los 64, sigue siendo un radical: el capitán no ha dejado de jugar a los piratas. Entrevista de Weronika Zarachowicz.

La vida del canadiense Paul Watson cambió un día en 1975, frente a la costa de California, cuando sus ojos se encontraron con los de una ballena moribunda, perseguida por la flota ballenera soviética. Ese día, juró defender "a las víctimas de la humanidad", y decidió entregarse a la conservación de la vida marina. Eso cuenta el Capitán Watson, de 64 años, pirata de los tiempos modernos, cuyos rasgos recuerdan furiosamente a un canoso Benicio del Toro. El co-fundador de Greenpeace, el creador de la Sea Shepherd Conservation Society , el héroe de las causas (casi) perdidas, nunca ha cambiado de rumbo. Mil veces a arriesgado su vida y desafiado a los balleneros, a los cazadores de focas, pero también a los pescadores de tiburones, a los que conoce bien y constantemente recuerda el papel central que juegan en el mantenimiento de la vida en el océano. Japón ha pedido a la Interpol qe lo incluya en su Lista Roja. Paul Watson se convirtió en el primer refugiado político ecologista en Francia.

¿De dónde viene tu pasión por los océanos?

Todo comenzó con los animales. Crecí en un pequeño puerto pesquero en la costa este de Canadá, rodeado de aves, focas, ballenas. Guardo un recuerdo asombroso del verano de mis 10 años, nadando día enteros en el río junto a una familia de castores. Un año más tarde, cuando volví, todos habían desaparecido. Me enteré de que habían sido exterminados por los cazadores de la zona. El invierno siguiente, localicé las trampas de los alrededores, liberé a los animales uno por uno y destruí todas las trampas. Hubo una investigación, pero nadie imaginó que el autor había sido un niño, así me escape de aquello.

¿Era ilegal destruir las trampas?

Sí, y me convertí en activista, por tanto, a la edad de 11 años. No fue una elección consciente, sucedió así. Esa experiencia ha llevado también a Archibald Belaney, un cazador de origen británico que era conocido en la década de 1920 en Canadá porque eligió vivir entre los indios, con el nombre de Grey Owl ("Búho gris "), hasta el punto que todos crían que era un indio. Su matrimonio con una joven iroquesa cambió su destino. Bajo su influencia, renunció a ser un trampero, adoptó con ella una pareja de castores y se dedicó a escribir. Sus libros sobre la vida silvestre, que le convirtieron en un precursor de la ecología, jugaron un papel clave en el despertar de mi conciencia, al igual que muchos otros libros.

¿Cuáles?

Never Cry Wolf, por ejemplo, del poeta y escritor canadiense Farley Mowat, que se convirtió en un buen amigo posteriormente. Julio Verne, por supuesto, uno de los primeros en darse cuenta del peligro que representaban los hombres para los océanos. Su capitán Nemo es un personaje extraordinario. Nemo, es decir, "persona" era un verdadero misántropo: se identificaba con el mundo natural. Gracias a él descubrí esta idea del biocentrismo, según la cual los hombres no son ni el centro de la creación ni superiores a otras especies. He encontrado ese enfoque revolucionario en Las raíces del cielo, de Romain Gary. También en Edward Abbey, autor de la Banda de la llave inglesa, que inspiró la creación en 1981 de ¡LaTierra primero!, una organización ambientalista. Ed fue uno de los asesores de Sea Shepherd, cuando la fundé en 1977. También me hizo aparecer en su último libro, El regreso de la banda de la llave inglesa - salvo al personaje principal, George Washington Hayduke en el Mar de Cortés, con un barco de Sea Shepherd.

¿Cómo surgió Sea Shepherd?

Con un barco, incluso antes de que naciera la organización. Lanzamos nuestra primera campaña para salvar a las crías de foca en la costa este de Canadá. El nombre de Sea Shepherd, "pastor del mar", se me ocurrió viendo a esos pequeños seres que eran la personificación de la inocencia. Me hicieron pensar en los corderos. Durante años, la gente ha creído que éramos una organización cristiana de ayuda ...

Respecto a la protección de las ballenas: ¿dónde estamos?

Las ballenas han sido hasta tal punto cazadas que casi han desaparecido. Esto es lo que impulsó a la comunidad internacional a votar una moratoria de la caza comercial de ballenas en 1986, promulgada por la Comisión Ballenera Internacional (CBI). El número de ballenas aumenta de nuevo. Sin embargo, algunas especies están en peligro de extinción. Desde 1986, Islandia, Noruega y Japón han sacrificado más de 25.000 ballenas con el pretexto de la investigación científica y con fines comerciales. La CBI no tiene poder para hacer cumplir la moratoria.

¿Qué significa ser un "pastor del mar" hoy?

Con nuestro nuevo barco, protegemos la vida en los océanos, como el pastor hace en tierra. Defino nuestro modo de acción como "no-violencia agresiva": un pastor puede intervenir agresivamente para proteger a su rebaño, pero no hace daño nunca a un ser sensible. Pasaron años hasta que la gente entendió nuestro mensaje. Pero un hombre captó de inmediato el sentido de nuestra acción. En 1985, un monje budista tibetano me ofreció una estatuilla de "protección", un caballo con alas de dragón, pidiéndome que lo coloca en el trinquete de nuestro barco en Seattle. Lo hice, sin muchas esperanzas. Algunos años más tarde, tuve la suerte de almorzar con el Dalai Lama en Washington, y me enteré de que había sido él quien me envió esa pequeña estatua. Me explicó que se trataba de Hayagriva, el símbolo de la ira compasiva del Buda. "No queremos hacer daño nadie, me dijo con una sonrisa, pero a veces, cuando la gente no ve la luz, no tienes más remedio que hacerles sentir miedo hasta que entiendan”. Sea Shepherd sigue siendo considerada una organización radical de piratas o extremistas ... No estamos violando la ley. La hacemos respetar, porque los balleneros no respetan la moratoria. Y nunca hemos hecho daño a nadie desde la creación de Sea Shepherd. Tres personas me han guiado a través del camino de la no violencia: el Dalai Lama, Gandhi y Martin Luther King. Este último dijo que un acto de violencia no puede ser cometido contra algo insensible, sólo contra un ser vivo. En realidad, destruir un arpón, sustraer un arma de las manos de alguien que va a matar a un animal o un hombre son actos de no-violencia porque se destruye un objeto para salvar una vida. Pero hoy en día, nuestras sociedades modernas santifican más la propiedad privada que la vida. En 1986 hundimos la mitad de la flota ballenera islandesa y destruimos la planta de procesamiento de carne de ballena. Tardaron diecisiete años en recuperarse y perdieron 10 millones de dólares. El director de Greenpeace de la época me acusó públicamente de ser un irresponsable, una vergüenza para la ecología. Le contesté que no habíamos hundido esos balleneros por Greenpeace, ni tampoco por el movimiento ambientalista, sino por las ballenas. Eso es lo que me importa, y el hecho de que nadie resultase herido. Miles de ballenas siguen nadando en los océanos, gracias a nuestra intervención.

¿Un pastor del mar debe ser un "eco-guerrero"?

No somos una organización de "protesta", sino de intervención. No podemos contentarnos con mendigar que no se extermine a los animales: "Por favor, por favor, dejen de matarlos”. Hay que decir; Basta de matar. Se lo impediremos, sabotearemos sus naves, haremos todo lo posible para evitar el asesinato de estos animales. Pero no vamos a matarles”.

¿Siempre les pregunta a los candidatos a participar en las expediciones de un barco de Sea Shepherd, si están dispuestos a arriesgar su vida por una ballena?

Sí. Salir al mar es peligroso, nunca estamos seguros de escapar ilesos, y hay que saberlo antes de comprometerse. Pero creo que es más noble arriesgar la vida por el planeta (y por lo tanto los hombres) que morir o matar por el petróleo o la religión. Proteger el planeta es más importante para mí que proteger la patria.

Y las grandes conferencias internacionales, como la Cop 21, que se celebrará a finales de 2015 en París, ¿son eficaces a la hora de proteger los océanos?

No. La situación ha empeorado. Desde Río, ninguna de estas conferencia ha servido para nada, más allá de las discusiones y promesas que ningún político ha cumplido nunca. Los cambios vienen de los ciudadanos. Ahora tenemos el mayor movimiento de protección de la naturaleza que ha existido nunca en la historia, a partir de la intervención no violenta y eficaz. Es global, y crece muy rápido. Hay tres millones de ONGs ambientalistas en el mundo, de Rusia a los EE.UU., de Bangladesh a Namibia. Todas estas personas, estas organizaciones han entendido que lo que está en juego es la supervivencia de las especies, incluida la nuestra.

¿Es más fácil movilizarse para proteger los océanos hoy?

Sí, en la medida en que más y más personas son conscientes de lo que está sucediendo. Hemos recorrido un largo camino. Recuerdo haber buscado un restaurante vegetariano en París en 1972 y me miraron con incredulidad, como si les preguntase por un lugar donde comprar cocaína ... Ahora, el número de vegetarianos aumenta constantemente. También en 1972, habíamos colocado un cartel gigante en Vancouver, en el que estaba escrito: "Ecología, infórmese y participe". Nadie entendía el significado de nuestro slogan. Hoy en día, todo el mundo conoce la palabra "ecología". El problema es que nos falta compasión, y voluntad. Estamos demasiado ocupados en distraernos y consumir. No es que no lo sepamos. Nos da igual. Y la transmisión de información en los medios de comunicación se ha vuelto más difícil. Cuando organizamos nuestra campaña contra una flota de caza de ballenas soviética en 1975, filmamos. La película se difundió en el informativo de CBS, todo el mundo la vio. Es imposible hoy. La información está dispersa en diferentes medios de comunicación, a través de Internet.

¿Cómo alertar, entonces?

Repitiendo el mismo mensaje: si el océano muere, morimos. Porque los océanos proporcionan el 80% del oxígeno que respiramos, regulan el clima, proporcionan alimentos. Sin embargo, desde 1945, el 90% de los seres vivos de los océanos han desaparecido. Hemos perdido el 30% del oxígeno producido por el fitoplancton. Debido a la contaminación - plásticos, hidrocarburos, metales pesados ... -, el calentamiento global, la acidificación debido al dióxido de carbono, la destrucción de los estuarios, la sobrepesca, la acuicultura ... Esto es una locura . Pero la mayoría de la gente no entiende la gravedad de las amenazas, ni la íntima relación entre la salud de los océanos y la suya. La biodiversidad de los océanos disminuye, su capacidad de sobrevivir se ve comprometida, y por lo tanto también la nuestra. Y ahora, no contentos con haber vaciado los océanos de peces, los barcos gigantes noruegos y japoneses atacan el plancton, que quieren convertir en una pasta de proteínas para la alimentación del ganado en tierra. Ignorantes y arrogantes, se les olvida que el fitoplancton proporciona el oxígeno que respiramos.

¿Cómo explicar esta ceguera?

Estos fenómenos destructivos ocurren bajo el océano, lejos de nuestros ojos. Y todo el mundo se dice: ¿que tiene que ver conmigo? A pocas calles de aquí se encuentra una tienda de pescado que vende pescado de todo el mundo, incluyendo gran parte de las especies en peligro de extinción. En los mercados y en los restaurantes, el 40% del pescado que se vende proviene de la pesca ilegal. Los Estados Unidos, por ejemplo, importan más pescado que todas las cuotas legales autorizados. Por otra parte, el 40% de los peces se utilizan para alimentar ganado, cerdos y pollos ... No tenemos ninguna consideración por la vida en los océanos. Hablamos de los peces en "toneladas", olvidando que son criaturas únicas y conscientes. Imagínate que colocas una red gigante de más de un centenar de kilómetros a través del Serengeti, en Tanzania, matando a todos los animales que tropiezan con ella. Esto es lo que hacemos en los océanos, más y más profundo. Sin embargo, no hay ninguna diferencia entre un león y un atún rojo. Ambos son depredadores gigantes, únicos en su entorno. El atún rojo es un pez de sangre caliente, que es excepcional, y es una de las especies más rápidas como un pez guepardo. Pero no tenemos ninguna duda a la hora de exterminarlos, porque nosotros no los vemos. Dejar que una ballena o un delfín agonicen ensangrentados durante horas no choca, pero son hermosos animales, inteligente y conscientes de sí mismos.

¿Tenemos que dejar de comer pescado?

Sí, tenemos que dejar de vaciar los océanos, de devorar toda su vida. Hay que dejar de comer cualquier cosa que venga del mar. No hay "pesca sostenible" que pueda alimentar a más de siete mil millones de seres humanos.

¿La sobrepoblación es la amenaza más grave para los océanos?

Todo viene de allí. Hay demasiadas personas en la Tierra que comen demasiada comida y contaminan demasiado. Hay demasiadas personas que quieren demasiadas cosas. Es una situación insostenible que requeriría tres planetas para que todos en la Tierra pudiesen tener el estilo de vida de un habitante de Nueva York o París. En 1950, nuestro planeta fue el hogar de 3 mil millones de personas. Ahora somos 7.500 millones, la mayoría menores de 25 años. Robamos la capacidad de carga (el número máximo de animales que puede tolerar un territorio) de otras especies, incluso de las que dependemos. Porque todos somos interdependientes. El mundo no puede soportar este crecimiento. Nos estamos dirigiendo hacia un período de colapso, que puede ocurrir muy pronto. Sólo hace falta que desaparezcan unas pocas especies clave para nuestra supervivencia - abejas, hierba, arroz ... - para que la población caiga por debajo de los mil millones de habitantes en dos años. Los tiburones son un "eslabón esencial" en la cadena marina, ya que son depredadores de varias especies que se alimentan de plancton. Si son exterminados, será el colapso de todo el sistema marino. Asia no es el único responsable; Francia es el segundo país que mata más tiburones en Europa. Pero no queremos saber. Y a los que hablan sobre el tema se les considera radicales. En realidad, los radicales son las personas que están destruyendo el planeta: nosotros, los verdaderos conservadores.

¿No se desanima?

Pocas veces. Los Lakota, un pueblo Sioux de América, me han enseñado que un guerrero debe centrarse sólo en la acción, no en el resultado. Lo que cuenta es hacer lo que creemos que debemos hacer, aquí y ahora. Así, la gente elige escuchar o no. Un proverbio indio dice: "Informa a la gente una vez. Si no escucha, no es tu problema, siga tu camino”. Yo continuo interviniendo, como cuando tenía once años.

Paul Watson, ecologista, fue uno de los fundadores de “Greenpeace” y de la Sociedad Conservacionista “See Shepherd”.

Traducción para www.sinpermiso.info: Enrique García

Fuente:
http://www.telerama.fr/idees/paul-watson-40-des-poissons-vendus-proviennent-de-peches-illegales,130026.php

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