Rossana Rossanda
30/08/2015
Hay que reconocer que en el zigzagueo de Renzi entre un anuncio y el otro hay una estrella polar que indica un rumbo constante: reducir los costes laborales de las empresas, obligar por ley a aceptarlo a los asalariados. ¿No ha bastado el Jobs Act [última ley laboral italiana]? Ahora, sin el nombre en inglés, hay un intento de liquidar la negociación colectiva reduciendo el horizonte del convenio a la empresa. De dejar, en suma, definitivamente sin efecto el convenio colectivo.
Del retorno al pasado es el ejemplo más clamoroso: a un trabajador de Brescia [Lombardía, norte] y a uno que haga el mismo trabajo en Catania [Sicilia, extreemo sur] se les pagará de modo distinto, y ya la prensa añade que es justo, porque mil euros en el norte valen menos que en el sur, o al menos eso se dice. Estamos volviendo a las viejas escalas salariales por zonas que un gobierno dirigido por el PD propone de nuevo. Es la respuesta a Saviano y a los datos públicados por la Svimez [Asociación para el Desarrollo de la Industria en el Mezzoggiorno, el sur italiano]: en el sur, los patronos podrán pagar menos. ¿Por qué no reconocer por ley el caporalato [sistema por el que se paga una porción del salario a quien te lo consigue]? ¿La esclavitud, mejor? No habría nada más flexible. Puede que ni las mismas escalas salariales sean demasiado rígidas, mejor que la negociación del trabajo y las relativas relaciones de fuerza se vuelvan variables en el campo y la ciudad, allí donde el sindicato es fuerte y donde es débil. Y las mujeres, algunas de cuyas dirigentes lo proponen en nombre de la diferencia femenina, se ponen a la cabeza de este ulterior paso adelante en la modernización de las relaciones sociales.
El Jobs Act ha demostrado que la izquierda ya no sabe ni siquiera leer; por otra parte, estaba escrito de modo enmarañado; esta medida, en cambio, será más sencilla y, por lo demás, en la mente de los proletarios se ha vuelto habitual el pensamiento de que los obreros ya no existen; y ni siquiera la insistencia en pagarles menos del gobierno de Renzi demuestra que no sean puros fantasmas de una pasada ideología.
Rossana Rossanda es miembro del Consejo Editorial de SinPermiso
Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón