Israel-Palestina: 50 años de ocupación colonial y la iniciativa de paz francesa

Saeb Erekat

Meir Margalit

04/06/2016

La Cumbre de Paz de París reequilibrará el poder entre Israel y Palestina

Saeb Erekat

Ahora que se acerca el cincuentenario de la ocupación militar y colonial de Israel de Palestina, hemos llegado a un punto crítico en las negociaciones entre israelíes y palestinos. Durante más de 20 años, las negociaciones bilaterales entre Israel y Palestina fracasaron debido a la intransigencia de Israel y su negativa a reconocer los derechos nacionales palestinos y la continuación y expansión de sus asentamientos colonizadores.

De hecho, el número de colonos israelíes transferidos a la Palestina ocupada casi se ha cuadruplicado desde el inicio del "proceso de paz". Sin embargo, Israel continúa gozando de impunidad y no rinde cuentas. Ahora es fundamental pasar de una fase bilateral desequilibrada entre el ocupado y un ocupante que se niega a respetar los principios básicos del derecho internacional, a un marco de negociación más amplio mediante el cual la comunidad internacional asuma su responsabilidad de aplicar el derecho internacional y lleve a cabo la solución de los dos estados a través del compromiso sostenido y eficaz.

La iniciativa francesa es el aleteo de esperanza que Palestina ha estado esperando y estamos seguros de que va a proporcionar un marco claro con parámetros definidos para la reanudación de las negociaciones. La conferencia internacional debe ser vista como una oportunidad para crear un ambiente de negociación en el que se reequilibre el poder y prevalezca la ley y los derechos humanos. La conferencia no debe ocuparse de cómo conceder impunidad a las violaciones de Israel, sino más bien como hacer respetar y defender los principios de la Carta de Naciones Unidas y de las naciones que cumplen la ley, amantes de la paz.

Palestina solo aspira a los mismos derechos y responsabilidades que disfrutan los otros estados, y, en consecuencia, cualquier negociación y acuerdo sobre el estatuto permanente debe reflejar esto. En concreto, la conferencia debe incorporar el principio básico de la igualdad soberana, y concentrarse en la aplicación y la materialización de la independencia palestina en el terreno dentro de un marco y un calendario claros. A pesar de ser un rayo de esperanza, no tenemos ninguna ilusión de que esta conferencia pueda milagrosamente resultar en el fin inmediato del colonialismo de asentamiento de Israel. Por el contrario, vemos esta conferencia como un compromiso de la comunidad internacional a largo plazo para obligar a Israel a aceptar su responsabilidad como fuerza de ocupación y reconocer que el camino a seguir es poner en práctica la solución de los dos estados antes de que sea demasiado tarde.

Esto implica que Israel congele toda la actividad de los asentamientos ilegales en Palestina, que Palestina debe tener control sobre sus fronteras, que Jerusalén Este es y sigue siendo la capital del estado palestino, que la soberanía sobre el territorio  se divide a lo largo de la frontera de 1967, que las instituciones palestinas en Jerusalén Este vuelven a abrir y son capaces de funcionar libremente, que nuestros refugiados dispersos por todo el mundo son tratados con respeto y de conformidad con el derecho internacional y la Resolución de la AGNU 194, y que los presos políticos palestinos que languidecen en las cárceles israelíes son liberados.

Apoyamos la iniciativa francesa con el objetivo de asegurar nuestra libertad frente a la ocupación beligerante de Israel, y por lo tanto la independencia del Estado de Palestina, con su capital en Jerusalén Este. La solución a nuestro problema colonial no es reformar de nuevo la ocupación israelí, sino poner fin a la misma. Es decir,  la plena soberanía palestina, sin interferencia israelí en el Estado independiente de Palestina, es lo que traerá la paz justa y duradera que buscamos.

Tenemos la visión de un futuro en el que dos estados soberanos y democráticos puedan vivir lado a lado en la cooperación, la paz y la seguridad - dos estados que proporcionen igualdad de derechos para todos sus ciudadanos sin discriminación. Llamamos a la conferencia a proporcionar un camino claro hacia este objetivo.

Esta ruta debe ser clara e inequívoca, de manera que ambas partes estén obligadas a cumplir con sus obligaciones que emanan de los acuerdos anteriores. La aplicación de los acuerdos pasados ​​servirá como un medio para fomentar la confianza entre ambas partes y preparará el terreno para la aceptación social y política en ambas partes de la solución de los dos estados. La comunidad internacional de estados debe dejar claro que el conflicto entre Israel y Palestina no puede durar más tiempo y que no debe ser una fuente de inestabilidad en una región que es ya inestable. El quid de la cuestión es que los parámetros de un acuerdo sobre el estatuto permanente y definitivo entre las dos partes sean bien conocidos.

Es la responsabilidad del mundo asegurar que Israel no pueda seguir negando a un pueblo sus derechos más fundamentales y preciosos, incluido el derecho a ser libres. Que el aniversario del año que viene sea para celebrar, no para marcar un aniversario más del fracaso internacional colectivo, que Palestina está firmemente en el mapa y que reina la paz.

http://www.haaretz.com/opinion/1.722924

 

 

Israel-Palestina: la disyuntiva del cincuentenario que se avecina

Meir Margalit

Ninguna metáfora literaria podría simbolizar mejor el 49 aniversario de la "Guerra de los Seis Días" que dos eventos singulares que coronan esta semana: el anuncio de la nueva iniciativa de paz francesa y la incorporación de Ivet Liberman a la coalición gubernamental israelí.  Ambos acontecimientos reflejan con suma pesadumbre la maraña en la que está enredado Oriente Medio- el mundo intenta poner orden en esta región, mientras Israel se atrinchera aún más en su línea derechista y hace lo que se le antoja.    

¿Cómo hemos llegado a este callejón sin salida? Para que la ocupación haya podido durar cinco décadas debieron converger paralelamente tres factores que facilitaron su desarrollo.  Ante todo un Estado potente y prepotente que acapara todos los medios de violencia estatal para mantener oprimido a otro pueblo. Segundo, debe haber un pueblo debilitado, desgastado y dominado que no hace lo necesario para liberarse de esa ocupación. Tercero, una comunidad internacional que permite estos atropellos o, por lo menos, no hace lo necesario para acabar con ellos. 

Efectivamente, la ocupación persiste porque todos los gobiernos israelíes han idolatrado a la tierra mas que a sus habitantes y están dispuestos a sacrificar a sus hijos en aras de un nacionalismo xenofóbico, que esta conduciendo al país hacia un precipicio. Esta ocupación, con su secuela de represión, confiscación de tierras, demoliciones de casas, arrestos  masivos, asentamientos, muerte de civiles … ha llegado a un punto critico con la llegada al Ministerio de Defensa de Ivet Liberman, líder de un partido ultra derechista, que tiene desde ahora el mando del aparato destructor mas importante de Israel. La paz en Oriente Medio depende desde esta semana de quien no hace mucho declaró que Israel debe atacar Irán, bombardear el dique de Asuan, reconquistar la franja de Gaza a fin de destruir a Hamas y otras tantas barbaridades por el estilo. Si algún observador foráneo no ha captado hasta estos momentos hacia donde conduce a este país Bibi Netanyahu, ahora tiene una prueba irrefutable de lo peligroso que es este gobierno para la estabilidad regional. 

A esta situación hemos llegado también  gracias a la colaboración de sucesivos gobiernos laboristas, mal denominados de "izquierda", los cuales, salvo cortos periodos históricos (como los últimos años de Rabin en la década del 90), han intentado ser mas nacionalistas que la derecha. Esta falta de visión lo ha llevado a la bancarrota: si de nacionalismo se trata, el Likud con Bibi Netanyahu a la cabeza, lleva siempre las de ganar.  Pero lo que distingue la situación actual de anteriores es que en los últimos años la derecha ha perdido la vergüenza. Después de la cuarta reelección de Bibi Netanyahu, se cree eterna e invulnerable, sufre de una sobre-dosis de auto-inmunidad, superconvencida de que la razón esta de su lado y que todo aquel que se atreva a criticarla es un vil antisemita. Por lo tanto, Israel se ve eximida de acatar la legalidad internacional o de respetar normas básicas de derechos humanos.  Mas aun, los acontecimientos en la región han reafirmado la convicción israelí de ser la única democracia en Oriente Medio, algo así como una isla civilizada en medio de la jungla: nada le viene mejor que ISIS para justificar su negativa a negociar con los palestinos. 

Pero seamos mas precisos. Israel no se niega a negociar un acuerdo de paz. Por el contrario, Israel esta dispuesta a negociar hasta la eternidad. Negociar es la mejor manera de  alargar infinitamente el tiempo y adormecer al enemigo. Es por ello que los palestinos se niegan a caer en esa trampa: ellos quieren resoluciones, no negociaciones ad eternum.  Debemos incluso agregar, en honor al rigor y la verdad, que Israel tampoco se niega a firmar un acuerdo de paz. Israel anhela la paz, solo que no esta dispuesta a pagar un precio por la paz, o sea: devolver los territorios conquistados a sus legítimos dueños palestinos.  De modo que acorazada con la convicción de ser invulnerable, Israel continua su ocupación,  basándose en el axioma  de que, con el paso del tiempo, el mundo se resignará y reconocerá su soberanía sobre los Territorios Ocupados. La historia de Israel ha demostrado con creces que si se mantiene firme, si no da a torcer el brazo y no vacila, tarde o temprano el mundo reconocerá de facto sus conquistas. El mejor ejemplo son las sucesivas declaraciones que llaman a Israel a retirarse de los Territorios Ocupados y a replegarse a las fronteras del 67.

Pocos recuerdan que las fronteras del 67 nunca ha sido las fronteras oficiales del Estado de Israel, sino tan solo "líneas de armisticio" tras las conquistas de 1948, que exceden con creces las fronteras previstas por Naciones Unidas en noviembre de 1947. Hasta la conquista de Cisjordania en junio del 67,  Naciones Unidas exigió a Israel retroceder hacia las fronteras establecidas en la partición del 47. Pero hoy día, como por arte de magia, las mismas Naciones Unidas reconocen la soberanía israelí sobre unas fronteras que 50 años atrás eran absolutamente ilegales.  De esta experiencia, Israel deduce que si se mantiene firme, volverá a repetirse  la misma dinámica y que el tiempo se encargará de que el mundo se resigne a la soberanía israelí sobre los Territorios Ocupados palestinos.  Mas aun, Israel observa con complacencia que el mundo comienza a recoger posiciones ante la ocupación israelí.

La guerra contra ISIS ha producido tal confusión que palestinos, Hamas, Al-Qaida, Jihad Islámica e  ISIS son a ojos de la comunidad internacional todos lo mismo y, por tanto, los palestinos han perdido legitimidad. Todos son percibidos como un peligro potencial para Occidente, por lo cual es preferible que Israel controle ese territorio antes de que Europa se vea involucrada en otra guerra que no le causa ninguna gracia. Los analistas occidentales se han dejado convencer de que si Palestina se libera, Hamas se apoderará de ella y abrirá sus puertas a grupos extremistas islamistas que, entre otras cosas, derrocarán al Reino de Jordania. Lo último que Europa necesita en esta épocas caótica es otro aluvión de refugiados escapando en dirección a la costa mediterránea.  De modo que la ocupación israelí llega a su quinto aniversario con viento en popa, amparada por el tiempo, que la va sedimentando, y por la apatía internacional, que si bien no deja de condenar a Israel -e incluso de tanto en tanto adopta alguna iniciativa simbólica-, no esta dispuesta a imponer sanciones que fuercen a Israel a restituir los Territorios palestinos conquistados.

Hay, además, un tercer factor que dificulta la situación. En estos precisos días no esta del todo claro si la misma Autoridad Palestina esta interesada en liberarse de la ocupación israelí o si prefiere alargarla un poco más hasta que su situación interna se estabilice y le permita retomar las riendas, sin correr el riesgo de ser destituida. No es fácil para los activistas que luchamos contra la ocupación sostener esta postura, pero cuanto más hablamos con la dirigencia palestina, mas tomamos conciencia de que ellos mismo creen que no están dadas las condiciones para una retirada total de Israel. La debilidad de Abu Mazen y del régimen de Al Fatah, y la sombra de Hamas que acosa a la sociedad palestina, han generado una situación paradójica en la cual lo mejor que le puede pasar a Abu Mazen en la actualidad es que Israel realice el trabajo sucio de combatir a las fuerza islamistas, o por lo menos, de cumplir el papel del guardia que evita que elementos indeseables se infiltren en sus casas. Así como los sistemas de seguridad "made in Israel" son ampliamente reconocidos en el mercado internacional, de la misma manera Israel es hoy por hoy la mejor compañía de seguridad que la Autoridad Palestina puede contratar, dada la minima confianza que le merecen las fuerzas internacionales, para no hablar de la Liga Árabe. 

Aclaremos. No sostenemos que los palestinos han alzado la bandera blanca, sino que, dadas las circunstancias, prefieren aplazar la fecha de entrega del control completo de los Territorios Ocupados. Nuestra absoluta identificación con la lucha palestina por su liberación nacional no debe impedir que todos aquellos que luchan contra la ocupación analicen fría y objetivamente lo que nos depara el futuro al día siguiente de que termine esa misma ocupación.

A partir de este análisis pesimista de la situación local abordamos la iniciativa francesa puesta en marcha esta misma semana. Para mucho de nosotros, activistas veteranos, se trata de otro capitulo más en la serie interminable de iniciativas de paz que han desembocado en nada. Esta película la hemos visto demasiadas veces como para mantener la ilusión de que tal vez cambie el final y, por fin, el villano no vuelva a salirse con las suyas.  Pero la iniciativa no pinta bien, dado que Israel, como era de esperar, rechazó la invitación, y ante dicha tesitura, Europa debería haber reaccionado enérgicamente, implementando algún tipo de sanción, o por lo menos trasmitiendo un mensaje severo. De momento, Europa calla, Israel capta cuan lejos están dispuestos a llegar los europeos, y sabe que puede continuar su marcha, aplastando todo lo que encuentra en su camino.

Pero no puedo acabar esta nota sin alguna auto-critica o reflexión sobre la labor del movimiento pacifista israelí, que también tiene parte de responsabilidad. Los esfuerzos sistemáticos en los que estamos embarcados no han dado resultado. Tal vez el fracaso sea el resultado de una mala comprensión de la situación geopolítica, o tal vez sea fruto de una serie de contingencias que escapan a nuestra capacidad organizativa, como por ejemplo factores de índole internacional o tal vez religiosos,  de los cuales posiblemente nosotros constituyamos un factor más, pero no el único ni el principal.  Hay indudablemente factores que no hemos podido predecir- como por ejemplo el millón de inmigrantes rusos que llegaron a Israel después de la Perestroika y que han cambiado su perfil demográfico, conformando una masa uniforme que apoya automáticamente a la derecha israelí y le asegura su hegemonía, quien sabe hasta cuando.  Sea cual fuera la razón, este es el momento de una reflexión profunda, de una evaluación interna que trate de llegar hasta las raíces de este fracaso colosal para deducir los caminos a tomar de hache en adelante. Akiva Eldar, afamado publicista político escribe, por ejemplo, en la edición del 25 de mayo de AlMonitor, que, dadas las circunstancias, el movimiento pacifista israelí debería posponer la lucha por la creación de dos estados independientes y concentrarse ¡en salvar la democracia israelí! 

De modo que,  alentado por la impotencia internacional y por los conflictos internos palestinos, Israel puede darse el lujo de ir a la playa, tomar un martini y disfrutar de la brisa, a sabiendas que los primeros 50 años ya han pasado, y todo se encamina en la dirección planificada.  Ahora solo hay que esperar unos años más y, con ayuda de ISIS, los Territorios Ocupados pasarán a ser parte integral del Estado de Israel.  Dios es derechista.

www.sinpermiso.info, 2 de junio 2016

Secretario General de la Organización para la Liberación de Palestina y jefe del equipo negociador palestino.
urbanista y activista por la paz israelí, miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso.
Fuente:
Varias
Traducción:
Enrique García

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