Izquierda deshecha, clase confundida

Loris Campetti

18/06/2006

Desde hace unos días, nuestros diarios están repletos de investigaciones sobre el voto de los trabajadores dependientes del Norte de Italia, acompañadas de análisis y entrevistas de las que se puede deducir que la clase obrera ya no existe. La que una vez fue la “clase general”, la que liberándose a sí misma habría liberado a la humanidad, habría dado lugar a un nuevo bloque social que juntase al obrero con el pequeño propietario, unidos por haber identificado al enemigo común a batir: los chinos, la competencia. La solidaridad habría cedido lugar a la competitividad, palabra mágica. El resultado que ha obtenido ésta revolución, presunta o verdadera, es el único dato incontestable: en la región que conforman Lombardía, Veneto y áreas difusas del Piemonte, la gran parte de los obreros ha votado a la derecha, a la Lega o a Forza Italia, mientras que quienes han salvado a la pequeña parte del centro-izquierda que ha sobrevivido, han sido profesores, funcionarios públicos y el tercer sector.  

Los números son tiranos pero incontestables, y es cierto que, por encima de la línea que conforma el río Po, tan solo una pequeña parte de los obreros vota a la izquierda; los procesos en marcha – ya desde hace tiempo – todavía deben ser comprendidos. Quien asegura comprenderlos sostiene, también desde la izquierda, que, dado que la clase obrera ya no existe, resulta inútil preguntarse cómo reconstruir los lazos con el bastión tradicional, el movimiento obrero que acabó en cenizas a los largo del siglo XX junto con toda idea residual de socialismo y comunismo. La respuesta que nos sugieren es muy sencilla: el centro-izquierda e incluso el sindicato deben buscar alimento en otros lugares, observar la nueva composición social y escoger el centro. Sumarse al proceso y seguir a la derecha en su mismo terreno, reduciendo el peso de la solidaridad en la acción política y sindical para substituirla por la competitividad.

Preguntándonos por éstas afirmaciones, hemos intentado entender algo más en torno a los procesos en acto, sin certezas ni prejuicios. Hemos desembarcado en el profundo Norte, en los valles del Bresciano, Val Camonica y Val Trompia, y en la base occidental de Brescia, acompañados por un validísimo Virgilio-Fausto Beltrami, de la secretaría de la Cámara del trabajo de Brescia, entre obreras del sector textil, mecánicos del sector metal que fabrican pistolas en la Beretta o máquinas e infraestructuras para el ciclo textil que se va dirigiendo hacia China. Hemos descubierto muchas cosas interesantes que confirman y contradicen análisis presurosos. Para empezar, existen dos tipos de voto obrero de derechas: uno es antiguo, se remite a los tiempos en que se inició el fenómeno de la Lega, que empezó como voto de protesta (que se benefició de la caída libre de la DC, y también del PCI), y que en diez años se ha transformado en un voto de carácter identitario. El segundo es consecuencia del proceso de berlusconización que ha realizado la izquierda obrera. 

El segundo descubrimiento habla del apropiamiento de la izquierda realizado por la CGIL en “tierra extranjera” (cuanto menos en Brescia), generando la contradicción obrera entre identidad social (las duras luchas en la fábrica) y la colocación política.

El tercer y más “extraordinario” descubrimiento hace referencia a la desaparición de la izquierda en el territorio. Izquierda y centro-izquierda simplemente ya no existen, no hablan a los trabajadores ni a los ciudadanos, con la sola excepción del constituir comités electorales 15 días antes de las elecciones. Ya no hay quien hable a la cabeza de los obreros, pero si los hay que hablan a su estómago y transmiten miedos y confusión que se suman a la crisis social. La soledad obrera se palpa en el ambiente; haremos que sean los protagonistas quienes la expliquen. Ellos serán quienes nos confirmen una impresión difusa: tan solo la CGIL hace campaña a favor del No para el referéndum sobre la contrarreforma de la Lega. Nuestra encuesta en torno de las contradicciones que atraviesan el mundo del trabajo dependiente seguirá con un largo viaje a través de la península.

Loris Campetti colabora regularmente en el cotidiano comunista Il Manifesto en temas de economía, sindicalismo y sociedad.

Traducción para www.sinpermiso.info: Luca Gervasoli

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Fuente:
Il Manifesto, 13 junio 2006

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