La corrupción en Hungría a la luz de las protestas en Rumania. Entrevista

G.M. Tamás

16/02/2017

Continúan las impresionantes protestas contra la corrupción en Rumania (en la foto), las mayores desde la caída de Ceaucescu, y los dirigentes de Hungría y los medios de comunicación de todo el espectro ideológico del país están siguiendo de cerca los acontecimientos del país vecino, donde vive una importante comunidad de origen magiar en Transilvania.

Las manifestaciones estallaron en Rumania cuando el Gobierno de Bucarest emitió un decreto que habría protegido a los políticos corruptos. El decreto - que el gobierno retiró bajo presión - habría eximido a los delitos de abuso-de-poder por un importe igual o por debajo de los 48.000 euros. Tras el cese del ministro de justicia Iordache, redactor del decreto, han continuado las manifestaciones en las principales ciudades exigiendo la caída del gobierno del Partido Social-demócrata (PSDR). Pero el PSDR acaba de ganar las elecciones hace menos de dos meses. A propuesta del Presidente del país, el nacional-liberal Klaus Iohannis, que se ha convertido en el principal dirigente del movimiento contra la corrupción, el parlamento rumano votó por unanimidad el pasado lunes 13 de febrero la convocatoria de un referéndum sobre el decreto ya retirado, que se convertirá en un plebiscito sobre el gobierno del PSDR.

Los medios de comunicación húngaros controlados por personas cercanas al partido en el poder, así como la agencia estatal de noticias MTI, están enfatizando las acusaciones de que las protestas rumanas están siendo alimentadas por fuerzas externas. Por otra parte, algunos medios de comunicación afines al gobierno húngaro están informando de que los funcionarios rumanos tienen "pánico" antes las amenazas a la integridad territorial de Rumania y la fuerza de Hungría.

La revista Budapest Beacon preguntó al filósofo húngaro G. M. Tamás – del que Sin Permiso ha publicado ya varios textos- sobre la dinámica de las protestas en Rumania y cómo ve la lucha en Hungría contra la corrupción. Tamás, que nació en Cluj Napoca, Rumania, fue un disidente durante el régimen de Ceaucescu y fue miembro del parlamento húngaro en representación de la Alianza de los Demócratas Libres (SZDSZ) hasta 1994. Durante las últimas dos décadas, se ha identificado como un filósofo marxista, siendo autor de varios libros sobre filosofía política y teoría social. Tamás ha enseñado en las Universidades de Columbia, Oxford, The New School, Chicago, Georgetown, Yale, y otras instituciones académicas. En la actualidad es profesor visitante en el Institut für die Wissenschaften vom Menschen en Viena, Austria.

Gran parte de la prensa internacional alaba las enormes protestas anti-corrupción en Rumania como un triunfo de la democracia. ¿Está de acuerdo con esta evaluación?

No estoy de acuerdo en absoluto. La corrupción es, por supuesto, endémica e inmensa, pero la campaña contra la corrupción impulsada por una parte de la burocracia no electa, desde los fiscales a los servicios secretos, actúa de manera arbitraria. Las pruebas son con frecuencia testimonios de testigos que se convertirían en acusados si no llegasen a acuerdos con los fiscales. Los tribunales se basan en regulaciones extremadamente elásticas según las cuales toda la población podría acabar en la cárcel.

Pero esto es nada. Las manifestaciones están alimentadas por el menosprecio de los jóvenes de clase media liberales hacia los pobres, que consideran que son la base electoral del partido de gobierno, el PSD, que consideran antiguo, decrépito y bárbaro.

También está detrás el antiguo conflicto entre la ciudad y el campo, entre la Transilvania "avanzada" y las "primitivas" Moldavia y Valaquia, y así sucesivamente. Al mismo tiempo, el gobierno es repelente y el Presidente es un mentiroso. Esto no es un triunfo de la democracia, es un triunfo de la lucha de clases desde arriba y una pelea entre ladrones, mafiosos y clanes políticos egoístas que se parecen demasiado entre sí.

El Gobierno de Hungría es muy corrupto, y sin embargo, no ha habido protestas contra la corrupción significativas en el país. ¿Por qué cree que los húngaros, a diferencia de sus vecinos rumanos, no salen a las calles para oponerse a la corrupción?

Por la sencilla razón de que el gobierno de Hungría no es corrupto en el sentido habitual de la palabra. Los líderes políticos más poderosos de Hungría no están siendo sobornados por los sindicatos del crimen o por ‘intereses financieros', sino que sólo reparten los bienes del Estado entre sus aliados más cercanos y entre ellos mismos  ¡legalmente! y nacionalizan activos para privatizarlos y quedárselos: este era el sistema de donaciones reales a finales de la Edad Media, cuando no se podía decir que era propiedad de la Corona y que era propiedad personal, privada, del rey.

En Hungría, en la actualidad, no existe una línea divisoria clara entre los bienes públicos y privados. Los robos propiamente dichos de los políticos se producen, por supuesto, pero son insignificantes. Esto es, naturalmente, mucho peor que lo que sucede en Rumania desde un punto de vista moral, pero la opinión política simplemente no puede denunciarlo.

Esto no tiene nada que ver con el legado anterior a 1989. Los llamados “líderes comunistas” controlaban enormes activos, pero sus familias no podían heredarlos, no podían transformarlos en propiedad privada normal, que es lo que ocurre cada vez más frecuentemente en Hungría.

Las cantidades mencionadas en los juicios por corrupción en Rumania son ridículamente pequeñas en comparación con lo que está cambiando de manos en Hungría, pero ¡legalmente! Esa es una diferencia enorme.

Pero no teman, hay un odio silencioso contra el gobierno del Sr. Orbán como nunca antes se ha visto. Esto podría llegar a ser un verdadero problema un día.

La nueva campaña "NOlimpia" para celebrar un referéndum sobre la candidatura de Budapest a los Juegos Olímpicos de 2024 ha recibido mucha atención en Hungría como un movimiento en contra de la corrupción. ¿Usted cree "NOlimpia" es un método eficaz de oponerse a la corrupción del gobierno? ¿Puede el movimiento ayudar a un cambio real?

Una vez más, esto tiene muy poco que ver con la corrupción. Pero tiene que ver con otra cosa, igualmente importante, a saber, con el derroche irresponsable de los recursos del Estado para propaganda - para lo que son competiciones deportivas profesionales internacionales, especialmente en el caso de los deportes de equipo, pero ¿propaganda nacionalista? No deberían celebrarse Los Juegos Olímpicos de Budapest, y los organizadores de la iniciativa del referéndum tienen toda la razón. Pero es un intento muy modesto y amable que se centra exclusivamente en el alto coste y las molestias que acarrean los Juegos Olímpicos, eludiendo una serie de problemas políticos reales.

Hungría ha luchado contra la corrupción desde su transición a la democracia. ¿Por qué es tan difícil para el país superar este desafío?

Hungría no ha tenido problemas con la corrupción, y no los hemos notado. Todos los gobiernos utilizan el dinero de los contribuyentes para sus propios fines egoístas hasta que la corrupción se transformó en la política oficial - los hombres de la derecha política comenzaron a comprar empresas estatales con créditos bancarios del estado que nunca devolvieron y su deuda se canceló o se hizo desaparecer, pero esto era engorroso. Ahora están recibiendo todo esto como regalos. Las personas que no tenían donde caerse muerto hace cinco años están comprando castillos, palacios, yates, refugios de montaña y refugios insulares – todo ello ofrendas de una nación húngara agradecida.

¿Cómo podría el país a superar este "desafío" (¿es un desafío, en realidad?) cuando este es el sistema político hacia el que la mayoría de los votantes ha declarado su simpatía inquebrantable? Esto no es un secreto. No es que a la gente le guste - todo el mundo puede ver que es obsceno - pero no está claro lo que está pasando.

La llamada izquierda liberal, mientras estuvo en el gobierno, fue verdaderamente corrupta. Pero el régimen de Orbán no roba, esto es un error; ha conquistado y ocupado el estado que no es ya una institución pública en el sentido moderno, sino- al igual que en muchas viejas monarquías ladronas - el mero derecho legal al saqueo. Los príncipes decretaban impuestos especiales cuando sus hijos se casaban; las obligaciones de los súbditos no eran para un estado abstracto, sino hacia una familia gobernante, pero eran, sin embargo, obligaciones legales. Este es el sistema que impera hoy en Hungría y, probablemente, no podrá desaparecer de manera pacífica, ordenada, parlamentaria. Si se piensa en ello, es bastante alarmante.

filósofo húngaro y prolífico escritor de ensayos, nació en Kolozsvár / Cluj (Transilvania, Rumania) en 1948. Después de un breve período como editor asociado de un semanario literario en lengua húngara, tuvo que exiliarse en 1978 a Hungría acosado por la policía secreta del régimen de Ceausescu. Fue profesor durante dos años en la Universidad de Budapest (ELTE),donde se convirtió en una figura destacada de los movimientos disidentes de Europa del Este. Desde 1986 ha sido profesor invitado en Columbia, Oxford, Wilson Center, École des Hautes Études en Sciences Sociales, Chicago, Wissenschaftskolleg zu Berlín, Georgetown, Yale, New School, etc. Fue elegido al Parlamento húngaro en 1990 y nombrado director del Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias de Hungría en 1991. En 1994 y 1995, respectivamente, renunció a su escaño y su cátedra. Entre sus obras se cuentan un ensayo sobre Descartes (1977), Törzsi fogalmak (Conceptos tribales, papeles filosóficos, 2 vols, 1999), L'Oeil et la main (1985), Les Idoles de la tribu (1989), Telling the Truth about Class’ (Socialist Register 2006), Innocent Power (2012), Postfascism şi anticomunism (2014), Kommunismus nach 1989 (2015).
Fuente:
http://budapestbeacon.com/featured-articles/romanias-protests-hungary-interview-g-m-tamas/44500
Traducción:
Enrique García

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