La disputa mexicana II. Dossier

AAVV

24/09/2006

Completamos con estos artículos que fueron publicadas por La Jornada la entrega de la semana pasada sobre la crisis política planteada tras las elecciones del pasado 2 de julio en México, y la decisión de la coalición encabezada por Andrés Manuel López Obrador de rechazar el fallo del Tribunal Electoral y asumir el mandato en el marco de un proceso de desobediencia civil. Comité de Redacción de Sin Permiso.

Oposición en la realidad

Por Luis Villoro

Con su fallo, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación no estuvo a la altura que esperábamos. Desoyó las voces indignadas de muchos ciudadanos. Todos esperábamos un fallo equitativo que diera satisfacción a las demandas de revisión presentadas por la coalición. Pero la indignación no basta. ¿Cuál sería la respuesta adecuada frente al fallo?

La mejor respuesta no debería reducirse a la actual coyuntura electoral. Debe abrir un camino, vigente para un largo plazo. Este debe basarse en la necesidad de avanzar colectivamente hacia un proyecto nuevo de nación definitivo, desde abajo y por la izquierda. El movimiento zapatista ha tenido razón. El presidentalismo es un sistema caduco. Igual lo es la democracia representativa basada únicamente en los partidos, la "partidocracia". Habría que avanzar hacia formas de democracia "participativa" y aun "comunitaria", más allá de los partidos. Pero, ¿cómo lograrla?

Sólo con una oposición permanente que tendría que ser a largo plazo. Sobre todo tendría que superar el riesgo de actuar con premura, sin reflexión suficiente; sólo puede caminar con éxito si se toma tiempo. La convención nacional democrática está convocada para iniciar sus trabajos el 16 de septiembre. Pero la discusión de un proyecto nuevo de nación requiere mucho más tiempo para su debate. No puede aprobarse en un acto declaratorio en el Zócalo al calor de un discurso. Requiere de la consulta y la anuencia de delegados de toda la República. No sucumbamos a la presa; la reflexión requiere serenidad y discusión pausada.

Por esas razones, muchos no podemos estar de acuerdo con nombrar un nuevo presidente en rebeldía. Esto rompería, aunque sólo fuera simbólicamente, el orden constitucional. Para sostener una amplia y permanente oposición lo que menos necesitamos son actos provocadores. Lo que sí es necesario, pienso yo con muchos conciudadanos, es caminar hacia la paulatina realización de un nuevo proyecto de nación para el porvenir cercano. Este es el que garantizaría, a la larga, la realización, que López Obrador ya ha propuesto y con él coincide, en muchos puntos, el movimiento zapatista. Un proyecto de oposición podría seguir ciertas ideas regulativas: una nueva ley electoral; una nueva legislación sobre los derechos de los pueblos indígenas; resistencia contra la privatización de los recursos naturales; lucha contra la corrupción; ampliación de la educación en todos sus niveles; lucha para disminuir radicalmente la desigualdades económicas y sociales. Una izquierda nueva podría aglutinarse, sin perder diferencias, en las líneas de un proyecto semejante.

López Obrador cuenta ya con un caudal político considerable. Quienes votamos por él tenemos la obligación de no malgastarlo en actos provocadores contraproducentes. Nuestra lucha es a largo plazo. En cambio, démosle apoyo y confianza para que pueda encabezar un proyecto de renovación radical de la República, sin violencia, dentro de la legalidad.

La Jornada, 8 de septiembre de 2006

Pese a Cárdenas, sigo creyendo que hubo fraude.

Elena Poniatowska. como responsable de instalar los trabajos de la convención nacional democrática, que congregó a miles de personas en el Zócalo y sus calles aledañas, reivindicó el carácter libre, no de "borregos", de quienes acudieron a la asamblea, y recordó que "el objetivo de los presentes es luchar contra la corrupción y la desigualdad". Destacó además: "nos subleva haber tenido que padecer una campaña sucia, implementada y pagada por los dueños del país, porque sabemos que los empresarios sucios y los políticos cómplices hicieron todo para derrotar a Andrés Manuel López Obrador", pero adelantó que en la convención se buscaría una salida para que el país sea tan grande como "lo merecemos", en un ambiente de tolerancia, sin sectarismo y de manera pacífica. Elena Poniatowska inició su discurso con una cita del artículo 39 constitucional, referido a que el pueblo tiene el inalienable derecho a modificar la forma de su gobierno, para destacar enseguida que la democracia empezó a perderse cuando Lázaro Cárdenas dejó el poder, en 1940. A los presidentes subsiguientes los encegueció el dinero y se dedicaron a hacer negocios al amparo de los puestos públicos.

Recordó que 85 por ciento de los mexicanos ganan menos de cinco salarios mínimos, es decir, 5 mil 400 pesos al mes, "y hay quienes sobreviven con mucho menos". Asimismo, destacó que quienes siguen al perredista Andrés Manuel López Obrador son hombres y mujeres libres. "En este movimiento social no se vale la consigna o el decir: 'estás conmigo o eres mi enemigo'".

Nuestra capacidad crítica -continuó- es lo que nos hace libres. El fanatismo limita, vuelve intransigente, lleva al abismo. A lo largo de 49 días hemos sido los actores de un cambio con nuestro líder, Andrés Manuel López Obrador, y eso también nos lo tienen que respetar.

Recordó que, recientemente, Cuauhtémoc Cárdenas le envió una carta en la que considera un "craso error, de altísimos costos para el movimiento democrático", el pretender constituir un gobierno del pueblo. La mención del ex candidato presidencial del PRD arrancó de inmediato la silbatina y el abucheo generalizado. Gritos de "¡traidor!, ¡traidor!", se escucharon en la plaza.

La escritora tuvo que parar su discurso, y cuando la rechifla amainó señaló que se siente honrada y agradecida por haber recibido esa misiva, pues "oír al otro engrandece y contribuye al diálogo". Pero a pesar de los señalamientos de Cárdenas, enfatizó que sigue pensando que la elección fue injusta y fraudulenta, y que "hacemos bien al defender nuestra dignidad".

Enfatizó que Claudia Scheinbaum, integrante del equipo de campaña del tabasqueño, y muchos especialistas mexicanos han hablado del fraude. Hasta el Centro de Investigación y Política de Washington reveló -el 6 de septiembre- que los datos obtenidos del recuento de 9 por ciento de los votos indicaron que el "usurpador del PAN" tuvo una pérdida de 2 mil 765 votos, mientras que López Obrador logró un aumento de 2 mil 101.

"Si el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación hubiera dado a conocer estos resultados desde el 13 de agosto, no hasta el 6 de septiembre, la presión política en favor del recuento total de los sufragios se habría vuelto clamor popular".

Poniatowska insistió en el carácter libre de los seguidores del tabasqueño, no de "borregos", y "estamos aquí porque queremos luchar contra la corrupción y la desigualdad. Como borregos no le servimos para nada a nuestro líder, Andrés Manuel López Obrador, como seres pensantes sí, y nos subleva haber tenido que padecer una campaña sucia, implementada y pagada por los dueños del país, porque sabemos que los empresarios sucios y los políticos cómplices hicieron todo para derrotarlo".

La Jornada 17 de septiembre de 2006

De la Decena Trágica a la escena irónica

Por Marco Rascón

En 1988, en el Angel de la Independencia, los panistas en resistencia civil pacífica también declararon a Manuel J. Clouthier "presidente Maquío", y éste a su vez nombró un gabinete paralelo, del cual nadie se acuerda. Nada inédito. En este afán de ser el espejo, el paralelo de la historia, de la misión y la visión dramática de la historia se ha pasado de la invocación de la Decena Trágica a la escena irónica.

Ironía ha sido que la rechifla inducida por Elena Poniatowska a Cuauhtémoc Cárdenas, por señalar las incongruencias del lopezobradorismo, demostró que la escritora dice no saber de política, pero exhibió habilidad para manejar mítines. Pero en el fondo, Poniatowska reafirmó las razones de Cárdenas sobre la intolerancia y el sectarismo en el PRD. Esos mismos que chiflaron y quienes los indujeron son los que minutos después votaron por la purificación de los tránsfugas, operadores, trapecistas del salinismo y el zedillismo, como su dirección histórica. La inducción y la memoria no se llevan. Mejor el embriago del olvido.

La inducción de Poniatowska y la fundación de un gobierno integrado mayoritariamente por personajes espurios, de vocación espuria, hicieron de la elección del "presidente legítimo" la continuación no sólo del error, sino de la farsa. Pero eso no importa, pues lo único trascendente era justificar y salvar el prestigio de los conductores y fabricantes de la derrota.

¿Cuál López Obrador fue electo "presidente legítimo"? ¿El que fue candidato y no dijo lo que realmente pensaba? ¿El que fue gobernante? ¿El que organiza odios contra sus críticos? La pasión de los convencionistas no les permitió observar no sólo a quiénes elegían en paquete como dirección histórica, sino los "artículos transitorios" que conlleva todo acto legislativo y que en esta convención no faltaron, y fueron:

1. Por sólo una vez se da permiso al próximo Gobierno del Distrito Federal para tratar con el presidente ilegítimo Felipe Calderón. A los dirigentes que no aparecieron en las tres comisiones no se les excluye; serán parte del gabinete del gobierno capitalino, que reconocerá al presidente espurio.

2. Se reconoce, por parte del "presidente legítimo", el Congreso de la Unión, sus diputados y senadores, surgidos del fraude del 2 de julio.

3. Mientras la convención y su gobierno itinerante viaja, se reconoce al Frente

Amplio Progresista (FAP), bajo lo señalado por Manuel Camacho (Proceso, 17/09/06): "López Obrador queda al margen de su coordinación política. Eso es sano, porque necesitamos que haya responsabilidades institucionales y partidistas, que haya proceso de diálogo, negociaciones y decisiones... Es una salida institucional a la convención".

4. La convención es para declarar la guerra a las instituciones; el FAP, para negociar con ellas. Mientras la convención sueña, los dirigentes del frente trabajarán con las instituciones, pues de ellas dependen las prerrogativas a partidos y las becas del Fonca a los convencionistas.

5. Toda crítica a estos puntos es ilegítima y se considerará una alianza con la derecha.

6. No se pondrá a votación el levantamiento de los plantones, pues nunca habrá responsables de tal decisión. Los errores, declara esta convención, no tienen dueño. (Hasta aquí los transitorios.)

La convención surge sin memoria; es una salida ciega ante lo que fue un mar de posibilidades políticas y trata de unificar todas sus incongruencias con acuerdos dictados de manera vertical y autoritaria. La convención queda a la deriva, sin raíces, repudiando todo ejercicio de la memoria, menguante, intolerante, utilizando la pasión para no responder a la razón. Una convención sin raíces, ni del cardenismo histórico, a los cuales repulsa y define como parte de sus enemigos. Pero sin raíces tampoco, ni con el 68 ni las insurgencias democratizadoras y en abierta confrontación con el 88, al cual se abomina, pero se le rinde pleitesía; 1997 no existe, pues para el lopezobradorismo la historia nace en 2000 y cuando se purifica a los defraudadores.

Con actitud bonapartista, los dirigentes de la convención quieren estar al mismo tiempo en las barricadas de la calle y en la plaza, sin dejar sus espacios como comensales en los clubes y restaurantes de la oligarquía, que va de la plaza con el pueblo anhelante a la fiesta privada con los invitados derechistas y sus mesas de regalos.

El lopezobradorismo no nació por convicción, sino por resentimiento y frente a la República simulada; un progresismo simulado que arenga no por la reforma, sino con el grito del resentimiento confeso: "¡Tengan, para que entiendan!" Si la repetición histórica es válida para todos, declaro mi adopción a la posición crítica, disidente, políticamente incorrecta de Ricardo Flores Magón y Emiliano Zapata, opositores al maderismo y su gobierno atestado de porfiristas al acecho. Por eso, ante la apoteosis lopezobradorista, ¡viva Flores Magón!

¡Viva Zapata!

 La Jornada, 19 de septiembre de 2006

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Fuente:
La Jornada, septiembre 2006

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