La disputa por la democracia en Honduras

Javier Calderón Castillo

25/12/2016

El contexto general

El proceso político hondureño carga con las consecuencias de la des-institucionalización generada tras el golpe militar-parlamentario de 2009. A siete años de la separación violenta de la presidencia, Manuel Zelaya y sus copartidarios, han logrado organizar una fuerza política, llamada Libertad y Refundación (LIBRE), con representación territorial, diversa y con serias aspiraciones de poder, desafiando al Partido Liberal y al Partido Nacional, formaciones políticas tradicionales complacientes y beneficiadas con el golpe, quienes aún sostienen el gobierno sin generar estabilidad. Todo lo contrario, representan el desgobierno, la corrupción y la violencia, en un ambiente de creciente poder de las economías ilegales y de las transnacionales, que tienen cada vez mayor influencia en la vida institucional y cotidiana de la sociedad hondureña.

Quizás por ello, el 38% de los hondureños no se identifican con las formaciones políticas existentes como lo indica la encuesta CID-Gallup de septiembre de 2016, mientras que la adhesión al Partido Nacional sigue siendo mayoritaria con el 37%, seguido por el Partido Liberal 13% y el Partido Libre 7%[1]. En dicho panorama, algunas formaciones políticas outsider de centroderecha, como el Partido Anticorrupción, podrían recoger una buena parte del electorado. En ese contexto se realizarán en el 2017 las elecciones presidenciales que definirán la continuidad o un cambio para el país. El calendario electoral se extenderá desde la celebración de las primarias programadas para el 12 de marzo hasta la celebración de las presidenciales que se realizarán durante el segundo semestre.

Reelección

En 2009, Manuel Zelaya convocó a la ciudadanía a depositar una papeleta para saber si estaban de acuerdo o no con cambiar el artículo de la Constitución Política que impide la reelección presidencial. Una convocatoria democrática que, si bien no llegó a concretarse, terminó siendo el principal argumento de militares y políticos tradicionales para sustentar el golpe militar que lo destituyó.

Pues bien, en el 2015 se dio un hecho desapercibido para el mundo político internacional. La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia autorizó la reelección presidencial por considerar que “tales artículos violentan la constitución y los tratados internacionales de derechos humanos”[2], un argumento que hubiera develado las intenciones golpistas del pasado, pero que ahora sirve para que el actual presidente Juan Orlando Hernández sea candidato del conservador Partido Nacional y compita por un nuevo mandato.

Se trata de una decisión ampliamente criticada por los partidos opositores e impugnada ante la justicia electoral. Los alegatos constitucionales no detuvieron la decisión y a finales del mes de octubre de 2016 el Tribunal Supremo Electoral resolvió acatar el fallo de la Sala Constitucional y dar curso a la posible reelección presidencial[3]. Sin consultar a la ciudadanía y sin cambiar la Constitución, la justicia permitirá la postulación a la reelección del actual presidente, una decisión judicial que pone una vez más en cuestión las formas de la democracia representativa.

El oficialismo en campaña

Aprobada la reelección, las principales facciones del Partido Nacional apoyaron al presidente Juan Orlando Hernández para que busque de nuevo la banda presidencial. El pasado 14 de diciembre fue inscripto por dos grupos nacionalistas: Juntos Por Más Cambios, y Unidos por la Nueva Honduras, quienes esperan ratificar la candidatura del actual presidente en las elecciones primarias, en las que competirá con otras dos candidaturas que tienen muy pocas posibilidades. Eva Fernández será candidata nacionalista por la lista con el nombre “Yo amo a Honduras” y Roberto Ramón Castillo por el Movimiento Nacional Rafael Callejas (Monarca).

En la encuesta CID-Gallup ya mencionada, el actual presidente lidera la intención de voto con el 25%, aunque la mayoría de los encuestados no está de acuerdo con la reelección y tienen una mala valoración de la gestión de gobierno. Según la pesquisa, el 41% de las personas considera que al terminar el periodo presidencial actual el país quedará peor que antes, el 29% piensa que sigue igual y el 30% considera que existe alguna mejoría.

De acuerdo a lo indagado por los estudios demoscópicos, la definición de la apuesta por la reelección del actual presidente se da por la ausencia de otras figuras nacionalistas que puedan ganarle a los candidatos opositores postulados para la contienda en el 2017. Ello podría corroborar que la autorización de la reelección fue una decisión judicial hecha a la medida de las necesidades del Partido Nacional.

La oposición se prepara

La oposición se prepara para realizar elecciones primarias en marzo de 2017, con el firme propósito de conseguir la aceptación popular que logre enfrentar las aspiraciones de reelección del actual presidente Hernández. Tanto el tradicional y derechista partido liberal, como el Partido Libertad y Refundación (Libre) ya tienen definidas las precandidaturas que empezarán la carrera a la disputa presidencial.

El Partido Liberal participará en las primarias con cinco movimientos internos e igual número de candidatos: el Movimiento Unámonos por Honduras con Enrique Ortez Sequeira, exmagistrado y uno de los mayores opositores a la decisión sobre la reelección; el Movimiento Honduras por Nosotros con Luis Zelaya, exrector de la Universidad Tecnológica Centroamericana; el Movimiento Nuevo Liberalismo con Gabriela Núñez, actual congresista; el Movimiento Nueva actitud con José Eduardo Martell, congresista; y el Movimiento Alianza Social Progresista con la candidatura de Carlos Montoya, expresidente del Congreso Nacional[4]. En la encuesta CID-Gallup ya citada, aparecen mencionados Gabriela Núñez con el 4% y Luis Zelaya con el 2% de intención de voto a la presidencia; los demás candidatos liberales no puntean o no fueron objeto de medición.

La principal formación opositora, el Partido Libertad y Refundación-Libre, tiene como precandidata a Xiomara Castro apoyada por siete movimientos, quien disputará las primarias con sus copartidarios Rasel Tomé diputado y líder del Movimiento Resistencia Popular MRP y Jari Dixon diputado y líder de la agrupación Avancemos. Xiomara aparece tercera en la encuesta CID-Gallup, con una imagen favorable del 48% y desfavorable del 38% y una intención de voto del 16%.

En ese camino electoral, el Partido Libre realizó la elección de sus autoridades internas el pasado 30 de octubre y realizó una consulta interna sobre si la militancia está de acuerdo con la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Se presentaron nueve corrientes políticas a esas elecciones internas, dejando como ganador al M28 que lidera Xiomara Castro con el 40% de los votos, seguido por la Fuerza de Refundación Popular-FRP con el 19% y el Pueblo Organizado en Resistencia-POR con el 12%. El 95% de los consultados manifestó su acuerdo con la convocatoria a una Asamblea Constituyente[5]. El Partido Anticorrupción que surgió como novedad en el 2013, tiene como candidato único a Salvador Nasralla quien aparece en la encuesta CID-Gallup como el segundo mejor posicionado después del actual presidente con el 20% de intención de voto. El presentador de televisión e Ingeniero egresado de la Universidad Católica de Chile, se ha posicionado como un político-show y outsider que tiene como discurso la lucha contra el bipartidismo y la corrupción en Honduras. En la contienda electoral del 2013 obtuvo el 13,43% de los votos. Para algunos es un enigma político, pues sus posiciones políticas son ondulantes en los temas centrales de la economía y la gestión de gobierno, además de mantener su figura como famoso de la televisión[6].

¿Qué le espera a Honduras?

Se espera un escenario polarizado, en el cual el actual presidente tratará de realizar una campaña basada en la expectativa de la estabilidad conservadora y tradicional. Mostrando pocos resultados, pero con una maquinaria estatal que movilizará recursos para garantizar el voto territorial y la vieja adscripción al partido. Tiene como principales aliados a los Estados Unidos -quienes tienen una relación cuasi-colonial con este país mesoamericano-, a los militares y al poder judicial.

Las claves para la izquierda representada en el Partido Libre y en la figura de Xiomara de Castro, serán mostrar que pueden generar un cambio con estabilidad, logrando el respeto de los resultados por los factores de poder tradicionales que realizaron el golpe en el 2009. Sus principales fortalezas radican en las propias dificultades sociales que vive el país, la pública y generalizada corrupción del Estado y una amplia confluencia de fuerzas políticas y sociales, a la cual se ha sumado la hija de la lideresa asesinada Berta Cáceres, quien aspirará al Congreso[7].

La alternativa de la derecha, emulando lo ocurrido en Guatemala, puede ser la elección del presentador de televisión Salvador Nasralla quien tiene una buena imagen ante la opinión pública y un marcado discurso anticorrupción que lo aleja de los imaginarios sociales sobre las formaciones políticas tradicionales.

Notas

[1] http://www.laprensa.hn/honduras/1003906-410/partido-nacional-aventaja-con-20-puntos-al-liberal

[2] http://www.nytimes.com/es/2016/10/17/el-despotismo-amenaza-a-honduras/

[3]http://www.noticiashondurashn.com/?p=8852

[4] http://www.elheraldo.hn/pais/1017107-466/movimientos-internos-y-precandidatos-del-partido-liberal-para-las-elecciones-primarias

[5]http://libre.hn

[6] http://www.diez.hn/futboldeprimera/949238-99/salvador-nasralla-a-mis-63-a%C3%B1os-son-m%C3%A1s-de-700-mujeres

[7] http://www.resumenlatinoamericano.org/2016/12/12/honduras-hija-de-berta-caceres-anuncia-su-candidatura-a-diputada-por-el-partido-libre/

Sociólogo. Investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG).
Fuente:
http://www.celag.org/la-disputa-por-la-democracia-en-honduras/

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