La frontera de Darwin y el sistema nacional de salud

Francisco Louça

31/05/2015

Decía el fin de semana pasada Antonio Arnaut /1/ que en Portugal hay “una derecha reaccionaria” en el poder, “presidida por un neoliberal ensañado”, que quiere destruir el sistema nacional de salud.

Tiene toda la razón. Pero no es preciso ser un neoliberal muy “ensañado” para pretender esta porción de mercado. Basta incluso, ser neoliberal o, simplemente pensar como ellos.

El fundamento social de la protección de los enfermos, además, no es nuevo. Pocos años después de publicar “El origen de las especies”, Darwin reconsideró, en 1871, todo el debate provocado por el evolucionismo en un nuevo libro “La descendencia del hombre”. Marcado por los conceptos culturalmente dominantes entre la élite británica de la época victoriana, el libro reacciona asimismo a una perplejidad: si la selección – esto es, la que resulta de la competencia por recursos escasos – domina la naturaleza, ¿cómo se explica la propia existencia de la sociedad, donde además de competencia tenemos cooperación?  Y, pregunta Darwin: ¿cómo se explica que, contra todo el sentido de la competencia, nosotros optemos, en sociedad, por apoyar, tratar y cuidar a los viejos y a los enfermos?

La respuesta de Darwin, traducida en términos modernos, es que la sociedad selecciona las prioridades anti-selectivas de la humanidad: en lugar de la competencia que anule a los derrotados, ayudamos a los necesitados porque sólo es así como podemos vivir unos con otros. Los neoliberales extremistas, que defienden que la sociedad mejora con la competencia y la selección, deberían recordar lo que nos enseña Darwin: es la solidaridad la que debe predominar contra la violencia selectiva y sin eso no podemos vivir.

Cuando se discute el sistema de salud, casi un siglo y medio después, los privatizadores deberían recordar a Darwin y a la selección anti-selectiva. Los privatizadores argumentan que el sistema de salud puede ser más dinámico si fuese liberalizado. Una especie de insuficiencia genética del servicio público que le impediría ser eficiente.

Pero el fondo de la cuestión está en la naturaleza de la salud, la paradoja de Darwin. La salud sólo interesa a los privados como mercado apetecible justamente porque no es un mercado: no hay relación entre la oferta y la demanda (dada la asimetría de poder entre las partes, entre el médico y el enfermo); la información es oligopolizada (y dominada por la industria farmacéutica), los precios son siempre garantizados por arriba del costo medio marginal. El conflicto de intereses entre la medicina pública y la privada, ha garantizado que la salud quede secuestrada por los intereses, la propia formación es certificada fuera del Estado (es la Orden de los Médicos y no el Ministerio de Salud, quien certifica a los especialistas). Por eso la rentabilidad real y potencial de este mercado limitado es ilimitada, en tanto la medicina privada cuide a los ricos y que el sector público la vaya subsidiando. Tenemos así las mayores tasas de ganancias, con el Estado funcionando como reasegurador del sector privado. En una palabra, la situación ideal para cualquier empresario: haga lo que haga, los clientes están en la puerta e, incluso aunque no estén, se cobra.

Todos nosotros tenemos entonces la frontera de Darwin, en particular en la salud: optamos por la selección o por la selección anti-selectiva. O por el mercado o por la sociedad. Esa es la diferencia que determina el futuro de los servicios sociales.

Ahora, todos los gobiernos recientes, todos, optaron por traficar con el sistema de salud. Sócrates entregó los nuevos hospitales a Sociedades Público-Privadas con Mellos, con Espírito Santo y con los hospitales Privados de Portugal /2/, entretanto vendidos y revendidos a quien apareció, mientras que Passos Coelho e Portas continuaron su misión: todos están muy lejos de Darwin. Y no eran ni son más “ensañados” de lo que es la media europea. Son simplemente neoliberales que aplican la receta neoliberal.  O que piensan como ellos. Menos mal que Arnaut recuerde la amenaza que constituyen para todos nosotros.

Notas:

1) abogado, cofundador del PS, ministro de Asuntos Sociales en el gobierno de Mario Soares;

2) los mayores grupos económicos y financieros de Portugal.

Francisco Louça es un economista portugués de reputación académica internacional y, hasta hace poco, el principal dirigente del Bloco de Esquerda

 

Traducción para www.sinpermiso.info: Carlos A. Suárez

 

Fuente:
Esquerda.net 27 de mayo de 2015

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