La próxima destrucción de Mosul

Patrick Cockburn

19/02/2017

Las fuerzas armadas iraquíes acabarán por capturar el oeste de Mosul, que todavía está en manos de los combatientes de Isis, pero la ciudad será destruida en los combates, según declaró un político iraquí a The Independent en una entrevista.

Hoshyar Zebari, un líder kurdo que hasta el año pasado era el ministro de Finanzas iraquí y antes de eso el ministro de asuntos exteriores durante más años de Irak, dice que Isis va a luchar hasta el último hombre en los distritos urbanos de mayor densidad que todavía posee.

"Creo que el oeste de Mosul será destruido", dice Zebari, señalando el alto nivel de destrucción en el este de Mosul, recién tomado por las fuerzas gubernamentales. Explica que Isis es capaz de oponer una fuerte resistencia gracias a su capacidad táctica, utilizando redes de túneles, equipos de francotiradores y terroristas suicidas en gran número. Añade que no hay fecha todavía para la reanudación de la ofensiva del gobierno iraquí en el oeste de Mosul, pero espera que la lucha sea aún más difícil que antes.

Una razón adicional de la resistencia fanática de Isis, cree que Zebari, es la presencia del líder Isis y autoproclamado califa Abu Bakr al-Baghdadi en el oeste de Mosul, porque los informes de su muerte en un ataque aéreo en otra parte de Irak son incorrectas . Afirma que los comandantes sectoriales de Isis en la ciudad son experimentados soldados profesionales, antiguos oficiales de la Guardia Republicana o de las fuerzas especiales de Saddam Hussein, capaces de luchar con eficacia para defender su bastión en la parte más grande de la ciudad, que se encuentra al oeste del río Tigris.

Los Servicios Anti-terroristas iraquíes de élite, dirigidos por la División Dorada, con más de 10.000 efectivos esperaban tomar la totalidad de Mosul, una ciudad que llegó a tener dos millones de personas, a finales de 2016. Pero la resistencia feroz de unos 3.000 combatientes de Isis en la orilla oriental del Tigris retrasó la toma de esta parte de la ciudad después de tres meses de combates, con grandes pérdidas de vidas en todos los bandos, especialmente entre la población civil.

Zebari, que es originario de Mosul, describe la situación actual en la ciudad como "horrible" y "un desastre", incluso en aquellas partes que las fuerzas gubernamentales iraquíes han capturado, aunque no totalmente ocupado y asegurado. "Hay células durmientes de Isis de 16 a 24 hombres en cada distrito que salen de su escondite y matan a las personas que cooperan con el gobierno", dice. "Su objetivo son los restaurantes que se han vuelto a abrir y sirven a los soldados". El gobierno ha fracasado a la hora de restablecer los servicios básicos como la electricidad y el abastecimiento de agua.

Preguntado sobre las bajas, Zebari dijo que han sido muy importantes en el lado de las fuerzas de seguridad iraquíes, pero que el gobierno de Bagdad se ha negado a dar cifras exactas. Informes de Estados Unidos afirman que algunas unidades de la División Dorada, que es una especie de ejército altamente capacitado dentro del ejército, habían sufrido hasta un 50 por ciento de pérdidas. Descarta las reclamaciones iraquíes oficiales de que 16.000 combatientes Isis han muerto, y cree que la cifra real es probablemente de entre 1.500 y 2.000 combatientes de un total de 6.000 en Mosul. Cree que han traído refuerzos y que probablemente hay unos 4.000 combatientes de Isis para defender el oeste de Mosul, donde viven cerca de 750.000 personas.

Todo ello es corroborado por otros informes de dentro y alrededor del este de Mosul, donde esta semana dos suicidas atacaron un mercado, matando a doce personas e hiriendo a 33. Isis sigue disparando morteros y cohetes y el sistema principal de agua fue destruido durante los combates en enero. Las imágenes muestran cráteres causados por las bombas lanzadas por los B-52 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos para facilitar el avance del ejército iraquí. Las personas que huyeron de Mosul en el momento álgido de los combates y que intentan volver a menudo vuelven a escapar. La ONU está preocupada por la detención arbitraria de personas desplazadas como posibles simpatizantes de Isis. Según sus informes, entre el 8 y el 9 de febrero 1.442 personas regresaron al este de Mosul, pero 791 tuvieron que refugiarse en campos para desplazados.

A pesar del énfasis de las fuerzas de seguridad iraquíes en eliminar a los seguidores de Isis y sus "células durmientes", Zebari dice que ello no proporciona una seguridad real, porque se pueden comprar documentos de viaje a los agentes de seguridad corruptos por 25.000 dinares iraquíes (17 libras). Conductores en las carreteras iraquíes han confirmado a The Independent que la principal preocupación de los puestos de control no es la seguridad, sino cobrar sobornos a los vehículos que pasan. Esto explicaría por qué los terroristas suicidas Isis que conducen vehículos cargados de explosivos son capaces de pasar a través de múltiples puntos de control antes de detonar los explosivos en zonas civiles en Bagdad u otras ciudades.

Zebari toma nota de que la rivalidad entre los EE.UU. e Irán en Irak está aumentando desde la toma de posesión de Donald Trump, que tardo en llamar por teléfono al primer ministro iraquí, Haider al-Abadi y condicionó la ayuda estadounidense a una reducción de la influencia iraní. Durante la campaña electoral presidencial Trump afirmó que Irán se había apoderado de Irak. También existe una creciente fricción entre los diferentes partidos y movimientos chiítas y, según Zebari, "la lucha entre chiítas es inminente".

La predicción de Zebari de que Mosul será destruida como ciudad en la nueva ofensiva tiene muchas probabilidades de hacerse realidad porque en los últimos tres años el odio sectario y étnico se ha acentuado en Irak y Siria. La responsabilidad recae en gran medida en las matanzas de ISIS, principalmente de chiítas y yazidis, pero también de sus otros oponentes. Existen precedentes nefastos de lo que puede suceder en Mosul porque otras ciudades y pueblos sunitas en Irak han sido destruidas al punto de ser inhabitables en las contraofensivas del gobierno desde 2014. Un 70 por ciento de las casas en Ramadi, la capital de la provincia suní de Anbar, están en ruinas o muy deteriorados. Incluso cuando muchas casas siguen en pie, como en Faluya, a 40 millas al oeste de Bagdad, la gente que vuelve a ellas tiene que vivir sin electricidad, agua, puestos de trabajo o atención médica. En la práctica, el gobierno iraquí dominado por los chiíes quiere romper la voluntad de resistencia sunita para que nunca sean capaces de sublevarse de nuevo.

periodista irlandés, que ha ejercido como corresponsal del diario The Independent en Oriente Próximo. Previamente fue corresponsal en Moscú y Washington. Es autor de diversas obras sobre Iraq y Oriente Próximo, por las que ha sido premiado, entre las que destaca The Rise of Islamic State: ISIS and the New Sunni Revolution.
Fuente:
http://www.counterpunch.org/2017/02/17/the-coming-destruction-of-mosul/
Traducción:
Enrique García

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