“La Renta Básica Universal no Funciona”, dice el nuevo gran ejemplo de Fake News. O cómo detectar la desinformación en un mundo de propaganda

Scott Santens

16/06/2019

En abril de 2019, un informe titulado “Renta Básica Universal: Una Perspectiva Sindical” fue financiado y publicado por Public Services International (PSI), un sindicato con implantación global que representa a 20 millones de trabajadores del sector de la prestación de servicios públicos. La autoría de este informe recayó en Anna Coote y Edanur Yazici, de la New Economics Foundation (NEF), un think-tank británico orientado ideológicamente a la izquierda. En él concluían que una prestación de servicios universal es mejor que renta universal. En los párrafos que siguen, intentaré explicar cómo este informe (y la manera en que éste fue elaborado) es un ejemplo central de la campaña desinformativa diseñada para manipular a la opinión pública contra la idea de una renta básica universal. Con ello, espero ampliar la capacidad crítica de los lectores y ayudar a detectar este tipo de propaganda descarada no sólo sobre la Renta Básica Universal (RBU), sino sobre cualquier otro tema.

 

Cómo hacer propaganda. Paso 1: Títulos

Se trata de una realidad desagradable, pero en la era de la redes sociales en la que estamos, la mayoría de los lectores se detienen en los títulos. Todo tiene que ver con el título. Hoy en día, los títulos ni siquiera tienen que representar fielmente el contenido del artículo al que se refieren. Solamente deben expresar una idea que enganche lo suficiente al lector como para que éste pulse el botón de “like” o de “compartir”. Es común (e inteligente) utilizar procedimientos de optimización de motores de búsqueda (SEO) para que los usuarios puedan encontrar con mayor facilidad aquello que buscan y, en el caso de la desinformación, confirmar rápidamente sus sesgos informativos y sus prejuicios. 

 

Por ejemplo, si uno busca evidencias que demuestren que las vacunas causan autismo, realizará una búsqueda con un título como “las vacunas causan autismo”. Por la magia de internet, uno encontrará inmediatamente desinformación que confirme sus creencias y luego podrá compartirla y expandirla como el sarampión. El truco es situar la desinformación justo en el título. Esto es exactamente lo que hizo Anna Coote cuando escribió su columna de opinión sobre el informe en The Guardian, titulándola “La Renta Básica Universal no funciona. Promovamos en su lugar la esfera de lo público”. Situando la desinformación justo en el título, es fácil confirmar el sesgo informativo de alguien que cree que “la renta básica universal no funciona”.

 

Usted puede haber notado que he hecho exactamente lo mismo al inventar el título del artículo que está leyendo. Esto ocurre porque yo también quiero que aquellos que buscan confirmar la idea de que la Renta Básica no funciona acudan a este artículo, pero con la intención de que lean algo mejor que un trozo de basura.

 

Cómo hacer propaganda. Paso 2: Engaño

Muchos de nosotros no nos detenemos en detalles como las biografías de los autores. Simplemente leemos el artículo. Cuando leí por primera vez el artículo de Anna Coote, ya sabía quién era y ya sabía que se había opuesto activamente a la RBU durante años, pero incluso yo pasé por alto un detalle muy relevante en mi primera lectura del artículo de The Guardian. Y lo hice por la manera en que decidió escribirlo.

 

El artículo parece escrito por una periodista que describe un informe que acaba de leer. La primera frase dice: “Un estudio publicado esta semana arroja dudas sobre las ambiciosas demandas de la Renta Básica Universal (RBU)”. Un mínimo porcentaje de los lectores se habrán dado cuenta de que Anna es, ni más ni menos, la autora del estudio que está describiendo. Escribió una columna de opinión sobre su propio informe de una manera que hace creer al lector que ella es una mensajera objetiva. Y no sólo eso: su columna es, además, una representación sesgada de su propio informe. Retorció más aún lo que ya era retorcido.

 

Un ejemplo: el informe cita diversas fuentes a lo largo de diversos países donde el coste neto de implementar la RBU sería el 0% del PIB en un diseño neutral desde el punto de vista de los ingresos, el 0.28% del PIB en Reino Unido (para una RBU pequeña), el 3% del PIB en Reino Unido y EE.UU., el 5% en la India y entre el 20% y el 30% del PIB según una estimación de la OIT que tomó como referencia el coste bruto en lugar del neto. En el artículo de The Guardian, evitó mencionar algunas de las estimaciones menores. En su lugar, afirmó que “el coste de una RBU suficiente sería extremadamente alto”, citando solamente la estimación de la OIT sobre el coste bruto.

 

¿Por qué es tan importante diferenciar entre coste bruto y coste neto cuando hablamos de RBU? Porque el coste bruto de un programa que proporciona dinero a todo aquel que lo financia no nos dice nada sobre el coste real. Piénselo. Si todo el mundo pagara la mitad de sus ingresos para recibir un ingreso equivalente a la mitad de sus ingresos, ¿cuál es el coste en términos del PIB? ¿Es el 50%?. No. Es cero. No hay coste en términos de PIB porque todos obtienen el reembolso de los impuestos que pagaron. La única estimación significativa del coste de la RBU es el coste neto, y el coste neto de la RBU en términos de PIB se sitúa alrededor del 3% en la mayoría de los países donde se implanta como colchón para superar el umbral de la pobreza, no en el 30%. Asimismo, en diseños fiscales compensatorios y equilibrados [revenue-neutral designs] donde se introduce una RBU pequeña exclusivamente a través de una reforma fiscal, el coste en términos de PIB es tan bajo como el 0% porque no es necesaria la aplicación de nuevos impuestos.

 

Lo que es tan frustrantemente deshonesto es que sé que Anna conoce todo esto. ¿Cómo? No sólo porque esté incluido en el informe del que es autora, sino porque ha sido propuesto ni más ni menos que por su propio think tank en un informe publicado apenas un mes antes que llevaba el título: “Nada personal. Sustituyendo la deducción fiscal personalizada [Personal Tax Allowance] por un subsidio nacional semanal [Weekly National Allowance]”. En este informe, la New Economics Foundation (NEF) concluía que una RBU de 48 libras semanales (aproximadamente 266 dólares al mes) podría implementarse sin subir ningún impuesto: solamente cobrando la parte del código tributario referida a los subsidios monetarios y cobrando impuestos a los usuarios desde el primer dólar en lugar de esperar a que cada uno alcanzara las 12.500 libras de ingresos percibidos.

 

Esto es lo más alucinante para mi. La New Economics Foundation (NEF) propuso un plan fiscal compensatorio y equilibrado [revenue-neutral plan] para la Renta Básica Universal, anunció que no se trataba de una RBU a pesar de que sí lo era (si bien excluye al 1% más pudiente) y más tarde publicó el informe de Anna concluyendo que la RBU es demasiado cara. Ambas ideas no pueden ser verdad.

 

Cómo hacer propaganda. Paso 3: Reclamando autoridad.

Los think tanks y aquellos que los financian con sus abultados bolsillos han utilizado esta estrategia durante décadas. Y se trata de una estrategia corroborada. Es la manera en que el neoliberalismo se las arregló para desbancar al keynesianismo, por lo que no es sorprendente observar think tanks cercanos a la izquierda participando de las mismas tácticas para favorecer aquellas políticas en las que están interesados quienes les financian. En el caso del informe de Anna sobre la RBU, se está apoyando la idea de unos Servicios Básicos Universales (UBS en inglés) en favor de un sindicato que estaría representando a trabajadores que desempeñan estos mismos servicios. No es muy diferente a la imagen de los hermanos Koch financiando un informe que favorece el drilling como alternativa a las energías renovables.

 

Que un informe de un think tank beneficie a quien lo haya pagado no implica automáticamente que éste sea falso, pero sí que debamos cuestionar su veracidad. Aquí es donde el control del método científico entra en escena. Lo bonito de la ciencia es que promueve una forma particular de evaluar el mundo que nos rodea. Es la herramienta crítica más poderosa jamás pensada. No lo puedo describir mejor que Carl Sagan, así que le dejo hablar a él:

 

La ciencia es más que un cuerpo de conocimiento. Es una manera de pensar: una manera de interrogar escépticamente al universo asumiendo la falibilidad humana. Si no somos capaces de preguntar desde el escepticismo, de interrogar a aquellos que nos dicen que algo es verdad, de ser escépticos con aquellos que detentan la autoridad, entonces estaremos entregados al próximo charlatán (político o religioso) que aparezca divagando.

 

La clave del método científico está precisamente en su nombre —método—. Por tanto, cualquier artículo científico debe mostrar la metodología con la que opera, de manera que otros puedan reutilizarlo y duplicar los resultados. Esta es otra de las claves de la ciencia: estar abierto al cómo y no sólo al qué. ¿A quién le importa lo que concluyas si la manera en que lo has hecho es el equivalente “científico” a sacártelo de la manga?

 

Al informe de la NEF le falta cualquier metodología. Empieza con sus propias conclusiones, continúa discutiendo qué es la RBU, sus argumentos en contra y a favor, cuánto costaría, y antes de discutir las alternativas —como los Servicios Básicos Universales o el trabajo garantizado— y de concluir que son mejores, se incluyen cinco páginas en el capítulo siete donde se resumen doce “ejemplos de la RBU en la práctica”. Estas cinco páginas son la “evidencia” sobre la que se basan las 48 páginas de este informe, lo cual, en realidad, no es más que un artículo de opinión.

 

El informe de la NEF

En primer lugar, el informe comienza afirmando que, en la medida en que la RBU aún no ha sido implantada en ningún lugar, es difícil extraer conclusiones basadas en evidencias, pues éstas deben basarse en pruebas. Esto es como decir que no hay nada que aprender de los experimentos, en ningún momento, sobre ningún tema, porque son solo experimentos. Se trata de una afirmación acientífica y sin sentido. Si la manipulación de datos variables en condiciones experimentales se resuelve en un efecto estadísticamente relevante comparado con un control grupal, se trata de algo de lo que aprender y no algo a ignorar por el mero hecho de no haberlo observado durante 50 años en una población de 300 millones de personas. 

 

En segundo lugar, se dice que, exceptuando Alaska y otros tantos países, todos los experimentos están condicionados. La lógica en este punto es la siguiente: los experimentos sobre el Impuesto Negativo sobre la Renta (NIT en inglés) están dirigidos hacia los pobres, lo cual implica una comprensión del NIT y de la RBU bastante pobre.  Los experimentos sobre el Impuesto Negativo sobre la Renta, donde se conceden ingresos a aquellos sin ingresos y, más adelante, se les cobra 50 céntimos por cada dólar ganado, están construyendo la idea de un ingreso básico universal vinculado con un impuesto único del 50% para costearlo. La cantidad neta recibida es incondicional en el sentido de que no se requiere un empleo y no hay control de la manera en que se gasta el dinero. Uno podría argumentar que los experimentos sobre el NIT expresan mejor el tipo de implantación práctica de una RBU, pues cualquier RBU nacional tendría beneficiarios netos y pagadores netos debido a los impuestos necesarios para costearla.

 

Además, se afirma que las pruebas para implementar una RBU en India no fueron incondicionales porque se requería que los ciudadanos abrieran una cuenta bancaria para recibir el ingreso. Más allá del hecho de que este experimento no exigió tal cosa, sino que se trató de otro ensayo general (hubo dos experimentos en India), se trata de una definición casi cómica de la condicionalidad, sobre todo porque se demostró que el 95.6% de los beneficiarios ya tenían una cuenta bancaria abierta antes de que empezara el experimento y que el 4% restante se la abrieron en los siguientes tres meses (operación a la que se asistió y ayudó para hacer posible el experimento). En la India, el 100% del grupo experimental, que incluye ciudades enteras, recibió una Renta Básica, pero aún así el informe de la NEF afirma que tal ensayo no nos dice “nada acerca del impacto de realizar pagos monetarios a toda la población sin tener en cuenta la renta o el estatus”. ¿Acaso suena esto verdadero?

 

No solo no es verdad, sino que, de nuevo, es acientífico afirmar que no hay nada que aprender incluso cuando tales condiciones fueron aplicadas. Por ejemplo, el informe hace referencia a Malawi, donde se repartieron ingresos, tanto condicionales como incondicionales, a aquellas niñas que permanecieran en el colegio. Lo que me resultó especialmente interesante sobre el estudio de Malawi cuando lo leí por primera vez hace años, no figura en ningún apartado del informe. Me refiero a las diferencias reseñadas entre aquellos que no cumplían las condiciones y aquellos que sí: se descubrió que la consecuencia imprevista de retirar los ingresos a algunas niñas fue el aumento de los niveles de embarazos adolescentes y de VIH. ¿Acaso no nos diría este resultado algo sobre el impacto de las rentas incondicionales en la medida en que, al compararlas con las condicionales, se reducen los niveles de VIH en adolescentes?

 

Otra afirmación del informe hace referencia a aquellos países desarrollados que ya cuentan con ciertas redes de seguridad, donde proporcionar rentas es beneficioso pero que “exige un cambio en las relaciones de poder para que los mismos individuos puedan controlar lo que les ocurre a ellos, a sus familias y vecinos y a su entorno en el medio y largo plazo. Necesitan estructuras que faciliten la toma de decisiones colectivas, así como el acceso a los recursos esenciales”. Esta frase me sorprendió especialmente porque en los experimentos sobre RBU se observan precisamente estos resultados. Experimento tras experimento, la renta básica cambia las relaciones de poder beneficiando a aquellos que hasta entonces tenían menos. Los individuos tienen más control sobre lo que les ocurre porque tienen más capacidad de decisión y acción en tanto que usuarios de rentas incondicionales; además, la toma de decisiones colectivas es exactamente lo que se observa en los experimentos de renta básica. Como he escrito en otra ocasión, un resultado extremadamente común tiene que ver con la agrupación de rentas básicas para tomar decisiones colectivas.

 

El informe también afirma que, debido a que los efectos de la renta básica parecen desvanecerse una vez concluyen los experimentos, ésta es potencialmente insostenible. Más adelante concluye que en los países desarrollados hay que elegir entre servicios o ingresos, que ambos no pueden darse al mismo tiempo y que los servicios son mejores. Este argumento no tiene sentido por dos motivos. Primero, la renta básica expresa la lógica de la insulina. ¿Es la insulina una mala idea porque pasa a formar parte de toda la vida de una persona? Por supuesto que no. La insulina salva vidas. Lo mismo ocurre con la sanidad universal. ¿Es la sanidad universal una mala idea porque si desaparece sus efectos se pierden? Por supuesto que no: la misma lógica lo contradice. En segundo lugar, no es cierto que haya que elegir entre los ingresos y los servicios. Los dos pueden y deben ser proporcionados. Simplemente, los autores quieren enfrentar estratégicamente ambas ideas.

En la sección dedicada a la RBU en los países más ricos, esta parte es especialmente reseñable:

 

No hay todavía ninguna evidencia clara acerca del posible impacto de la RBU en aquellos individuos que se rascan el bolsillo en busca de un penique, en regímenes de bienestar estigmatizados o en mercados laborales altamente cambiantes y progresivamente automatizados. Sería imprudente extrapolar los resultados a los países pobres donde el contexto es completamente diferente. Los ensayos realizados en Mincome y New-Jersey tuvieron lugar en otra era, la era pre-internet. El Fondo de Alaska ofrece un dividendo anual de la riqueza colectiva: un modelo con potencial, pero que proporciona ingresos excesivamente pequeños para atajar cualquier tipo de problema. En el resto de países, la idea de una RBU no ha logrado suficiente apoyo político como para probar su potencial. Esto ocurre a menudo, pues suele considerarse imposible de financiar sin un aumento drástico de impuestos que haría perder muchos votos.

 

En realidad, sí hay evidencias claras para cualquiera con un conocimiento básico del método científico. Sí es inteligente extrapolar los resultados de países pobres a aquellos ricos, pues los seres humanos reaccionan de manera idéntica ante los mismos estímulos. Como contestó el economista del comportamiento Dan Ariely cuando le preguntaron si lo que se ha aprendido del experimento GiveDirectly 12-year RBU realizado en Kenia podría aplicarse a EE.UU.: “si piensas en el aspecto fundamental que estás intentando comprobar, la gente es la gente”. Anna Coote parece creer que los ciudadanos de la India y de Kenia son totalmente diferentes a los de EE.UU. o Reino Unido y que los que viven hoy en día son totalmente diferentes de aquellos representados en los experimentos sobre RBU realizados en los 1970. Está equivocada.

 

Una y otra vez, experimento tras experimento, cuando la renta se proporciona incondicionalmente y la gente no tiene miedo de empezar de cero cada mes, el estrés se reduce. Esta reducción fue observada por Dauphin en los 1970, reduciéndose las hospitalizaciones en un 8.5%. Se mejoró tanto la salud física como la mental. El mismo efecto ha sido observado en países pobres y el mismo efecto ha sido observado hoy en día. El experimento de Finlandia mostró precisamente esto, de la misma manera que el de Ontario. Es un hecho observable que la RBU incondicional reduce el estrés. Este hecho es indiscutible. Y no debería ser más que una cuestión de sentido común. Por supuesto que el estrés se reduce cuando la gente pierde el miedo a no disponer de bienes de primera necesidad. Es biología humana.  

 

En relación al comentario sobre las reducidas cuantías de los dividendos en Alaska, hay que decir que, a pesar de ello, también ha tenido aspectos positivos reseñables. Un estudio de 2018 concluyó que el dividendo de Alaska creó miles de puestos de trabajo, aumentando el trabajo a tiempo parcial un 17%. En otro estudio, los investigadores de Alaska descubrieron que, recibiendo un dividendo de mil dólares, las mujeres trabajan una hora menos y el empleo masculino aumenta alrededor del 2% por los 2.000 puestos de trabajo creados en los siguientes tres meses. ¿Podemos aplicar esto al problema del desempleo tecnológico? Absolutamente, pues los consumidores crean puestos de trabajo en la medida en que tienen dinero que gastar. En este sentido, el tamaño de los dividendos de Alaska también ha mostrado un aumento del peso de los recién nacidos debido a la mejoría en la nutrición materna. Asimismo, durante los 1990 y 2000 el dividendo favoreció que Alaska se convirtiera en el único estado de EE.UU. en que la igualdad aumentó en lugar de decrecer. Los habitantes de Alaska aman tanto su dividendo que prefieren pagar más tasas que perderlo. Alaska es un tesoro para aprender sobre la RBU. 

 

El informe incluso menciona a Suiza como argumento contra la RBU porque votaron contra su implementación y se adujo que el motivo era su elevado coste. Dos cosas: primero, ¿puede uno imaginarse si se entendería como un argumento contra el reconocimiento del derecho a voto de las mujeres el hecho de que un país hubiera votado en contra? Suiza tampoco estaba preparada para reconocer el sufragio femenino en 1959, pero lo hicieron en 1971. La RBU seguirá el mismo camino en Suiza. Segundo: aunque el 40% de los que votaron “no” en Suiza eran conscientes de los costes, esta decisión se basó en una RBU alta y sin una comprensión efectiva del coste neto (tal y como discutimos previamente). En cualquier caso, incluir a Suiza en la sección de evidencias de un resumen sobre las evidencias de la RBU es tan poco científico como uno se pueda imaginar.

 

Pasemos a hablar ahora de lo que se ha excluido del informe.

 

Cómo hacer propaganda. Paso 4: Mentir por omisión.

Una manera realmente buena y harto practicada de mentir es simplemente no mencionar los hechos clave. Una de las cosas que más me fascinaron sobre el informe de Anna Coote para la NEF es que las evidencias son directamente omitidas. La única manera de percibir este tipo de propaganda es ser capaz de identificar qué falta, y esto es mucho más difícil porque exige una base de conocimientos mínimos que implican un consumo de tiempo muy elevado. La mayoría de la gente no lo tiene y por ello confían en “expertos” que sí tienen este conocimiento. Entre las muestras de evidencias más deslumbrantes para estos casos están: el proyecto piloto de RBU en Namibia, todos los experimentos realizados en EE.UU durante los 1970 (diferentes del de New Jersey) y el Estudio de la Juventud realizado en las Great Smoky Mountains. Hay muchos más experimentos excluidos, pero no haber mencionado estos es alucinante.

 

Namibia

El informe sobre la RBU en Namibia es una de las muestras de evidencias sobre renta básica más fascinantes de leer. Recomiendo leer las 103 páginas del informe. No se arrepentirán. Contextualizando rápidamente, en enero de 2008 el proyecto piloto de la Basic Income Grant (BIG) comenzó en el área Otjivero-Omitara de Namibia, donde, durante dos años, 930 personas recibieron 100 dólares namibios por persona al mes y sin ninguna condición. Se trató del primer experimento en el mundo donde una cantidad fija de dinero fue proporcionada universal y mensualmente y durante un periodo suficientemente prolongado como para estudiar sus efectos. Los resultados fueron profundos.

 

El porcentaje de gente que vivían por debajo del umbral alimenticio de la pobreza cayó del 76% al 37%. El porcentaje de gente participando en actividades generadoras de ingresos aumentó del 44% al 55%. El autoempleo aumentó drásticamente un 301%. La malnutrición infantil cayó del 42% al 10%. Las tasas de abandono escolar cayeron del 40% al 5%. La deuda media cayó de los 1.215 dólares namibios a los 772. Las tasas de criminalidad se desplomaron un 42%. Para las mujeres, la necesidad de practicar sexo transaccional se redujo y, exceptuando el periodo del primer pago, el consumo de alcohol no aumentó.

 

También fue determinante que el coste de implementación de la RBU en Namibia fuera menor al 3% del PIB. Además, debido a que Namibia podía permitirse unos impuestos superiores al 30% del PIB y solo fueron elevados hasta el 25%, esta RBU sería completamente asumible en Namibia simplemente aumentando su porcentaje de IVA e introduciendo un gravamen sobre los recursos naturales.

 

Debería estar ya claro cuán absurdo es haber excluido a Namibia del informe de la NEF, pero también comprensible por qué se decidió omitirlo.

 

Los Experimentos sobre Mantenimiento de la Renta

Otra curiosa exclusión está relacionada con todo lo que se aprendió en los experimentos de EE.UU. en los 1960 y 1970. Hubo cuatro experimentos diferentes: el New Jersey Graduated Work Incentive Experiment entre 1968 y 1972 en New Jersey y Pennsylvania; el Gary Income Maintenance Experiment (GIME) en Gary, Indiana, entre 1971 y 1974; el Rural Income Maintenance Experiment (RIME) en Carolina del Norte y Iowa entre 1970 y 1972; y el Seattle/Denver Income Maintenance Experiments (SIME/DIME) en Seattle, Washington y Denver, Colorado, entre 1969 y 1982.

 

Cada uno de estos experimentos abarcó diferentes cantidades de ingresos y de tasas de recuperación en diferentes grupos de población. El mayor de ellos tuvo lugar en Seattle y Denver, donde 4.800 personas recibieron la renta garantizada (comparado con las 1200 de New Jersey), algunos de ellos durante ocho años (comparado con los 3 años de New Jersey), por lo que excluirlo del informe de la NEF hace que suene de nuevo la voz de alarma. ¿Por qué excluir el experimento más grande y duradero sobre renta garantizada que se ha hecho en los EE.UU.?

 

No tengo una respuesta a esta pregunta, pero puedo compartir los siguientes descubrimientos: los hombres apenas redujeron sus horas de trabajo, y cuando lo hicieron se trató de reducciones por año donde gastaban más tiempo cambiando de trabajo; las madres decidieron usar el dinero como permiso de maternidad remunerado y los estudiantes jóvenes decidieron centrarse en ir a la escuela en lugar de aumentar los ingresos familiares con trabajo remunerado. El primer efecto es bueno para los salarios y la productividad, y el último es bueno para la sociedad. Estos fueron los efectos en el trabajo. También se observaron otros efectos, pero no eran el núcleo de los experimentos. Así resumió Karl Widerquist los efectos más allá del mercado laboral:

 

Los resultados experimentales para varios indicadores de la calidad de vida fueron sustanciales y alentadores. Algunos estudios encontraron influencias positivas y significativas en las tasas de asistencia escolar, en la valoración de los maestros y en los resultados de los exámenes. Algunos estudios mostraron que los niños del grupo experimental permanecieron en la escuela significativamente más tiempo que los niños en el grupo de control. Algunos mostraron un aumento de la asistencia a ciclos de educación continua en adultos. Algunos de los experimentos mostraron también efectos deseables en muchos indicadores de calidad de vida, incluyendo la reducción de incidentes en recién nacidos con bajo peso, un aumento del consumo de comida y del contenido nutricional de las dietas. Algunos incluso mostraron una reducción del abuso doméstico y de las emergencias psiquiátricas.

 

El informe de la NEF no menciona nada de esto y en su lugar solamente se refiere a la totalidad de los experimentos americanos en una sola frase en el cuerpo del informe, en la sección de evidencias: “Los ensayos de Mincome y New Jersey tuvieron lugar en otra era, la era pre-internet”. Esto es todo. Esto es todo lo que hay fuera del apéndice en relación a las lecciones aprendidas durante 14 años en experimentos que involucraron a 8.624 americanos.

 

El estudio de las Great Smoky Mountains

Quizás el conjunto de evidencias sobre RBU más importantes —al margen del dividendo anual de Alaska— esté en un proyecto que empezó en Carolina del Norte en 1996, que se mantiene hoy en día, y que consistió en el reparto de 12.000 dólares anuales en dividendos a los miembros de la Cherokee Nation. Se trata de un caso valioso por sus propios objetivos de la investigación, pero lo que lo eleva a la categoría de experimento científico es que, en el momento en que se desarrollaba un estudio de largo recorrido sobre empobrecimiento infantil, un porcentaje de los padres comenzaron a recibir la renta incondicional. Aquellos hijos cuyos padres no recibían ninguna renta formaron el grupo de control.  Hasta el día de hoy, se sigue aprendiendo de los resultados en los niños que crecieron con padres que recibían la renta básica. 

 

Según un estudio revisado por pares de 2010, los problemas de comportamiento en niños que habían salido de la pobreza gracias al dividendo descendieron un 40%. A los 16 años eran un 22% menos propensos a tener antecedentes penales. A los 21 años se ganó, de media, un año educativo adicional. Los tests de personalidad mostraron mejoras en los niveles de concienciación en un 43% y de un 31% en los niveles de amabilidad. En el contexto, aquellos con pérdida de concienciación tienden a mentir, a romper las normas y a tener problemas de atención; en cambio, aquellos más amables tienden a sentirse más cómodos con la gente que les rodea y ganan aptitudes de trabajo en equipo. Ambos rasgos están estrechamente relacionados con un mayor éxito vital y una mayor felicidad. Se demostró que todos estos resultados positivos en los niños tenían que ver con un alivio del estrés en sus padres. Los padres menos estresados eran capaces de crear mejores ambientes familiares y pasar tiempo de mayor calidad con sus hijos. Estos son el tipo de cambios en la vida de un niño que pueden marcar las diferencias en el mundo.

 

Otro descubrimiento fascinante de este experimento lo aportó Randall Akee, un economista cuyos análisis mostraron que la renta por dividendos netos redujo los gastos totales, lo cual significaba que el total de la pobreza eliminada era mucho mayor que el total de dividendos desembolsados, y ello debido a la reducción de la criminalidad, a la reducción de la necesidad de cuidados psiquiátricos y al ahorro que supuso que muchos niños no repitieran curso. En otras palabras, la renta básica ahorró más dinero del que costó. Incluso aumentó las tasas de participación electoral.

 

Entonces, ¿por qué lo que hemos aprendido en Carolina del Norte durante 20 años también fue excluido del informe de la NEF?

 

Espero que haya quedado claro hasta ahora cuán irresponsable, deshonesto y cutre ha sido el informe de la NEF, pero para dejarlo meridianamente claro, es importante mostrar cómo sería un informe realmente honesto y bien fundamentado.

 

Cómo hacer propaganda. Paso 5: Desorientación

Los propagandistas se apoyan en la desorientación. Mostrando a la gente falsedades, haciendo juegos de manos, lo que es verdad permanece invisible. Lleva mucho tiempo y energía saber aquello de lo que uno puede y no puede fiarse. Si está leyendo esto puede que me crea o aun no, y si no está suficientemente familiarizado con mi trabajo, es inteligente por su parte no hacerlo. Tiene que tomar una decisión propia, y para hacerlo me gustaría comentar un par de informes que, al igual que el elaborado por la NEF, analizan una muestra amplia de datos experimentales. De esta manera podrá decidir por sí mismo si parecen más fiables. Uno toma en consideración 16 ensayos sobre renta garantizada; el otro, 165 estudios sobre 56 programas de transferencia de renta en 30 países.

 

El análisis de evidencias Gilbert.

En 2018, Richard Gilbert, de la Universidad Loyola Marymount, acompañado de otros 4 coautores, publicó una clarividente investigación en la revista —revisada por pares— Basic Income Studies, titulada “¿Reduciría la RBU la motivación laboral? Un análisis de respuestas laborales en 16 programas experimentales”. Entre los 16 experimentos se encontraban aquellos incluidos en el informe de la NEF, el experimento de Namibia y también los tres Experimentos sobre Mantenimiento de la Renta que la NEF omitió.

 

Si uno invierte un tiempo en estudiar la metodología utilizada, se dará cuenta de que se centraron solamente en los efectos laborales, filtrando un conjunto inicial de 1400 artículos con una muestra de datos centrado en el impacto de las rentas garantizadas en las tasas de empleo adulto, las cuales fueron codificadas para aislar variables analizables. El tamaño de las rentas garantizadas fue contrastado entre los diferentes países, estableciendo evaluaciones comparadas [benchmarking] respecto al promedio de los ingresos nacionales, a fin de estudiar las posibles relaciones entre el tamaño proporcional de una renta garantizada y su consiguiente impacto en el mundo laboral.

 

Los tests estadísticos elaborados con los resultados codificados mostraron que un 71% de los datos sobre la tasa de participación de la fuerza de trabajo apoyaban la hipótesis de un mínimo o inexistente aumento en la participación de la fuerza de trabajo; además, un 100% de los datos sobre horas trabajadas mostraron reducciones inferiores de entre 1 y 4 horas de trabajo semanal asumiendo una media de 40 horas de trabajo semanal. Cuando los datos sobre la tasa de participación laboral (LPR en inglés) y sobre las horas trabajadas se combinaron:

 

Los resultados indicaron que, de 29 resultados, 27 —o el 93%— apoyaron la predicción de que un programa de renta básica tendría un impacto limitado en la actividad laboral cuando el criterio se establece entre el 2.1% y el 5% de disminución de la tasa de participación laboral o una disminución inferior a entre 1 y 2 horas para una media de 40 horas de trabajo semanal.

 

Los resultados de este meta-análisis no deben exagerarse. Un conjunto analítico que representa una muestra de 105.000 beneficiarios de renta garantizada en 12 países en el mundo desarrollado y en vías de desarrollo, no halló evidencias que apoyen la extendida idea de que la renta básica provocaría que los seres humanos no hicieran nada más que reducir el tiempo que dedican a sus trabajos. De hecho, en Bangladesh, Brasil, India, Namibia y Uganda se observaron aumentos en relación al trabajo.

 

Una advertencia respecto a estos resultados sería que las rentas anuales medias en los 16 experimentos representaron el 6.8% de los ingresos anuales medios a nivel nacional, por lo que podrían subestimarse las reducciones de trabajo donde éstas fueron menores. Por ejemplo, ese 6.8% representaría una renta básica en EE.UU. de 285 dólares al mes. Una renta básica de 1000 dólares podría tener el mismo impacto negativo en 38-39 horas de trabajo medio semanal o en 34-37. De la misma manera, el impacto del aumento del gasto del consumidor podría llevar a un aumento medio en el trabajo. Todo lo que podemos afirmar con certeza es que es extremadamente raro que la renta básica lleve a reducciones de trabajo significativas en cantidades cercanas al umbral de la pobreza.

 

El Análisis de Evidencia ODI

El Instituto de Desarrollo en Ultramar (ODI en inglés) es un think tank global e independiente centrado en la investigación y el análisis. En 2016 publicaron un análisis muy amplio con evidencias de 56 programas de transferencias monetarias a lo largo del mundo entre 2000 y 2015 al que titularon: “Transferencias monetarias: ¿qué dicen las evidencias?”. Las exhaustivas 300 páginas del informe se centraron en el impacto de las transferencias monetarias en la pobreza monetaria, en la educación, la salud y la nutrición, en los ahorros, en las inversiones y en la producción, en el empleo y en el empoderamiento. Los hallazgos clave fueron relatados como sigue:

Pobreza monetaria: las transferencias monetarias redujeron la pobreza monetaria.

Educación: las transferencias monetarias aumentaron la asistencia escolar pero no siempre implicaron una mejoría en el aprendizaje.

Salud y nutrición: las transferencias monetarias estimularon el uso de los servicios de salud y una mejoría en la diversidad de las dietas, pero hay pocas evidencias de que afectaran a la altura y al peso de los niños.

Ahorros e inversión: las transferencias monetarias pueden ayudar a promover la autonomía de los beneficiarios.

Empleo: las transferencias monetarias están asociadas con una reducción del trabajo infantil. La mayoría no muestran ni un efecto positivo ni negativo en el trabajo adulto.

Empoderamiento: las transferencias monetarias aumentan la capacidad de decisión y elección de las mujeres, pero no siempre reducen el abuso emocional.

 

Es difícil aplicar una visión tan amplia sobre los programas de transferencias monetarias en general al caso concreto de una renta básica universal e incondicional, pero algunos resultados claramente universales destacan sobre el resto. Cuando a la gente se le proporciona una renta, no la malgastan. Se tiende a adquirir bienes que de otra manera uno también adquiriría, como comida. Apoya a los sistemas educativos y de salud; aumenta los ahorros y funciona como capital; empodera a las mujeres, reduciendo el abuso físico e incrementando sus elecciones. Y de nuevo, tiene poco impacto en el trabajo e incluso puede llegar a aumentarlo:

 

Las evidencias no sugieren que las transferencias monetarias desincentiven el trabajo. Para más de la mitad de los indicadores observados en esta área de resultados, los relacionados con el empleo no se vieron afectados por la recepción de una transferencia (p.ej. 9/14 de los estudios para la participación del trabajo en adultos no encontraron resultados significativos). La mayoría de los estudios que informan sobre un efecto significativo en adultos en edad de trabajar mostraron un aumento de la participación (3/4 de los estudios) y de la intensidad (4/6). Allí donde se observó una reducción de la participación o la intensidad del trabajo, acostumbraba a ocurrir en los trabajadores más mayores o con personas dependientes a su cargo, o simplemente reflejaban reducciones en el trabajo informal.

 

Los dos análisis de evidencias arriba mencionados juegan claramente en una liga diferente del elaborado por la NEF y no apuntan sino hacia un apoyo de la renta básica. Las transferencias monetarias tienen efectos positivos cuando son proporcionados a sujetos que pueden gastar el dinero como deseen. Obviamente, esto no lleva a la gente a estar todo el día tirados en el sofá; además, favorece las inversiones en servicios con la educación o la sanidad.

 

Mientras tanto, el argumento de que la renta básica es demasiado cara pasa por alto que el único coste significativo es el coste neto; ignora también los ahorros conseguidos por los efectos beneficiosos sobre la salud o sobre la reducción de los crímenes; ignora todo el desembolso fiscal que puede ser reconvertido en dinero; ignora los impactos en el aumento de la actividad económica y productiva; e ignora que lo único que impide la erradicación de la pobreza en medio de tanta riqueza es la falta de voluntad colectiva para lograr justicia económica.

 

La gente como Anna Coote o los think tanks como la NEF os habrán hecho creer que la renta básica y los servicios básicos son enemigos, pero la renta básica debería, por el contrario, ser vista como un fundamento para que los servicios funcionaran mejor. Si el 60% de los resultados relacionados con la salud tienen que ver con los ingresos, no tiene sentido responder con tratamientos caros descendentes cuando éstos podrían ser totalmente evitados con inversiones de renta ascendente. Si aquellos que viven en la pobreza y en la inseguridad no pueden centrarse en asistir a la escuela, no tiene sentido financiar exclusivamente las escuelas en lugar de aumentar los ingresos para mejorar la capacidad de aprendizaje. La falta de rentas mínimas suficientes y la falta de seguridad económica son las causas de demasiados problemas como para no abordarlos, y el conjunto de evidencias muestran que la manera más efectiva de solucionarlos es con la transferencia directa de renta.

Con todo lo que se ha dicho hasta ahora, me gustaría apuntar una última cosa. Se trata de la verdadera razón por la que he escrito esta larga respuesta. Aunque odio los artículos de respuesta como este, creo que, en nuestro mundo, el abuso de confianza es imperdonable.

 

Conclusión: la erosión de la confianza institucional.

Antes de comenzar a investigar la idea de la renta básica en 2013, disfruté aprendiendo de un abanico enorme de temas. Simplemente me gusta aprender. Siempre ha sido divertido para mi. Me gusta aprender un poco de muchas cosas, pero nunca mucho de una sola. Cuando finalmente descubrí un asunto que quería explorar en profundidad, me di cuenta de la enorme cantidad de mierda que rodea a muchos de los expertos en los que confiamos. Me enfadó. Me enfadó visceralmente descubrir cuánta gente supuestamente sabe cosas sobre asuntos que obviamente desconocen. No es exactamente la mentira lo que me enfada. Esto mosquea, pero lo que realmente me importa es el impacto que tiene sobre toda la sociedad.

 

La confianza en las instituciones se está erosionando. La confianza en los expertos está muriendo. La confianza se desvanece hasta el punto de que cada vez son más los que no creen a sus propios médicos sobre las vacunas o los científicos climáticos sobre el cambio climático. La historia de esta pérdida de confianza es la historia de la pérdida de cohesión social y también de los efectos del afán lucrativo. Demasiada gente hace cosas por dinero y demasiados lo saben. Cada vez que un experto usa malintencionadamente la autoridad que detenta para hacer dinero, ganar fama o hacer creer a la gente lo que quieren que crean, sin importar si es verdadero o preciso, la confianza social se erosiona y lo que es realmente verdad pasa a ser difícil de creer.

 

Cuando Anna Coote escribió su informe a cambio de un cheque firmado por Public Services International y cuando escribió su artículo de opinión en The Guardian disfrazándolo de objetividad, violó lo que considero una confianza sagrada. Me importa lo que es verdadero y lo que es real. Me importa el método científico y el pensamiento crítico. Me importa una sociedad que valora la realidad. Lo que no voy a apoyar es a alguien que tergiversa experimentos científicos, retratando opiniones ideológicamente motivadas como si fueran evidencias e intentando manipular a la sociedad haciéndola creer lo que ellos quieren que se crea.  

 

Espero que este artículo ayude a los lectores a diferenciar de alguna manera entre lo que puede ser creído y lo que debería ser cuestionado. También sé que el tiempo seguirá siendo un factor a tener en cuenta. Solamente contamos con el tiempo para descubrir qué podemos y qué no podemos creer, por lo que nuestra falta de tiempo libre seguirá siendo un enorme obstáculo. Esto, por supuesto, es otro argumento a favor de la renta básica incondicional, pero es algo sobre lo que ya he escrito. 

 

Si hay una última cosa que me gustaría que uno se llevara de este artículo es que investigara con detalle a cualquiera que proclame que hay evidencias de que la renta básica no funciona. Las evidencias sobre la renta básica son una enorme y creciente montaña y si uno quiere saber lo que nos dicen, le sugiero que lea algunos de los estudios por su cuenta, en lugar de sustituir lo que contienen por la palabra de cualquiera —incluida la mía—.

 

También recomiendo la lectura de The Demon-Haunted World: Science as a Candle in the Dark, de Carl Sagan, para ayudar a construir y consolidar un detector de charlatanes que evite que artículos como el que está a punto de terminar tengan que ser escritos:

 

Encontrar la aguja de la verdad en un pajar de confusión y engaño requiere inteligencia, vigilancia, dedicación y coraje. Pero si no practicamos estos duros hábitos de pensamiento, no podremos esperar resolver los verdaderos problemas a los que nos enfrentamos —y nos estaremos arriesgando a convertirnos en una nación de lameculos dispuestos a creernos al próximo charlatán que pase por delante—.

Es escritor, licenciado en psicología y activista por la renta básica
Fuente:
https://medium.com/basic-income/universal-basic-income-doesnt-work-says-new-prime-example-of-fake-news-60ea1983b6c4
Traducción:
Iker Jauregui

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