¿Les sorprende el ascenso de Bernie Sanders y Jeremy Corbyn? Entonces es que tienen que salir más

Simon Wren-Lewis

03/03/2016

Una de las muchas similitudes entre que Jeremy Corbyn haya triunfado en la elección del líder laborista y el éxito de Bernie Sanders en las primarias demócratas norteamericanas es que han pillado a la mayoría del mundo político y mediático por sorpresa.

Si se teclea “Corbyn Sanders comparados” en Google, dos de los tres primeros vínculos remiten a artículos escritos el año pasado que afirmaban que Sanders tiene “una oportunidad infinitesimalmente pequeña” de vencer a Hillary Clinton. Clinton es una personalidad política formidable de la que todavía se espera que venza, pero dudo incluso que describiera hoy las oportunidades de su oponente como infinitesimales. Tony Blair, al comentar el ascenso de estos dos, afirmaba en una entrevista esta semana: “Ahora mismo no estoy seguro de entender del todo la política”.

Pero el éxito de Corbyn y Sanders no tendría que suponer una sorpresa. Desde luego, el hecho de que mucha gente de la política y de los medios se viera sorprendida nos dice algo importante acerca de ese pequeño mundo. Para entender por qué, tenemos que centrarnos en el sector financiero del Reino Unido, los EE.UU. y otros lugares.

El aumento del volumen e importancia de los sectores financieros en los países industrializados en las últimas décadas es bien conocido. En el Reino Unido y los EE.UU. ha tenido dos repercusiones de envergadura sobre la economía. En primer lugar, desencadenó – sobre todo en el Reino Unido – un aumento substancial de la desigualdad en lo más alto de la distribución de renta. Los ingentes salarios e incentivos de la City y de Wall Street se justifican habitualmente por el presunto talento de sus receptores, pero los economistas todavía están debatiendo si esta rápida expansión del sector financiero ha hecho aumentar o decrecer el bienestar en conjunto de quienes están fuera de ese sector. El problema es que mucho de este crecimiento puede haber sido lo que los economistas llaman extracción de rentas.   

Ejemplos de extracción de rentas que pueden resultar familiares para muchos son las comisiones que las firmas financieras facturan por gestionar cualquier pensión o riqueza financiera de que podamos disponer.  La afirmación de quienes gestionan estos fondos es que pueden escoger los activos que tendrán buen rendimiento. Las evidencias muestran que, de media, los gestores de estos fondos lo hacen poco mejor que  la media del mercado, y por tanto las tarifas que se les paga son un desperdicio de dinero. Estaríamos mucho mejor comprando un fondo de inversión menos valorado o un “tracker fund”, en el que nuestro dinero se invierte siguiendo a un grupo relativamente fijo (como el FTSE 100). Este puede ser sólo uno de muchos ejemplos de la extracción de rentas, donde el sector financiero hace dinero a expensas del resto de la economía.   

La segunda consecuencia del crecimiento del sector financiero es que ocasionó una crisis global. El sector presionó a favor de una menor regulación, lo que contribuyó a permitir un aumento masivo del riesgo. Como resultado, el derrumbe del sector inmobiliario norteamericano se convirtió en crisis financiera global y la mayor recesión desde la II Guerra Mundial. Tras este suceso catastrófico, se podría haber esperado que los políticos insistieran en alguna reforma de envergadura del sector financiero, y de la banca en particular.  

Desde el punto de vista de un economista, una reforma evidente es hacer que los bancos sean como otras empresas, con un amplio parachoques de acciones que pueda absorber las sacudidas cuando las cosas vayan mal. Pero es que las reformas de este género no están siquiera sobre la mesa. Tal como explicaba Ben Chu en su columna del jueves pasado [25 de febrero] en este diario, las reformas de verdad han sido escasas y hasta estas se ven comprometidas por políticos y reguladores.  

La razón de esta falta de acción estriba en el poder y la influencia. En los EE.UU., es bien conocida la importancia de las donaciones para las campañas de los miembros del Congreso por parte del sector financiero, y en el Reino Unido quienes trabajan en el sector financiero son donantes de importancia del Partido Conservador. Este poder e influencia fueron los que llevaron a la desregulación que dio lugar a la crisis financiera global, pero nada se ha hecho para controlarlo.

Pero se ha producido un desplazamiento politico importante como resultado de la crisis financiera global y la consiguiente recesión, y se llama austeridad. El crac financiero llevó a una recesión que aumentó el deficit público, como sucede con las recesiones, pero a diferencia de las recesiones normales, los gobiernos han ido recortando el gasto público desde 2010.    

En 2010, el Banco Central Europeo se negó a respaldar a países como Irlanda o España, lo que condujo a una crisis de financiación de la deuda en esos países: en Irlanda debido en parte a que el gobierno tuvo que rescatar a sus propios bancos.

Quienes trabajan para el sector financiero nos dijeron que esta crisis de financiación de la deuda iba a tener lugar aquí, aunque los bancos centrales fuera de la eurozona respaldaban a sus gobiernos. Este temor creó la austeridad y contribuyó a desembocar en una recuperación lenta y parcial de la recesión. Para aquellos (a menudos llamados neoliberales) que creen que los mercados son lo mejor, que la regulación es mala y que los gobiernos no hacen otra cosa que tener a raya al sector privado, la crisis financiera global debería haber supuesto un grave retroceso. Por el contrario, ha llevado a algunas de las mismas medidas políticas que desean.    

El establishment del centro izquierda parece a menudo demasiado tímido o ignorante como para hablar del poder del sector financiero, y se muestra, por tanto, remiso a ponerlo en cuestión. Mucha gente corriente que apoya a la izquierda en el Reino Unido tiene cierta comprensión de lo que ido pasando. Por lo tanto, no debería resultar sorprendente que hayan dejado atrás a los líderes asentados a favor de aquellos – como Corbyn y Sanders – que están dispuestos a hablar más abiertamente acerca del poder del sector financiero y la desigualdad.

¿Por qué los políticos y los medios se vieron sorprendidos por este éxito? Creo que nos revela lo aislados que están las burbujas de Westminster y Washington. Los comentaristas políticos hablan con los políticos que hablan con los comentaristas políticos. Nos revela lo encastrado que está el influjo de la City y Wall Street. Los medios se atienen a los economistas del sector financiero y tienden así a considerar la economía desde su perspectiva.

El ángulo muerto está principalmente situado a la izquierda, porque tenemos al Daily Mail y Fox News. En consecuencia, fue una absoluta sorpresa que una crisis provocada por el sector financiero que dejó indemne al sector, pero llevó en cambio a un papel más reducido del Estado, pudiera hacer que mucha gente se indignara.

profesor de política económica en la Blavatnik School of Government de la Universidad de Oxford.
Fuente:
The Independent, 25 de febrero de 2016
Traducción:
Lucas Antón

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