L’Espresso y el retrato de Dario Fo, o cómo destruirte fingiendo elogiarte

Angelo Cannatà

10/09/2016

L’Espresso ha decidido demoler a Dario Fo. Por medio de la pluma de Marco Belpoliti, el premio Nobel – contreras y contracorriente desde siempre – se convierte en conformista. El título prepara al lector para esta surreal interpretación, un título al efecto, sin duda, que refleja sin embargo el sentido completo del texto: “Dario Fo, il conformista” (21 agosto de 2016).

El periodista toma las oportunas precauciones. Sabe que está escribiendo el retrato de un intelectual complejo. Hay que baquetear a Dario, pero con todo se trata siempre de un Nobel. De manera que: Fo es “un artista, al que tanto debe la cultura italiana desde tantos puntos de vista. No sólo por el Nobel con el que se le galardonó en 1997…”. Las debidas palabras. La introducción, por así decir, al tema: la reestructuración, el desgajamiento (no se desgajan sólo los libros, también las vidas). Se empieza por la biografía. Fo tiene “una identidad compleja que le llevó de joven soldado de la fascistísima República de Salò a la militancia en la extrema izquierda”. La experiencia “republiquina”. Belpoliti siente la necesidad de insistir: en el centro del artículo vuelve sobre el tema: Fo ha pasado del Socorro Rojo al movimiento de Grillo, “sin olvidar sus inicios como soldado republiquino, olvidados desde hace mucho”. Había que decirlo dos veces, no fuera que se escapase.

Tras los preliminares, he aquí el argumento fuerte. ¿Qué tipo de intelectual es Fo? Y comparado con Picasso, Sartre (“que bajó a la arena durante el 68 al lado de los estudiantes”), Sciascia, Pasolini. ¿Qué diferencia hay entre estos  intelectuales-escritores y Dario Fo? Es la pregunta clave del retrato de L’Espresso. La respuesta es científicamente demoledora. Y falsa. Sartre, Pasolini…han sido grandes y coherentes con su papel de intelectuales. Dario Fo, no. “Su activismo político aparece siempre marcado por una característica: el populismo”. Esta es, ya, la palabra clave con la cual se fulmina a los adversarios. Fo está con los Cinco Estrellas, es un adversario, hay que combatirlo, fulminarlo, justamente con el marchamo de populista.

Pero es sólo el principio. El texto – en su carga destructiva – cae en el ridículo: “También cuando abraza causas minoritarias, o que son presuntamente tales, cuando parece oponerse al Poder”, Fo tiene “al pueblo como referencia más o menos ideal”. Se podrían escribir muchas páginas sobre ese “presuntamente tales” endilgado a las “causas minoritarias” abrazadas por Fo (lo han echado de la RAI porque se avenía a las ideas de la mayoría democristiana. ¿Es esto lo que quiere decir Belpoliti?). Absurdo. Pero tenemos poco espacio. Urge subrayar el verbo “parecer”. Una palabra arrojada casi por casualidad y, sin embago, reveladora del espíritu del periodista. “También cuando parece oponerse al Poder…”. Pensábamos – ¡qué estúpidos! – que Dario Fo había combatido toda una vida (y combate) al Poder político, económico…pagando también el precio de ello. Pues, no, al contrario. Belpoliti nos explica que Fo “parece” oponerse al Poder. ¡Felicidades! Son las maravillas de la hermenéutica. Un auténtico secuaz de Gadamer.

La perla interpretativa estaba, de algún modo, justificada. El Nuestro lo hace, doblando otra esquina: Fo tiene necesidad de formar parte de un grupo; Sartre – Belpoliti lo conoce Bien – “baja a la calle con los estudiantes y toma partido por los maoistas”, pero “es un hombre solo”. Los gestos de Fo, en cambio, “no le han aislado”; además: los intelectuales (los de verdad) no tienen “ninguna ideologia”. Etcétera. Aquí estamos en el delirio o en la mala fe. Dario Fo ha vivido un largo periodo de aislamiento, lo saben todos. ¿Qué significa, pues, que los intelectuales no tienen “ninguna ideología a la que remitirse”? Sartre, tomado como modelo del Nuestro, sostenía que “el marxismo es la filosofía insuperable de nuestro tiempo” (Crítica de la razón dialéctica), y la ideología penetró en sus novelas, causando sus daños (véanse las llamadas novelas menores: La edad de la razón, etcétera).

La verdad es que precisamente el retrato de Fo propuesto por el Espresso se presenta como ideológico. Tiene una finalidad política: Fo apoya al  Movimiento Cinco Estrellas, por lo tanto, hay que desacreditarlo: su lucha no es “nunca solitaria”, no es “nunca de verdad contracorriente”. Se le atribuyen pensamientos que – estamos seguros – nunca ha tenido: “En Fo prevalece la convicción de que … todo lo que toca se transforma en oro”. De verdad que es demasiado. Una sola pregunta: al construir estos retratos tan bonitos, debería explicarse porque Umberto Eco, que apoyaba al PD (en el gobierno) estaba bien; Dario Fo, que apoya a los Cinco Estrellas (en la oposición), en cambio, no es un verdadero intelectual ni va a contracorriente. ¿Por qué?

profesor de bachillerato de Historia y Filosofía, autor de Nietzsche e Leopardi (2007) y Eugenio Scalfari e il suo tempo (2010), y colaborador del diario Il Fatto Quotidiano y la revista Micromega.
Traducción:
Lucas Antón

Subscripción por correo electrónico
a nuestras novedades semanales:

El responsable de tratamiento de tus datos es Asociación SinPermiso y la finalidad del tratamiento es hacerte llegar nuestras novedades. Puedes ejercer tus derechos en materia de protección de datos contactando con nosotros*. Para más información consulta nuestra política al respecto (*ver pie de página).