Madrid, ¿a las puertas de un cambio?

Carlos Girbau

10/05/2009

Si hubiera ahora elecciones en la Comunidad Autónoma de Madrid,  el Partido Popular (PP) repetiría su mayoría absoluta, aunque perdiendo escaños (1). A pesar de ello, desde la cita electoral de 2007, pero, sobre todo, en el último año, al PP madrileño no dejan de crecerle las dificultades. De las mismas no quedaron libres ni lo actos institucionales del pasado dos de mayo, día de la Comunidad (2). Cinco días después, en la Asamblea Regional se produjo lo que puede ser un síntoma de un verdadero punto de inflexión para la política en la CAM: por primera vez, los intereses del Gobierno aparecieron enfrentados descarnadamente a los de los trabajadores, en este caso de Iveco-Pegaso, Arcelor o BP que exigían respuestas a la crisis en las puertas de la sede parlamentaria y también, hasta su desalojo, en la tribuna de invitados de la misma.

 LAS DIFICULTADES DEL PP

Los crecientes problemas a los que debe enfrentarse la Presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y el PP son básicamente de dos tipos: aquellos que se desprenden de lo que podríamos llamar sus maneras de entender la gestión de la política: caso Gürtel (3), espías (4), Caja Madrid (5) y enfrentamiento entre las familias políticas  (Aguirre versus el tándem Alberto Gallardón/ Mariano Rajoy) que componen el PP de Madrid; y los que se surgen de la naturaleza de su opción social: sus políticas neoliberales extremas, particularmente en servicios públicos, de su modelo de desarrollo, de su concepción de la educación, la sanidad o el agua, y la respuesta social que todo ello representa.

La primera clase de problemas, desgasta; la segunda, hace verdadero daño.

Aguirre afronta el primer tipo de dificultades en su doble condición de Presidenta del PP y de la Comunidad, por concentración y absorción a favor del núcleo principal en el que se apoya, un núcleo que no para de ver incrementado el número de sus tareas y poder. Poco importa que la causa el problema sea la fidelidad marianista de alguno de los ya hoy ex consejeros o los efectos del caso Gürtel; la solución nunca cambia: nuevas competencias para los de siempre, particularmente el Vicepresidente Ignacio González, el secretario General Enrique Granados o el consejero Antonio Beteta. Esta huída hacia delante le permite soslayar una más que madura crisis de gobierno y mantener bien atados los resortes, mezcla de poder, cadena de favores y capacidades, que le da el Gobierno y, por extensión, el control de la parte principal de las llaves económicas de Madrid, algo que dirige como nadie antes había hecho.

El segundo tipo de problemas, los que se desprenden de la opción social e ideológica neocon de Aguirre, no han tenido, hasta ahora, un peso determinante en la situación, ni en la correlación de fuerzas madrileña. Si bien es cierto que el número de damnificados, de campañas e iniciativas contra las expresiones más duras de la política del gobierno Aguirre no han dejado de crecer, no lo es menos que no han logrado unificarse, ni trascender, en la mayoría de los casos, del cuerpo principal de los afectados y contaminar decididamente a la ciudadanía. Por ese camino, marcado por resistencias más bien parciales, han ido transitando sin especial dificultad los planes de privatización de la sanidad, la educación o el agua (6). En resumen, ha ido avanzando una línea de ataque a los derechos ciudadanos, a través del método de achatar la universalidad consustancial a su naturaleza. Es decir, se ha ido degradado la democracia.

LAS DIFICULTADES DE LA OPOSICIÓN

Desde el “Tamayazo” (7) que posibilitó la primera mayoría absoluta de Aguirre en la Comunidad de Madrid, la tercera consecutiva del PP, ni PSOE ni IU han vivido días felices. Su historia de oposición, que lleva ya camino de récord, 20 años, se resume en un carrusel de cambios de líderes, crisis y congresos que no han servido, hasta hoy, para evitar mayorías cada vez más escandalosas del PP. Reafirmando así aquella máxima que señala que lo que verdaderamente desgasta, no es el gobierno, sino la oposición.

Mucha culpa de ello la tiene el propio PP que desde el Gobierno regional y buena parte de los ayuntamientos que controla, ha practicado una política de asfixia presupuestaria hacia los municipios de la izquierda. En estos años, cada reclamo de dichos consistorios se ha ignorado o, en el mejor de los casos, se ha devuelto en forma de auténticas pelotas envenenadas llenas de fondo neoliberal contra la propia izquierda. Buena parte de responsabilidad la ha tenido también el crecimiento económico, muy desigual e injusto, pero real de los últimos 12 años. Esa grasa en forma de beneficios ha actuado como bálsamo social. Un falso bálsamo, pero bálsamo al fin y al cabo, capaz de mitigar muchas exigencias.

A pesar de todo ello, es imposible negar que PSOE o IU no hayan tenido responsabilidad alguna en lo sucedido. Sus crisis, sus constantes cambios o sus urgencias por transformar en apoyo electoral todo atisbo de respuesta se hallan en el fondo de buena parte de los problemas que explican su repetida falta de conexión con la calle y su dificultad  para encontrar una complicidad que fuera más allá de la simple interlocución.

Por supuesto la responsabilidad de cada fuerza no es la misma. Ahora bien, a la fin y a la postre, en estos años, ni IU ha sido capaz de aprovechar a fondo las contradicciones del PSOE para forzar un giro a la izquierda de la situación, ni el PSOE ha logrado que sus fortalezas debilitaran  al PP.

NUEVOS AIRES SE ACERCAN

La encuesta electoral hecha pública con ocasión del dos de mayo y la pérdida de escaños del  PP es, por así llamarlo, todo lo que aparentemente puede dar de sí su  “desgaste”. En otras palabras, refleja el peso de los problemas de gestión del gobierno de Aguirre en relación a sus efectos sobre los electores.

Mirando los actuales resultados, aguantar desplantes en el pleno de la Asamblea, preguntar una y otra vez, esforzarse por dar titulares a la prensa y buscar nuevos boquetes en el entramado del PP rinde escasos beneficios para la oposición y apenas, por sí solo, mueve las columnas del poder aguirrista.

Por el contrario, la crisis económica o la movilización del día 7 de mayo a las puertas de la cámara madrileña constituyen una señal de ciertos y posibles nuevos aires. Son de ese tipo de problemas que le vienen al PP a partir de la naturaleza su opción social, de su política en el sentido más profundo. Dicho de otra manera, no es que una movilización o la crisis vayan a tener en sí mismas un valor salvífico para la izquierda, sino que nos indican que a partir de ahora será imposible hacer política en Madrid sin tener en cuenta ambos hechos. La presidenta regional, hasta hoy, ha despreciado tales cosas. De hecho, el pleno monográfico sobre el empleo y la crisis del pasado día 29 de abril en la Asamblea lo pone en evidencia. Aguirre, sólo propuso más de lo mismo: rebajas fiscales para los de siempre y abaratamiento del despido. Sobre lo que afecta a la mayoría de la sociedad, no sólo a su reducida parte más pudiente, es decir, sobre el hecho de que Madrid albergue uno de cada cuatro parados españoles (460 mil), de los cuales 130 mil que ya no perciben prestación alguna, o sobre los expedientes de regulación de empleo, la presidenta no dijo ni pío. En gratitud a ese neoliberalismo rabioso, el 5 de mayo, el presidente de la patronal CEOE,  Gerardo Díaz Ferrán, la tildó de “cojonuda”en el marco de la asamblea regional de la organización, la CEIM (8).

Hasta ahora, en Madrid ha dominado la idea de la necesidad de “desgastar”. Por el contrario, puede ser que haya llegado el momento de que, sin que nadie deje de hacer lo que está haciendo, empiecen a germinar las semillas esparcidas a lo largo ya de años. Se trata de que todo el abono que las rodea, campañas y resistencia de todo tipo, se transforme en un paso positivo y transversal, capaz de unir los esfuerzos por el empleo y la protección social con los que se llevan a cabo contra las privatizaciones, en defensa de la sanidad,  la educación pública, los derechos de los inmigrantes, la laicidad o la memoria democrática. Una propuesta a favor de la regeneración democrática, de la recuperación de la ética en la política, de otro modelo de desarrollo. Es quizá también el momento de que todo ello tome cuerpo: de una carta de derechos que se convierta en el catalizador unitario, democrático y  ciudadano de todo aquello que ya señala cambio y empuja por ese otro Madrid posible.

NOTAS: (1) La encuesta del periódico “EL PAÍS” sobre intención de voto en la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM), publicada con ocasión de la fiesta regional del  2 de Mayo, señala que el PP perdería dos escaños y bajaría en intención de voto del 55,8% a un 50,6%, conservando así su mayoría absoluta. Por su parte, el PSM-PSOE mantendría sus escaños, pero bajaría también en intención de voto del 35% obtenido en 2007 a un 32,8%. Sólo Izquierda Unida, que subiría en votos y en escaños, dos, se salva en este panorama de bajada general. (2) De la recepción oficial no estuvieron sólo ausentes casi todos los cargos del PSM-PSOE que sigue una línea de un supuesto boicot institucional que les provoca no pocas contradicciones y que ya parece cerca de su fin, sino también los Secretarios Generales regionales de UGT y CCOO. (3) Esta trama de corrupción que abraza a todo el PP, incluido el aparato de Génova 13, sede central del partido, parece ser infinita. El núcleo duro del Aguirrismo se halla ya seriamente tocado por los negocios de Correa y amigos. Hay imputados siete altos cargos, cuatro alcaldes: Boadilla, Majadahonda, Pozuelo y Arganda  y tres diputados autonómicos: Benjamín Martín Vasco, Alfonso Bosch y el ex consejero de Deportes y también diputado Alberto López Viejo, éste último libre con una fianza de 750 mil euros. (4) El cierre en falso de la Comisión que para esclarecer el espionaje político e ilegal de gentes afines al PP a cargos del propio PP tuvo como centro a Enrique Granados a la sazón, Consejero de Interior y Justicia y Secretario General del PP madrileño. Los medios para espiar, apuntaban claramente a su consejería, a gente y medios puestos por su departamento. Por si acaso, el PP dio carpetazo a la Comisión antes de que declarara ni uno sólo de los supuestos espías, tampoco los espiados. (5) La  pelea a dentelladas entre las diversas fracciones del PP por hacerse con el control  de  la cuarta entidad financiera del país por número de depósitos, está en el fondo de este culebrón  El acuerdo que ahora parece sustanciarse entre Aguirre, PSOE, CCOO y UGT puede aportar paz a la caja, pero no al PP, dado que perjudica claramente  a la fracción Gallardón. La crisis en el seno de los populares seguirá creciendo.(6) Los presupuestos de la CAM de 2009 se caracterizan especialmente por 3 cosas: 1.- ser recesivos para la economía real, cuando el momento económico exigiría un presupuesto de gasto público expansivo. 2.- Por destinar la mayor parte del incremento del gasto a pago de la deuda contraída con las entidades financieras, con los cual restan dinero a políticas sociales que necesitarían un mayor gasto público. 3.- Por garantizar, por encima de cualquier otro criterio, dentro del capítulo de gasto social el dinero a las constructoras y empresas privadas que se están haciendo cargo de la sanidad madrileña. (7) Caso de transfuguismo corrupto a cargo de dos diputados del PSOE (Tamayo y Sáez) que impidió la configuración de un gobierno plural de la izquierda con Rafael Simancas a la cabeza. (8) Es curioso observar como la patronal de Madrid, que defiende con tanto afán un pacto “de todos” para salir de la crisis cuando se refiere al marco regulador legal en el conjunto del Reino de España, no diga nada al respecto para la Comunidad Autónoma de Madrid. Será que tiene y le basta con Aguirre y la mayoría absoluta del PP en la CAM.

Carlos Girbau es coordinador del Foro Social de Madrid.

Fuente:
www.sinpermiso.info, 10 mayo 2009

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