Palestina: El “Chutzpah” de una chica

Gideon Levy

21/12/2017

Ahed Tamimi, de 16 años, es una heroína, una heroína palestina. Tal vez la intifada de las bofetadas tenga el éxito que no han tenido otros métodos de resistencia

El martes 19 de diciembre, los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel dispararon a Hamed al-Masri, de 15 años, en la cabeza, hiriendo gravemente al muchacho desarmado de Salfit. El viernes 15 de diciembre, los soldados dispararon a un desarmado Mohammed Tamimi, también de 15 años, en la cabeza, hiriendo gravemente al chico de Nabi Saleh. Ese mismo viernes, los soldados mataron a Ibrahim Abu Thuraya, un doble amputado, disparándole también en la cabeza. El mismo día, Ahed Tamimi, de 16 años, se encontraba en el patio de su casa con su amiga y abofeteó a un oficial de las FDI que habían invadido su hogar.

Israel despertó de su letargo enojado: ¿Cómo se atreve?. Las tres víctimas del brutal tiroteo no interesan a los israelíes y los medios de comunicación que ni siquiera se molestaron en informar sobre ellos. Pero el bofetón (y la patada) de Tamimi provocaron indignación. ¿Cómo se atreve a abofetear a un soldado de las FDI? Un soldado cuyos amigos abofetean, golpean, secuestran y, por supuesto, disparan a palestinos casi todos los días.

Tamimi es una descarada (“chutzpah”). Ha roto las reglas. Solo los soldados pueden dar bofetadas. Ella es la auténtica provocadora, no el soldado que invadió su casa. Ella, que tenía tres parientes cercanos muertos por la ocupación, cuyos padres han sido detenidos en innumerables ocasiones y cuyo padre fue condenado a cuatro meses de prisión por participar en una manifestación ante una tienda de comestibles: pero, ¡se ha atrevido a resistirse a un soldado!. Chutzpah palestina. Tamimi tenía que se enamorarse del soldado que invadió su casa, echarle arroz, pero, ¡qué ingrata!, le recompensó con una bofetada. Todo a causa de la “incitación”. De lo contrario, ciertamente, no odiaría al invasor.

Pero hay otras causas de la desenfrenada pasión vengativa contra Tamimi. (El Ministro de Educación, Naftali Bennett: “Debe terminar su vida en la cárcel”). La chica de Nabi Saleh rompió varios mitos israelíes. Lo peor de todo, se atrevió a dañar el mito israelí de la masculinidad. De pronto resulta que el soldado heroico, que vela por nosotros día y noche con audacia y coraje, se enfrenta a una niña con las manos vacías. ¿Qué va a pasar a nuestro machismo, que Tamimi rompió tan fácilmente, y a nuestra testosterona?

De repente, los israelíes se han visto frente al cruel enemigo al que se enfrentan: una niña de pelo rizado de 16 años de edad. Toda la demonización y deshumanización de los medios aduladores se ha hecho añicos ante una niña con un suéter azul.

Los israelíes han perdido la cabeza. Esto no es lo que se les dijo. Están acostumbrados a oír hablar de terroristas, de terror y de comportamientos criminales. Es difícil acusar a Ahed Tamimi de todo eso: ni siquiera tenía unas tijeras en las manos. ¿Dónde está la crueldad palestina? ¿Dónde está el peligro? ¿Dónde está la maldad? Es para perder la cabeza. De repente, se vuelven a barajar las cartas: por un extraño momento, el enemigo parece tan humano. Por supuesto, se puede confiar en la maquinaria de propaganda y de lavado de cerebro israelíes, tan eficientes, para vilipendiar enseguida a Tamimi. También ella será etiquetada de terrorista cruel nacida para matar; se dirá que no tiene motivos justificados y que nada en su entorno explica su comportamiento.

Ahed Tamimi es una heroína, una heroína palestina. Ha conseguido volver locos a los israelíes. ¿Qué dirán los corresponsales militares, los provocadores de la derecha y los expertos en seguridad? ¿De que sirven la 8200, Oketz, Duvdevan, Kfir y todas esas unidades especiales si al final del día, las FDI se enfrentan a una población civil indefensa que está harta de la ocupación, encarnada por una chica con una kaffiyeh sobre los hombros?

Ojalá hubiera muchas más como ella. Quizás chicas como ella serán capaces de agitar los espíritus de los israelíes. Tal vez la intifada de las bofetadas triunfe donde todos los otros métodos de resistencia, violenta y no violenta, han fracasado.

Mientras tanto, Israel ha reaccionado de la única manera que sabe: el secuestro nocturno de su casa y deteniéndola con su madre. Pero en lo más profundo de su corazón, cada israelí decente sabe quién tiene razón y quién no la tiene, pero también quién es el fuerte y quién el débil. ¿El soldado armado de pies a cabeza que invade una casa que no le pertenece, o la chica desarmada que defiende su hogar y su honor perdido con las manos desnudas, con una bofetada?

Es comentarista político del diario israelí Haaretz.
Fuente:
https://www.haaretz.com/opinion/.premium-1.830229
Traducción:
Enrique García

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