Palestina: La 7ª Conferencia de Fatah y el crepúsculo de Mahmoud Abbas. Dossier

Amira Hass

Emmanuel Riondé

Jack Khouri

Abdel Bari Atwan

10/12/2016

Abbas: el político al que siempre traiciona el estadista

Amira Hass

En su discurso a los delegados de Fatah, el presidente palestino dio a entender que su pueblo debe abandonar la lucha armada y centrarse en objetivos alcanzables. Sin embargo, su poder no nace de su posición política, sino de su control de los fondos y los puestos de trabajo.

El Mahmoud Abbas sobre el que los delegados a la VII Conferencia de Fatah se referían entre ellos (o al hablar con los periodistas) es un político astuto e inteligente. Se las arregló para expulsar o marginar a los oponentes de su partido, y permitió que resoluciones redactadas por su propio Comité Central fueran abandonadas, como el cese de la cooperación de seguridad con Israel.

Abbas, que pronunció un discurso de dos horas y media ante 1.400 delegados el miércoles, se presentó como un estadista hábil, seguro de sí mismo y sin ambigüedades, que decía a su pueblo dos cosas: olvídate de la lucha armada como una forma de lograr tus objetivos ; y hay que centrarse en objetivos realistas y alcanzables.

No lo dijo así ni tan directamente, ya que estas dos afirmaciones están fuera del ámbito de la corrección política exigida por el espíritu nacional de lucha. Sin embargo, estas posiciones se podían discernir a través de lo que dijo y se calló.

Los dos primeros días de las sesiones abiertas de la conferencia enviaron un mensaje claro de que las cosas seguirán siendo como hasta ahora.

Abbas, de 81 años, fue reelegido presidente del movimiento. Fatah todavía lucha por un estado palestino independiente al lado de Israel, dentro de las fronteras del 4 de junio de 1967, con Jerusalén Oriental como su capital. El camino para lograrlo es el diplomático-político, incluyendo el fortalecimiento de las instituciones del Estado; ingresar en las Naciones Unidas como miembro de pleno derecho y unirse a cientos de otras organizaciones internacionales; y mantener la posibilidad de acudir al Tribunal Penal Internacional de La Haya.

El Abbas que cuestionan los palestinos que no son de Fatah (así como los miembros de Fatah críticos) es el presidente que convirtió su movimiento en el único partido en el poder y que controla los puestos de trabajo, a través de lo cual controla al pueblo. Abbas, según ellos, es la persona que paralizó el Parlamento Palestino, y cuyos seguidores y amigos ocupan todas las instituciones de la Autoridad Palestina, incluido el poder judicial. Las fuerzas de seguridad bajo su mando ofrecen una prueba más de que el precio de la disidencia y la crítica son detenciones, interrogatorios e intimidaciones.

Pero en su largo discurso, pronunciado desde el podio con la tierna apariencia de un padre o un maestro, maniobró entre su discurso escrito y sus improvisaciones simples, directas, salpicadas de chistes, sugerencias y velados e innecesarios ataques dirigidos a las mujeres y algunos de los presente.

Elogió la primera Intifada (que está grabada en la memoria palestina como una lucha popular no armada de las masas contra la ocupación) y los principios que acuñó (un estado palestino junto a Israel; evacuación de los asentamientos). No mencionó la segunda Intifada o la rebelión de los lobos solitarios del año pasado: una manera clara de expresar su oposición a ambas. Se refirió a los desastres que actualmente son infligidos a los pueblos árabes por los acontecimientos "no árabes y no-primaverales". "¿Los asentamientos? Serán evacuados, al igual que ocurrió con Yamit [en Sinaí] y los de la Franja de Gaza".

Repitió varias veces que el Este de Jerusalén es la capital del estado palestino, y que permanecería abierto a todas las personas y todos los cultos religiosos ( "Sin una ley contra los muecines y sin puestos de control los viernes"). También repitió que "hemos reconocido a Israel y todavía lo hacemos, pero si no nos reconocen [como Estado], podemos revocar ese reconocimiento". En dos ocasiones se negó a reconocer a Israel como un "estado judío". Esta exigencia no se hizo a Egipto o Jordania, dijo, al comparar un "estado judío" con un "estado ISIS."

Abbas dijo que los Acuerdos de Oslo (su rostro indicaba que sabía hasta que punto ese término es detestado por muchos) no menciona el derecho de retorno, pero que gracias a ellos habían regresado 600.000 palestinos de la diáspora (según él). Se refirió a la Iniciativa Árabe de Paz de 2002, que Israel ha rechazado, subrayando una de sus propuestas: la adopción de la Resolución 194 de la ONU relativa a los refugiados palestinos (ofreciéndoles el retorno o compensación). Habló de la necesidad de hablar con Israel, entonces y ahora. "Soy el mayor traidor", dijo en broma, recordando a todos que fue el primero en enviar a un alto dirigente de Fatah, Issam Sartawi, para llevar a cabo conversaciones con Israel en la década de 1970 cuando todavía se consideraba tabú (aunque se olvidó de mencionar que Sartawi fue asesinado a causa de ello, en 1983).

Hasta aquí habló como un político, como el presidente que quiere que sus colaboradores más cercanos permanezcan en sus puestos. Uno de los contendientes para la reelección al Comité Central de Fatah es Mohammed al-Madani, quien encabeza el comité de enlace con la sociedad israelí. Es objeto de muchas puyas burlonas, críticas. Incluso aquellos que apoyan las reuniones con los israelíes se sorprendieron cuando Madani encabezó una delegación de condolencia a la familia del jefe de la Administración Civil del Ejército israelí, el general-brigadier Munir Ammar, que murió en un accidente aéreo en marzo. Y hace unas semanas, el personal del museo Mahmud Darwish en Ramala se negó a recibir a un grupo de israelíes que llegaron al museo acompañados por Madani, y se encerraron en su oficina.

Las redes sociales se llenaron de francotiradores contra él - y ni siquiera le ayudó que Avigdor Lieberman lo etiquetase de ser un subversivo cuyo permiso de entrada en Israel había sido revocado. Sin mencionar su nombre, Abbas dejó claro que Madani estaba trabajando en una vía que él, Abbas, había trazado. "No le ataquen como un chivo expiatorio fácil; atrévanse conmigo", les reprochó Abbas.

La gente fuera del movimiento explica que el poder político de Abbas se basa en su control de los fondos de Fatah y de la Autoridad Palestina, y en el control directo o indirecto de los empleos del sector público. Fue él el que ordenó el cese de cientos de salarios de los empleados de la AP en la Franja de Gaza: es decir, de los funcionarios de Fatah "sospechosos" de apoyar a su rival, Mohammed Dahlan. Desde que Hamas asumió el control de las fuerzas de seguridad en Gaza en 2007, estos empleados siguen recibiendo sus salarios desde Ramallah: siempre que no aparezcan por sus lugares de trabajo en las oficinas del gobierno, los tribunales y las comisarías.

Fue una de las peores decisiones de Abbas, que profundizó la brecha entre Cisjordania y Gaza. Un colaborador de Abbas contó a Haaretz que en realidad fue Dahlan a quien se le ocurrió la idea, suponiendo erróneamente que así aceleraría el colapso de Hamas en Gaza.

Recientemente se ha conocido que, el día que un juez superior fue nombrado para su elevado cargo en Cisjordania, tuvo que firmar una carta de renuncia dirigida a Abbas. Este podría ser el caso con otros jueces. Por lo tanto, el presidente podría aceptar su renuncia en cualquier momento que decida, que es lo que ocurrió más tarde. De esta manera, el jefe del Ejecutivo se asegura la obediencia de los miembros del poder judicial.

El Tribunal Constitucional también dictaminó que el presidente tiene la autoridad para retirar la inmunidad de los miembros del Consejo Legislativo. Esto podría tener un efecto negativo sobre los nuevos miembros, que tratarán de evitar cualquier choque con la persona que controla su destino.

"Esta es la conferencia de los puestos de trabajo", fue el veredicto sarcástica de un veterano miembro de Fatah que ha sido marginado. Coincidir con el presidente puede garantizar un puesto de trabajo. Las personas que están asociados con los que tienen sus cargos gracias a Abbas tienen una mejor oportunidad de obtener un empleo. Los titulares de cargos de alto nivel, o un poco menos importantes (como gobernadores o exgobernadores de distrito, miembros de las fuerzas de seguridad) son delegados en esta conferencia. Son los que elegirán a los 80 representantes del Consejo Revolucionario (considerado el parlamento de Fatah) y a los veintitantos miembros de su Comité Central, compitiendo entre ellos. Un comité organizador seleccionó a estos delegados según las cuotas otorgadas a diferentes grupos sociales en Cisjordania y Gaza, así como en la diáspora palestina.

Los funcionarios de Fatah aseguran que Abbas no estuvo personalmente involucrado en el proceso de selección; por ejemplo, no fue él quién designó a sus dos hijos, Tarek y Yasser. Pero el veterano miembro de Fatah marginado añade que el problema no es que los puestos de responsabilidad vayan a miembros de una familia - siempre fue así en Fatah - sino que los objetivos del movimiento acaban siendo sustituidos por intereses personales. Algunos críticos de Abbas descubrieron que el comité no había designado a delegados que les hubieran votado a ellos. Poco importa que haya sido por instrucción directa desde arriba o como una interpretación de las intenciones del presidente.

"No somos un movimiento ideológico," dijo Abbas en su discurso. A diferencia de otras organizaciones palestinas que se caracterizan por sus ideologías (religiosas o de izquierda), Fatah es un movimiento que exige solo estar de acuerdo sobre un tema: la liberación de Palestina. Se compone de miembros religiosos y laicos, tradicionales y ateos, musulmanes y cristianos (y la experiencia demuestra que también está abierto a los judíos). Tiene miembros de derechas y de izquierdas, así como socialistas y neoliberales. Tiene militantes que luchan por un estado con el derecho de retorno, mientras que otros aceptan la posición de Abbas de hay que luchar por cosas realistas. Esta es la razón por la que Fatah sigue siendo visto como un movimiento que representa a todo el pueblo palestino.

En la época de Arafat había discusiones y debates entre personas con diferentes posiciones. Fue parte del sistema y del proceso de persuasión para lograr un consenso. Pero los miembros de Fatah confiesan que ya no es así. Ellos, por ejemplo, no comprenden el origen de la gran batalla entre Abbas y Dahlan, que está dañando al movimiento. Dahlan dijo recientemente que el conflicto era político, pero los miembros de Fatah que hablaron con Haaretz se mostraron escépticos sobre ello. Simplemente, no entienden el motivo de la disputa, que debe ser personal - posiblemente con intereses personales, mutuas recriminaciones y acusaciones de corrupción, señalando que "Abbas hizo con Dahlan lo que Netanyahu hizo con Irán: convertirlo en un peligro importante para beneficio personal y político".

En los campos de refugiados, la gente dice que Dahlan está invirtiendo dinero en ellos para ayudarles: un objetivo prioritario de Fatah que el presidente Abbas ha olvidado. Dahlan dice que Abbas quiere destruir Fatah.

Abbas no mencionó a Dahlan por su nombre en su discurso, pero señaló que lo contrario era cierto: que "aquellos que se desvían de la vía" podrían destruir el movimiento, ya que trabajan en nombre de otros estados árabes. "La conferencia tiene un objetivo," un delegado dijo a Haaretz: "Legitimar la eliminación de Dahlan y sus asociados."

Dahlan ya ha anunciado que llevará a cabo una conferencia del movimiento del Fatah "auténtico" a finales de este mes.

Lo que no hay es un debate sobre como desarrollar una nueva estrategia y formas de combatir la ocupación israelí. El miércoles, Abbas hizo un dibujo que le conviene, diciendo que, a pesar de los obstáculos, el camino diplomático está abierto y es prometedor, y es el único camino a seguir (con algunos halagos obligados a la resistencia popular).

Muchos miembros de Fatah se quejan de que están perdiendo el apoyo de la gente y que las políticas de Israel están creando situaciones irreversibles que conducen a una gran explosión, sin que haya una dirección ni Fatah sea capaz de orientarla convenientemente. Abbas no está muy familiarizado con la realidad de la ocupación, sólo a través de informes de prensa y de sus asesores, dicen. No se da cuenta de lo desesperada que es la situación, que requiere un cambio radical.

En ausencia de un amplio apoyo de la población, Abbas recordó la presencia de las delegaciones extranjeras. Con invitados de 28 países, entre ellos representantes de la ONU, se vió legitimado cuando todas prometieron su apoyo a la lucha pacífica por un estado palestino junto a Israel.

A pesar de ser plenamente conscientes de la naturaleza no democrática de su gobierno, estos estados siguen apoyándolo porque sus posiciones son claras, estarse quietos frente a la ocupación. Sin embargo, un veterano activista de la OLP que no es miembro de Fatah dice que los métodos no democráticos de Abbas manchan su posición de principio como estadista. La opinión pública palestina identifica su oposición a la lucha armada y el apoyo a la solución de dos estados con la corrupción, el nepotismo y la tiranía.

http://www.haaretz.com/middle-east-news/.premium-1.756739

El crepúsculo de Mahmoud Abbas

Emmanuel Riondé

Mahmoud Abbas fue reelegido el pasado 29 de diciembre al frente de Fatah. Esta reelección  no puede ocultar, sin embargo, las tensiones políticas que afectan al presidente de la Autoridad Palestina. Principal defensor de las negociaciones con Israel, a sus 81 años encarna el fracaso del sistema creado por el "proceso de paz".

El título era intrigante: "El plan secreto de los países árabes para expulsar al líder palestino Mahmoud Abbas". Pero este artículo, publicado a finales de mayo en la página web Middle East Eye , no despertó demasiadas reacción más allá de los círculos que todavía se ocupan de la cuestión palestina. El periodista David Hearst incluye en él información sobre la voluntad de los Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Jordania de anticipar una "era post-Abbas" y sustituirlo finalmente por Mohammed Dahlan, ex jefe de seguridad preventiva en Gaza. Lo que constituiría un cambio generacional radical: en 1961, cuando Mohamed Dahlan vino al mundo en la Franja de Gaza, Mahmud Abbas (conocido como Abu Mazen), que entonces se encontraba en Qatar, se unió a Fatah, organización creada en 1959 en el vecino Kuwait.

Este potencial reemplazo, sin embargo, no debería ocurrir inmediatamente: el martes 29 de noviembre, en la apertura de su 7º Congreso celebrado en Ramallah, Cisjordania, Fatah reeligió a su veterano dirigente por un nuevo período de 5 años. Cuando acabe su mandato, tendrá 86 años.

"Abbas es uno de los últimos miembros del núcleo histórico", resume Julien Salingue, politólogo, autor de varios libros sobre Palestina  [1]. Farouq Kaddoumi, "sin consenso", está descartado. Abu Jihad, Abu Iyad y Yasser Arafat, los otros fundadores históricos de Fatah, han muerto. Lo más importante, "no queda ningún otro veterano que haya acompañado como Mahmoud Abbas, tan de cerca el desarrollo de Oslo", dice el investigador. De hecho, su reelección parece ante todo una extensión artificial del crepúsculo política de Abu Mazen. Un crepúsculo que es el del interminable "proceso de paz" que la mayoría de los dirigentes del mundo, incapaces de trazar nuevas perspectivas, tratan de mantener con vida artificialmente.

En la "cocina" de Oslo

Frente a este miedo al vacío, el presidente no sólo de la Autoridad Palestina (AP) desde enero de 2005, sino también de Fatah y del comité ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), ofrece algunas garantías de continuidad. Y sigue siendo un actor regional importante. Al contrario del primer ministro israelí, que con frecuencia le acusa de apoyar el "terrorismo", Abbas se ha mantenido fiel a su línea política, adoptada hace cuarenta años: negociación con el ocupante, para lograr la solución de dos estados. En esta región propensa a los cambios turbulentos, los gobiernos occidentales no tienen ninguna prisa por ver partir a un dirigente tan constante. Preguntado, el Ministerio de Asuntos exteriores francés se moja: "Francia apoya a las autoridades legítimas de los palestinos, en el sentido de que cualquier cambio debe pasar por el funcionamiento democrático de las instituciones".

A mitad de los años 70, cuando la OLP comienza su giro estratégico hacia la solución de dos estados, Abbas es uno de los primeros en entrar en contacto con la izquierda israelí. Pero el tiempo de los fedayines todavía no se había desvanecido por completo y, en un ambiente donde se magnificaba la lucha armada, Abu Mazen ya tiene esa reputación de un hombre de diálogo más que de combate. "Se decía de Arafat que sabía manejar tanto un arma como una rama de olivo y eso era una de las razones de su popularidad; Abbas, se contenta con la rama de olivo ... " , señala Tawfiq Tahani, presidente de la Asociación Francia Palestina Solidaridad (AFPS). "El viejo problema de Mahmoud Abbas es el de la legitimidad” , dice Nicolas Dot-Pouillard, investigador del Instituto Francés para el Cercano Oriente (IFPO), autor de El mosaico roto, un libro sobre la historia reciente del movimiento nacional palestino, que acaba de publicar  [2] . Aunque es uno de los históricos del partido, no es un combatiente del calibre de figuras como Abu Jihad y Abu Iyad, asesinados; siempre ha sido el burócrata".

En este caso, sus cualidades de organizador permiten que el militante Abbas -nacido en Safed, en 1935, exiliado con su familia a Siria en 1948, educado en El Cairo y el Colegio Orientalista de Moscú (donde estudió historia)-, se integre en el Comité Ejecutivo de la OLP en 1981. Tres años más tarde, es responsable de las relaciones externas de la organización. Pero fue en los años 90 cuando adquiere un lugar insustituible en el aparato central palestino. En la primavera de 1993, cuando se reiniciaron las negociaciones estancadas en Madrid, los israelíes buscan saber quién está realmente detrás de la escena en Oslo, donde tienen lugar en paralelo las discusiones secretas. Llegan a la conclusión de que Abu Mazen es "el verdadero cerebro detrás de la operación". Y su oficina fue llamado "la cocina"  [3]. Se fue unos meses más tarde para firmar, junto con Yasser Arafat, Rabin y Shimon Peres, la declaración política en la terraza de la Casa Blanca. Esta firma le hizo merecedor de un Premio Nobel de la Paz, junto con los otros tres firmantes, del que finalmente fue excluido por razones burocráticas. Sin embargo, como resultado de estos acuerdos, finalmente puede volver a Palestina. Lo que hizo en 1995. Se convirtió en secretario general de la OLP un año más tarde y consolidará a lo largo de los años su posición de principal interlocutor de los estadounidenses y los israelíes.

Un director con un traje oscuro

En septiembre del 2000 estalla la segunda Intifada. Mahmoud Abbas, condenó los ataques suicidas y, convencido de que no conducía a nada, la militarización del movimiento. Un posicionamiento que convenía a los EE.UU. y la UE: en la primavera de 2003, se lo impusieron a Arafat, asediado en la Mukata en Ramallah, como primer ministro. Permaneció unos meses en el cargo, renunciando en septiembre. Después de la muerte de Yasser Arafat en París en noviembre, Mahmoud Abbas, respaldado por Fatah, gana las elecciones el 9 de enero de 2005, obteniendo más del 62% de los votos. Asegura que "respeta la herencia de Arafat" . Pero al expresivo rostro del viejo líder militar, siempre luciendo un kufiyya en la cabeza y, a menudo, una pistola en el cinto, sigue la figura austera de este hombre de sonrisa vacilante, vestido con un traje oscuro y con gafas gruesas. Un símbolo: "En 1994, la columna vertebral de la Autoridad Palestina (AP) está formada por el núcleo de militantes de Fatah y la OLP, dice Julien Salingue. En 2005, cuando Abbas toma el poder, es ya en gran medida una burocracia no política que gestiona la AP con tecnócratas puros, como el ex primer ministro Salam Fayyad. Y este tipo de perfil no ayuda a tomar decisiones que van en contra de la estructura".

Hoy, once años más tarde, la "estructura", gracias a la trasfusión continua de la ayuda internacional, se enfrenta a un balance objetivamente desastroso para el pueblo palestino: la fractura territorial y política de Hamas en Gaza / y Fatah en Cisjordania, ocurrido en 2007, no se ha resuelto; "la Intifada de los Cuchillos", que tiene lugar de forma esporádica desde octubre de 2015 con jóvenes que actuan fuera del marco colectivo de la organización, demuestra un nivel de desesperación política sin precedentes; y el número de colonos en Cisjordania ha aumentado de aproximadamente 250.000 a finales de 2004 a 513.000 en 2014, según ONG israelí B'Tselem.

"Considero que Mahmoud Abbas no está haciendo lo suficiente y no estoy de acuerdo ni con su política interna, ni con su política de negociación a tosa costa con Israel", afirma B., una palestina de Cisjordania, que dirige una ONG. Después de que un amigo que trabaja en los servicios de seguridad le aconsejara tener cuidado tras publicar una caricatura en Facebook, B. prefiere permanecer en el anonimato. "Aquí se dice que hubiera sido un buen director de escuela secundaria, pero que, como jefe de la Autoridad, es nulo. La coordinación de la seguridad con los israelíes [un componente de Oslo que Mahmoud Abbas ha defendido firmemente] es visto como una genuflexión ante el ocupante. Y desde 2007, y la separación entre Gaza y Cisjordania, su imagen en la sociedad es la de un cobarde. Abbas nunca ha estado en la Franja de Gaza, a pesar de que el territorio ha sido objeto de numerosos ataques mortales. Muchos piensan que incluso cercado por los israelíes, Arafat habría intentado al menos llegar con su coche". Para él, " Abbas no es un hombre valiente. En cuanto a la reconciliación entre Hamas y Fatah, se trata de una verdadera telenovela egipcia, en la que cabe todo. Se reúnen todos los años en Doha, discuten, llegan a un acuerdo que nunca se aplica ... pero es responsabilidad suya, como presidente, impulsar algo serio a este nivel". En junio pasado, la enésima "ronda de conversaciones " entre las dos partes, que tuvo lugar como siempre en Doha, tampoco sirvió para nada.

El hombre de un sistema deslegitimado

Si también se lamenta de la ausencia de "gestos fuertes" del presidente de la AP en el momento de la ofensiva israelí en la Franja de Gaza (en 2008-09, 2012 y 2014), Tawfiq Tahani matiza: "En términos política, no ha habido gran diferencia con Arafat. Simplemente, cuando Arafat dejaba actuar a los grupos armados actúan le convenía, Mahmoud Abbas, siempre estaba en contra y lo decía públicamente. Sigue siendo un hombre de palabra: cuando dice algo, lo piensa. Y, de hecho, no ha renunciado ni al derecho de retorno, ni a un Estado palestino dentro de las fronteras de 1967.  No se debe olvidar que en 2005, cuando llegó al poder, no había ningún oferta internacional sobre la mesa. Y en 2006, cuando Hamas gana las elecciones, legislativas, respetó plenamente las reglas de juego de la democracia con el nombramiento de un primer ministro de Hamas. Fue la comunidad internacional la que le obligó a dar marcha atrás”.

De hecho, nadie puede acusar a Abbas de haber hecho trampa con los requisitos de los "patrocinadores" internacionales. Al contrario. "Siempre se ha apoyado en los americanos, pensando que si un día llegará a sentar las bases de un Estado, le ayudarían" , dice Tawfiq Tahani, quien lamenta su incapacidad para separarse del ámbito institucional: "Se ha dirigido muchas veces a la comunidad internacional oficial, pero no lo suficiente a la opinión pública internacional, me parece. Como si no se hubiera comprendido la importancia de la solidaridad popular, olvidando el ejemplo, entre otros, de Sudáfrica".

Esta apuesta obstinada por el proceso de Oslo - a pesar de haber sido constantemente torpedeado por los sucesivos gobiernos de Israel - y la voluntad de no molesta Washington, a menudo ha llevado al presidente palestino a tomar posiciones muy poco populares. En 2009, cediendo a la presión de Estados Unidos, accedió a suspender el procedimiento de examen del informe Goldstone sobre la guerra de Israel en Gaza en diciembre de 2008 y enero de 2009. En noviembre de 2012, dijo que tenía derecho a ver Safed (su ciudad natal, de la que todos los habitantes fueron expulsados en 1948 y ahora es territorio israelí), pero temabién de vivir allí; en diciembre de 2013, dijo en una rueda de prensa en Sudáfrica, que él "no apoyaba el boicot a Israel", marcando distancia con el BDS  [4] .

Estas repetidas e importantes tomas de posición, de acuerdo con Julien Salingue, cuestionan menos al hombre mismo que al sistema que eligió servir: "No se trata de un asunto personal, sino de una orientación política. Abbas se integró en el molde de Oslo y de la Autoridad Palestina. Lo que se ha observado durante la última década es simplemente una extensión de lo que había antes: clientelismo, redes financieras paralelas, pero no fue Abbas quién las consintió en primer lugar. Se limitó, una vez más, a acompañar el proceso de despolitización general. Su responsabilidad es de ser haberse acomodado a él". Y de haber dejado que se amalgamaran con los años un "aparato proto-estatal ", la AP, y un partido político, Fatah.

El liberal y el diplomático

Si en los últimos años, la cuestión de la disolución de la AP ha sido planteada regularmente como una respuesta política posible al bloqueo israelí de cualquier avance, esta posibilidad plantea otros problemas internos, que pasan más desapercibidos: "La distinción entre Fatah como movimiento político y la Autoridad Palestina como estructura administrativa no está establecida, se lamenta Julien Salingue. Y hay decisiones fundamentales aun pendientes: ¿cómo garantizar que la AP no se sobrepone al movimiento de liberación? ¿Cómo refundar de manera inclusiva la OLP para incluir a Hamas y a todos los componentes del movimiento de liberación nacional? El problema es que el debate sobre la AP es totalmente sesgado por el hecho de que es la principal fuente de empleo en Palestina ... " La Autoridad Palestina y los gobiernos locales empleaban, a mediados de 2012, a 192.000 personas en Palestina, un incremento del 5% anual desde la creación de la AP  [5].

A la cabeza de este aparato con capacidad de decisión sobre la distribución salarial, Mahmud Abbas ha llevado a cabo una orientación política fundamentalmente liberal. "Es cierto que no tiene ningún margen de maniobra, o es muy pequeño, para luchar contra la ocupación israelí, reconoce B. Pero la situación interna también se ha deteriorado. Hoy en día, los servicios públicos están en muy mal estado. Los que pueden van a los hospitales privados para tratarse. Las universidades son de pago; hemos sido testigos de la presencia de cinco ministros en la apertura de una escuela privada de la que uno de ellos es accionista. Y los sectores que podrían proporcionar algo de dinero para el estado, como la telefonía móvil, se transfirieron a las grandes familias de Cisjordania ... Para ser honesto, Abbas no es responsable de esta deriva, Arafat ya la había comenzado. Pero la ha continuado y está claro que cuando todo se privatiza, por lo general beneficia a quienes están cerca del poder". Recientemente, el nombre de Tarek Abbas, el segundo de los tres hijos del presidente Abbas (además Mazen, que murió en 2002, y de Yasser) apareció en los listados de los Papeles de Panamá. Miembro del consejo de administración de un gran distribuidor de productos de consumo, también fue nombrado a comienzos de la década del 2000, vicepresidente de un fondo de inversión de la diáspora palestina.

Ahí están los combates librados en la ONU: el ingreso de Palestina en la Unesco como miembro oficial (octubre de 2011), la elevación de su status al de Estado observador no miembro (noviembre de 2012), su adhesión al Tribunal Penal internacional (abril de 2015). Son victorias simbólicas, pero importantes, logradas a pesar de las amenazas y las maniobras de Washington y Tel Aviv. "Esto ha ayudado a conferir una legitimidad internacional a la reivindicación de un Estado palestino y demostrado que Israel está aislado en las instituciones estatales”, dice Julien Salingue. “Pero también contribuye a la ilusión de que hay algo parecido a un estado palestino, mientras que hoy en día sobre el terreno, no hay absolutamente nada que se parezca a un estado embrionario”. Una puntualización que también hace B.: "Se han organizado celebraciones solemnes en Ramallah. Pero aquí, nada cambia. Tuvimos que luchar estas batallas, pero que no merece tanto bombo. El valor añadido de estos eventos es un poco ruidoso y falso, vamos a mostrarnos a Nueva York, alzamos la bandera en la explanada de la Unesco, pero aquí en Palestina, nada se mueve, la situación de la ocupación no cambia".

Luchas de sucesión

Todo sugiere que, en consonancia con su historial, estos combates en el ámbito diplomático serán lo más sobresaliente, de manera positiva, de Mahmoud Abbas como presidente de la AP. Pero ¿y después? Las elecciones municipales previstas inicialmente para el 8 de octubre se han pospuesto sin fecha. Tampoco hay nada previsto para las elecciones presidenciales y / o parlamentarios. "Ha hecho sus deberes, se ha deshecho de personas que estaban cerca de él como Salam Fayad y Ahmed Qurei” dice Nicolas Dot Pouillard. “Hoy en día está bastante aislado. Estamos ante una presidencia problemática". Majid Faraj, jefe de los servicios secretos sería un posible candidato a la sucesión. Pero su jubilación después de la detención de militantes armados le valió la condena de casi todas las facciones palestinas. Si tuviera la oportunidad, B. votaría por Marwan Barghouti - "su situación de preso es el reflejo exacto del pueblo palestino, estamos encerrados, prisioneros". Pero el "Mandela palestino" ha estado encarcelado desde 2002 en Israel y, si bien tiene un gran crédito en el movimiento de solidaridad internacional, es menos evidente en los territorios palestinos y entre los más jóvenes.

Queda la hipótesis de Dahlan, a resguardo en el Golfo, que goza del aprecio de El Cairo y Tel Aviv, pero que es odiado por la izquierda palestina y una gran parte de la población. "Las informaciones que circulna sobre Dahlan son en general verdaderas”, dice Nicolas Dot-Pouillard. “Es una especie de viajante de los Emiratos Arabes y utiliza esa posición para tratar de convertirse en el candidato imprescindible a la presidencia palestina. Tiene dinero, eso es obvio, y tiene apoyo en algunos campos de refugiados. No hay que excluir el escenario de que caiga en paracaídas, aunque ello se parezca mucho a un golpe de estado organizado desde el extranjero ... Pero, mi análisis es que no hay verdaderas discrepancias estratégicas entre estos hombres. Lo que hay son diferencias de personas y luchas de poder para hacerse con el aparato de  la Autoridad Nacional. Fatah en realidad funciona hoy en día como un conjunto de feudos locales vinculados a la financiación de diversos personajes. En el Líbano, es muy evidente en los campos de refugiados: están los pro-Abbas, los pro-Fayad, los pro-Dahlan. "

Una desintegración política a la que Abu Mazen, que participó más o menos conscientemente en el engaño de Oslo, no es totalmente ajeno. Al reelegirlo como su dirigente, Fatah parece haber descartado la hipótesis de Mohamed Dahlan. Sin embargo, dada la edad de Abbas, es sólo temporalmente. Las incertidumbres acerca de la era"post-Abbas", que han aumentado con la elección de Donald Trump a la Casa Blanca, siguen siendo muchas. Una cosa es cierta: si es Dahlan - figura arquetípica a comienzos de la década del 2000, de la deriva autoritaria de la AP y su sumisión a las exigencias de Tel Aviv – el que finalmente prevalece, ello implicaría una terrible respuesta a las preguntas que se planteó el negociador Abbas, el 12 de septiembre de 1993, en el avión que lo llevó desde Túnez a Washington  [6] : "(...) ¿lo que estábamos a punto de hacer, nos abrirá las puertas del futuro o las cerrará? ¿Hemos traicionado o defendido los derechos de nuestro pueblo? "

Notas:

[ 1 ]  La Palestine d’Oslo, L’harmattan / bibliothèque de l’iReMMO, 2014 ; et La Palestine des ONG. Entre résistance et collaboration, La Fabrique, 2015.

[2La mosaïque éclatée. Une histoire du mouvement national palestinien (1993 -2016). Sindbad Actes Sud/Institut des études Palestiniennes, 2016.

[3] Lire Les sept vies de Yasser Arafat, de Christophe Boltanski et Jihan El-Tahri, Grasset, 1997.

[4] Campagne citoyenne internationale Boycott désinvestissement sanction.

[5] “Labour market and employment policies in Palestine”, document de European Training Foundation (2014).

[6] Lire Through Secrets channels. The road to Oslo, (Le chemin d’Oslo) de Mahmoud Abbas, Garnet publishing, 1995.

http://www.regards.fr/web/article/le-crepuscule-de-mahmoud-abbas#nb6

Marwan Barghouti encabeza, a pesar de estar preso, la lista para el Comité Central de Fatah

Jack Khoury

La séptima conferencia del movimiento Fatah llegó a su fin el jueves por la noche con las elecciones para los dos órganos más importantes de la organización: el Comité Central de 23 miembros (considerado el parlamento de Fatah) y el Consejo Revolucionario de 130 miembros

En las elecciones para el Comité Central, el principal organismo dirigente de Fatah, más de 40 candidatos se presentaban para 18 puestos. El presidente palestino, Mahmoud Abbas, fue reelegido por unanimidad como presidente, tanto del movimiento Fatah como del Comité Central cuando la conferencia se inició en Ramallah el martes pasado. Tiene derecho a nombrar a otros dos miembros del Comité Central, uno de los cuales muy probablemente será su portavoz Nabil Abu Rodeina.

Los votos de los 1.311 delegados que asistieron a la conferencia, que reunió por última vez en 2009, decidirán quienes más están en el Comité Central. La sala de conferencias y los hoteles en Ramallah estaban llenos de delegados llegando a acuerdos y forjando alianzas antes de la votación.

La conferencia de Fatah se llevó a cabo a la sombra del conflicto entre Abbas y su principal rival por el liderazgo de Fatah y la Autoridad Palestina, Mohammed Dahlan. Tanto la AP como Israel temían que manifestaciones y enfrentamientos violentos echasen a perder los trabajos de la conferencia, pero el gran número de fuerzas de seguridad palestinas bajo control de Abbas desplegados en Ramallah y otras ciudades en Cisjordania evitó cualquier confrontación.

De acuerdo con los resultados no oficiales de la conferencia, el mayor número de votos fue para Marwan Barghouti, que insistió en presentar su candidatura al Comité Central a pesar de estar en una prisión israelí. Considerado como el "comandante de la segunda Intifada", Barghouti es considerado una alternativa a las políticas de Abbas.

El segundo más votado fue Jibril Rajoub, pero de acuerdo con los estatutos de Fatah, su situación en la lista no le da ninguna ventaja en la carrera por ser nombrado adjunto de Abbas. El Comité Central es el órgano que elige al vicepresidente y cualquier otro cargo.

El consenso en Ramallah es que la conferencia y las elecciones internas han dado muy pocas sorpresas y que Abbas ha logrado la mayor parte de sus objetivos, en particular, la expulsión de Dahlan y sus partidarios del movimiento. Abbas, que ahora tiene 81 años de edad, recibió un nuevo mandato de Fatah de cinco años.

De acuerdo con los resultados no oficiales de las elecciones, Mohammed Ashtiya, que es un miembro de alto rango de la dirección de Fatah, también fue elegido para el Comité Central, junto con Saeb Erekat, y Nasser al-Kidwa, sobrino de Yasser Arafat. Como era de esperar, dos miembros que trataban de ser reelegidos, Nabil Shaath y Ahmed Qurei (Abu Ala), fracasaron en sus intentos.

La próxima gran batalla de Abbas será la convocatoria del Consejo Nacional Palestino, órgano legislativo de la Organización de Liberación de Palestina y su más alta autoridad, que comprende a casi todas las facciones palestinas, con el fin de convocar elecciones para el Comité Ejecutivo de la OLP, el Parlamento palestino e incluso la presidencia.

Dado el fuerte faccionalismo de la OLP, la capacidad de Abbas de aplicar medidas importantes podría depender de la cooperación de Hamas. El actual jefe de la oficina política de Hamas, Khaled Meshal, envió un mensaje de felicitación a la conferencia, en el que se refería a la importancia de poner fin a la división entre las dos organizaciones.

Se espera que la oficina política de Hamas celebre elecciones internas a finales del año, tras lo cual será más claro en qué medida Hamas y Fatah son capaces de superar sus diferencias y la fractura entre ellas de casi una década.

En su discurso de apertura el miércoles, Abbas no estableció ninguna nueva estrategia, sólo expresó su esperanza de que la nueva administración estadounidense presentaría un marco justo para poner fin al conflicto entre Israel y Palestina; y habló de la iniciativa de paz árabe como base para cualquier futuro acuerdo de paz con Israel.

http://www.haaretz.com/middle-east-news/palestinians/1.756975

El congreso del Fatah un hermosa ocasión desperdiciada

Abdel Bari Atwan

El séptimo Congreso del Fatah muestra hasta qué punto el movimiento ha llegado a ensombrecerse,reducido como se halla a elegir entre dos opciones tan desastrosas la una como la otra: Abbas o Dahlan.

El “presidente” palestino Mahmud Abbas tenía una excelente ocasión de impulsar algunos cambios necesarios con oportunidad del 7° Congreso del Fatah, el grupo político palestino dominante y pilar de la OLP. Pero, juzgando los resultados del congreso, la lista de delegados y los criterios con los que fueron elegidos, tanto como las discusiones paralelas o a puertas cerradas, se perdió la oportunidad.

El nuevo Comité Central del Fatah recientemente elegido ha incluido muy pocos cambios con respecto al precedente. Algunos críticos y opositores del presidente, especialmente los partidarios del antiguo jefe de la seguridad, Muhammad Dahlan, fueron borrados y reemplazados por caras nuevas. Entre ellos se encontraban Sabri Saidam, Rawhi Fatouh, Dalal Salameh (la única mujer), Samir Rifai y Ahmad Hillis, este último exenemigo feroz de Dahlan aun cuando este último era un aliado muy cercano al presidente.

Abbas creó el vacío a su alrededor

Abbas logró obtener su propia reelección con grandes aplausos como jefe del Fatah y por extensión sus otros cuatro altos cargos directivos (presidente del comité ejecutivo de la OLP, presidente de la Autoridad Palestina, presidente del Estado Palestino y comandante en jefe de las fuerzas armadas palestinas). Logró también confirmar la expulsión de Dahlan y de sus acólitos del Fatah, la principal razón por la que fue convocado este congreso.

Este 7° Congreso va a pasar seguramente a la historia como el más tibio y el más improductivo de toda la historia del Fatah.

No hubo discusiones, ni siquiera poco significativas, y menos aún sorpresas. Y no ha emergido ninguna “estrella” salvo la del mismo Abbas. Su discurso de tres horas ampliamente difundido por los medios sociales, lleno de bromas y de acotaciones, le generó decenas de ovaciones por parte de los delegados que lo interrumpieron en varias oportunidades, gritando eslóganes con demostraciones de lealtad hacia el líder. Uno se pregunta cuánto más entusiastas hubieran sido sus aplausos si hubiera dado cumplimiento a algo que beneficiara al pueblo palestino desde la asunción de sus funciones.

Ninguna verdadera divergencia

Será el día posterior al de la dispersión de los delegados por el que Abbas y sus partidarios deberán preocuparse. Será entonces cuando comiencen los desafíos. El interés público de los palestinos por el congreso del Fatah ha sido uno de los más reducidos. La participación de representantes de otros partidos como Hamás y el Jihad Islámico antes que otorgar mayor legitimidad a la reunión y a sus resultados, corre el riesgo de socavar la legitimidad y la popularidad misma de esos dos grupos sobre todo luego de que comiencen seriamente las disputas post congreso.

Algunos creen que la mayor y más inmediata amenaza a la dirigencia del Fatah y hacia Abbas personalmente viene de Dahlan, que se supone que organiza un congreso paralelo, parecido al de El Cairo o en alguna otra capital árabe que apoyan los partidarios expulsados del Fatah y otros adversarios de Abbas. Pero esto es solo parcialmente cierto.

Abbas ha utilizado su control sobre los salarios y las propinas para asegurarse la participación y el apoyo de muchos delegados del congreso. Sus rivales “dahlanistas” son capaces de convocar una reunión aún mucho más importante si quieren utilizar los mismos medios convocantes, los grandes recursos financieros de sus patrocinadores árabes. Sin embargo aunque ambos tienen mucho dinero a su disposición, ni uno ni otro tiene un programa político o un plan de acción nacional para enfrentar la ocupación.

Fuera de sus rivalidades personales y de sus luchas por el poder, no existen entre ellos verdaderas diferencias.

Esta situación podría desembocar en la aparición de una “tercera fuerza” dirigida por jóvenes militantes descontentos –no solamente del Fatah, sino también de otras organizaciones islámicas y laicas– instalando las bases de una nueva dirección palestina apoyada por el pueblo.

Un declive inexorable

Abbas no mantiene buenas relaciones con los cuatro países árabes más influyentes que constituyen el llamado “Cuarteto árabe” Dos de ellos, Egipto y Jordania, tienen una importancia crucial para los palestinos como vías de acceso exclusivas del exterior para la Franja de Gaza y Cisjordania. Los otros dos, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, disponen del dinero sin el que Abbas no podría permanecer en su cargo y podría ser usado igualmente para fortalecer a sus adversarios.

Abbas y su nuevo Comité Central no están capacitados para resistir a estos cuatro pesos pesados ni política, ni financiera ni geográficamente mientras continúen apoyando las actuales políticas como la coordinación represiva con el ocupante y la búsqueda a cualquier precio de una vuelta a las negociaciones fútiles y humillantes, pasando por los lamentos por la muerte de Shimon Peres como si se hubiese tratado de un pariente inmediato... No podrían resistir todas esas presiones a menos que pudieran reunir al pueblo palestino detrás de una política de resistencia por todos los medios posibles haciendo que la ocupación se convierta en algo demasiado costoso. Pero no existen signos de un cambio semejante.

La posición de Abbas hubiera podido “fortalecerse” en el sentido más preciso del término con oportunidad del congreso del Fatah. Sus partidarios y sus idólatras lo han visto como un triunfo suyo. Pero la realidad, algo que muy pocas personas podrían negar, es que ha perdido mucho de lo que le queda de poder y de legitimidad, como también el apoyo árabe e internacional a su liderazgo y a la causa palestina en su conjunto. Así lo testimonia la débil cobertura informativa del congreso en los medios.

Tanto Fatah, otrora líder, como sus miembros, se hallan en una situación extremadamente grave. Se han visto obligados a elegir entre dos opciones igualmente desastrosas: Abbas o su rival Dahlan. No se podría ilustrar mejor el trágico estado del movimiento que enarboló durante medio siglo la bandera de la causa nacional palestina afirmando la identidad nacional palestina y entregando miles de mártires a dicha causa.

Fatah parece dirigirse inexorablemente hacia su declive y desintegración. Ya no es hoy el Fatah que todos los palestinos de cualquier convicción política, de toda creencia y origen social, habían abrazado y conformado.

Traducción de Susana Merino para rebelión.org

http://chroniquepalestine.com/congres-fatah-occasion-manquee/

Periodista israelí, corresponsal del diario Haaretz en los Territorios Ocupados de Palestina.
Periodista independiente francés que colabora con diversos medios de comunicación progresistas.
Periodista árabe israelí, corresponsal del diario Haaretz.
Jefe de redacción del diario Rai al-Yaoum. Es además el autor de L’histoire secrète d’al-Qaïda; de sus memorias, A Country of Words ; y de Al-Qaida: la nouvelle génération.
Fuente:
Varias
Temática: 
Traducción:
Enrique García

Subscripción por correo electrónico
a nuestras novedades semanales:

El responsable de tratamiento de tus datos es Asociación SinPermiso y la finalidad del tratamiento es hacerte llegar nuestras novedades. Puedes ejercer tus derechos en materia de protección de datos contactando con nosotros*. Para más información consulta nuestra política al respecto (*ver pie de página).