Portugal: Algunas cosas que la izquierda tiene que aprender de la derecha

Francisco Louça

30/09/2015

Al cierre de la edición de SP hemos conocido los resultados definitivos de las elecciones legislativas portuguesas del domingo 4 de octubre. La altísima abstención del 43,07%, la mayor hasta la fecha,  es la señal más evidente del rechazo del sistema político portugués como consecuencia de la política de ajuste neoliberal impuesta por la Troika.

La coalición de derechas en el gobierno, Portugal a Frente (PaF, PSD+CDS), ha obtenido el 36,8% de los votos y 99 diputados, a los que hay que sumar los 5 escaños (1,5% de los votos) del PSD en Madeira. No tiene mayoria absoluta. El Partido Socialista de António Costa ha obtenido el 32,4% de los votos y 85 diputados. A su izquierda se produce el ascenso del Bloco de Esquerda, gran vencedor moral de la jornada, con el 10,2% y 19 diputados, que supera a la coalición del PCP y Os Verdes (Coalición Democrática Unitaria-CDU), con el 8,3% de los votos y 17 parlamentarios.

Con estos resultados, se abre un periódo de fuerte inestabilidad. La derecha, apoyada desde Bruselas por la Troika, intentará formar un gobierno que continue con las políticas de austeridad. Pero para imponerlo necesita el apoyo del Partido Socialista, que ha intentado diferenciarse con un programa de "austeridad con rostro humano" tan imposible como el centro electoral que buscaba en un país de clases medias empobrecidas. Si el PS es capaz de superar las presiones de las oligarquías portuguesa y europeas, a pesar de su derrota electoral, tendría la posibilidad teoricamente de formar gobierno, apoyado parlamentariamente por el Bloco y el PCP para llevar a cabo un programa anti-Troika. En sus primeras declaraciones post-electorales, después de negarse a presentar la dimisión por su derrota en las urnas, António Costa se ha visto ya sumido en esta contradicción aparentemente insalvable: ha adelantado que no formará parte de una "coalición negativa" -calificativo curioso para una coalición de izquierda- pero que tampoco apoyará un programa de austeridad de la derecha. Es decir, se ofrece a negociar una política de "mal menor" con la derecha, de la mano de la Troika.

En próximas ediciones de SP intentaremos publicar análisis de estas elecciones y de la evolución electoral en Portugal en estos años de recesión y crisis. Pero queremos adelantar la primera reacción de Francisco Louça, autor del artículo de fondo que publicamos a continuación. SP

 


Llegó la niebla

La derecha pierde votos (medio millón, con CDS+ PSD ahora cerca del  PSD de 2011), el centro se recupera muy poco (y sin polarizar las víctimas de la austeridad) y victoria de la izquierda (el Bloco impresiona y el PCP se mantiene). Conclusión: la derecha reclama el poder, sin saber, cuando escribo, si tiene mayoría parlamentaria. En el país real, la austeridad perdió y perdió por mucho.

A la derecha, Passos y Portas hicieron todo de acuerdo con el guión, excepto respetar a los votantes y decirles que quieren para los próximos cuatro años. Sin mayoría, su gobierno será un alma en pena inviable. Con ella, sería un peligro para Portugal.

A la izquierda, Catarina Martins ganó y deslumbró. Segura políticamente, comunicadora eficaz, preparada técnicamente. Y, sobre todo, portadora de la única propuesta que importa: soluciones para promover el empleo, proteger la seguridad social y reducir la desigualdad. Me quito el sombrero.

En el centro, el PS sembró dudas con un programa liberal, un pesado silencio sobre los compromisos y errores de bulto. Pero si no hay una mayoría de la derecha, el PS tendrá que elegir: ceder todo u ofrecer una alternativa con prioridades concretas contra la austeridad. Y si la derecha se impone a pesar de estar en minoría en el país, no es menos su responsabilidad para combinar propuestas.

A todos, mi recomendación: pensar menos en el partido y más en el país para hacer frente a la tragedia del desempleo, a la condena a salarios de pobreza, a la emigración como puerto de salida. La urgencia se hizo más urgente. Francisco Louça

http://www.publico.pt/politica/noticia/chegou-o-nevoeiro-1710078


 

En los últimos años, la derecha se ha reconfigurado en Portugal. Los partidos son los mismos, pero en uno de los casos con una nueva generación: Passos Coelho (o Miguel Relvas) son el símbolo de estos prometedores políticos que han hecho sus primeras armas en las juventudes del partido o, cuándo tienen dotes o amigos, en las empresas financieras o de otro tipo, y que han llegado al poder (algunos tras fracasar en la política, han tenido éxito en los negocios). Un ejemplo es Bruno Macáes, twittista frenético del gobierno: ¿es ignorancia? ¿es ideología? Es todo y nada, por eso es un triunfador mimado en los círculos del gobierno porque representa la inocencia y el descaro que lo convierten en un alma en pena de ideas preconcebidas. Son ellos los que tienen éxito.

Vale la pena pensar que ha cambiado para llegar a este punto.

Cambió la ideología. Olvídense de la "socialdemocracia" y la redistribución, ahora lo que prima es la "competitividad" y el "espíritu empresarial". Olvídense de Sá Carneiro, que pidió unirse a la Internacional Socialista (y adonde vaya), y ahora es uno de los fundadores del Partido Popular Europeo, que integra al PSD y al CDS. Se olvidan de todo pasado, denigran a Manuela Ferreira Leite, porque dice que todavía quiere ser socialdemócrata. Sin embargo, para los nuevos líderes de la derecha la falta de ideología no significa falta de ideas: por el contrario, el vacío del pragmatismo es incluso una ingeniería social, poblado por la doctrina de las llamadas "reformas estructurales". En la medida en que este lenguaje de madera se ha convertido en hegemónico en Europa, el camino ha sido fácil: muchos gobiernos tienen la misma ideología y la trashumancia política entre el centro y la derecha se facilita de este modo.

Cómo se llegó a este cambio ideológico, y a esta obediencia política, es lo que me interesa analizar aquí.

Para hacer esta ruta, los más visionarios construyeron en su momento una red de aparatos ideológicos. Fue una acción deliberada y estratégica, nada ocasional. Su éxito se ha construido meticulosamente. Duró años y es el seguro de vida de estos ideólogos sin ideología.

Vasos comunicantes de ideas

En la producción de ideas comunicantes, los aparatos son dos.

El primero es el mapa del discurso oficial, repetido en conferencias y seminarios, revistas y las intervenciones de los "expertos" invitados habitualmente por la televisión: para ellos todo es fácil, se trate de la tesis de la "austeridad inteligente" o "expansionista", según la cual el ajuste de una economía se efectúa a través de la flexibilidad del mercado de trabajo, la reducción de los salarios resuelve el problema del desempleo, el recorte del Estado arregla el problema del déficit. Son los locutores preclaros del todo es fácil. El discurso oficial tiene virtudes seductoras, presenta un diccionario simple, sus palabras son tópicos manidos que se resisten a cualquier evidencia de los hechos. 'Europa', esa masa de órdenes y obediencias, es el santo y contraseña de este cemento ideológico. La neo-germanofilia es la fábrica de los cuadros de la derecha, seguir al jefe su brújula.

El segundo aparato es el sistema de reproducción de las ideas. Es, creo, el más fuerte. Si las ideas no son originales ni sensatas, son al menos banales y crean un sentido común. El pollo del vecino es mayor que el mío, el acomodado se queja de la renta mínima que reciben los pobres - la CDS hace de ello una industria electoral, cuando hay elecciones. El sentido común se amplió sin embargo con la más católica de las virtudes, el discurso de la culpa y el castigo. Bien merecido tenemos lo que nos pasa, menos mal que tenemos unos mesitos de la pensión de nuestros abuelos, menos mal que el salario de los nuevos puestos de trabajo es de 580 euros de media, menos mal que cumplimos nuestra penitencia, mientras que el palo va de un lado a otro alegrando nuestras espaldas. Pedro Adão e Silva espléndidamente enunció este discurso ganador que se ha convertido en el aire que respiramos (Expresso, 29 de agosto).

Este discurso tiene un aparato que se preparó meticulosamente. En los periódicos, está  El Sol, aunque haya menguado para estar a la altura del ministro del dinero angolano y sus élites. Pero su centro es el universo del Correio da Manhã, el periódico y el canal de cable, con la brillante estrategia de trivializar lo que ocurre (al pueblo), y Sábado (para los lectores de "clase A y B", el retrato color de rosa de su país). Más recientemente, este aparato se vio reforzado por Observador, que estratégicamente es una incubadora de repetidores de ideas neoconservadoras, encabezados por uno de sus precursores, José Manuel Fernandes, seguido por un séquito de analistas y jóvenes promesas en formación en el texto fácil, o graduados como Helena Matos y Rui Ramos. Orgullosamente renunciando a cualquier pretensión de pluralismo y consciente de la deuda contraída con los hombres de negocios cavaquistas que lo financian, Observador es una trinchera ideológica desvergonzada.

En las ideas, funciona la concentración que crea autoridad. Todos juntos, hacen el coro de la banalidad y del sentido común de la culpa y el sacrificio.

Las redes sociales, empleos e influencias

Por el contrario, estos aparatos se diversifican en la organización social.

Compromisso Portugal fue uno de los primeros clubes, aunque efímero, que reunió a la flor y nata de los jóvenes empresarios, elaboró un discurso liberal, influyó en los partidos de derechas, e incluso el PS, y preparó el terreno para apoyar a Cavaco Silva. Luego fue el turno de la Fundación Francisco Manuel dos Santos. Su Pordata sirvió como su carta de presentación, marcadamente ideológica (el contador del gasto social es un ejemplo grotesco), pero útil para la compilación de datos y, por tanto, atractivo para grandes franjas de la sociedad. La Fundación, con la selección de conferenciantes y gestores, siempre ha estado enfocada a un mismo objetivo: agrupar a los liberales y crear una cartera de servicios.

En la gestión de las expectativas y los puestos de trabajo, la organización de redes es aún más variada: desde los puestos de trabajo de asesores de la Presidencia de la República o de la Santa Casa de la Misericordia, a los puestos de dirección en empresas públicas y privadas, la derecha se ha apoyado en una red que cubre las empresas y el poder. Como de hecho ocurre en el PS, como demostré en el estudio detallado  (Os Burgueses) que escribí con algunos colegas sobre las carreras de todos los gobernantes constitucionales portuguesas, con las redes de enchufes y complicidades específicas. Estas redes de empleo garantizan la formación de la secta y garantizan la inclusión y la movilidad social de sus cuadros. En definitiva, crean un espacio político. Ese fue el objetivo y lo consiguió plenamente.

En este señor, destacamos los bufetes de abogados (hemos visto recientemente como Marques Mendes y Antonio Vitorino se enfrentaron en la privatización de TAP, ambos formando parte de bufetes bien apoyados por personalidades del PS y el PSD), sino también por algunas logias masónicas específicas (la Logia Mozart es la más conocida por los recientes episodios de nuestras telenovelas políticas y de los servicios de inteligencia) u otras asociaciones secretas, que son los lugares de encuentro y reclutamiento.

Vida social y consagración de la elite

Por último, la representación social, tenemos una acción deliberada y tenemos el movimiento generado por las formas de poder y de reproducción del poder.

La acción deliberada corresponde a las organizaciones patronales que tienen un papel más político en las negociaciones de leyes y la proyección de influencias que en la formación de los empresarios o la configuración de los intereses industriales o financieros.

La acción en el movimiento social es sin embargo, la más profunda, ya que es la que se reproduce por si misma. Véase por ejemplo como la derecha destruyó el movimiento estudiantil, que era uno de los centros de contestación social, por su agilidad y su radicalismo. La operación de aniquilación del movimiento estudiantil fue tanto más eficaz en la medida en que no fue planificada por un conspirador: simplemente, fue suficiente reproducir la autoridad social, domando la universidad, donde los jóvenes todavía se sentían joven y libre. En primer lugar, se acortaron los cursos universitarios a tres años, reduciendo la sociabilidad continuada por la presencia en la escuela y recordando desde el principio que pronto llegaría el momento de pagar la matrícula del master y de necesitar apoyos para ir a buscar trabajo. En segundo lugar, se degradó la educación pública en secundaria, se promovieron los conflictos con los profesores mediante la reducción de su espacio, abandonándolos a  su suerte, atacando la imagen de las escuelas públicas y, al mismo tiempo, multiplicando la financiación de las escuelas privadas, convertidos en el estándar de una excelencia imprescindible para sobrevivir. En tercer lugar, y más importante porque fue más reticular, se promovió la novatada (praxe) como patrón habitual de comportamiento y de reconocimiento social de los estudiantes, y por lo tanto sujeto a la degradación de la obediencia animal, al reconocimiento de la jerarquía tutelar y omnipotente y la sumisión emocional. El éxito social de la novatada es la mayor señal de la victoria de la derecha entre los jóvenes, ante la que la izquierda reacciona con pánico, sumiéndose en un avergonzado silencio, incapaz de oponerse a esta deriva autoritaria y a la dinámica de animalización del estudiante, al optar por no hacer nada como si se tratara de una moda pasajera.

Aprender de la derecha antes de que sea demasiado tarde

Sí, la izquierda tiene que aprender de los éxitos de la derecha. No se sorprendan los lectores de este argumento: mi opinión, suficientemente conocida, es que la izquierda tiene objetivos contradictorios como los de la derecha, que debe movilizarse para enfrentar el coyunturalismo y que para ello se requieren instrumentos de participación, y no la pasividad, creativos y no de sumisión, radicales y no conformistas. Mientras tanto, debe también aprender porqué tiene éxito la derecha.

Tienen que aprender a hacer su propio camino, pero tiene que hacerlo estratégicamente, con tiempo, tiempo para situar sus fichas, para construir sus instituciones, para tejer sus conexiones y redes, estructurar sus ideas fuertes y ser fiel a ellas, ampliándolas. De poco valen los fogonazos de comunicación; no será un sound byte lo que responda a la tensión social. Por lo tanto, tiene que contar con instrumentos que den respuesta a los que han permitido la victoria social de la derecha: medios de comunicación de ideas, formación de cuadros, el reclutamiento de capacidades, la reproducción ampliada. En otras palabras, son necesarias asociaciones transversales, movimientos sociales con raíces (y el movimiento sindical ha perdido espacios de legitimidad, mientras que el movimiento estudiantil se desvaneció), nuevas formas de representación y movilización de los más capaces, de think tanks con revistas abiertas (creo que un ejemplo es la revista Crítica Económica e Social), coloquios que permitan desarrollar ideas, debates agresivos en Internet utilizando el humor, la crítica y la invención, centros de investigación serios y que creen un pensamiento riguroso y crítico, o de iniciativas concretas (algunos libros mencionados recientemente en este blog son buenos ejemplos recientemente, otro es “Não Acredite em Tudo o que Pensa” (No se crea todo lo que piense), pero es necesario mucho mas combate de ideas).

Un buen programa de la izquierda, si quiere ganar a medio o largo plazo, es multiplicar todos y cada uno de estos pilares. Por lo tanto, tiene que dejar de ser condescendiente: está perdiendo la batalla de la creación de ideas y necesita volver a la lucha. Sin esto, avanzará poco en el corto plazo.

es un economista portugués de reputación académica internacional y, hasta hace poco, el principal dirigente del Bloco de Esquerda
Fuente:
http://blogues.publico.pt/tudomenoseconomia/2015/08/31/algumas-coisas-que-a-esquerda-tem-a-aprender-com-a-direita/
Traducción:
G. Buster

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