Portugal: un incendio no por catastrófico menos previsible. Dossier

Francisco Louça

Ricardo Moreira

Joao Camargo

20/06/2017

Los incendios de Predógrao Grande y Góis han sido controlados el 22 de junio, cinco días después de que se iniciaran, dejando un saldo de 64 muertos y 204 heridos y 60.000 hectáreas de monte arrasadas por el fuego. Todavía no hay una investigación definitiva de las causas, que la policia judicial atribuye a un rayo y la asociación de los bomberos voluntarios (90% de las plantillas) a una acción criminal. El gobiernos Costas intenta hacer aprobar una nueva legislación sobre bosques antes de que el parlamento suspenda su sesión de trabajo el 19 de julio. Y el debate sobre las causas socio-económicas del mayor desastre ocurrido en el Portugal democrático está abierto. Publicamos tres aportaciones surgidas desde el Bloco de Esquerda. SP

Maldito Sísifo

Francisco Louça

El mayor incendio de nuestra historia. La mitad de las zonas quemadas de la UE en los últimos años. La mayor proporción de territorio dedicada al eucalipto en el mundo. Después de todo no sólo hay Eurovisión y fútbol en Portugal, después de todo no crecemos veinte centímetros.

Pero responder a la irresponsabilidad es más difícil que llorar de decepción, como se ha visto : en el tiempo de una cerilla, alguna televisión comenzó a mostrar historias de muerte y personas en estado de shock, em un espectáculo de voyeurismo, como si este Portugal quisiera volver a ser pequeño. Más tarde, con la misma cerilla, llegó el ajuste de cuentas político, la falange de la derecha ataca al Presidente, el despecho mueve montañas: el CDS, que quiere hacer olvidar que Cristas fue ministra del ramo, critica el "reparto de besos", mientras que los comentaristas desprecian de corazón los "abrazos" y lo ocurrido. Son fieles a su naturaleza.

Si bien es cierto que sabemos muy poco acerca de si la respuesta ante la  emergencia fue la adecuada en circunstancias difíciles, sabemos a ciencia cierta que lo que provocó esta tragedia fue un acontecimiento excepcional. El problema es que también sabemos que habrá más y más fenómenos extremos, considerando la montaña rusa del cambio climático. Y sabemos, desde hace décadas se sabe, que el efecto tenaza de dos cambios económicos es devastador: por un lado, la desertificación del interior y el abandono del campo implica que el bosque no se limpia, no se usado ni se protege, por otra parte, la eucaliptización transforma el interior en un barril de pólvora. Además, el Estado tiene el 3% del bosque, mientras que en la Unión Europea la media es el 59% y mira que son liberales. Por tanto, no es la meteorología la que diferencia a Portugal de España, Italia o Grecia: es el factor humano, el bosque no vota, pero da beneficios.

Y ahí tenemos a la negligencia organizada en la que será una de los casos más graves de falta de autoridad del estado. Siempre a causa de la austeridad, el gobierno del PS extinguió el cuerpo de Guardias Forestales; después, el PSD-CDS, de la mano de Cristas, acabó con los servicios forestales y desmanteló la normativa que requería la autorización para la plantación de nuevos eucaliptos, hasta el punto que baldíos y zonas de regadío fueron entusiásticamente prometidas a las empresas de celulosa, promoviendo una economía del desastre - pero la ministra anunció piadosamente que rezaba para que lloviese cuando el bosque estaba ardiendo.

En este punto, recuerdo que el desastre de Funchal (que fue el año pasado) y una nueva ola de incendios (todos los años) provocó una discusión que se parece como el papel carbón a la que ahora comienza: que no podemos esperar al invierno, cuando todo se haya olvidado y tengamos las luces de Navidad, y que es preciso hacer algo, porque hace mucho tiempo que no se hace nada. Maldito Sísifo.

Al final del verano pasado, se discutió un proyecto de ley que permitiría al estado ocupar las tierra abandonadas y le obligaba a hacerse cargo de ellas, dando a los propietarios 15 años para reclamar. Se discutieron formas de acelerar el catastro rural, usando mapas militares, la geolocalización, el conocimiento local y la racionalización de la información sobre herencias y propietarios. Un año más tarde, todo está por decidir. Hubo quién se opuso, los municipios dijeron que no tienen medios y había elecciones en otoño, en la izquierda hubo quién esgrimió la Constitución, todo para dar marcha atrás. El Gobierno se reunió en octubre y esperó hasta este mes de marzo para presentar un proyecto de ley que retrocede en relación con lo que había sugerido: en lugar de las intervenciones públicas, propone la creación de empresas financieras para gestionar el bosque abandonado, lo que significa la concentración de la propiedad. Además, proporciona nuevos fondos para la investigación a las empresas de celulosa, para compensarlas por las molestias, sin crear ningún mecanismo concreto para vigilar la prohibición de la extensión del eucalipto. En lugar de la administración pública o asociativa del bosque, invita al zorro al gallinero; en lugar del arrendamiento obligatorio de las parcelas abandonadas, acepta el dominio de la transacción financiera.

Maldito Sísifo, ni siquiera hemos sido capaces por una vez  de volver a la cima de la montaña para que pareciera que se hacía algo.

http://blogues.publico.pt/tudomenoseconomia/2017/06/20/porra-de-sisifo/
 

Fuego: vivimos con las decisiones que tomamos

Ricardo Moreira

Es hora de luchar contra los incendios que están activos y mostrar solidaridad con las víctimas, sus familias y con el operativo sobre el terreno. No ha llegado el momento de analizar que salió mal y causó tantas muertes, pero para hacer frente a una tragedia de estas dimensiones es necesario darse cuenta desde ahora que el desastre del fuego no es inevitable, sino que forma parte de las decisiones políticas y económicas que el país ha adoptado.

Recuérdese que después de los dos mega-incendios de 2003 y 2005 el país ha mejorado su dispositivo de lucha contra incendios, se aprobó el Plan Nacional de Defensa de Incendios Forestales (2006) y se hicieron un diagnóstico y propuestas de medidas por el grupo del profesor José Miguel Cardoso Pereira.

Sin embargo, el Plan Nacional de Defensa de Incendios Forestales quedó muy por debajo de lo que se necesitaba y las propuestas del grupo de trabajo del Instituto de Agronomía no aplicaron.

Más de diez años después, tenemos más abandono rural, menos zonas agrícolas que delimiten los terrenos forestales, mas manchas continuas de pinos, eucaliptos y arbustos. El aumento de la temperatura debido al cambio climático permite predecir lo peor en los próximos años.

Por desgracia, año tras año, lamentamos la zona quemada, lloramos a los muertos, criticamos a los que no limpian el bosque y alabamos el trabajo de los bomberos y de la protección civil, pero vemos que nada ha cambiado.

Por cierto, en los últimos años, lo que tuvo lugar fue una mayor falta de inversión en las zonas rurales, un aumento de las manchas de eucaliptos (que ya suponen el 25% de la superficie forestal portuguesa), la liberalización de las plantaciones de eucaliptos, una decisión de la ex ministra Asunción Cristas a la medida de la industria de celulosa y ningún avance en materia de catastro, zonificación, la rehabilitación con arboles ignífugos e indígenas, servicios forestales o nuevo paradigma de combate flexible (adaptado al momento y no al calendario). Cada año se habla de los criminales incendiarios y las sanciones se han agravado, pero una catástrofe de fuego, la cuestión no es cómo empieza, es como se consigue apagar.

La "reforma forestal" anunciado por el primer ministro el 21 de marzo (Día de los Bosques) no avanza y el ministro de agricultura ha criticado desde luego a los que dicen “¡El Estado debe ser el gran protagonista! ¡El Estado debe reemplazar al sector privado! ¡El Estado debe ser más penalizador! ¡El Estado debe intervenir el mercado mediante la inyección de apoyo financiero para aumentar el rendimiento de las especies menos productivas, que debía cuestionar la expansión de ciertas especies sólo por ser más productivas!".

Pero es eso precisamente lo que debe suceder: el Estado tiene que intervenir. Algunos dicen que cuando el mercado falla, se requiere la intervención del Estado. Pues el mercado fallo a la hora de gestionar los bosques, que suponen casi el 50% del país.

Necesitamos ser capaces de actuar en el bosque, gestionar el combustible y crear zonas de cortafuegos para prevenir la propagación de incendios. Debemos asegurarnos de que las zonas de conexión entre el bosque y las casas / caminos están limpias, como lo requiere la ley. Dado que el estado posee menos del 3% de las zonas forestales, no puede hacerlo solo, por lo que es necesario intervenir en el bosque.

Necesitamos un catastro de bosques para que el estado pueda gravar a los que no cumplen, para que pueda administrar la tierra de los que se fueron, pero también compensar a los que se ven afectados por la apertura de un camino o un sendero.

Necesitamos servicios forestales, porque ya no tenemos periodos críticos: todo el año es un periodo clave en el que necesitamos gestionar el combustible y tener técnicos sobre el terreno que, con conocimiento académico, puedan indicar las intervenciones necesarias.

Necesitamos todo esto a corto, para que no sucedan más desastres a medio y largo plazo. Como con todo, viviremos con las decisiones que tomemos.

http://www.esquerda.net/opiniao/incendios-vivemos-com-escolhas-que-fazem...

Eucaliptugal

Joao Camargo

Portugal es probablemente el país con la mayor superficie plantada de eucalipto de toda Europa. No hablamos en términos relativos, sino en términos absolutos del área plantada. Portugal, pequeño jardín plantado junto al mar, tiene la mayor área de eucalipto plantado en todo el continente.

En 2008, el territorio portugués ya era el mayor productor del mundo de Eucalyptus globulus, por delante de España y Australia. El área de eucalipto en ese momento era superior a las 700.000 hectáreas. Creció. Hoy el Eucalyptus globulus alcanza oficialmente las 812.000 hectáreas sembradas en las zonas forestales de Portugal. En cuanto a la superficie total de eucalipto plantado, Portugal está sólo por detrás de la India, Brasil, China y Australia.

- La zona de la India es 32 veces la superficie plantada de Portugal.

- La zona de Australia es 84 veces mayor que la de Portugal.

- La zona de Brasil es 92 veces la de Portugal.

- La zona de China es 104 veces mayor que la de Portugal.

Sin embargo Portugal compite directamente con estos países en términos de superficie plantada de eucalipto, con sus modestos 91.470 Km cuadrados, donde el 8,8% son de eucalipto, lo que supone el 26% de la superficie forestal total del país, un récord mundial.

En Australia, país del que son originarios los árboles de eucalipto, el Eucalyptus globulus se conoce como Tasmanian Blue Gum (árbol de savia azul de Tasmania), Southern Blue Gum (árbol de savia azul del Sur), Fever Tree (árbol de la fiebre) y hasta incluso Gasoline Tree (árbol de gasolina). Los nombres comunes de los árboles, por lo general, tienen fuertes conexiones con sus propias características. Algunas de las características de este eucalipto promovieron su expansión por todo el mundo, ocupando hoy un área estimada de 22 millones de hectáreas. Este eucalipto es un árbol de ciclo corto y rápido crecimiento, lo que le permite ser utilizado con una alta productividad y un rápido retorno de la inversión, que va de la mano con la opción de la actual economía a corto plazo.

Si se introduce el eucalipto en territorios donde no hay falta de agua, a diferencia de su terreno natural, este crecimiento será aún más rápido, con gran voracidad de absorción de agua y nutrientes del suelo. Por eso Portugal y España tienen buenas condiciones para el eucalipto, que es la razón por la que los Eucalyptus globulus más altos del mundo se encuentran en la Península Ibérica y no en Oceanía. El eucalipto se adapta perfectamente a Portugal, el problema es que Portugal no se adapta perfectamente al eucalipto.

Los árboles no pueden y no deben evaluarse en función de sus características como si fueran buenos o malos. Sus características se derivan de las condiciones naturales en las que se desarrollaron y los factores que llevaron a su éxito en los ecosistemas. Las condiciones en que se desarrolló este tipo de eucalipto favorecieron una serie de características propias excelentes para su desarrollo en el sur de Australia y en Tasmania, que pueden no ser las más adecuadas para su plantación en todo el mundo.

El eucalipto es altamente inflamable, en particular a partir de los 6/7 años. Las hojas de eucalipto liberan el aroma agradable que todos conocemos, que consiste en terpenos y ácidos fenólicos, aceites y compuestos que no sólo inhiben el crecimiento de microorganismos en el suelo de los bosques de eucalipto, sino que también previenen el crecimiento de hierbas en estos suelos, inhibiendo el desarrollo de otras raíces de semillas de otras especies. Esta es una característica importante para el desarrollo del eucalipto en Australia, donde compite con otras especies por unos recursos escasos, en particular para la absorción de agua y minerales. Aunque altamente inflamable, los eucaliptos no suelen morir en los incendios. Su corteza se quema muy rápidamente, explota y envía proyecciones de su corteza incandescente hasta cientos de metros de distancia. La alta acumulación de biomasa de sus hojas aumenta el material disponible para la combustión, de difícil descomposición por los microorganismos.

Los campos de este eucalipto son suelos altamente hidrofóbicos y los microorganismos tienen dificultad para digerir las hojas y la corteza del árbol que cae, por lo que hay poca diversidad de microorganismos presentes en las plantaciones de eucaliptos. En consecuencia, hay un menor número de invertebrados en estos "bosques", cada vez menos setas y hierbas. La posibilidad de cultivo del eucalipto en un sistema agro-silvo-pastoril ignora el hecho de que cabras y ovejas o vacas son incapaces de digerir las hojas del eucalipto.

La mayoría de las especies que comen materia vegetal se alejan por tanto de las plantaciones de eucalipto, en todos los lugares excepto en aquellos en los que los eucalipto existen desde hace miles de años y donde especies como el koala pueden comer y digerir las hojas de eucalipto. Teniendo en cuenta la difícil supervivencia de la mayoría de las especies en plantaciones de eucalipto fuera de su hábitat, alguien llamó a estas plantaciones "desiertos verdes".

Mitos, dicen los productores de celulosa de eucalipto y de pasta de papel blanco, señalando que los estudios no confirman ni desmienten una serie de pequeños aspectos objeto de discusión. Señalarán los problemas de gestión para justificar los impactos del eucalipto en el suelo, sus efectos sobre los niveles de agua, y tratan de negar las características responsables del éxito económico de los eucaliptos: crece rápidamente porque rápidamente metaboliza nutrientes, absorbe más agua y la utiliza más eficazmente para extraer la riqueza del suelo. Después, se corta y se lleva esa riqueza consigo.

No es complot del eucalipto, es la forma en que se utiliza. Y las únicas formas de gestión del eucalipto compatibles con un desarrollo armonioso serían la negación de las características de este árbol que, siendo beneficioso para el crecimiento económico a corto plazo, es nocivo por las mismas características a largo plazo para el territorio, implicando incendios, el agotamiento del agua del suelo y es incompatible con la biodiversidad local. Y en ninguna parte del mundo se puede cambiar la biología por decreto administrativo.

Si tenemos en cuenta, además, que la previsión actual es que la temperatura en Portugal pueda aumentar hasta 10 ° C en los próximos 75 años, y el mercado mundial de papel está en declive, hay que preguntar: ¿qué sentido tiene todo esto? ¿Por qué un eucaliptugal, un portugalipto? ¿Quién gana con este ecocidio ? Y cuando vamos a dejar de aceptar que atenta contra nuestro derecho universal a un medio ambiente saludable? ¿Cuando ya no exista este?

En marzo de 2009 el Ministerio de Medio Ambiente preparó un decreto que calificaba al eucalipto como planta invasora, imponiendo restricciones en su uso. Pero, de repente, desapareció esta propuesta. Pocos años después, el mundo ha cambiado y el Ministerio de Medio Ambiente fue fusionado con el Ministerio de Agricultura. Antes de volver a separarse en dos, el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente envió al Consejo de Ministros una propuesta que no sólo ya no calificaba al eucalipto como planta invasora, sino que abría la puerta a la liberalización de facto de la plantación de eucaliptos.

En España, el eucalipto se clasifica como una especie invasora. En Sudáfrica, Estados Unidos (California) y Nueva Zelanda también. Tanto en hábitats mediterráneos como en el portugués, y en hábitats muy similares al original el Eucalyptus globulus, este se clasifica como una especie invasora, y se toman las medidas adecuadas para evitar su propagación. Pero comencemos por el principio.

La superficie forestal portuguesa aumentó de manera constante en el último siglo y medio. Uno de los mayores crecimientos en términos absolutos se produjo entre 1875 y 1938, cuando las zonas forestales aumentaron más de 1 millón y medio de hectáreas, con la promoción de matorral en el sur y bosque de pinos en el norte. En 1938, el gobierno del “Nuevo Estado” implementó el Plan Nacional Forestal, que en contradicción con el punto de vista forestal del gobierno anterior, de su estrategia de conservación, se convirtió en una producción comercial (especialmente de resinas).

Los pinos también eran considerados como especies pioneras para desarrollar formas más avanzadas de bosques, como las especies indígenas tradicionales. Este plan amplió el bosque en cerca de 400.000 hectáreas, principalmente de pinares. Mientras que hasta 1938 fue principalmente responsabilidad privada la plantación y la orientación estratégica, después fue el Estado quién se ocupó de la plantación, aunque la propiedad continuó siendo mayoritariamente privada (el Servicio Forestal plantó en tierras públicas y privadas) .

Hasta 1989, el Estado fue el principal responsable de las plantaciones, con la asociación del Servicio Forestal con Portucel, entonces una empresa pública. El área máxima forestal en Portugal se alcanzó cerca de 1995, con el pico máximo de área de bosque de pinos, que ocupaban una superficie de cerca de 1.300.000 hectáreas. Desde entonces, el área ocupada por los bosques ha disminuido ligeramente.

Hasta la década de 1970 los incendios forestales, aunque frecuente y normales en el Mediterráneo, no eran una preocupación en la planificación y estrategia del sector forestal. Además del cambio en la composición del bosque que se produjo en las últimas décadas (produciéndose en los últimos años un cambio del pino marítimo por el eucaliptos como especie dominante en el bosque), la acumulación continua de combustible se ha convertido en una constante, junto con la reducción del pastoreo, el abandono masivo de las zonas rurales y la agricultura a pequeña escala y la invasión de eucalipto.

El fuerte aumento del número de incendios comenzó principalmente desde mediados de los 80, en paralelo a la caída del pino y el comienzo del ascenso del eucalipto (y el número de incidentes promedio aumentó de menos de 100.000 por año hasta finales de los 80 hasta más de 250.000 en 1995).

Portugal es el país europeo con la menor área forestal pública. Europa tiene un promedio del 58.65% de su superficie forestal bajo propiedad y gestión pública, mientras que Portugal tiene menos del 2%. A nivel mundial, sólo hay tres países que registran áreas de bosque público más pequeñas: Islas Cook, Barbados y Uruguay. Más del 85% de las explotaciones forestales en Portugal tienen menos de 5 hectáreas.

En el  Norte y Centro del país predominan los propietarios de áreas pequeñas (1-5 ha) y muy pequeñas (menos de 1 ha), que son en su mayoría de pinos y eucaliptos. Este mínimo se ve agravado por un sistema de propiedad “indivisible", que reduce drásticamente las propiedades de varios copropietarios. Se estima que el área del territorio abandonado y de propietario desconocido es más de 2 millones de hectáreas, casi el 20% del país y en su mayoría bosque. Es en el ámbito del minifundio del Centro y del Norte y en el Algarve, donde está la mayor parte de esta área abandonada.

El abandono es el mayor promotor de la entrada del eucalipto en los bosques portugueses. Y esta invasión, principalmente en tierras de propiedad privada pequeñas, de propietarios desconocidos o ausentes, ocupa estas tierras no tanto por sus modestas características naturales de planta exótica invasora, sino porque se planta en grandes extensiones de bosque en forma no regulada e intensiva, ya sea para la elaboración de celulosa directamente o por los pequeños propietarios privados que venden los árboles para la fabricación de pulpa.

Esta invasión transfiere todo el riesgo empresarial de las plantaciones de eucalipto de las empresas de fabricación de celulosa a los pequeños propietarios, y a todo el país. Y ese riesgo se materializa siempre. Cada vez que sube la temperatura, que la humedad cae y el viento sopla, es el país el que paga la factura. Y el bosque se quema, retrocede, involuciona ecológicamente, se empobrece, se abandona y degradada. El ciclo de abandono - la eucaliptización - el fuego - más eucaliptización - más abandono, debe ser frenado.

Podemos optar por ignorar los datos y discutir las comas. Podemos decir que la composición del bosque, su mala gestión y el abandono no tienen nada que ver con los incendios. Podemos decir que no hay ninguna relación entre el cambio de la composición predominante del bosque del pino al eucalipto es “coincidente" con el aumento de los incendios. E incluso podemos decir que no hay ninguna relación entre los hechos de que Portugal tenga la menor superficie forestal pública y la mayor superficie de plantaciones de eucalipto en Europa y sea el país con la mayor superficie quemada en Europa, año tras año. Pero no debería decirlo en voz alta, porque alguien podría estar escuchando.

En el verano de 2013, el Consejo de Ministros aprobó un decreto ley de forestación y reforestación que ni siquiera se debatió en el Parlamento. Ese decreto tiene un impacto potencial equivalente al del Plan Nacional del Bosque del Nuevo Estado o de la Campaña de Trigo. Once personas, sentadas en una sala, aprobaron una ley que desarma al estado y le priva de su capacidad de acción e intervención en el territorio, promoviendo la continuación y el aumento de los incendios forestales en el país y la continua instalación de una especie exótica como la principal de los bosques de Portugal.

Es necesario detener esta invasión. Y esto es sólo el primer paso para tener la más mínima posibilidad de frenar las consecuencias de la mala calidad de la película de terror que, año tras año, se produce en los bosques de Portugal.

http://www.esquerda.net/opiniao/eucaliptugal-2-invasão/30107

catedrático de economía de la Universidad de Lisboa, ex parlamentario y miembro del Bloco de Esquerda, actualmente es Consejero de Estado.
Ingeniero y master en la política pública. Dirigente del Bloque de Izquierda de Portugal.
Investigador sobre el Cambio Climático. Dirigente del Bloque de Izquierda y diputado municipal en Amadora.
Fuente:
Varias
Traducción:
G. Buster

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