¿Qué internacionalismo en el contexto de la crisis de Ucrania? Mantener los ojos bien abiertos contra los "campismos" ciegos

Catherine Samary

20/05/2016

No hay duda que los Estados Unidos aprovecharon la crisis yugoslava para mantener y relanzar la OTAN, cuando debería haber sido disuelta en 1991 junto con el Pacto de Varsovia. Tampoco hay duda de que Washington está tratando de impulsar una forma de gestión "euroatlántica" de los conflictos de los Balcanes. Por lo tanto, los internacionalistas tuvieron que movilizarse contra los bombardeos "humanitarios" de la OTAN. Al mismo tiempo, ¿era necesario denunciar la política "gran-serbia", especialmente en el tema concreto de Kosovo, al mismo tiempo que se confrontaban las posiciones "antiserbias"? La cuestión nacional albanesa ¿es simplemente una "creación imperialista"? Y ¿el hecho de que el "Partido Socialista" de Milosevic hubiera establecido una alianza orgánica con los partidos y milicias nacionalistas gran-servios era un tema secundario?

El perfil mostrado por Milosevic durante su juicio no fue el de un socialista y / o anti-imperialista: su argumento fue que las potencias occidentales que lo atacaron erraron su "verdadero enemigo": el  Islam,  que supuestamente era la amenaza real en Bosnia y Kosovo. No había nada de antiimperialista en todo esto. Y en la práctica, no pudimos movilizar (en Francia, en particular) contra la OTAN sin proponer una consigna en tres dimensiones, añadiendo a "ni la OTAN, ni Milosevic" el derecho de los pueblos (de Kosovo) a la autodeterminación. Este tercer eje expresaba la resistencia potencial a la clase de "apoyo" que la OTAN prestó a la causa de los albaneses, que sólo podría tomar la forma de un "protectorado" imperialista. Pero esta fórmula también mostraba una oposición general a todas las formas de dominación (imperialista u otras, sin establecer "simetrías" entre ellas [1], y también era coherente con el análisis programático y político: había una cuestión nacional albanesa real sin resolver. La forma de abordarla desde una perspectiva socialista e internacionalista era plantear un proceso democrático de "soluciones" - que no se debe equiparar a las Naciones estados "étnicamente puras" Ni a la política gran-serbia, ni la OTAN podía tolerar un proceso de ese tipo. Y esa es también la razón por la que no hay estabilidad en Kosovo hasta hoy.

En un contexto diferente en el que el régimen de Putin es sin duda mucho más "imperialista" que el de Milosevic, este enfoque es aún más adecuado para hacer frente a la cuestión nacional de Ucrania en el contexto del nuevo desorden mundial. Al tiempo que es correcto poner el acento contra "la propia burguesía" - contra varias potencias occidentales, Rusia, aquí y allá - mi opinión es que esto no es suficiente: Rusia (como China) se ha convertido en un jugador importante en la competencia capitalista globalizado, no en una alternativa. Los diferentes puntos de vista “campistas” iluminan verdades parciales, pero dan una visión global distorsionada.

El argumento de la OTAN como el enemigo principal

Desde la década del 2000, aproximadamente, se han manifestado rasgos de una nueva Guerra Fría contra el Estado fuerte de Putin. Es Zbigniew Brzezinski quién mejor ha expresado el punto de vista imperialista de EE UU y su oposición a cualquier afirmación autónoma de "Europa" o de un poder ruso. Ha descrito  a Ucrania (en razón de su tamaño, sus vínculos históricos, culturales y materiales con Rusia así como una importante ruta de petróleo hacia la UE) como un pulso "estratégico" con el nuevo Estado fuerte ruso. Varios "eventos significativos" combinados han reforzado la percepción de Putin de que existe una política de "contención" o aislamiento de Rusia: la ampliación hacia el Este de la UE y la OTAN, las llamadas "revoluciones de colores" en torno a 2004, en particular en Ucrania, el proyecto de escudo antimisiles, el apoyo de la UE a muchas ONG, además del apoyo occidental explícito a las movilizaciones de Maidan ...

Pero ... como en los viejos tiempos estalinistas, se ha utilizado el argumento de la conspiración "occidental" para consolidar las leyes represivas y los ataques violentos contra las oposiciones sociales y políticas rusas. No es necesario apoyar al régimen de Putin para expresar la verdad sobre la expansión de la OTAN y criticar las políticas de la UE y Estados Unidos. Pero la lógica "campista" reduce o impide la aproximación crítica al propio "campo" que se apoya: la "guerra del gas" de Putin se convierte en un instrumento "legítimo" para controlar las decisiones de Ucrania contra el " otro campo". Del mismo modo, la lógica represiva interna del régimen de Putin se transforma en una respuesta "legítima" a las presiones imperialistas, en un "mal menor". No se expresa ninguna crítica contra el discurso y las políticas gran-rusas de Putin - de Chechenia a Ucrania - o su forma de tratar a todos sus oponentes y los movimientos sociales considerados "peones" del imperialismo. Bajo presión del criterio de "no criticar al propio campo" no es posible explicar hasta que punto Putin temía que un movimiento tipo Maidan se volviese contra su propio régimen oligárquico. Las "verdades" defendidas se convierten en una visión conspirativa del orden mundial y en un reduccionismo geopolítico.

No es útil, de acuerdo con una lógica tan campista analizar concretamente cómo Maidan en 2013/2014 era diferente de movimientos similares de la "revolución naranja" [2]: ¿qué ocurrió en esos dos años? Una profunda desilusión popular con los candidatos y los partidos llamados "demócratas" pro-occidentales, tan corruptos como los demás. La tesis campista es que tuvo lugar un "golpe fascista" en Kiev, apoyado por Occidente contra un presidente electo.  A esta posición no le interesa la realidad del movimiento social, ni la percepción popular de Yanukovich desde su elección, con el descrédito de un régimen familiar oligárquico basado en el poder personal. Maidan se convirtió en un levantamiento popular masivo, no por cuestiones europeas, sino después de las primeras muertes ocasionadas a los manifestantes en diciembre, y luego de nuevo después de las leyes represivas aprobadas en enero que han extendido a todo el país las reivindicaciones populares contra el régimen. Las milicias de extrema derecha han llegado a ser populares no debido a su programa, sino por su resistencia contra la violencia de las fuerzas de seguridad (Berkouts) que acabó con la legitimidad del presidente, incluso en su propia región de origen. En comparación con las elecciones de la Revolución Naranja en 2005, Maidan fue mucho más "anti-partidos: Timoshenko y sus partidarios han perdido en gran medida las elecciones en Ucrania de 2014, al igual que todos los demás partidos del parlamento Yanukovich - incluida la derecha radical que en teoría estaba detrás del "golpe fascista" según la propaganda de Putin.

Analicemos los argumentos según los cuales Putin es "el enemigo principal"

Una vez más, se puede comenzar con unas cuantas verdades. Desde el inicio de la crisis, la intervención militar real y concreta vino de Rusia - rompiendo todos los acuerdos firmados con Ucrania en la década de 1990. Crimea y Sebastopol tenían estatutos autónomos que reconocían su especificidad después de la independencia de Ucrania. Putin ha utilizado dos argumentos para "legitimar" la anexión: una "amenaza"- contra las poblaciones rusas o de habla rusa - que no existía (incluso la Ley de la oficialidad de la lengua usada para "ilustrar" la amenaza había sido eliminada) y una vieja ideología del pasado / presente del mundo ruso, incluyendo la "nueva Rusia" (NovoRussya). Putin ha consolidado su popularidad después de un período de aumento de los problemas sociales y políticos, con una propaganda agresiva, impregnada de una mezcla ideológica de extrema derecha que glorifica la dimensión gran-rusa del pasado zarista o estalinista. Y aunque la mayoría de la población de Crimea era ruso y estaba feliz de regresar a Rusia, el llamado referéndum de Crimea - y peor aun, los de Donetsk y Lugansk a continuación - se hicieron sin ningún proceso democrático. La defensa y las manifestaciones en favor de Ucrania fueron calificadas de "fascistas" al igual que en el peor período estalinista. Y en general,  los discursos pro-Putin ponían en tela de juicio la legitimidad de una Ucrania independiente en sus fronteras actuales. Todo esto sólo puede ser percibido como una "amenaza imperialista" en Ucrania - y en varias repúblicas de la antigua Unión Soviética con minorías rusas, como los estados del Báltico.

Todo esto es cierto y debe ser criticado. Pero con las orejeras "campistas", de nuevo,  se omiten otros "hechos" y se ofrece una visión distorsionada de todo el paisaje: no se dice nada de la utilización de esta crisis para expandir la presencia de las fuerzas de la OTAN en la región, y se minimiza la responsabilidad occidental en el estallido de la crisis reciente, o que se reduce a un entorno socioeconómico vago, cuando se debería denunciar el tipo de "opciones" que la UE aconsejó a Yanukovich en 2013. Cuando el país se enfrentaba a una fuerte crisis de la deuda, lo que se le ofreció por la UE como "Asociación" fue un acuerdo de libre comercio radical sin la posibilidad de integración como estado miembro, y en contraposición con las relaciones comerciales entre Rusia y Ucrania. La "ayuda" del FMI estaba condicionada a nuevas "reformas" drásticas: privatizaciones recortes en las pensiones y los salarios de los funcionarios públicos, aumento de los precios de la energía. Lo que no era mucho mejor que la "guerra del gas" impuesta por Rusia. Si el campismo pro-Putin desprestigia a Maidan debido a sus partidarios de extrema derecha, la versión  anti-Putin minimiza la influencia de estos y representa Maidan como una "revolución democrática pro-europeo" - como si hubiera defendido opciones claras y democráticas…

El mismo tipo de visión polarizada identifica los conflictos en el Sureste de Ucrania como una pura "agresión rusa" en contra de la tesis de "guerra civil" de la propaganda de Moscú. Mientras, la población local está atrapado entre las bombas de ambas partes de una "guerra híbrida". [3] De acuerdo con el campismo anti-Putin, la "operación antiterrorista" (OAT) de Kiev y todos sus "batallones de voluntarios" son patriotas y una forma de resistencia "legítima" contra el proyecto "imperialista ruso" de anexión del país, sin ningún tipo de enfoque critico concreto sobre las corrientes de extrema derecha que Kiev apenas controla.. La tesis de una guerra de agresión externa pura niega cualquier apoyo popular local a las autoproclamadas "repúblicas populares" en el Donbass y rechaza cualquier negociación con los rebeldes: se olvida de criticar el uso de la propaganda de guerra anti-Rusia de Kiev(similar a su contraparte en Moscú) para evitar protestas sociales; estos análisis no mencionan la represión o la censura política (cuando no la prohibición) de puntos de vista diferentes o partidarios del "lado opuesto" en la guerra.

Los objetivos de las grandes potencias en un capitalismo globalizado multipolar

Al tomar partido por una sola parte, no se puede hacer el análisis de los intereses reales en conflicto ni de los lazos comunes entre las diferentes potencias. Putin nunca ha encarnado una alternativa crítica a las guerras de la UE o al "modelo" de la UE. Ofreció sus servicios contra el "terrorismo islámico" después del 11/9/2001, como ahora en Siria. Y quería que Rusia participase en la "construcción europea" en general;  el funcionamiento de la UE se toma como "modelo" para el proyecto de Eurasia, con el objetivo de negociar con las grandes potencias de la UE una especie de proyecto europeo "bipolar".

Por desgracia para algunas esperanzas izquierdistas, Putin está más cerca de Merkel que de Syriza (tanto desde el punto de vista socio-económico como geopolítico). Rusia suministra alrededor de un tercio de las necesidades de gas natural de la UE y es el tercer socio comercial de la UE - especialmente importante para Alemania, Francia e Italia. Este es un tema en ambas direcciones: la extrema dependencia de Rusia en sus relaciones financieras y comerciales con la UE (más que otros países BRICS) es una característica importante de su economía. Además, dado el impacto de las sanciones, los esfuerzos de Putin para reducir su dependencia de Europa aumentando sus relaciones con China no puede ser una solución a corto plazo.

Rusia y China hoy no son una alternativa a la dominación imperialista porque quieren integrarse en el sanedrín de las Potencias - y sin duda hay diferencias dentro de la administración de Estados Unidos entre los que presionan a favor de una nueva Guerra Fría o "caliente" y los partidarios de alianzas orgánicas. Pero hay mucho que poner en duda sobre la buena voluntad de la OTAN a la hora de entrar en conflicto con Rusia para apoyar a sus nuevos miembros de Europa del Este. Por otra parte, las intervenciones militares de Putin en esta región, incluso si son más amenazantes, se enfrentan a tres limitaciones principales: en primer lugar, pueden poner en cuestión los enlaces dominantes que quiere consolidar con las potencias occidentales.

En segundo lugar, la política agresiva de Putin en Ucrania no ha sido bienvenida por las nuevas repúblicas independientes de la antigua URSS con las que Moscú quiere construir su proyecto de Eurasia. En tercer lugar, el contexto de la guerra de Crimea es muy específico: otras anexiones requieren un apoyo popular local que no es evidente, incluso en el Donbass. Por otra parte, son caras: incluso en la guerra de Crimea, además del conflicto con los tártaros y otros ciudadanos de Ucrania que deseen pertenecer a Ucrania, han surgido tensiones entre los servicios de la Federación de Rusia y las nuevas autoridades locales en relación con la "pobre gestión" de los fondos. Putin sin duda prefiere usar las "repúblicas populares" del Donbass como una palanca para influir en la política ucraniana que tener que pagar por su integración en la propia Rusia.

En general, podemos sospechar que las negociaciones secretas de Putin, Hollande y Merkel sobre la aplicación de los acuerdos de Minsk, se centraron en otras cuestiones - por ejemplo, ¿el precio del gas y Siria?

Las fuerzas progresistas en Ucrania (y el resto de Europa) no tienen influencia sobre los "acuerdos de paz" tipo de Minsk. Pero tienen una necesidad real de un alto el fuego para contrarrestar - desde Kiev a Moscú - la guerra de propaganda de todas las partes, sus mentiras, y sus esfuerzos para prevenir las movilizaciones sociales y democráticas, aquí y allá. También tienen una gran necesidad de superar las posiciones "campistas" que dividen a la izquierda antiimperialista, incapaz de unirse a las aspiraciones democráticas y sociales reales y similares de las corrientes y movimientos pro o anti-Maidan.

Los elementos internacionalistas de la izquierda no tienen que ponerse de acuerdo sobre los " adjetivos calificativos " para juzgar Maidan o que es el "imperialismo" para oponerse a él y a todas las relaciones internas e internacionales de dominación - de Rusia a las potencias occidentales - y a todas las posiciones de derecha y reaccionarias.

Son el discurso y la política agresiva de Putin, los que han consolidó las expectativas en favor de la OTAN de la población de Ucrania: no se puede luchar eficazmente contra el imperialismo occidental (y en contra de la OAT - la operación antiterrorista de Kiev) sin una crítica concreta de la política gran-rusa y sin exigir un alto el fuego y la retirada de todas las fuerzas militares rusas.

Del mismo modo, no podemos luchar eficazmente contra el militarismo gran-ruso sin criticar la propia existencia y la expansión de la OTAN; y no se puede acabar con el poder de las milicias de los autoproclamados dirigentes de las "repúblicas populares" de Donetsk y Lugansk sin un alto el fuego que ponga fin a la OAT de Kiev y sus consecuencias sobre la gente de esas regiones.

No habrá estabilización pacífica sin mecanismo democrático de autodeterminación para todas las partes de Ucrania: cualquier forma de "Constitución tipo Dayton" elaborada sin un procedimiento democrático que implique realmente al pueblo ucraniano será muy frágil.

Notas:

(1) la misma utilización del concepto de "imperialismo" - para diferentes formas de dominación y contenidos no es fructífera. Hay continuidades, pero también discontinuidades significativas entre el zarismo "imperial", el estalinismo gran-ruso y, desde la restauración del capitalismo, la aparición de nuevos tipos de imperialismo en Rusia y China, los cuales deben ser analizados en concreto. No es necesario caracterizar como "imperialista" (o "capitalista") una relación de dominación para rechazarla. Sea cual fuese la fase precisa de la transformación capitalista de la sociedad serbia en el periodo Milosevic, sería estúpido considerarla como "imperialista" – de este punto de vista, el criterio "ni, ni" no implica una simetría; y desde el punto de vista de la destrucción y descrédito del proyecto socialista yugoslavo, la política de Milosevic fue mucho más desastrosa que la OTAN.

(2) Leer Vicken Cheterian (dir): From Perestroika to Rainbow Revolutions, (Hurst, 2013). Véase también a este respecto los artículos de Le Monde Diplomatique

(3) Esta formulación se utiliza generalmente para describir diferentes formas de guerra no declaradas, como las de Putin. Pero también puede significar aquí la combinación de la guerra civil y la intervención exterior real de Rusia. Las madres de los soldados rusos han denunciado la muerte de sus hijos en Ucrania; y la Rusia de Putin no podía permitirse, políticamente, una derrota de los rebeldes "pro-rusos": en agosto de 2014, hubo una creciente ayuda militar externa combinada con cambios políticos para lograr un mayor control sobre los líderes autoproclamados, y un aumentó al mismo tiempo de su "perfil ucraniano" antes de las negociaciones internacionales.

doctora en economía, es profesora de la Universidad Dauphine de París e investigadora asociada del Institut du Monde Soviétique et d'Europe Centrale et Orientale (IMSECO).
Fuente:
http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article37993
Traducción:
G. Buster

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