Reforma monetaria: herejes contra excéntricos

Alejandro Nadal

10/08/2016

A partir de la crisis de 2008 han surgido nuevas interpretaciones y visiones sobre el papel del dinero y los bancos en la economía. Estas novedosas perspectivas monetarias son muy diferentes a los enfoques de la teoría económica convencional. Pero hoy existe una polémica entre los opositores a la teoría tradicional ubicados al interior de las universidades y los que trabajan desde la sociedad civil.

La nueva discusión gira alrededor de la teoría de la moneda endógena en una economía capitalista. La idea es sencilla y a partir de la crisis de 2008 existe una mejor percepción sobre la manera en que los bancos pueden crear moneda de la nada. Es decir, el funcionamiento de los bancos no se limita a recibir en depósito los ahorros del público para prestárselos a los inversionistas que los quieran invertir.

Desde la sociedad civil hoy se comprende mejor que antes que cuando un banco otorga un crédito a una persona le abre una cuenta con un saldo a su favor por el monto del préstamo. No necesita ir a su bóveda para ver si le quedan depósitos que pueda prestar. El banco crea efectivamente dinero de la nada. Pero la teoría económica convencional sigue aferrada a la idea de que los bancos comerciales privados son simples intermediarios entre ahorradores e inversionistas.

En el mundo académico también existen corrientes analíticas distintas que adoptan un punto de vista más realista basado en la teoría de la moneda endógena. Las perspectivas post-keynesianas, las de la teoría del circuito monetario y de la llamada teoría monetaria moderna son las más sobresalientes en este paisaje académico emergente.

En la sociedad civil han surgido organizaciones como la Nueva Fundación Económica en Inglaterra. Su propuesta central es recuperar el poder que confiere la creación monetaria. También se busca restringir la actividad de los bancos para evitar el crecimiento desorbitado de la economía y la destrucción del medio ambiente a través de exigir a los bancos mantener ciento por ciento de reservas siempre disponibles (cada crédito tendría su contraparte en reservas en el banco prestamista). De este modo los bancos no podrían crear moneda y sólo podrían prestar lo que realmente tengan en depósito (obtenido a través de la captación bancaria). Los bancos no podrían crear dinero de la nada.

Hace poco el Cambridge Journal of Economics publicó un artículo académico con un título revelador que me permito traducir libremente: “Reservas bancarias totales: más ‘excéntricos’ que ‘valientes herejes’” (cje.oxfordjournals.org). Los autores son Malcolm Sawyer y Giuseppe Fontana, dos conocidos analistas de la corriente opositora a la visión convencional. El artículo critica la propuesta de esas organizaciones de la sociedad civil para crear un sistema bancario que funcione con el requerimiento de plenas reservas.

Sawyer y Fontana tienen razón en una parte de su artículo. Muchos de los análisis de los movimientos civiles sobre reforma monetaria carecen de solidez teórica. En algunos planteamientos sobre la inflación se acercan a las posturas del monetarismo más añejo. Ignoran casi por completo el papel de los bancos sombras y tampoco acaban de entender la relación que existe entre inversión y ahorro: con frecuencia afirman que la inversión sólo puede provenir del ahorro. Este análisis desde la sociedad civil propone restringir el uso de aquello que sirve de moneda: el monto en circulación estaría determinado por las decisiones del banco central y los bancos comerciales no podrían financiar las inversiones más allá de lo que permite el ahorro ex ante.

Esta inferencia es algo ingenua. La escuela post-keynesiana ha demostrado con claridad que es la inversión la que genera el ahorro y no la inversa. Y si algo sabemos a partir del trabajo de Minsky y Lavoie, por ejemplo, es que la oferta y demanda de créditos bancarios para financiar la producción de bienes y servicios es parte integral de las operaciones de una economía capitalista. En la actualidad, la creación monetaria por los bancos comerciales no puede verse como algo separado del funcionamiento del capitalismo contemporáneo.

Sin embargo, el análisis de Sawyer y Fontana también deja mucho que desear. Por ejemplo, no dicen nada sobre la tasa de interés y no cubren de manera satisfactoria la naturaleza de las crisis y de la perene inestabilidad de las economías capitalistas. Incluso hay pasajes en los que sostienen que la creación monetaria por los bancos comerciales es la fuente de flujos de circulante que permite prevenir las crisis y reducir la inestabilidad. Eso contradice radicalmente los resultados de Minsky sobre la inestabilidad intrínseca de las economías capitalistas con moneda endógena.

En el fondo, los académicos como Sawyer y Fontana temen que la gran visibilidad que han adquirido las propuestas de los excéntricos afecten la legitimidad analítica que tienen las críticas y propuestas de los valientes herejes. Es una preocupación legítima. Pero también es necesario señalar que sin los desplantes de las organizaciones civiles este debate no habría podido salir a la luz pública.
 

Economista mexicano. Miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso.
Fuente:
http://www.jornada.unam.mx/2016/08/10/opinion/022a1eco

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