Situación política en Corea del Sur: fase 1

Hyosang Ahn

21/05/2017

 

Dada la oleada de populismo de extrema derecha que ha estado barriendo el globo, el ascenso de un gobierno demócrata y liberal podría parecer curioso a observadores externos. Y como siempre, hay un catalizador y fuerzas a largo plazo en juego. El catalizador fue obviamente el descubrimiento de las inexplicables acciones de la presidenta y un escándalo de corrupción que implicaba a su asesor durante muchos años, Cheo Soon Sil. Con el escándalo denominado “Caso Cheo Soon Sil”, masas de gente se reunieron en protestas nocturnas con velas en el centro de Seúl cada sábado desde que el escándalo estalló a finales de octubre del pasado año. Estas protestas con velas se propagaron a través de todo el país y para cuando el Tribunal Constitucional confirmó el impeachment el 11 de marzo de 2017, un total de alrededor de 16 millones de personas habían participado en las protestas con velas.

La crisis política y las elecciones presidenciales anticipadas

La Asamblea Nacional, presionada por las protestas con velas, aprobó el proyecto de ley del impeachment a comienzos del pasado mes de diciembre. Sectores del gobernante partido conservador Saenuri lo abandonaron para formar el partido Bareun, bajo un programa de reformismo conservador, y los restos del partido conservador se refundaron a sí mismos como Partido de la Libertad de Corea en mitad del escándalo. El centro-derecha no fue el único partido en padecer una escisión, ya que los liberales de centro la sufrieron en su interior antes de las elecciones legislativas de abril de 2017, dividiéndose entre Partido Demócrata y Partido Popular. Añadiendo a la mezcla al centro-izquierdista Partido de la Justicia, la Asamblea Nacional tiene, por el momento, una delicada relación de fuerzas con cinco partidos en juego.  

Así, la crisis del impeachment llegó en circunstancias políticas bastante curiosas. El anticomunismo de la Guerra Fría y el vigente sistema electoral produjeron un sistema bipartidista de alguna manera estable. Una excepción fue el limitado éxito disfrutado por el progresista Partido de la Justicia. Pero la crisis del impeachment y la protesta que le acompañó desde abajo alteró radicalmente el paisaje político con ambos partidos escindiéndose. La crisis política, no obstante, provocó un cambio limitado dado que ni los nuevos poderes ni los nuevos líderes políticos surgieron de la crisis.

Hubo muchos factores que evitaron la emergencia de nuevas personalidades y poderes políticos, especialmente desde la izquierda, ya que, aunque temas como la desigualdad de ingresos y el desempleo alimentaron la insatisfacción con el régimen de Park, la causa directa de la protesta fue la administración autoritaria y corrupta encapsulada por la relación de la presidenta con su asesor. En consecuencia, el asunto del impeachment se convirtió en la fuerza motora principal detrás de la protesta y aunque esto permitió la formación de una gran coalición política, al mismo tiempo redujo la influencia de la izquierda en la dirección de la protesta. En segundo lugar, esto se debió al sistema político de Corea del Sur, en el que el sentimiento anticomunista prevalente durante la Guerra Fría estrechó radicalmente el espacio para un partido político de la izquierda. Dadas las dificultades para establecer una oposición de izquierdas, muchos intelectuales y activistas estudiantiles optaron por cooperar con el partido tradicional de oposición, los Demócratas, que además templó la influencia de la izquierda en la política coreana. Así, el Partido Demócrata, como principal partido de la oposición, fue capaz de presentarse a sí mismo como la opción reformista, aunque permaneciese en el espectro político internacional como una fuerza de centro-derecha. Finalmente, el fracaso de la izquierda coreana para tomar la iniciativa en la crisis es parcialmente un reflejo de su fracaso en presentar adecuadamente soluciones creíbles a los problemas que la sociedad coreana afronta en el siglo XXI. Con la crisis financiera asiática de 1997, el neoliberalismo comenzó a atrincherarse en el país y Corea del Sur ahora tiene el porcentaje más alto de empleo precario del mundo. Aún así, los progresistas coreanos y el movimiento obrero se encuentran aun confiando en la clase trabajadora con empleo estable. Ni que decir tiene que los progresistas no jugaron ningún papel en la crisis del impeachment, ya que perdieron el dinamismo para presentar una visión más radical para el cambio.

La administración demócrata y el cambio en el mapa político

Dados estos fundamentos, hubo un grado de inevitabilidad en estas elecciones presidenciales. Las conductas de la administración de Park Geun Hye eran indefendibles y el deseo de cambio abrumador, con el Partido Demócrata siendo la única alternativa obvia. Ahora, lo que viene después, ahora que la sociedad coreana y su mapa político han sido cambiados por esta crisis, es una cuestión más espinosa.

Nuestro recién proclamado presidente, Moon Jae In, se convirtió en el depositario de la esperanza por el cambio. Pero para el nuevo presidente y el Partido Demócrata, ese tipo de esperanza es mucho más que una espada de doble filo. Como mencionábamos arriba, el Partido Demócrata es en el mejor de los casos un partido de centro-derecha para el espectro político internacional. Por supuesto hay una facción reformista e individuos dentro del partido, así como la presión a nivel de las bases, que podrían presionar al partido hacia un grado de reforma política con el objetivo de aumentar la transparencia y la rendición de cuentas en materia gubernamental, como parece que sucederá. El impulso reformista se basa en la visión mantenida por muchos años de que el poder otorgado al presidente es demasiado amplio para alcanzar una democracia adecuada para funcionar y el “Caso Cheo Soon Sil” reforzó esa percepción. Así, casi todos los candidatos presidenciales y partidos prometieron una reforma constitucional como parte de su programa. Teniendo en cuenta que ninguno de los cinco partidos de la Asamblea Nacional dirige una mayoría, que ese tipo de compromiso sobre la reforma constitucional pueda alcanzarse es aún muy dudoso. Además, hay reivindicaciones de la gente sobre el cambio del propio sistema electoral por uno más democrático (con representación proporcional y sistema de doble vuelta), no solo un cambio cosmético de la estructura del poder político, que incluyen una garantía de los derechos civiles y sociales básicos. Por lo tanto, las conversaciones sobre la reforma constitucional abrirían otra caja de pandora en la política coreana.

La lucha popular bajo la administración demócrata

Durante los últimos 20 años, Corea del Sur ha estado experimentando el mayor ensanchamiento conocido de la polarización social con las desigualdades en sanidad e ingresos, la última de éstas siendo encauzada a través del crecimiento del empleo precario y el autoempleo. Aunque el nivel oficial de desempleo está a un bajo 4%, el desempleo real y el subempleo permanecen altos, algo especialmente serio para los jóvenes coreanos. Tan precarias son sus situaciones que llaman a la sociedad coreana “Joseon infernal” (“Corea infernal”). Todos los candidatos presidenciales prometieron por supuesto una expansión del empleo estable, incluido el actual presidente y el Partido Demócrata. Aunque una mejora de las condiciones de trabajo en el sector público parece eminentemente posible, un aumento sostenido del empleo podría resultar una tarea más difícil, y si la administración demócrata fracasa en cumplir con su promesa, podría afrontar una resistencia seria a su agenda gubernamental.

Como la administración previa estaba tan grotescamente atascada en la corrupción y el nuevo presidente disfruta de un periodo de luna de miel a pesar de ganar solo en minoría [41%] las elecciones presidenciales, es difícil imaginar como el mapa político ha cambiado. Pero uno puede hacer algunas predicciones dado el proceso electoral y el resultado. En primer lugar, la potencia del anticomunismo estaría retrocediendo –“izquierdista” y “espía norcoreano” eran insultos habitualmente arrojados contra cualquier tipo de político reformista, y estas elecciones no fueron una excepción, pero el Partido de la Libertad de Corea, que concurrió sobre la base de polarizar el espectro izquierda-derecha, solo obtuvo el 24% de los votos. Lo que no quiere decir que un conservadurismo más sobrio lo hiciera mejor, con el partido Bareun obteniendo un miserable 6,8%. Es improbable que tanto la extrema derecha como los conservadores puedan ganar apoyo popular a corto plazo, pero es completamente posible para ellos volver a remontar si la nueva administración fracasa en ganar el apoyo popular en la gestión de los asuntos socioeconómicos que Corea del Sur afronta hoy. Mientras, en el caso del centrista Partido Popular, su candidato logró ganar solo un 21% de los votos y parece luchar para escapar de la ley de Duverger[1].

Desde que las elecciones anticipadas estuvieron provocadas por la crisis del impeachment, la búsqueda de un gobierno más democrático eclipsó otros temas. Pero en las primarias demócratas, Lee Jae Myung (actualmente alcalde de Seongnam) hizo de la renta básica un punto fundamental de su programa y causó un poco de agitación. Desde enero de 2016 en adelante, la ciudad de Seongnam, bajo el liderazgo de Lee, llevó a cabo un proyecto piloto de renta juvenil, y en las primarias demócratas Lee prometió medidas que estarían muy influenciadas por la renta básica. Una sería una renta territorial financiada por un impuesto sobre la tierra (aproximadamente 270 dólares al año). Otra fue rentas para niños, jóvenes y ancianos que alcanzasen aproximadamente 900 dólares al año. La primera fue criticada por su pequeña cantidad, ésta última por sus similitudes con otros tipos de subsidios vitales. Sin embargo, éstas eran políticas con bases económicamente factibles que planean avanzar hacia una renta básica completa. Así, a pesar de la derrota de Lee Jae Myung en las primarias demócratas, la renta básica entró en la agenda política.

La crisis política que se había apoderado de nuestro país desde el pasado otoño meramente pasó su primera fase. Al igual que las protestas civiles de junio de 1987 que nos otorgaron el actual sistema democrático de Corea del Sur estuvieron seguidas por el verano de gran descontento obrero, la administración más democrática forjada en la crisis del impeachment probablemente afronte reivindicaciones más reformistas por parte del pueblo. Será esa fase donde las nuevas fuerzas políticas comenzarán a tomar forma y una nueva agenda como la renta básica podría entrar en el centro de la escena de la política coreana.

 


[1] La “ley de Duverger” es un principio de la ciencia política, desarrollado por el politólogo francés Maurice Duverger (1917-2014), que establece que un sistema electoral mayoritario conduce a un sistema político bipartidista. [N. del T.] 

 

es editor de The Times y director de la Red Coreana Renta Básica
Fuente:
www.sinpermiso.info, 21 de mayo de 2017
Traducción:
Adrián Sánchez Castillo

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