Sobre el marxismo, la barbarie, Rusia, Grecia y más. Entrevista

Kees van der Pijl

27/04/2016

Kees van der Pijl fue entrevistado por George Souvlis y Yulia Yurchenko.

¿Le gustaría presentarse, comenzando por las experiencias formativas (académicas y políticas) que le han influido decisivamente?

Mi generación fue afortunada, los baby-boomers cuya sociedad competía con el socialismo de estado, con nuestro propio orden social desacreditado por la Gran Depresión y dos guerras mundiales. Así que el capitalismo se vio obligado a mostrar su cara humana (en casa, no en el sureste de Asia, África o América Latina, por supuesto). A pesar de venir de un medio muy modesto, pude estudiar prácticamente gratis, disfrutar de una enseñanza de calidad en comparación con la que se ofrece hoy en día, y beneficiarme de la protección y la seguridad social. En general era un ambiente espartano, pero optimista para crecer. De mi experiencia en la pequeña burguesía en declive de unos pequeños comerciantes también heredé una mentalidad de trabajo duro, sin contar con los demás, y una tendencia a no confiar en los grandes y los poderosos ( que resultó muy útil, también).

Así que cuando mi generación experimentó de primera mano lo que ahora se reconoce como el momento en que la clase capitalista puso en tela de juicio el pacto social de postguerra que había tenido que aceptar a regañadientes por la Depresión y la guerra, y nosotros mismos irrumpimos en escena con una cultura permisiva que rompía con la rigidez de la reconstrucción de la Europa de la Guerra Fría, estábamos relativamente bien entrenados, con hambre de un mundo diferente (socialismo en cualquier forma), y optimista.

Sin embargo, en aquel momento no logré personalmente entender por completo lo qué Wolfgang Streeck ha llamado los tres intentos sucesivos de los gobiernos occidentales (la inflación, la deuda del Estado, la deuda privada) de encubrir la ruptura del pacto social de post-guerra repartiendo dinero para tapar las brechas. Interpretamos la crisis de 1970 como una crisis del capital, cuando de hecho fue una crisis del pacto social de post-guerra, como consecuencia de la reestructuración del capital sobre la  relaciones de explotación y dominación fuera de ese pacto social -tanto en casa como en el extranjero.

Fui contratado por la Universidad de Amsterdam en 1973, que entonces se enfrentaba a una expansión masiva del alumnado, en un clima de revuelta estudiantil, "marxismo", y la mofa de las teorías convencionales como el positivismo. Se dedicó mucho tiempo a reuniones que, en retrospectiva, no tenían ninguna función, pero que fueron la forma en que el gobierno y la administración de la universidad pensaban o adivinaron que domesticarían poco a poco al movimiento estudiantil al incorporar a aquellos estudiantes y profesores con una tendencia hacia la reforma administrativa en las estructuras de gobierno de la universidad y preparar estas para una transición hacia un régimen subordinado al mercado.

También fui miembro, desde mediados de los años 70 hasta su derrumbe, del Partido Comunista Holandés. El partido tampoco tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero desconfiaba de los intelectuales básicamente. Aun así, mi militancia satisfizo mi búsqueda de una oposición real, y tengo que decir que en el partido finalmente encontré a la clase obrera, su cultura, su profunda humanidad, y la tradición desde la que el partido había sido capaz de construir la resistencia más potente en nuestro país contra la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial. Todo esto, la fuerza de carácter, el humor, y la organización de hierro, hizo que el partido fuese una experiencia inolvidable en mi vida, pero intelectualmente no me influenció de verdad. Los que me influyó fueron los comunistas franceses, algunos autores de Alemania del Este y la Unión Soviética, cuyos libros encontré en la librería comunista: Paul Boccara, Christian Palloix, y de ahí a Poulantzas, Suzanne de Brunhoff…

Mi maestro más influyente en Leiden, donde estudié, fue el indólogo, Jan Heesterman, que apreciaba mi creatividad y mi curiosidad intelectual más que los profesores de ciencias políticas como Hans Daalder y Arend Lijphart, que querían enseñar una disciplina de estilo americano. Ben Sijes, un veterano comunista consejista (anti-partido) fue profesor invitado e intelectualmente fue muy importante para mí, porque él nos introdujo a Pannekoek, que (siendo un marxista de renombre internacional en su época) criticó la difusión estalinista del erróneo materialismo original de Lenin.

Una vez en Ámsterdam, mi difunto amigo Gabriel Kolko, el historiador estadounidense, quien junto con su esposa y (co) autora Joyce se habían instalado allí, fue una gran fuente de inspiración y también Robert Cox, a quien llegué a conocer a través de Stephen Branquia. André Gunder Frank fue contratado por nuestra universidad un año, más o menos, y durante ese tiempo tuvimos algunos encuentros muy memorables. Por supuesto, mis cómplices en Ámsterdam, Meindert Fennema, Henk Overbeek y más tarde Otto Holman, y otros, y varias cohortes de estudiantes inolvidables, fueron interlocutores preparados y profundos que influyeron en mi desarrollo intelectual.

¿Es marxista, verdad? ¿que significa para usted en términos analíticos y políticos?

Desde luego, quería ser 'marxista' una vez que fui profesor conferenciante en Amsterdam. Antes había leído más a Habermas y otros similares en la tradición de la Escuela de Frankfurt. El marxismo estaba muy de moda cuando fui contratado. También fue (sin duda en combinación con mi afiliación al partido comunista) la expresión más inequívoca de mi oposición a las bárbaras guerras de EE UU en Indochina, los golpes de estado sangrientos en Indonesia y Chile, y todo aquello. El gobierno holandés lo apoyo todo, tal vez con algunas reservas intrascendentes en el caso de Chile.

Hoy lo veo de esta manera. Hegel y Marx son el momento en la historia de la filosofía occidental (me refiero al formato general de la comprensión humana, empezando por la propia sociedad) cuando sale del marco 'europeo' y llega a ser verdaderamente universal, patrimonio de toda la humanidad. Por supuesto, en Hegel esto todavía no se ha logrado, porque más bien describe la trayectoria del pensamiento dialéctico, universalizado, desde sus comienzos hasta su dominación, pero todavía en forma europea (la suya); el último paso en la universalización lo da Marx. Es por ello, por ejemplo, por lo qué puede haber un marxismo chino, no un hegelianismo chino.

Sin embargo, la filosofía social no es la astronomía o la geología, o la música, por lo que su desarrollo no sólo se lleva a cabo en un determinado orden social, sino que también se posiciona como una crítica del mismo. La filosofía en el sentido hegeliano-marxista también debe trascender el orden social para realizarse. Es decir, antes de que pueda convertirse en el núcleo de, digamos, un currículo académico estándar imaginario, deben ser superados los límites mentales y morales que le impone el régimen de propiedad del capitalismo. Que, obviamente, no puede ser obra de la teoría por sí sola, por lo que el marxismo solo podrá dar cuenta de su universalidad cuando el propio orden social capitalista sea trascendido. Mi experiencia en el ámbito académico y político de la década de 1970 fue que en la universidad, en el movimiento comunista, se podía sentir de nuevo la agitación de esa trascendencia. Yo, por ejemplo, la sentí entonces, aunque sólo ahora entiendo lo que creo que estaba ocurriendo. Es decir, la búsqueda a trompicones, incompleta y provisional de un nivel cualitativamente más alto de comprensión que se desarrollaba a nuestro alrededor, en medio de tonterías sin fin, de la incomprensión, y  la incongruencia, pero que, sin embargo, avanzaba a pesar de todo.

Si esa transición, teórica y socio-política, se hubiese alcanzado, el marxismo, en un sentido estricto, hubiera sido trascendido, y se mantendrían sólo algunos principios básicos como el historicismo -en el sentido de Gramsci- y el “humanismo absoluto” (sin que fuerzas cuasi-mágicas adicionales, como dios o "el mercado", nos rijan). Entonces todos los esbozos incompletos e inacabados de Marx y sus colegas y sucesores serían desarrollados hasta el final, como se imaginaron, como un método filosófico.

En aquella época, en la década de 1970, la contraofensiva de las teorías formuladas a partir de un marco burgués, desde el marginalismo en economía, al positivismo en sociología, la misma división académica del trabajo a partir de estas mutaciones retrógradas en campos de conocimiento separados, tenía ya un siglo de antigüedad y actualmente se ha reafirmado con fuerza. He defendido este punto en The Discipline of Western Supremacy (2014) y en mi libro de texto electrónico de 2009, A Survey of Global Political Economy.

Ahora estoy trabajando en el tema de que la coyuntura regresiva de las ciencias sociales y de la filosofía moderna tiene de hecho un efecto casi suicida en la civilización occidental, al negar su capacidad para llegar a ser verdaderamente universal. Esa incapacidad enfrenta el liberalismo occidental, que ha absorbido efectivamente a la socialdemocracia, con el Islam, China, en un marco huntingtoniano. Por tanto, Occidente está afianzando un imperialismo cada vez más belicoso. En medio de un giro retrógrado general hacia los imaginarios religiosos, provocados en parte por la combinación de una cultura liberal que proscribe sus propios puntos de vista más avanzados (que defienden hoy una sociedad socialista, ecosocialista), en parte por la crisis del orden capitalista . Ahora estamos en lo que Rosa Luxemburgo profetizó, la edad de la barbarie. Provocada porque las circunstancias (o deberíamos decir, la correlación de fuerzas) no permiten que el socialismo  sea realizado y desarrollado más allá de un cierto umbral. El fracaso y el colapso del socialismo de Estado desde este punto de vista puede haber sido un umbral, pero no desde el cual se abrieran nuevas posibilidades de futuro para el desarrollo progresivo, sino aquel por el que caímos en la barbarie.

En su estudio The Making of An Atlantic Ruling Class, que apareció en 1984, trata de analizar el proceso de formación de la clase capitalista en la zona del Atlántico Norte en el período comprendido entre el inicio de la cruzada de Woodrow Wilson por la democracia en 1917 y la crisis económica mundial de 1974-1975. ¿Qué ha cambiado desde entonces? ¿Quién / dónde está la nueva clase trasatlántico / transnacional dominante?

La respuesta fácil es que Bill Carroll hizo un estudio empírico de sistemas de dirección y la composición de los principales grupos de planificación en 2010 y confirmó expresamente la tesis de una clase dominante del Atlántico, mediante el análisis de redes y otros métodos estableció que las palancas fundamentales de la política mundial económica todavía están en manos de las clases dominantes de Occidente anglófonas.

Lo que ha cambiado, es el estrechamiento de la base del pacto social hasta transformarse en una dominación oligárquica, por la que una clase cada vez más pequeña, el "uno por ciento", pero a menudo mucho más pequeña, ahora tiene el poder utilizando cada vez más el autoritarismo y la guerra. La guerra contra el terrorismo, la lucha contra un enemigo imaginario, que, sin embargo, se está convirtiendo en una realidad gracias a esa misma guerra, que es la expresión suprema de esto, con sus campañas de bombardeo sin fin, vigilancia masiva, y el empobrecimiento de la calidad de la política y el debate intelectual. Lo sorprendente es que un vasto aparato auxiliar, sin la cual el 1 por ciento no sobreviviría durante un mes, es todavía lo suficientemente leal, por formación,  perspectivas, y ganancias, dada la ausencia de una ideología alternativa creíble. Sin embargo, el hecho de que su lealtad a esta forma neoliberal depredadora del capitalismo que estamos viviendo se basa en compromisos ideológicos también pone de relieve que es una lealtad precaria. La generación más joven de cuadros, las personas que no tienen ninguna posibilidad de empleo estable, están empezando a desertar.

En mi artículo sobre Streeck, “¿Está el capitalismo democrático en su última fase?' publicado en mi sitio en Academia.edu, he elaborado la idea de ese estrechamiento de choque del pacto social, desde el compromiso liberal corporativo con las clases medias y la mano de obra, a un neoliberalismo sistémico con las clases medias con activos, hasta un neoliberalismo depredador y sin pacto social y autoritario, con un comportamiento internacional de alto riesgo, populismo de derechas y el control casi absoluto de los medios de comunicación.

¿Le parece que hubiera podido producirse un resultado diferente en las negociaciones de Syriza con la troika? Alexis Tsipras ¿podría haber seguido una estrategia alternativa, como la propugnada por la Plataforma izquierda disidente de Syriza, y, de ese modo, evitar capitular ante los acreedores de Grecia? ¿O hubiera sido necesaria una correlación de fuerzas diferente en otros lugares en el continente?

Sobre esto escribí un artículo 'Rebelión en Atenas' para New Left Review, en abril de 2015, cuando todavía había grandes esperanzas de una Primavera griega. El artículo fue considerado durante algún tiempo y luego rechazado, lo que lamenté mucho, porque no era el tipo de artículo que se puede producir todos los meses. Lo he publicado en Academia.edu también, por lo menos ahí no se sufre la idiosincrasia de algunos comités de redacción y los lectores pueden juzgar por sí mismos quién tenía razón. La Plataforma de Izquierda en Grecia fue un fracaso total porque la política no es un asunto mono temático, por lo que cuando defendieron en las elecciones la salida de Grecia de la UE, casi no ganaron ningún apoyo. Estaba entusiasmado con el  Minotauro Global de Varoufakis, en el que me apoyé para mi artículo, pero también creo que el verdadero objetivo de la postura alemana era Francia. entonces conecté esa linea de pensamiento con la manipulación del ataque a Charlie Hebdo. Sin embargo, la gente en NLR y otras publicaciones (también) quieren ser tenidos en cuenta por los medios convencionales y son alérgicos al más leve indicio de 'teoría de la conspiración', como si la incidencia de los ataques terroristas fuese totalmente espontánea y no hubiese una infraestructura sobre el terreno, que trata de rentabilizar la coyuntura del terror. Grecia fue un espectáculo y si la posición de Syriza desde un principio era permanecer en la zona euro, bien podrían habérselo ahorrado. Portugal también ha sido puesto bajo la supervisión de Bruselas. Ni siquiera puede formar un gobierno de izquierdas sin que la UE dicte su programa.

La izquierda socialdemócrata de la década de 1970 se mostró incapaz de desarrollar una estrategia viable frente al inicio de la crisis y el crecimiento resultante de las dificultades económicas en el mundo capitalista avanzado. Parece que en toda Europa Occidental, la socialdemocracia reformista ganó fuerza y se volvió más ambiciosa en la década de 1970 - pero en todos los casos, con el tiempo, acabó siendo derrotada. ¿Por qué pasó? ¿Cree que hoy en día, en el contexto global del capitalismo no regulado, una regulación social democrática generalizada en el continente europeo sería posible?

Aquí sigo el análisis de Streeck de que la inflación de la década de 1970 dio fuerza aparente a la izquierda, mientras que en realidad fue una prolongación inflacionario del pacto social de postguerra que el capital estaba abandonando. Las funciones históricas de la socialdemocracia, o del comunismo para el caso, se han agotado, la primera dejándose incorporar en la aventura neoliberal, la último por un entendimiento osificado, y en última instancia defectuoso, de la Revolución rusa y el estalinismo. Creo que estamos en el umbral de una especie de insurrección populista de derechas en la que el descontento por la austeridad neoliberal es movilizado con éxito por Le Pen en Francia y otros grupos de extrema derecha en toda Europa, algunos de los cuales ya han llegado al gobierno, como en Polonia o en Hungría. Esta es otra razón por la que creo que el terrorismo está siendo manipulado, porque moviliza a las personas contra los inmigrantes, refugiados, etc. Si uno piensa que la policía belga que (tal vez a diferencia de sus servicios de inteligencia) está excelentemente al tanto de lo que sucede en las comunidades de inmigrantes como Molenbeek en Bruselas, porque estableció una red de informadores muy productiva hace más de una década en la lucha contra la delincuencia relacionada con las drogas y la criminalidad con ellas relacionada, en la que ahora se basan para estar al tanto también de las amenazas terroristas. La misma policía belga que, una vez capturado el sospechoso de los ataques de noviembre en París, Salah Abdeslam, dice que quiere trabajar con la policía. Esto es pura provocación: desencadenó el ataque contra el aeropuerto de Zaventem y las bombas en el metro porque los otros militantes islamistas en las diferentes células creyeron que había llegado el momento de actuar antes de que fuesen detenidos. ¿Por qué no se calló la policía y detuvo antes de nada a los denunciados por Abdeslam? No se trata incompetencia, creo, sino de política.

Los conflictos en Ucrania y en especial Siria - entre otros problemas relacionados con la recesión - han exacerbado las actitudes xenófobas y el aumento del racismo institucionalizado en toda la UE. En su opinión, ¿qué significa para las bases y el futuro del proyecto de la UE? La definición de "lo nacional" dentro de la UE ¿está cambiando? y en caso afirmativo, ¿cómo?

Michel Houellebecq, el novelista (estoy leyendo Soumission, una distopía sobre un presidente de los Hermanos Musulmanes en Francia en 2022) sostiene que el centro izquierda y el centro derecha quieren disolver la nación en el proyecto europeo, y en todas partes provocan una movilización del neo-nacionalismo que forma la base de masas intelectual de la extrema derecha. En Francia, Houellebecq es un héroe precisamente de aquellos identitaires sobre los que escribe, también en los Países Bajos. Creo que esta es una nueva etapa en la crisis de la izquierda, que se ha entregado por completo a la política de la oposición de identidades, que da la bienvenida indiscriminada a las personas que huyen de la miseria causada por la guerra contra el terrorismo, los cambios de régimen en Oriente Medio y el Norte de África, etc. Nadie pregunta lo que esto significará en una generación más o menos, cuando como estamos viendo ahora con los inmigrantes de segunda o tercera generación del norte de África, Turquía y similares, se sienten alienados en la sociedad de acogida y forman comunidades cerradas en si. La base para la movilización de clase, por cuestiones simples como los salarios y la vivienda y similares, se ha erosionado porque cada vez menos personas tienen un empleo estable con el que incluso pueden empezar a pensar como luchar por defender sus derechos, por lo que hay una retirada masiva a lo identitario, ser negro, ser musulmán, y ahora también ser holandés, francés, alemán. La UE ha sido secuestrada por los ideólogos neoliberales, que resultan ser sus enterradores porque la gran masa de la población rechaza la austeridad indefinida para salvar a los bancos.

Aquí, en los Países Bajos ha habido un referéndum sobre si se ratificar la Asociación de la UE con Ucrania y he participado activamente en la campaña del No, con un grupo llamado OorlogIsGeenOplossing.nl (La guerra no es la solución). El No ha ganado, pero no en nuestros términos, sino en los de la derecha populista xenófoba.

¿Usted ha subrayado en otro lugar que la mano dura de los EE.UU. es la culpable de provocar la decisión rusa de anexionar Crimea y apoyar activamente a los elementos separatistas en Ucrania. En su último informe sobre los Estados Unidos, Ucrania, Rusia y también se sitúa del lado de quienes en la izquierda denuncian el peso de la extrema derecha en Ucrania tras la caída de Yanukovich. ¿Cómo definiría exactamente el papel político de la extrema derecha en Ucrania? ¿Son cualitativamente diferentes de alguna manera de otras fuerzas de la derecha en la UE?

He escrito un largo informe sobre ello para familiarizarme con el tema. Al terminarlo y tras haber leído mucho más, me di cuenta de que no hay motivo para tratar de convertirlo en un libro o algo así, porque no soy competente para ello y ya hay excelentes obras de personas más cualificadas, Richard Sakwa en el Reino Unido, y aquí en los Países Bajos, un chico joven, Chris de Ploeg, que ha escrito un pequeño libro espléndido, Ucrania en el punto de mira (en realidad escrito en inglés, aún por editar, aunque la traducción holandesa ya se ha distribuido). Así que lo que ahora estoy contemplando (y experimentando un poco ya) es tratar de utilizar la información que he recogido en combinación con una enorme pila de material sobre el desastre del vuelo MH17 con un análisis de clase de esa tragedia. Mi argumento sería que el elemento fascista fue crucial en la transformación de la concentración de Maidan en una toma violenta del poder, con el apoyo activo de EE.UU., y también han sido capaces de bloquear diversas iniciativas de paz o soluciones de compromiso. Tengo un par de nombres de personas que tenían el dinero, la situación y los medios para sabotear las negociaciones en curso entre Poroshenko, Putin y Merkel (con el oligarca ucraniano Dmytro Firtash como mediador en el capítulo del gas) mediante un incidente como el dramático derribo del vuelo MH17. Por supuesto, esto llevará tiempo y una investigación seria para apoyarlo, pero la resolución de un crimen no es sólo una cuestión de ciencia forense (las evidencias fueron manipuladas, los datos de radar no están disponibles, ni las cintas con las conversaciones entre el control del tráfico aéreo y el avión ). También está la cuestión de quién tenía motivos. Eso es sobre lo que planeo trabajar, entre algunos otros proyectos.

La Rusia de Putin ha demostrado actuar como un contrapeso a la forma hegemónica occidental de "diplomacia" respaldada por el arsenal de la OTAN. Los efectos de los nuevos enfrentamientos entre ambos son sin embargo devastadores. Ideológicamente, la Rusia de Putin difícilmente puede ser vista como una alternativa al orden mundial respaldado por Estados Unidos. ¿Cómo definiría la función actual de Rusia en la economía política global y la situación geopolítica?

Es un drama, los BRICS son tan poco de fiar como el propio Occidente, y la razón es simple: el capitalismo está entrando de verdad en la fase de su desaparición final. En tal coyuntura histórica, la geopolítica pierde su funcionalidad, y se convierte en mero espectáculo y en un juego de poder de los gobernantes, que pierden también su legitimidad.

Después de que Syriza fuese disciplinada se ha producido una cierta revitalización del optimismo de la izquierda gracias a la creciente popularidad de Corbyn y Sanders. ¿Cuáles son sus puntos de vista sobre su percibida orientación política socialista?

Como ya he dicho, la socialdemocracia se ha agotado y ni Corbyn ni Sanders se encuentran en capacidad de renovarla. Hace cinco años, pensé que este tipo de líder podría inaugurar un reformismo consistente, pero ahora creo que las fuerzas de desintegración han ido más allá del punto en el que dicha política podría funcionar. Creo que junto con el capitalismo como principio organizador de las relaciones económicas y sociales, la representación parlamentaria a través de políticos profesionales está evolucionando hacia una crisis terminal. La extrema derecha no tienen ningún programa económico distinto del neoliberalismo (a excepción de Le Pen, que defiende una especie de desempolvada versión de nacionalismo económico keynesiano que también se ve en la actualidad en Polonia), hay que temer una tendencia a la baja pronunciada en el ingreso nacional, con todas las tendencias regresivas que la acompañan en el ámbito de la ideología, más religión y más intolerancia religiosa.

¿Qué alternativas viables contra el neoliberalismo autoritario identifica usted actualmente? Si existen, ¿cual cree que es su potencial de éxito?

La población todavía tiene un alto nivel de educación, por lo que una gran parte de la gente puede comprender argumentos inteligentes. Lo que falta es un mensaje coherente para transmitirlos. Para desafiar el autoritarismo hoy hay que comenzar por comprender cómo conceptualizar una transición a partir de un orden capitalista que ha destruido sus bases sociales y naturales subyacentes. Por supuesto, no podemos permitirnos el lujo de retirarnos a un monasterio para encontrar la verdad en primer lugar, por lo que también hay que hablar en contra del intento de disciplinar a la población mediante el miedo a los demás, las bombas y las mentiras. Tengo el dudoso privilegio de presidir un Comité de Vigilancia contra el fascismo resurgente aquí en los Países Bajos; dudoso, ya que es muy duro tratar de contener la marea sin una visión real disponible.

politólogo holandés, profesor emérito de relaciones internacionales en la Universidad de Sussex. Es conocido por su aproximación crítica a la economía política global y ha publicado, entre otros, la trilogía Modes of Foreign Relations and Political Economy (2007, 2010, 2014); Global Rivalries from the Cold War to Iraq (2006); Transnational Classes and International Relations (1998); and The Making of an Atlantic Ruling Class.
Fuente:
http://www.criticatac.ro/lefteast/on-barbarism-syria-russia-greece-and-more-an-interview-with-kees-van-der-pijl/
Traducción:
G. Buster

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