Syriza, banca pública, renta básica, renta máxima, Podemos, Ciudadanos… Entrevista

Daniel Raventós

12/07/2015


Que todos los ciudadanos tengan garantizados 625 euros al mes por parte del Estado para algunos es una utopía, pero economistas como el profesor de la Universidad de Barcelona Daniel Raventós sostienen, aportando datos, que no solo es posible, sino también una medida imprescindible para reactivar la economía. La Renta Básica Universal (RBU) solo existe en Alaska, pero el debate sobre su aplicación va en aumento. Raventós, al frente de un equipo de economistas entre los que están Jordi Arcarons, Antoni Doménech y Lluis Torrens, lleva catorce años estudiando y propagando la RBU a través de la Red de Renta Básica y de publicaciones como Sin Permiso, de la que es fundador. Opina que Syriza está dando un ejemplo al mundo. La entrevista la realizó Alejandra Matallanas.

La renta básica es para algunos la medida económica estrella en los tiempos actuales y para otros una utopía

La renta básica (RBU), tal cual yo la concibo, es decir, como una retribución monetaria incondicional, para toda la sociedad, es fundamentalmente una medida económica profundamente necesaria. Nadie puede ser libre si no tiene la existencia material garantizada.

¿Qué diferencia hay con la Renta Mínima de Inserción y la RBU?

La diferencia fundamental es una y está muy clara: la condicionalidad. Esas son otras propuestas, que algunas ya están funcionando en lugares como Andalucía o Cataluña, pero no son RBU porque están condicionadas, existen unos requisitos para percibirlas, no son para toda la población. La universalidad o incondicionalidad de la Renta Básica es su parte más polémica pero sin duda la más interesante, porque permite romper con las redes clientelares que han generado y pueden generar los subsidios condicionados.

¿Qué características concretas tiene esa RBU que plantea?

En primer lugar fijamos cuatro criterios básicos: que se autofinanciase y no generase déficit neto, que su impacto distributivo fuera muy progresivo, que más del 50% de la población con menos ingresos ganase renta respecto a su situación actual y que los tipos impositivos reales o efectivos, considerando el efecto de la renta básica, no fueran altos. Determinamos una renta básica como mínimo igual al umbral de la pobreza y a poder ser superior. También que esta RBU no esté sujeta al impuesto del IRPF y que sustituya a toda prestación pública monetaria de cantidad inferior. Es muy importante que ninguna otra partida presupuestaria de gasto público, como la sanidad y la educación, se vean perjudicadas o reducidas por la RBU, tienen que mantenerse. La cantidad monetaria que percibirían los mayores de dieciocho años sería de unos 7.500 euros anuales (625 euros mensuales). Para los menores de edad también hay RBU por ser ciudadanos del Estado español, y sería un 20-30% de la renta básica de los adultos.

¿Cómo financiamos esa renta básica?

Jordi Arcarons, Antoni Domènech, Lluís Torrens y yo hemos realizado un estudio donde explicamos muchas de las formas para poder financiar la RBU. A mediados de 2014 tuvimos acceso a casi dos millones de declaraciones de IRPF del año 2010, es decir, en plena crisis económica y con los efectos de sus consecuencias ya acumulados. Gracias al estudio de estos datos generamos una simulación y comprobamos que la RBU es económicamente factible y por tanto posible y racional. El dinero para mantenerla saldría de una reforma progresiva del IRPF que suponga una gran redistribución de la renta de los sectores más ricos al resto de la población. A partir del primer euro que se cobra fuera de esa renta básica quien recibe más salario paga más impuestos. Esta es la clave, todo el mundo la percibe pero no todo el mundo gana: los ricos pierden. La gran mayoría de la población sale ganando respecto a la situación actual. Progresivamente, según aumenta la renta, se irá pagando más y los más ricos tendrán que pagar más impuestos que lo que reciben de renta básica. En total sería un 3,5% del PIB, unos 35.000 millones de euros que se transferirían de los más ricos a los más pobres. Es una cantidad bastante razonable que se aleja muchísimo de las cifras estratosféricas que se han manejado en debates televisivos y públicos por expertos y políticos que solo quieren mostrar como irrealizable y utópica la RBU. Por tanto la propuesta que hacemos es que la financiación provenga de esto y no de la creación de masa monetaria. Con este estudio y muchos otros hemos logrado que cada vez menos críticos ataquen la RBU desde la perspectiva de la financiación porque han visto que es viable.

¿Esta financiación es compatible con otras?

Por supuesto, y debe serlo. No está escrito en ninguna  parte que solo nos debamos nutrir del IRPF, sería importante también crear un impuesto sobre las transacciones financieras. Nosotros hemos basado el estudio en el IRPF, pero también es clave la lucha contra el fraude fiscal, somos un Estado que tiene unas cifras de fraude fiscal superior a la media de la Unión Europea, y que gracias a una lucha decidida se conseguirían fondos para la RBU así como para servicios esenciales como la sanidad y la educación.

Banca Pública y renta máxima

¿Qué otras medidas económicas de urgencia, además de la RBU, habría que implantar?

A mi juicio está muy claro: la creación de una Banca Pública y una renta máxima. Estas dos medidas, junto a la RBU, son las que yo considero más necesarias en este momento. Las tres tienen objetivos distintos pero todas dependen de la gente que esté dispuesta a apoyarlas y llevarlas a cabo. La renta máxima es que a partir de un determinado nivel, estamos hablando de cifras considerables, se establezca un tope salarial máximo y todo lo que exceda esto será de dominio público. La Banca Pública es fundamental para ayudar a la mayoría de la población que necesita crédito para sus actividades. Es decir, todo lo contrario con lo que ocurre actualmente con la banca privada, que solo ayuda a aquellos proyectos que le generan un beneficio posterior. Cuando hablamos de estas tres medidas también hablamos indirectamente de muchas otras cosas, como una política fiscal determinada por ejemplo. Estas tres medidas son tres objetivos a los que la política económica del Estado debería aspirar.

Parece que el Gobierno de Syriza en Grecia está plantando cara a la Troika y al BCE. ¿Debe ser un espejo donde mirarse?

No hay ninguna duda que las medidas económicas que está aplicando Syriza en Grecia son duramente criticadas por la UE, de hecho el Gobierno de España ha sido uno de los más duros e intransigentes con Syriza. Esto es porque están mostrando que es posible otro tipo de política económica,  personalmente creo que Syriza lo está haciendo de forma magistral. En la revista Sin Permiso publicamos a menudo artículos de Yannis Varoufakis y tenemos contacto con él. Dice cosas tan elementales como que va a reducir el déficit pero no perjudicando a la mayoría de la población como quiere la Troika, sino presionando y atacando a los especuladores y a los más ricos. Entonces aquí comienza el conflicto, porque la banca no quiere que esto se resuelva así ya que ese trasvase de dinero no tendría posibilidades de negocio para ellos, en cambio destrozando a la mayoría social sí, los bancos le han sacado hasta la sangre al pueblo griego. Por tanto están poniendo freno a las medidas de la Troika, ellos han ganado las elecciones en Grecia con un programa determinado y tienen claro que no van a seguir esquilmando a la población con medidas de austeridad absolutamente injustas y destructoras.

Esas medidas de austeridad ¿qué han supuesto socialmente analizándolas ya con un poco de perspectiva?

Las medidas de austeridad no solo han perjudicado al Sur de Europa, sino, ya podemos decirlo, a toda Europa. No nos engañemos, esto no es alemanes contra griegos -lo dicen economistas de Wall Street, como Michael Hudson-, es el viejo problema de la lucha de clases, es burguesía contra los trabajadores, también los alemanes. La Europa del Capital contra la Europa de los Pueblos. Estas medidas de austeridad han supuesto una terrible pérdida de condiciones de vida y trabajo para la mayoría de la población. La crisis ha afectado de una manera brutal a esta mayoría social no estrictamente rica, como decía el economista Michal Kalecki, a principios del siglo XX, con un lenguaje mucho más directo que el que se utiliza actualmente: “El capital está interesado en que exista un porcentaje de paro, para mantener en una posición de debilidad a una parte de la sociedad, que si tuviera pleno empleo se sentiría fuerte para reivindicar cambios sociales y políticos”. Esto es lo que ocurre ahora, que mucha gente está dispuesta a aceptar condiciones de vida miserables a cambio de no perder el puesto de trabajo. Basta con analizar echando la vista atrás, todo lo que pedían la Banca y la Patronal, mucho antes de la crisis, y que con la crisis lo han logrado. Solo les falta, que ya lo están pidiendo, acabar con el Salario Mínimo Interprofesional.

¿Cómo se puede luchar contra el fraude fiscal?

Yo siempre me remito en este aspecto a los informes que realizan los trabajadores de Hacienda desde el Sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda, Ghesta. Desde hace años están proponiendo una serie de medidas muy concretas que son fantásticas, yo las suscribo completamente porque llevan estudiando esto a fondo mucho tiempo. Ellos reclaman una investigación más profunda sobre los contribuyentes que se acogieron a la amnistía fiscal, porque lo investigado hasta ahora solo es poco más del 2% de las 31.000 personas que se beneficiaron de la amnistía. Además, consideran que una medida urgente debe ser realizar un estudio oficial sobre la economía sumergida, reducirla al menos diez puntos que permitan recaudar entre 20.000 y 25.000 millones de euros al año. Para todo esto es clave dotar de más medios a la Agencia Tributaria  y no limitar tanto las competencias de los 8.000 técnicos que trabajan en Hacienda. Sin duda alguna hay una falta de voluntad política total para luchar contra el fraude fiscal. La Ley de Transparencia es un buen ejemplo para ver que en España todo llega tarde, entró en vigor en enero de este año, y en otros países de la UE existe ya desde hace décadas. Para llevar a cabo una lucha real contra el fraude se necesita una fibra política especial y, para qué nos vamos a engañar, no la veo por ninguna parte. Que no digo que no exista, o no esté latente, pero yo no la veo en ningún partido político actual.

Economistas fraudulentos

¿Las nuevas fuerzas políticas emergentes, Podemos y Ciudadanos, serán protagonistas en ese supuesto cambio político?

Si existe un posible sorpasso en las elecciones,  mi deseo, entre estas dos fuerzas políticas nuevas, es que sea Podemos quien lo dé. Pero también es cierto que considero que para hacer reformas profundas hay que tener mucha de esa fibra de la que hablaba antes y sigo sin vérsela a nadie. Por ejemplo, parece que ahora renuncian a una defensa de la renta básica universal como sí hacían en el programa europeo. Respecto a Ciudadanos me parece una auténtica lacra, sin duda una verdadera amenaza.

Como profesor universitario, ¿qué opina de la situación que vive la Universidad Pública?

La progresiva privatización es ya una evidencia. Existen estudios muy interesantes que muestran que la Universidad Pública española es la que más ha subido sus tasas de toda la Unión Europea. Esta privatización y elitización de la Universidad es un proceso que el PP está llevando a buen puerto según sus intereses. Las empresas privadas están entrando en la Universidad Pública sin ningún tipo de problema. Por ejemplo, los profesores de mi Universidad lo primero que vemos al entrar en la Facultad de Económicas es el Banco Santander.

¿Es correcta la forma en que se enseña la ciencia económica?

La forma de enseñar la economía en la Universidad hay que cambiarla radicalmente, se enseña un tipo de teoría económica que no es capaz de explicar una crisis económica. Hay muchos alumnos en Universidades europeas que han pedido el derecho a que les expliquen otro tipo de economía, o, al menos, que no se les explique lo mismo antes de la crisis económica que después de ella, es una tomadura de pelo. Es una teoría económica que se sustenta en algunos teoremas que ya se han demostrado que fallan, que son erróneos. Solo hay que revisar los Premios Nobel de economía antes de la crisis económica, aseguraban y teorizaban que todo iba fantásticamente, se les deberían quitar esos premios por fraude. A la mayor parte de los economistas que han ocupado puestos estratégicos en Gobiernos importantes deberían haberlos echado o al menos penalizarlos por su mala visión económica, pero en cambio se les ha colocado en empresas privadas o se van a ejercer de docentes en las Universidades.

(Esta entrevista, recientemente publicada en la revista Atlántica XXII núm. 38, se realizó algunos meses antes, en marzo de 2015)


Daniel Raventós es profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, miembro del Comité de Redacción de SP y presidente de la Red Renta Básica. Es miembro del comité científico de ATTAC. Su último libro es ¿Qué es la Renta Básica? Preguntas (y respuestas) más frecuentes (El Viejo Topo, 2012).

Fuente:
http://www.atlanticaxxii.com/3942/daniel-raventos-syriza-lo-esta-haciendo-de-forma-magistral?utm_source=dlvr.it&utm_medium=twitter

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